La trilogía Lightspeed llega a su fin con Beyond the Light Horizon en el que Ken MacLeod finaliza de una forma un tanto apresurada un historia de ciencia ficción que parecía prometer más de lo que acaba dando, quizá por la premura en el cierre pero creo que más bien por la cantidad de tropos que introduce en una trama que no da para tanto.
En las entregas anteriores (Beyond the Hallowed Sky y Beyond the Reach of Earth) el autor escocés ya había dejado clara la situación política tanto de la Tierra como de los otros planetas colonizados por los humanos, pero lo que parecía una historia de viajes en el tiempo y posibles paradojas temporales, ahora se complica aún más con una historia de primer contacto que se convierte en el tema central de la novela. No es que esté en contra de las tramas algo más complicadas, pero las tramas complicadas en los libros cortos hay que manejarlas con mucha precaución, ya que puedes quedarte corto de explicaciones, como creo que ha sucedido en este caso.
También me ha parecido una solución un poco ad hoc resolver las paradojas temporales con un ligero sentimiento de completitud que notan los humanos cuando resuelven uno de estos bucles temporales. Es un truco bastante manido, como si el lector no fuese capaz de darse cuenta que lo que ha pasado. La gran cantidad de puntos de vista en la novela se mantienen y eso creo también que juega en contra de la claridad expositiva de la obra en general, porque MacLeod tiene que hacer malabares con muchos personajes y muchas ideas en muy poco espacio e inevitablemente algunas bolas caen al suelo. Al menos son bolas y no antorchas ardientes, por lo que la novela sigue siendo consistente y disfrutable, aunque quizá no tanto como se esperaba en un principio.
Los temas que se tratan en la novela y en la serie por supuesto que serán del gusto de cualquier aficionado a la ciencia ficción, porque el autor sabe de qué pie cojeamos. El alegato contra el uso indiscriminado de los recursos que abocan a la crisis o la negativa del crecimiento constante como solución a todos los problemas (ahí llevas esa, capitalismo) también es una clara referencia a la ideología del autor.
Se agradece enormemente que los libros trajeran un resumen de lo acontecido en las entregas anteriores, un detalle que cada vez más autores tienen en cuenta. Tengo interés por lo próximo que nos ofrezca el autor, aunque esta trilogía no esté entre mis favoritas.

