Después de algunas lecturas emocionalmente exigentes necesita algo que desengrasara mi cerebro y mi corazón, algo para leer un poco en modo automático sin presión y que de paso me entretuviera. Resulta que The Eight Reindeer of the Apocalypse es la ¡octava! entrega de una serie, pero he de decir que no me he enterado hasta que ya había avanzado bastante la lectura y en ningún momento he sentido que me faltara información, quizá si algo de contexto pero la novela se sostiene perfectamente por sí misma.
Aunque en esta casa lo conocemos más por su pseudónimo K. J. Parker, con su verdadero nombre Tom Holt tiene una abultadísima carrera como escritor y su marchamo de humor es reconocible en cualquier parte. The Eight Reindeer of the Apocalypse en principio parecería tener algo de espíritu navideño, pero en realidad es una secuencia de situaciones tan absurdas como divertidas en las que da la casualidad que aparece casi de soslayo Santa Claus, dándole la excusa al autor para titular la novela así.
No sé si merece mucho la pena entrar en la trama, un nuevo caso para la firma de ingeniería metafísica Dawson, Ahriman & Dawson. Baste con decir que el mundo puede desaparecer a causa de un divorcio complicado y que las carcajadas están garantizadas. Tiene ese regusto fantástico que lo coloca dentro de nuestros géneros favoritos, pero en realidad esa pátina es la excusa para que el autor introduzca elementos aún más absurdos en la trama.
Los pilares sobre los que se sustenta la novela son los diálogos entre el variopinto elenco de personajes que pululan por sus páginas. Y aquí he de decir que Holt brilla con especial intensidad, ya que prácticamente todas las interacciones (y son muchas) ocultan alguna pulla o chiste. Y eso es mucho decir en una novela de más de 300 páginas.
Un libro tan entretenido como disfrutón, que no pasara a la historia de la literatura pero que no lo pretende. Un perfecto entremés entre otros entretenimientos más serios.


