Animals, la nueva novela de Geoff Ryman

Aquí os traigo información Animals sobre la nueva novela de Geoff Ryman, que Newcon Press publicará en 6 de octubre.

Esta es la sinopsis:

ANIMALS tells the chilling tale of a family caught at the heart of a terrifying and transformative epidemic, in an astonishing fusion of beautiful writing and pure horror at its finest.

Teddy has always been a special child. Frightened by other children, described as ‘imaginative’ by teachers, home-schooled by his mother. His closest friend was his father, until he left them for another man.

Now, his closest friends are the family pets: the greyhounds his mother used to breed for racing; the three-hundred-pound family pig Charity and her best friend, a duck; and the stray cat he slowly befriended: Little One.

His life has never been idyllic, but it was his, until he and his mother are struck down with an inexplicable fever. Over the course of the hot drought-stricken Oxfordshire summer, all of their animals fall sick. Whatever the mystery illness is, it’s targeting animals… and it’s not long before the animals start to target them…

Mi traducción:

ANIMALS cuenta la inquietante historia de una familia atrapada en el corazón de una terrorífica epidemia transformativa, en una asombrosa fusión entre preciosa escritura y puro horror.

Teddy siempre ha sido un niño especial. Asustado por otros niños, descrito como imaginativo por sus profesores, escolarizado en casa por su madre. Su mejor amigo era su padre, hasta que les dejó por otro hombre.

Ahora, sus mejores amigos son sus mascotas: los sabuesos que su madre solía criar para carreras, Charity, el enorme cerdo de la familia y su mejor amigo el pato, así como el gato callejero con el que ha ido forjando una amistad lentamente: Pequeño.

Su vida nunca ha sido idílica, pero era la suya, hasta que su madre y él caen víctimas de una fiebre inexplicable. En el verano abrasador de Oxfordshire, todos los animales caen enfermos. Sea cual sea la enfermedad, afecta a los animales y no pasa mucho tiempo hasta que los animales se revuelven.

Esta es la cubierta:

Gollancz publicará una space opera de Richard Swan

Gollancz publicará una space opera de Richard Swan definida como una novela sobre una distopía fascista. El título será The Infinite State y está previsto para verano de 2026.

Algunos comentarios sobre la novela indican que el autor mezcla las vidas de un miembro del partido viudo, un investigador caído en desgracia y un piloto que buscan la caída del Imperio Decurion. Aunque son pocos datos, la verdad es que a mí me tiene intrigada.

The Knight and the Butcherbird

Todos esperamos ansiosamente la nueva novela de Alix E. Harrow, pero si mientras tanto podemos echarnos al coleto un relato tan deliciosamente retorcido como The Knight and the Butcherbird, la espera se nos hará mucho más corta.

De sobras es conocida la capacidad de la autora para los relatos, pero esta vez me ha sorprendido con una historia que puede considerarse ciencia ficción aunque tenga un entorno que parece fantástico, con caballeros que persiguen demonios en un mundo post apocalíptico. En apenas treinta páginas Harrow es capaz de mostrarnos las cosas que se pueden hacer por amor, alabar la cultura oral y sus enseñanzas y aderezarlo todo con body horror. Y no se nos debe pasar por alto el mensaje que lanza sobre abrazar el cambio y las adversidades para salir reforzados.

La narradora de esta historia reside en uno de los asentamientos de la frontera, en una zona peligrosa donde la muerte es una constante compañera, pero no solo por el acecho de los demonios si no porque la propia naturaleza se vuelve en contra de los humanos. Su labor como Secretaria es ser portadora de los conocimientos que habrán de pasar por generaciones, pero cuando un afamado caballero llega a su hogar para acabar con el demonio que ha aparecido, no todo será tan claro y sencillo como podríamos esperar de un cuento de hadas. Es un libro oscuro y como decía anteriormente, retorcido, pero no por ello menos atractivo y embaucador.

Un relato fascinante que sin duda, está destinado a copar las listas de lo mejor del año.

