The shambling guide to NYC

ShamblingEn una interesante iniciativa apoyada por su editorial Mur Lafferty puso a libre disposición durante un tiempo limitado su obra “The shambling guide to New York City” en formato podcast. El libro ya me llamaba la atención, el hecho de que Lafferty ganara el John W. Campbell me incitó aún más a su lectura, pero este ofrecimiento supuso el empujón definitivo.

No sabía cómo iba a entender la historia, la única vez que me acerqué a un audiolibro con anterioridad había acabado en un rotundo fracaso, pero tras escuchar los primeros capítulos me enganché y no pude dejarlo.

Mur es quizá más conocida por su labor como podcaster que por sus escritos, es por esto que los valores de producción del audiolibro son muy altos. La claridad en la dicción es impecable, no hay ruido ambiente y la entonación ayuda mucho al disfrute del audio. Quizá esto es un estándar en los audiolibros, pero yo no estoy acostumbrada, solo escucho podcasts más de “andar por casa” y se agradece el cambio.

La idea de que compartimos nuestras vidas y ciudades con todo tipo de monstruos y seres mágicos pero sin percatarnos de ello no es nueva, pero la originalidad de “The shambling guide to New York City” es el tono humorístico de todo el libro. Zoe ha salido malparada de su relación con su anterior jefe, así que decide empezar de nuevo su vida en Nueva York y busca trabajo como editora de guías de viajes. Cuando responde a un anuncio de forma muy insistente a pesar de las reticencias del dueño de la empresa sobre su posibilidad de encajar en el puesto de trabajo, descubrirá todo un nuevo mundo del que no tenía constancia.

La narración es muy ágil en todo momento, algo a lo que contribuye que cada capítulo finalice con un extracto de la propia Shambling Guide en la que está trabajando la protagonista. El elenco de personajes también está muy bien escogido, porque la presencia de íncubos, vampiros, zombies… cada uno con sus fuerzas y sus debilidades hace que el ritmo se mantenga alto durante todo el libro.

Lo que no me ha gustado tanto ha sido el final, los últimos capítulos me han resultado un tanto embarullados. Paradójicamente las escenas de acción podrían haber sido mejores con algo más de calma. Otro hecho que no me ha gustado es que la propia autora planta un spoiler a mitad del libro que no viene a cuento, pero esto es una apreciación muy personal.

En definitiva es un libro muy divertido, aconsejable para pasar un buen rato. El podcast sigue disponible para su descarga hasta el 15 de diciembre, así que no dejes de escucharlo. A mí me ha convencido para leer la siguiente entrega, “Ghost train to New Orleans”.

Recordando a Iain Banks : Leemaslibros

BanksEn esta nueva entrega de nuestro particular Calendario de Adviento Homenaje a Iain Banks hoy nos encontramos con una rareza, un libro que no es ficción. Pedro nos invita a disfrutar de “Raw Spirit”, donde nuestro escocés favorito disecciona a otro famoso escocés, concretamente el whisky.

Ensayo sobre la Cultura (III)

BanksSeguimos sumergiéndonos en la Cultura gracias a la ayuda de Cristina Jurado. La primera parte la podéis leer aquí y la segunda aquí.

4. Historia cíclica

La historia de la saga de la Cultura se estructura en etapas cíclicas. En algunas, el hombre ha mantenido una estrecha relación con las máquinas, mientras que en otros momentos ha predominado su interés por los avances en la ingeniería genética. Las historias narradas en las novelas, que datan desde 1300 AD a 2100 AD, se enmarcan en una época más clásica en términos tanto en las relaciones entre máquinas y humanos, como con respecto a las posibilidades de las manipulaciones genéticas.

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La Cultura también se pliega a las modas en este sentido y puede volver a épocas en las que la gente vivía en el ciberespacio o en las que la ingeniería genética generaba sub-especies morfológicas. Restos de esas tendencias se encuentran presentes en toda la federación de forma que cualquiera de sus habitantes incluye los resultados de dichas alteraciones en sus genes: se trata del signo más fiable de pertenencia a la Cultura.

