The Hood

Lavie Tidhar es un escritor inclasificable, cada obra que publica y son muchas, no se parece a lo anterior. En esta ocasión, ha creado un nuevo género que yo he venido a llamar mitcología, por que mezcla mitología y micología.

En su saga titulada The Anti-Matter of Britain, Lavie ha decidido tomar los mitos fundacionales de su patria adoptiva y volver a contarlos, pero a su manera particular, en ocasiones delirante y sarcástica, así como profunda y reflexiva. The Hood es la segunda entrega, tras la polémica By Force Alone.

Partiendo de la base de que la historia de Robin Hood es mucho menos conocida que la del Rey Arturo a pesar de las numerosas adaptaciones que se han realizado a lo largo de los tiempos, esta novela tiene más posibilidades de sorprender que la anterior. Pero vamos, que la anterior estaba tan pasada de rosca que también conseguía llamar la atención.

Resulta muy curiosa la aproximación que utiliza Tidhar en esta obra, basándose más en la ambientación y el entorno que en los propios personajes, que trata como arquetipos que pueden interpretar diferentes personas, como si fueran disfraces de quita y pon. Al sheriff de Nottingham, por ejemplo, lo interpretan al menos tres individuos a lo largo de la novela.

Es llamativo que la que quizá sea la parte más conocida de la leyenda, con el romance entre Robin Hood y lady Marian solo aparezca en el último tercio, mientras que al principio de la novela la historia se encamina por derroteros inesperados. Rellenos de hongos y sustancias alucinógenas, pero inesperados.

A pesar de que como digo el autor toma un enfoque bastante original, sí que somos capaces de reconocer algunos elementos usuales en estos relatos en los que el mundo mágico va dando paso poco a poco al cristianismo, perdiendo el poder que ostentaba sobre los hombres y viéndose cada vez más restringido. También me atrevería a afirmar que se habla de forma bastante descarnada del estrés post traumático de los veteranos de guerra, que no es algo inventado en las guerras modernas, ya que muchísimos de los supervivientes de las Cruzadas que volvieron a casa se encontraron que no había nada para ellos a la vuelta. La figura de la judía Rebeca, que según las fuentes bibliográficas del final del libro tiene fundamento histórico, le sirve a Lavie para reflejar muchas de sus obsesiones que ya habíamos visto en anteriores obras suyas.

Es difícil recomendar una obra tan peculiar como esta, pero también reconozco que no he dejado de leer desde que comencé la novela. Mi consejo sería empezar con algún capítulo y ver si nos cuadra, porque Tidhar sigue siendo inclasificable.

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