The Third Rule of Time Travel

No había leído nada de Philip Fracassi, ya que sólo le conocía como autor de terror y ya se sabe que ese género es un terreno que no soy muy dada a explorar. Sin embargo, con The Third Rule of Time Travel, una novela en la que se decanta por la ciencia ficción vi la oportunidad clara de conocer al menos algo de su obra, así que no lo dudé.

La protagonista de la novela es Beth, una científica que ha construido una máquina con la que es capaz de mandar su conciencia atrás en el tiempo, pero que debe cumplir tres normas:

Regla uno: solo se puede viajar hasta un punto determinado de la propia vida.

Regla dos: solo se puede viajar durante noventa segundos.

Regla tres: solo se puede observar.

Las reglas no se pueden romper.

Cuando el primer acercamiento a una novela viene reglado de esta forma, ya imaginas que la especulación va a ir sobre cómo romper las reglas, un poco a lo Asimov en sus cuentos de robots.

Sin embargo, Fracassi ha decidido enfocar su novela en la psique de la protagonista, ya que cada viaje parece llevarla a una crisis de su vida, como si el dolor extremo fuera el faro que guía sus viajes en el tiempo. Y estamos hablando de momentos tremendamente duros, como la muerte de sus padres y su hermana en un accidente aéreo. En este sentido el autor saber perfectamente qué cuerdas rasgar para que la melodía sea tremendamente melancólica y dolorosa. Gran parte de la novela intenta hacernos dudar sobre la estabilidad mental de Beth y a veces parece que lo consigue, pero si luego tenemos en cuenta las posibilidades de los viajes en el tiempo veremos que está preparando su gran final, que a mí al menos me ha parecido un poco descafeinado.

Y es que como novela de ciencia ficción, hay pocas cosas que la hagan destacar sobre cualquier otra de viajes en el tiempo: una gran corporación que financia la investigación con vistas a utilizar los resultados para enriquecerse más, una madre viuda que ha de cuidar de su pequeña pero que se ve absorbida por el trabajo, una serie de cambios que empiezan de forma apenas perceptible pero que luego hacen dudar de la salud mental de quien los percibe… Es algo que ya hemos visto muchas veces. Incluso la explicación de por qué las alteraciones temporales se pueden seguir percibiendo durante un tiempo es un poco ad hoc para lo que el autor quería que pasara, dando la impresión de que todo estaba preparado para un final blandito y bienqueda.

Aunque es una novela entretenida, da menos de lo que yo esperaba.

La nueva novela de Ian McEwan sería de ciencia ficción, pero sin ciencia

El próximo 16 de septiembre es el día que Knopf publicará What We Can Know, la esperada nueva novela de Ian McEwan. Se trata de una novela postapocalíptica en el siglo XXII, basada en el estudio de un académico de un poema antiguo.

Según sus propias palabras:

I’ve written a novel about a quest, a crime, revenge, fame, a tangled love affair, mental illness, love of nature and poetry, and how, through all natural and self-inflicted catastrophes, we have the knack of surviving.

Mi traducción:

He escrito una novela sobre una aventura, un crimen, venganza, fama, un intrincado asunto amoroso, enfermedades mentales, amor a la naturaleza y a la poesía y cómo a pesar de las catástrofes naturales y artificiales, seguimos queriendo sobrevivir.

Shroud

Es prácticamente imposible ir al día con todo lo que publica Adrian Tchaikovsky pero lo que es más difícil todavía es entender cómo puede mantener el listón tan alto en sus publicaciones. Con Shroud nos vuelve a sorprender y deleitar con una obra de ciencia ficción especulativa de primer contacto, aunque si bien es cierto que el alien resulta ser demasiado humano, no por ello deja de ser una novela estupenda.