Gracias a la ingeniería genética, el humano medio nacerá sano y con una inteligencia significativamente mayor que su herencia genética básica. Un filtro que protege contra la formación de coágulos y la cicatrización sin úlceras son dos de las alteraciones mencionadas en la saga, por ejemplo. Las mayores transformaciones en los ciudadanos de la Cultura radican en:

-Un sistema inmune optimizado de nacimiento.
– Sentidos mejorados.
– Estar libre de defectos o enfermedades hereditarias.
– Contar con la capacidad para controlar los procesos autónomos y el sistema nervioso (el dolor se puede “apagar”).
– Sobrevivir y recuperarse de heridas que, de otro modo, acabarían con la vida o mutilarían a la persona para siempre.

La mayoría de la gente nace con glándulas modificadas situadas en su sistema nervioso central que secretan en el flujo sanguíneo componentes para alterar los sentidos bajo demanda. Otra gran parte de los ciudadanos de la Cultura han transformado sus órganos reproductores para aumentar el placer sexual. La ovulación es un proceso voluntario en la mujer y el feto puede, hasta una cierta fase de su desarrollo, ser absorbido, abortado o mantenido en un punto estático también a voluntad. Es posible cambiar de sexo a través de un proceso auto-administrado que dura aproximadamente un año. El consenso en el seno de la Cultura dicta que cada persona dé a luz a un hijo a lo largo de su vida. En la práctica, la población crece lentamente.

Conocer qué se experimenta practicando sexo desde cualquiera de los dos géneros o ser capaz de emborracharse, drogarse e intoxicarse solo con pensarlo (en la Cultura no se producen efectos secundarios desagradables ni se cae en la  adicción) podría parecernos un mero anhelo satisfecho caprichosamente. En parte lo es, pero se trata de una de las fuerzas más poderosas de la civilización y una de sus funciones más importantes: deseamos vivir más tiempo, de manera más cómoda, con menos ansiedad y más diversión, y con menos ignorancia y más conocimiento que nuestros ancestros.

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La capacidad para alterar el género de la persona y la química del cerebro, sin recurrir a tecnologías externas o a ninguna opción previo pago, desempeñan funciones más serias en la Cultura. Una sociedad en la que es relativamente fácil cambiar de sexo comprenderá que un género está mejor tratado que otro. Los individuos tenderán a adoptar ese género cada vez más y la sociedad presionará hasta que se produzcan los cambios necesarios para reducir las desigualdades y se llegue a un cierto equilibrio entre sexos, así como a una paridad numérica. De igual manera, una sociedad en la que todo el mundo es libre de permanecer drogado la mayor parte del tiempo comprenderá la importancia de trabajar para que la realidad sea mucho más apetecible y, desde un sentido peyorativo, menos mundana. De una manera implícita se deja entrever que, a través de este tipo de mecanismos de auto-corrección, la Cultura alcanzó un estado de cierta estabilidad hace miles de años y se mantiene en una secuencia de equilibrio relativo que durará miles de generaciones.

En cuanto a las generaciones, los humanos de la Cultura suelen vivir entre tres y medio y cuatro siglos. Después de la infancia y la adolescencia, el paso a la edad adulta los lleva a envejecer muy lentamente durante unos trescientos años, tras los cuales empiezan a decaer con mayor rapidez y finalmente mueren.

Desde el punto de vista filosófico, la muerte es considerada como parte de la existencia y nada, ni siquiera el universo, perdura para siempre. La muerte se entiende como algo natural, algo que da forma a la vida. La sepultura y la cremación no son formas desconocidas a la hora de deshacerse de los cuerpos, aunque la manera más habitual de realizar un funeral incluye que el fallecido, rodeado de sus amigos, sea visitado por un “Dron de Desplazamiento”. Utilizando una técnica que permite la transmisión cuasi-instantánea a través del hiperespacio de una singularidad inducida desde un lugar remoto, se extrae el cuerpo de su último lugar de descanso y se deposita en el núcleo de una de las estrellas importantes del sistema. Las partículas que componen el cadáver comienzan así un viaje de millones de años hasta la superficie del sol en cuestión, en la que brillará mucho más tarde del final de la historia de la Cultura.

