Kings of the Wyld

Cuando varias de las personas que considero que tienen un gusto similar al mío recomiendan un libro, al final tengo que acabar leyéndolo. Así ha sucedido con Kings of the Wyld, de Nicholas Eames, una novela de fantasía bastante gamberra y divertida, con ese toque de profundidad que la puede hacer destacar entre otras obras eminentemente humorísticas.

La banda a la que hace referencia el nombre de la serie estaba formada por un grupo de aventureros que parece sacada de una partida de rol entre colegas que llevan años con los mismos personajes: el ladrón, el mago, el guerrero… Y sin embargo, Eames decide comenzar la historia en un punto bastante alejado de lo habitual, con los miembros de la banda ya retirados y en lo que parece el crepúsculo de sus vidas. Pero, como dicen, los viejos rockeros nunca mueren, así que cuando uno de ellos necesita ayuda para rescatar a su hija de una ciudad asediada por una horda, el grupo se une de nuevo (con alguna que otra reticencia, eso sí).

A partir de aquí el libro deviene en la narración de un alocado viaje contra viento y marea, afrontando peligros innombrables pero siempre con un toque de humor que hace que la novela se convierta en un entretenidísimo pasapáginas. El desfile de criaturas que pasea ante nosotros es digno de cualquier bestiario de AD&D y resulta especialmente entrañable cómo las relaciones de amistad entre los protagonistas se han mantenido fuertes a pesar del distanciamiento y el tiempo transcurrido.

El elenco de personajes también merece mucho la pena. Aunque la mayoría de las figuras son un poco arquetípicas, el autor utiliza esas mismas convenciones de la fantasía más habitual para retorcerlas y ofrecer una nuevo punto de vista. Hay que reconocer que tiene cierta afición malsana a acabar con todos los bardos que hacen acto de presencia o se mencionan de pasada, pero salvo esta minucia los demás personajes, sean miembros de la banda o no, están muy bien descritos y son atractivos para el lector.

Y por si fuera poco, esta es una novela que ha sido traducida al español por David Tejera que se publicará en marzo por la editorial Gamon, así que ya no quedan excusas.

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