The Relentless Moon

Mary Robinette Kowal continúa de forma brillante con su serie Lady Astronaut, esta vez cambiando de protagonista y de tono, pero continuando con la interesante ucronía que planteó en The Calculating Stars.

The Relentless Moon se sitúa temporalmente después de los hechos acaecidos en la primera entrega de la serie y transcurre en paralelo con The Fated Sky, pero la autora sabe separar convenientemente ambas narraciones para que se puedan leer de forma independiente.

En esta ocasión la protagonista es Nicole Wargin, astronauta y esposa del gobernador de Texas, estado en el que se encuentra la capital de Estados Unidos tras la caída del meteorito. Me gusta que Kowal haya decidido centrar esta vez la atención en otro personaje, ya que la historia de Elma comenzaba a dar signos de cansancio. Aunque existen particularidades en común entre ambas (ambas son pilotos, se encuentran felizmente casadas…) también hay diferencias importantes. Mientras que York debía luchar con su trastorno de ansiedad Wargin sufre anorexia nerviosa y esto puede poner en peligro su desempeño en la base lunar. La autora trata estos trastornos de manera exquisita, exponiendo los hechos, las posibles motivaciones y las consecuencias, pero sin cargar demasiado las tintas en ello.

Desde el principio, la novela se torna en un juego de espías con envenenamientos y sabotajes, en un clima conspiranoico que recuerda a la Guerra Fría que no tiene lugar en esta línea temporal, pero de la que la trama es claramente deudora. No hay demasiadas personas en la Luna entre astronautas y colonos, por lo que las sospechas desde el principio están bastante centradas en unos cuantos personajes, pero aún así no es fácil descubrir y probar todos los subterfugios que utilizan los infiltrados, poniendo en peligro la misión lunar. La autora maneja de forma muy hábil la creciente tensión y la sensación de peligro, aunque en algunas ocasiones los descubrimientos que llevan a estrechar el cerco que rodea a los culpables se deben más a casualidades que a los méritos del personal.

La labor de documentación que ha llevado a cabo la autora me parece admirable, haciendo accesible la tecnología que se utilizó al principio de la carrera espacial. Me gusta también que haga referencias a los primeros astronautas de nuestra línea temporal y que aparecen en la suya, como Armstrong y Aldrin. En este sentido, la novela tiene esos detalles que convierten la lectura es una pequeña búsqueda de huevos de pascua.

Otro tema que también aparece en el libro y que me parece importante destacar es la valía de los veteranos. A la protagonista se refieren despectivamente como “old hat”, dando a entender que una mujer en la cincuentena ya tiene poco que ofrecer a la misión lunar y no hay nada más alejado de la realidad. Nadie se refiere en estos términos a los astronautas hombres, así que también tenemos presente la discriminación por sexos que ya aparecía en las anteriores novelas. También se tratan temas como el racismo, aunque quizá de una manera menos agresiva que en las novelas anteriores.

A todo esto, ni siquiera he mencionado el brote de polio que tiene lugar en la Luna y que será fundamental para el desarrollo de la novela. Leer términos como cuarentena, brote, tasa de mortalidad… en estos tiempos podría parecer premeditado y oportunista, pero la novela estaba acabada antes de que nos encontráramos en esta situación.

En definitiva, The Relentless Moon me parece una excelente incorporación a la saga y tengo interés por ver con qué nos sorprende la autora en la próxima ocasión.

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