Nada de este procedimiento es obligatorio (de hecho, nada en la Cultura lo es). Algunas personas optan por la inmortalidad biológica, otras hacen que su personalidad sea transcrita a una IA y mueren felices sintiendo que continuarán existiendo en algún lugar. Hay quien permanece en suspensión inanimada para ser despertados en tiempos más interesantes o una vez cada década, cada siglo, cada eón, o bien en intervalos de tiempo crecientes exponencialmente, o cuando parece que algo diferente va a suceder.

5. Naves

Las naves de la Cultura, las que realizan viajes interplanetarios, son constructos conscientes. Sus Mentes son IAs muy sofisticadas que trabajan en el hiperespacio aprovechando la velocidad de la luz y que tienen la misma relación con el chasis de la nave que un cerebro humano con su cuerpo. La Mente sería la parte más importante del vehículo, estando el resto compuesto por los sistemas de trasporte y de apoyo a la vida. Tanto los humanos como los drones independientes (aquellas AIs que no son androides y que disponen de una inteligencia equivalente a la humana) no son necesarias para el funcionamiento de las naves, siendo el suyo un status intermedio entre ser pasajeros, mascotas y parásitos.

eve-online-logoLos vehículos más grandes, aparte de algunas obras de arte y ciertos Excéntricos, son los VGSs o Vehículos Generales de Sistemas de la sección Contacto (el servicio de la Cultura que se ocupa de descubrir, catalogar, investigar, evaluar e interactuar con otras civilizaciones). Se trata de naves muy rápidas que pueden llegar a medir varios kilómetros, habitadas por millones de personas y máquinas. La idea que subyace a estas construcciones es que son representante plenos de la Cultura, con todo lo que eso conlleva. Todo lo que la Cultura conoce, cada VGS lo conoce también. Asímismo, cualquier cosa que la Cultura pueda realizar en cualquier lugar puede hacerse desde y por cualquier VGS. En términos de información y tecnología, representan el último recurso, actuando como fragmentos holográficos de la Cultura, son una parte que actúa como el todo .

Las capacidades de una VGS son las mismas que las de un estado o, incluso, las de un planeta. Contacto representa una pequeña parte de la Cultura y el ciudadano medio en raras ocasiones tiene la ocasión de encontrarse con un VGS u otra nave asignada a esta sección. Habitualmente la gente utiliza cruceros, naves de pasajeros interestelares que trasportan personas de un hábitat a otro o que permiten visitar sistemas, estrellas, nébulas, agujeros y otros territorios. Este tipo de turismo responde a una moda a largo plazo: la gente viaja porque puede, no porque tenga que hacerlo. Podrían permanecer en sus hogares y pretender que visitan lugares exóticos a través de la llamada Realidad Virtual (RV), o enviar un constructo de sí mismos en una nave que experimentara por ellos e incorporara los recuerdos más tarde.

Después del perfeccionamiento de la tecnología RV, la cantidad de turismo físico disminuyó sustancialmente. Durante el tiempo en el que las historias de la saga se desarrollan (sin contar la etapa de la guerra Idirana) sólo una décima parte de los ciudadanos de la Cultura optarían por viajar por el espacio.

Cristina Jurado Marcos escribe Más ficción que ciencia, un blog sobre ciencia ficción y fantasía. Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Sevilla, y con un Máster en Retórica de Northwestern University, actualmente cursa estudios de Filosofía por la UNED. Se considera una viajera incansable después de haber vivido en Edimburgo, Chicago, París y Dubai, donde tiene su residencia actual. Sus relatos han aparecido en revistas digitales de sci-fi y en diversas antologías del género y su primera novela Del Naranja al Azul fue publicada en 2012.

“Chip” Delany es el nuevo Damon Knight Memorial Grand Master

delanyLa SWFA ha nombrado a Samuel R. Delany nuevo Grand Master de la Ciencia Ficción y Fantasía por toda una vida dedicada a la literatura en estos géneros.

