The Memory Collectors

No engaño a nadie si digo que lo primero que pensé cuando vi información sobre The Memory Collectors fue que si Dete Meserve era del mismo pueblo que Yennefer de Vengerberg, porque mi mente es así de simple. Si nos fijamos en la sinopsis, pues la verdad es que parecía escrita para mí, con viajes en el tiempo y vidas entrelazadas.

Lo cierto es que aunque la parte de ciencia ficción es inextricable a la novela, se trata más de un misterio que resolver y una serie de lecciones de vida que una novela especulativa. Esto puede decepcionar a los fans más hardcore del género, pero la lectura merece la pena, está escrita con oficio y puede llegar a emocionar, aunque a veces abuse del sentimentalismo. La ciencia en esta novela de ciencia ficción brilla por su ausencia.

Leeremos cuatro puntos de vista distintos de viajeros en el tiempo, inicialmente desconocidos entre ellos, pero destinados irremediablemente a mezclarse. Algo no va del todo bien cuando todos los viajeros sobrepasan el estricto límite de tiempo que pueden permanecer en el pasado, pero este es una necesidad imprescindible para el desarrollo de la historia que ha planeado Dete Meserve. La autora habla de redención, de superación de los propios límites y de aceptación de los hechos que no podemos cambiar, pero sin pontificar, dejando al lector la interpretación de unos hechos profundamente humanos.

Los cuatro personajes (Elizabeth, Logan, Andy y Brooke) están rotos en el presente por los hechos que acontecieron en el mismo día de 2025. Se supone que no se puede elegir a qué momento del pasado vuelves, pero casualmente todos ellos van al mismo día y a la misma región geográfica, volviéndose a enfrentar a aquello que fracturó sus vidas. Todos han sido informados de que cuando sean extraídos del bucle temporal todo se reseteará y volverán a sus vidas actuales, pero ninguno pierde la esperanza de que esto no sea así.

Meserve guarda muy bien sus cartas mientras va poniendo las piezas sobre el tablero de juego y aunque alguna de las relaciones podamos intuirlas más o menos desde el principio de la novela, el misterio de qué sucedió aquella noche no se desvelará tan fácilmente.

Mención especial merecen los narradores del audiolibro (Andrew Eiden, Erin Bennett, Hillary Huber, Michael Crouch), uno por cada personaje. Me gustan los audiolibros que tienen una representación variada en sus actores, hace que el libro se disfrute de una forma coral.

Es una novela que no me extrañaría que se viera publicada en español, de la mano de una editorial generalista como Anagrama.

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