La humanidad se ha salvado por los pelos de la extinción provocada por el cambio climático, “gracias” a las grandes corporaciones que ahora controlan todas nuestras vidas. El Concern sigue aplicando las reglas del capitalismo extremo y como el crecimiento constante es uno de sus axiomas, la exploración espacial es la vía hacia el futuro, siempre que sea rentable. Los humanos especializados en diversos campos del saber permanecen en hibernación (almacenaje barato) hasta que se requieren sus peculiares características para exprimir hasta el tuétano cada recurso. Este tema, algo recurrente en la obra del autor de Lincolnshire, también tiene su importancia en Shroud aunque a mí sinceramente me parece que se ha quedado un poco en la superficie, en el mensaje de “qué malas son las corporaciones que me mandan a hibernar en cuanto que no les sale bien la cuenta de resultados”. En Alien Clay, por ejemplo, el mensaje era mucho más contundente.

Shroud es una luna con mucho potencial, pero con unas condiciones eclécticas que hacen que sea bastante difícil la exploración del terreno para establecer cabezas de puente para la colonización. Y es que está emitiendo constantemente en todas las frecuencias posibles, como si la luna le estuviera chillando al universo sin pausa. Esta metáfora de las dificultades en la comunicación si uno no se para o no sabe escuchar es la base de todo el subgénero de primer contacto y Tchaikovsky sabe utilizarlo para su propio beneficio.

Lo que comienza siendo una misión relativamente rutinaria se transforma en una lucha por la supervivencia de los enviados a Shroud. En este sentido, se conserva bastante bien la tensión a lo largo de las páginas del libro, si bien tiene algunos momentos de bajón y una coda final que creo que podría haber estado bastante más refinada.

El principal problema que le veo a la obra y que se puede atisbar en esta reseña es la “humanidad” del alienígena, que a pesar de sus diferencias entra dentro de lo que el ser humano puede llegar a comprender, lo cual creo que le hace perder algo de credibilidad a la historia. El escritor ha rebajado un poco la complejidad del encuentro de forma gradual, para adaptar el conocimiento de otro mundo y otra especie no humana al marco temporal en el que se desarrolla la novela, que es muy corto. No es que sea poco creíble, porque no sabemos qué nos podemos encontrar ahí afuera, pero si resulta conveniente en exceso.

Las protagonistas humanas de la novela también tienen algunos fallos, no sé si por que Adrian pretendía hacer más hincapié en el alien o porque son el fruto de un sistema extremo, pero es que resultan demasiado frías en general, haciendo bastante difícil que despierten la empatía del lector. Esto, por supuesto, no es algo imprescindible, pero sin duda ayuda a que el nivel de compromiso del lector con la obra aumente.

Nos encontramos ante un obra que me ha gustado mucho y que recomiendo sinceramente a pesar de los problemas que he encontrado por el camino, provocados quizá más por mi bagaje lector y mis expectativas que por la obra en sí.

Death of the Author

Aunque he leído bastantes novelas de Nnedi Okorafor, creo que Death of the Author es la más redonda que me he encontrado hasta ahora entre ella, sobre todo por esos momentos meta en los que la protagonista es la autora de una novela de la que también podemos leer fragmentos en Death of the Author. Y, afortunadamente, la escritora de origen nigeriano consigue que estos saltos no sea nada confusos y aporten más sustancia a una novela ya de por sí inmersiva.

La protagonista de la historia es Zelu, una parapléjica autora de origen nigeriano a la que despiden de su trabajo y publica una novela de ciencia ficción que se convierte en un tremendo éxito de ventas a nivel internacional. Zelu tiene una personalidad poliédrica, con tantas facetas que es difícil llegar a conocerla. Por una parte, el accidente que la privó del uso de sus piernas hizo que su familia la protegiera mucho más, pero también se siente oprimida de vez en cuando por ese mismo amor. Por otra parte, la fama sin precedentes que le llega como una bomba inesperada cambiará su forma de relacionarse con el mundo.

