Ocean’s Echo

Con lo que me gustó Winter’s Orbit ha sido una tremenda decepción leer Ocean’s Echo y ver que no lograba conectar con la novela en ningún momento. Vale que la única relación con la otra novela es estar situada en el mismo universo, pero la autora es la misma, algún parecido tendría que haber…

Unos experimentos llevados a cabo hace una generación dotaron a algunos humanos del universo de Ocean’s Echo de capacidades telepáticas. Los arquitectos son capaces de forzar a otras personas a realizar lo que ellos deseen y los vilipendiados lectores son capaces de leer los pensamientos. La combinación de ambos resulta de gran utilidad para la navegación espacial y es por ello que los más escasos lectores con suficiente poder son obligados a alistarse. No es de extrañar pues que la novela comience con las andanzas de un lector que vive a la fuga para no sufrir esta conscripción, a pesar de pertenecer a una de las familias más poderosas del mundo.

El otro protagonista es un arquitecto militar, de moral inquebrantable pero de problemática ascendencia que coarta sus posibilidades de ascenso. Las maquinaciones de las altas esferas, disfrazadas de casualidad, los pondrán en contacto y se verán obligados a fingir ser lo que no son para continuar con su vida.

La trama, como os habréis dado cuenta, parece un poco (o un mucho) de película alemana de sesión de tarde. Y es así si no fuera por el escenario galáctico y los poderes mentales, pero en el fondo es lo mismo. Everina Maxwell sabe cómo forzar las situaciones y cómo llevar a sus personajes de una situación a otra para que vayan descubriendo la verdadera personalidad del otro y que todo acabe como tenga que acabar, pero a mí no han conseguido convencerme. Me parece muy impostada la relación, muy alambicada la intriga y muy cansina la historia. No tenía ganas de seguir leyendo lo que les pasaba a estos dos, señal clara de que el libro no me estaba convenciendo.

Es más que probable que a otros lectores esos muros que a mí se me antojaban insalvables les resulten meros desniveles en el camino, que se centren en la historia de amor y les resulte atractiva, o que consideren que el mundo en que se desarrolla la narración merece la pena, pero a mí me ha resultado imposible.

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