The Rhitmatist, de Brandon Sanderson

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Hedwig’s Theme de la banda sonora de Harry Potter y la Piedra Filosofal (SpotifyYoutube)

Puesto que Brandon Sanderson se ha convertido en poco tiempo en uno de mis autores favoritos, tenía grandes expectativas con The Rithmatist, una novela que, además, presentaba un argumento más que interesante. Por desgracia, aunque el libro me entretuvo y me enganchó lo suficiente como para leerlo entero en apenas dos días, me dejó con una sensación agridulce.

Hay aspectos de The Rithmatist que están ciertamente a la altura de lo que me esperaba de Sanderson. El sistema de magia, aunque un tanto inverosímil, vuelve a ser tremendamente detallado y original y las pequeñas “lecciones” que se intercalan en el libro (con dibujos explicativos y todo) sirven para que comprendamos perfectamente el funcionamiento del mismo. Incluso consiguen que tengamos la sensación de que nosotros mismos podríamos ponerlo en práctica llegado el caso. De hecho, el rithmatismo se parece poderosamente a los videojuegos del género de Tower Defense y no me extrañaría lo más mínimo que se publicara alguna implementación del sistema (y seguramente sería tremendamente divertida).

Otro elemento más que atractivo en el libro es la ambientación de historia alternativa que construye el autorPor ejemplo, en el mundo de The Rithmatist existe un análogo de los Estados Unidos, pero está formado por un archipiélago de islas y Europa, por su parte, ha tenido un pasado bastante diferente al que nosotros conocemos. Poco a poco, Sanderson va desvelando muchos detalles de este tipo, puntos cruciales en los que la historia del mundo de la novela difiere de la nuestra y que resultan de lo más interesantes además de muy relevantes para el desarrollo de la trama. Además, se va vislumbrando que no sólo la magia es importante en este universo. Los artilugios mecánicos, que acercan el libro por momentos al clockworkpunk, ganan protagonismo conforme avanza la trama y constituyen un contrapunto excelente (y muy refrescante) respecto a las prácticas mágicas.

Si la novela presenta tantos y tan variados alicientes, ¿por qué digo entonces que no me ha acabado de convencer? Principalmente por dos motivos. El primero es que, aunque no se anuncia en la portada ni en la sinopsis de la edición británica que yo adquirí (aunque parece ser que sí se hace en la americana), este libro es el inicio de una serie. Al leerlo pensando que era una obra autoconclusiva, me fue extrañando cada vez más que avanzaran las páginas sin visos de que se fueran a cerrar las distintas tramas abiertas, hasta llegar a un final que es más bien un principio. El fallo es quizá más bien mío por no investigar lo suficiente, pero la verdad es que resultó una sorpresa no demasiado agradable y que fue en detrimento de la experiencia lectora.

Pero la razón fundamental para que The Rithmatist no haya cumplido con mis expectativas es que una obra claramente orientada al público juvenil (casi diría que infantil) y que se queda muy corta para el lector adulto. Los personajes (incluyendo su pasado), los “inesperados” giros argumentales, el desarrollo de la trama… casi todo en la novela suena a refrito de cosas leídas una y mil veces, especialmente ahora que las historias juveniles están tan de moda tanto en literatura como en cine. Y, por si fuera poco, la sombra de Harry Potter resulta especialmente alargada en este caso. Yo incluso diría que excesivamente, máxime cuando el libro se sitúa casi en su mayor parte en una academia de magia, el protagonista es huérfano (aunque sólo por parte de padre) y uno de los principales misterios de la historia es que los alumnos empiezan a sufrir ataques mágicos y desapariciones.

En resumen, una novela de lectura rápida y sin complicaciones, con algunos puntos meritorios y originales, pero que recomendaría más a lectores jóvenes que a veteranos, por muy fans de Sanderson que seanEn cualquier caso, creo que al menos le daré una oportunidad a la siguiente entrega de la serie con la esperanza de que se aparte un poco de los trillados caminos por los que discurre este primer volumen y explote más a fondo el potencial de ese universo alternativo que ha imaginado el autor.

Nota: Esta reseña, procedente de Sense of Wonder, forma parte del Especial Celsius 232.

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