En Death of the Author se pueden ver varias de las obsesiones e inquietudes de las que Nnedi hace gala a lo largo de toda su producción. La importancia de las raíces de una cultura a pesar de pertenecer a otra, cómo la discapacidad influye a todos los niveles en la vida de las personas, la importancia suprema de la familia y las relaciones interpersonales entre sus miembros… Todo esto y más se ve claramente reflejado en la obra, que abraza sin ambages la ciencia ficción tanto de futuro cercano con invenciones como exoesqueletos que permiten la movilidad a personas parapléjicas como la especulación más desaforada con un mundo post-humanidad dominado por los robots, sin dejar de lado la terapia genética. Pero todo esto sin olvidar por ejemplo los secuestros exprés, la importancia absoluta de las redes sociales y la reputación en el mundo actual o incluso las costumbres más ancestrales sobre los ritos funerarios. Una mezcla de tradición y absoluta vanguardia que te obliga a seguir leyendo para ver por dónde avanzará la trama.

Este es un libro que versa también sobre la creación literaria. Se puede escribir sin pensar en el público objetivo, pero una vez que un libro cae en otras manos ajenas a las que lo escribieron, entra en juego la interpretación de cada lector, que necesariamente no podrá ser la misma que la del autor. ¿Cómo influye esto en la vida de la novela? ¿Y en la del escritor? Son cuestiones muy profundas que Okorafor plantea, pero no necesariamente resuelve, dejando a la interpretación del lector el juicio final.

Una muestra extraordinaria del Africanfuturism definido por la propia autora.

Picks and Shovels

Cory Doctorow está teniendo bastante éxito con su serie sobre Martin Hench. Las dos entregas anteriores fueron una lectura muy entretenida, así que no es nada raro que cuando Picks and Shovels cayó en mis manos la leyera enseguida.

En esta ocasión la obra nos cuenta una parte de la juventud de Martin. Doctorow refleja muy bien lo que es enamorarse de un hobby, en este caso los ordenadores, de forma que te ciega ante todo lo demás, dejando atrás estudios, compañeros… pero encontrando otras cosas. Martin va a Boston a estudiar ingeniería en el MIT, pero esta obsesión con los nuevos computadores, con el hexadecimal, las hojas de cálculo y con el hardware le hará tener que cambiar de especialidad. El caso es que no le va nada mal, a pesar de los problemas con su familia por sus resultados escolares. Su particular perfil, con conocimientos informáticos en un mundo muy desconocedor del tema y su especialización en contabilidad le dota de una inusual capacidad que le servirá para ganarse la vida muy bien en el futuro, como vimos en los otras novelas. Pero en esta que nos atañe Martin es un proyecto de adulto, un muchacho sin moldear, así que se puede considerar que esta historia es su rito de paso.

Martin acaba en California tras una convulsa etapa en Boston y tendrá una entrevista de trabajo que parece el comienzo de un chiste, cuando le quieren contratar para una empresa liderada por un rabino ortodoxo, un sacerdote católico y un mormón. Tienen una empresa de informática basada, aparentemente, en las ventas a sus comunidades de fieles, pero se enfrentan a un problema con una escisión de la empresa liderada por tres mujeres de cada religión. Como digo el comienzo parece de chiste, pero el desarrollo no lo es.

El autor canadiense explora muchas de sus obsesiones en el libro, desde su odio profundo al hardware y software propietario, a su defensa de las drogas recreativas o la historia de San Francisco. A pesar de ser un libro muy entretenido, tiene algunos altibajos en el desarrollo, algunos momentos de status quo que bajan el ritmo de la lectura. No obstante, sus 400 páginas se leen en un suspiro.

Cuando hablé de Polostan, hice hincapié en lo que Cory Doctorow consideraba ciencia ficción y según su definición Picks and Shovels entra dentro del género. Para mí, es más un thriller con un elevado componente tecnológico para la época en la que se desarrolla. Pero aunque diferimos en cómo encasillarlo, sin duda recomiendo la lectura, porque es ágil e instructiva.

Meru

He leído ya varios títulos de S.B. Divya y aunque me gusta su aproximación al género de la ciencia ficción, no me es menos cierto que por una u otra razón sus obras no me parecen redondas. Y me temo que Meru ha venido a corroborar mis dudas.

