A Desolation Called Peace

Había mucha expectación alrededor de la publicación de la continuación de la flamante ganadora del premio Hugo, A Memory Called Empire. En este sentido, Arkady Martine no decepciona, ya que nos trae una novela que continúa con las andanzas de los personajes de la anterior entrega, pero que cambia tanto el escenario como el foco.

Me parece especialmente destacable la forma “realista” (dentro de lo que cabe) con la que se afronta un primer contacto con una especie extraterrestre que se considera una amenaza. El enfoque principal que se utiliza es el lingüístico, intentando establecer puentes entre los negociadores mediante repetición de sonidos o representaciones gráficas. Es muy interesante cómo los encargados de las negociaciones se enfrentan a la dificultad inherente de conocer al otro, cuando no hay apenas puntos en común. También se aprovecha el estudio de la biología, que tendrá un papel fundamental en el desarrollo de la novela, por motivos que se irán desvelando a partir de la tercera parte del libro y que me han recordado por momentos a Peter Watts o Tade Thompson.

Pero A Desolation Called Peace no sería un digno miembro de la saga Teixcalaan si no tuviéramos intrigas políticas. No temáis, aquí las tendréis a raudales. Cada personaje se encuentra a veces manejado por los hilos invisibles de sus superiores o controladores en una recreación bastante correcta de una trama de espionaje a la antigua usanza. Ya sea en las relaciones entre el Imperio y las colonias o dentro de la propia flota militar del Imperio, cada acción tiene detrás una reflexión destinada a colocar las piezas en los lugares más aventajados para el golpe final. Aunque resulta muy entretenido ver cómo se van desarrollando los acontecimientos, en determinadas ocasiones el ritmo de la novela se resiente precisamente por esta preparación tan exhaustiva. Este es el principal problema que le he encontrado al libro, que en ocasiones se vuelve demasiado moroso en su avance.

Me gusta mucho cómo se hace hincapié en la cultura de los “imagos”, esos implantes mentales que permiten crear una continuidad de los conocimientos que se van pasando de unas personas a otras mediante un implante que permite fusionar la personalidad del donante con la del receptor. De una forma bastante inteligente, Martine vuelve a hablarnos sobre conciencias colectivas desde otros puntos de vista distintos. Espero que este extremo se explore en mayor profundidad en la siguientes entregas de la saga.

En definitiva, estamos ante uno de los libros destinados a ser un éxito en 2021.

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