Iris

irisIris ha significado para mí un reto lector, pero he de decir que el esfuerzo ha valido la pena. Me encuentro fascinada por la amplitud de recursos estilísticos utilizados en esta novela.

La primera dificultad con la que nos encontramos es el lenguaje utilizado. Edmundo crea una nueva forma de hablar, una suerte de spanglish escrito casi fonéticamente. Aunque no llega a los extremos de Banks con El artefakto, es necesaria una inmersión considerable por parte del lector para entrar en el juego de alusiones y sentidos velados que propone el autor.

Una vez soslayado este primer obstáculo, podemos disfrutar de las distintas perspectivas desde las que asistimos al desarrollo de la trama. En cada uno de los cinco capítulos en los que se divide Iris cambia el punto de vista, y en consecuencia, la forma de escribir y de exponer los hechos. Vemos como la prosa va cambiando, es más o menos sofisticada dependiendo de quién lleva la voz cantante. Asímismo, cambia la longitud de los capítulos, con lo que la lectura va variando el ritmo, algo que se agradece.

Los dos pilares en los que se sustenta el libro son la religión y las drogas. Me gusta en especial cómo la zona colonizada mantiene una dura pugna religiosa con las creencias importadas por los invasores, en una lucha desigual. La dualidad religión-droga es imperante en toda la novela, en algunos momentos me ha parecido que el verdadero hilo conductor de la historia eran las distintas reacciones a las muchas drogas presentes en Iris, cada una con un efecto distinto sobre el cuerpo humano.

También resultan especialmente impactantes las imágenes que se nos presentan cuando los personajes están bajo los efectos de estos viajes alucinógenos. La principal herramienta para hablar del pasado son estas distintas sustancias (jün, danshen, paideluo…) que se utilizan como vía de escape de estos horribles hechos que han desencadenado la huida a Iris, un lugar del que no se vuelve.

Es en esos flashbacks donde se muestra la parte más descarnada y vil del ser humano. El pasado de muchos personajes rebosa rencor y odio, provocando que esas almas torturadas acaben en Iris, quizá buscando una salida, una mejora. Lo que acaban encontrando, sin embargo, no es lo que esperaban.

Un tema que se trata también en esta gran novela es el racismo, en varias vertientes. El desdén con el que se trata a los naturales de Iris, superado por el desprecio a los nacidos de la mezcla de sangres es similar al que se siente por la presencia de artificiales, cyborgs indistinguibles de los humanos base.

¿Es esta una nueva visión sobre el colonialismo? Para mí sí, aunque no lo parezca es el tema principal de la narración. Quizá nos distraigan los fuegos de artificio de las sustancias psicotrópicas que emanan del libro. El escenario en el que se utiliza a los nativos para extraer los bienes de sus tierras en beneficio de los opresores nos es sobradamente familiar. No obstante, la utilización de forma mayoritaria del punto de vista de los opresores contrasta con las tendencias actuales de dar voz a los colonizados, como en We see a different frontier.

Definitivamente, ésta es una gran obra que hay que leer.

4 respuestas a «Iris»

    1. Hola Miquel,

      es un tema que está presente en gran parte de la ciencia ficción de origen no anglosajón que leo últimamente. Es normal porque la colonización cultural ha sido y es tan enorme que por fuerza tiene que influir en la producción de los escritores. Sería interesante hablar más sobre ello.

      Leí tu reseña para no repetirme mucho sobre lo mismo pero es que lo del spanglish era imprescindible.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *