Bionautas

Creo que es de sobra conocida mi amistad con la autora Cristina Jurado, así que es bastante difícil que mi opinión sobre su libro sea totalmente objetiva. No obstante, intentaré exponer los puntos positivos y los negativos que me he encontrado en la lectura de Bionautas.

Bionautas es una novela de primer contacto entre una raza alienígena y los humanos, pero contado desde el punto de vista del “visitante”. Esta jugada es complicada, porque la premisa de la que pueden partir estas novelas es la imposibilidad de comprender al extraño (véase Solaris o Visión ciega). Cristina juega a que la comunicación es posible, pero es intrínsecamente difícil por las características de ambas especies. Esto lo consigue con un tono desasosegado y alienante en la narración, demostrando la falta de empatía del narrador. Y se hace mucho hincapié en que es el más “sentimental” de los bionautas, casi como una anomalía biológica que le permite relacionarse con los humanos de una manera más estrecha que los demás.

La forma elegida para contar la historia también es muy importante y creo que acertada. Se trata de una narración escrita como un diario hablado, algo que puede llegar a ser intencionadamente confuso por los saltos temporales que pueden ocurrir en cualquier narración no planificada. De nuevo, la autora juega con estos elementos a su disposición para gestionar la información de la que dispondremos, sin revelar demasiado al principio pero dando suficiente como para que el lector especule. De nuevo, un acierto.

Hay otras cosas, sin embargo, que no me han convencido. Creo que al libro le habría hecho falta una revisión más profunda, no solo por algunos fallos de imprenta que he visto, si no por algunas expresiones que no son lógicas. Por ejemplo, el narrador (que no olvidemos es un alien que viene de vivir en el espacio con su especie durante muchísimo tiempo) describe el atardecer como color “butano”. Desde aquí, mis felicitaciones a las campañas publicitarias de Repsol que son capaces de hacer conocidas sus antiguas bombonas de butano hasta en el espacio exterior. También existen algunas repeticiones, como la necesidad de estar arreglando sondas constantemente y cosas así, que entiendo que quizá se podrían haber evitado.

Estos detalles, no obstante, no me han impedido disfrutar de una lectura que me hace reconciliarme con la ciencia ficción española.

Nota: me dicen por el pinganillo que algunas de las erratas ya han sido corregidas en las versiones electrónicas, incluso se han eliminado los “butanautas”. Gracias por el aviso.

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