La premisa de la que parte la novela es fascinante. Durante cinco siglos la existencia de la humanidad ha estado restringida al planeta Tierra mientras los alloys, una especie de transhumanos, colonizan el sistema solar y exploran la galaxia. Estas restricciones se deben al pasado destructivo de los humanos y a la escasa confianza de sus descendientes en sus capacidades. Cuando se descubre el planeta Meru, que parece hecho a medida para los humanos excepto por la alta concentración de oxígeno en su superficie, se volverá a abrir el debate. Y ahí es donde entra en juego Jayanthi, nuestra protagonista, una humana hija de alloys con una extraña enfermedad (anemia falciforme) que le puede dar ventaja de adaptación en el planeta Meru. La primera parte de la novela versa sobre las modificaciones genéticas y la necesidad de que exista un componente de aleatoriedad para evitar el estancamiento del ADN. El hecho de que algunos alloys se hayan modificado tanto como para ser naves espaciales vivientes es especialmente llamativo, ya que su relación con los humanos de los que “descienden” es difícil cuando cada vez tienen menos puntos en común. Esta es una de las especulaciones que más me interesaban del libro y supongo que de la serie, que ya tiene una nueva entrega.

Sin embargo, cuando Jayanthi y su compañere alloy viajan a Meru, se encontrarán una situación para la que no estaban preparades. Y este viraje del libro a un escenario más íntimo y recogido, menos especulativo, no me acaba de convencer. El hecho de que haya conspiraciones de por medio, por supuesto, aumenta el interés, pero son muy transparentes y gran parte de la resolución se basa en casualidades y deus ex machina que no resultan de mi agrado. También tiene lugar una relación amorosa que, aunque está tratada con cariño y respeto, es difícil de creer.

Meru es una obra sobre el transhumanismo y lo que define a un ser humano cuando la tecnología y la genética han avanzado tanto que ya no sabemos distinguir qué características posee la humanidad. Prometía más de lo que acaba ofreciendo, pero no por ello es una lectura baldía.

¡Universo 2!

Sabía que iba a disfrutar muchísimo con la segunda entrega de esta serie de Albert Monteys, sobre todo porque son cómics de ciencia ficción escritos y dibujados por alguien que ama el género y eso se nota muchísimo. Lo primero que me ha sorprendido es que cambia totalmente aquello que esperaba, sobre todo con el primer tercio del recopilatorio, lleno de ideas cortas que funcionan bien con una sola viñeta o unas pocas a lo sumo. Son un entrante perfecto para los otros dos números recopilados en este volumen, aunque el nivel es desigual, porque algunos destacan más que otros, en general, son una lectura rápida y agradable. Depende de tu bagaje como lector de ciencia ficción que te sorprenda algo más o menos cada historia, pero también me parece remarcable el pequeño hilo conductor con el que une algunos de los relatos.

En cuanto a “Explicando historias en la colonia perdida de Kepler-36” es sumamente original cómo aplica los giros de guion (guiño, guiño, codazo, codazo) a una historia que nos llevará por derroteros inesperados. La explicación de la pistola de Chejov es una forma estupenda de que el lector pueda atisbar de qué va el relato, pero también maneja otros términos con soltura, metiéndolos de una forma natural en el diálogo, como cuando preguntan por la salud de una personaje e indican que está llegando al tercer acto o la sutil (o no tan sutil) mención a la cuarta pared.

La última historieta recopilada, “701”, me parece sencillamente magistral. Me resulta dificilísimo entender cómo narrar sin usar una sola línea de diálogo, pero ahí está Monteys para contarnos una historia completa solo con imágenes, con un dinamismo y una expresividad que recuerda a Lucas Varela y su El humano o El día más largo del futuro, pero con mucho más colorido y un dibujo algo más recargado. Y una viñeta final que es una puñalada en el corazón del lector.

Si ya habíais leído ¡Universo! no me cabe duda de que disfrutaréis con esta segunda entrega, y si no, mejor todavía, porque os quedan dos obras estupendas por descubrir.