Too Like the Lightning

lightningMe hace gracia pensar que cuando leí Ninefox Gambit dijera que era una lectura difícil. Después de afrontar Too Like the Lightning me parece que el buen libro de Yoon Ha Lee se queda a la altura de la cartilla de Letrilandia en cuanto a dificultad. Tanto me ha costado leer el libro de Ada Palmer.

La autora nos suelta sin más explicación en un futuro que nos parece tan incomprensible como a un habitante del siglo XV le parecería nuestra época actual. Y no hace ningún esfuerzo por situarnos o por orientarnos. La exposición, que aparece en unos diálogos que también se las traen, más que aclararnos conceptos nos hunden en la vorágine de nuevos vocablos y situaciones. Si a este cóctel se le añade un narrador no confiable la curva de aprendizaje necesaria para leer Too Like the Lightning es muy empinada. Tanto que a veces necesitaba descansar entre capítulo y capítulo para “limpiar el paladar”. Es por esto y por sus más de cuatrocientas páginas que he tardado bastante en terminarlo.

El aspecto filosófico y especulativo de la obra es excelente. Aunque en el fondo me parece una versión muy hipócrita de un dominio oligárquico, la reutilización de filosofías del siglo XVIII en una sociedad moderna es un golpe de genio. La organización mundial se divide en Hives, no en nacionalidades trasnochadas (en este sentido me recuerda un poco a Infomocracy), a las que se puede pertenecer por afinidad a los ideales. La idea subyacente es que la opinión mayoritaria es el MAL, porque es capaz de imponerse a los demás sin necesidad de negociar.

Capítulo aparte merecen los personajes, desde ese estupendo narrador que rompe constantemente la cuarta pared para hablar al lector de forma directa al resto del plantel que Ada Palmer hace desfilar ante nosotros. En una sociedad donde los géneros se han superado, la constante y forzada distinción entre hombres y mujeres de acuerdo a sus características conductuales que no físicas consigue aumentar más la confusión del pobre lector.

Este es uno de los problemas que le veo al libro. Ada Palmer es tan inteligente que se recrea en su propio conocimiento. En un momento de la narración llegar a traducir frases del latín al latín, algo que me parece absurdo. Creo que tampoco hubiera pasado nada si no se dedicara a rizar el rizo en situaciones excesivas, como la reunión en un burdel. ¿Es ánimo de provocación o algo necesario para el desarrollo de la obra? Me inclino más por lo primero.

Además, cuando ya casi estamos agotados por la lectura, se descuelga con un final en el que las piezas comienzan a encajar, y que nos deja con la miel en los labios, esperando esa segunda parte que Tor ya está tardando en publicar.

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