De esta forma, el autor de “Nova” se une al selecto grupo formado por Isaac Asimov, Alfred Bester, Harlan Ellison, Ursula K. Le Guin, Connie Willis y Gene Wolfe, entre otros.

La ceremonia de entrega de premios tendrá lugar en Mayo del 2014, en San José, California.

Ensayo sobre la Cultura (II)

BanksContinuamos con el apasionante recorrido en el que Cristina Jurado nos sirve de guía para conocer la Cultura. La primera parte la podéis leer aquí.

2. Inteligencias Artificiales

Otras de las fuerzas presentes en la Cultura, aparte de la naturaleza de sus habitantes humanos y de las limitaciones y oportunidades de la vida en el espacio, es la IA (Inteligencia Artificial). Se trata de un concepto que es probable que ocurra en la realidad, no como los viajes más allá de la velocidad de la luz (algo que se sobreentiende en la saga), y que para Banks no hace sino aproximar una posibilidad futura –y casi inevitable- en nuestro avance tecnológico.

Cover art for Iain M Banks' book "The State Of The Art" (2nd Edition)Existen tres argumentos que cuestionan la posibilidad de desarrollo de las IAs:

-Hay ámbitos intangibles, exclusivos a la vida biológica, que se pueden entender desde el punto de vista científico pero que no pueden ser imitadas, aunque Banks se muestra bastante escéptico sobre este punto.
-La autoconsciencia, al residir en el alma supra-natural (generalmente ligado a un sistema más amplio que incluye uno o varios dioses, reencarnaciones, etc.), nunca podrá ser comprendido científicamente. El autor manifiesta abiertamente su ateísmo y califica este punto como improbable.
-La materia no puede adquirir autoconsciencia o, más concretamente, no puede tolerar una formulación informativa que sea autoconsciente. Banks deja en manos de los lectores autoconscientes la resolución del problema lógico de este argumento.

Si las IAs reales acceden a interactuar con sus creadores humanos, porque su software esté abierto a ello, es bastante posible que aceptaran colaborar con los objetivos de la civilización que los creó. Llegados a este punto, parece razonable pensar que los avances en la manipulación genética hayan permitido a la humanidad sufrir algún tipo de alteración, de manera que no nos encontremos ante una especie con un único tipo de seres pensantes. El futuro de nuestra especie afectará, se verá afectado y coexistirá con las formas de  IA que creemos.

La Cultura ha alcanzado estas fases (manipulación genética y existencia de las IAs) al mismo tiempo y ha comenzado a colonizar el universo. Sus IAs cooperan con la humanidad ayudándola a florecer en un entorno tan hostil como es el espacio. Cuando la tecnología se desarrolla lo suficiente como para convertir la supervivencia en algo mundano, la labor de las IAs adquiere dimensiones metafísicas y las metas de las civilizaciones gravitan hacia intereses morales en detrimento de los materiales. Por tanto, no existe la explotación de seres y objetos en la Cultura. La intervención humana es limitada y casi lúdica, mientras que las máquinas que realizan labores automáticas no han adquirido el nivel de autoconsciencia.

Cuando se precisa una supervisión inteligente en una operación de manufactura o de mantenimiento, el reto intelectual es hacer que el trabajo sea ameno y valorado, tanto si lo efectúa una máquina como si lo realiza un humano. El grado de supervisión requerido puede ajustarse a un nivel que satisfaga la demanda. La gente, y aquellas ingenios conscientes que cooperan con ella, odian sentirse explotados de la misma manera que detestan sentirse inútiles.

A la hora de establecer y operar una civilización estable y feliz es preciso encontrar el equilibrio entre el deseo de libertad de elección de las acciones individuales y la necesidad de saber que en una sociedad tan utópica y auto-correctora uno contribuye a algo. En este sentido, Filosofía y Educación importan.

3. Educación

La Cultura es una civilización fundamentalmente racional en la que el aprendizaje nunca acaba, aunque sea más intenso en los primeros años de vida de un individuo. Su vastedad, con 30 trillones de personas repartidas por toda la galaxia, representa un parpadeo comparada con la historia de la vida en el universo. La mayor parte de la materia de la galaxia es inanimada. De la animada, la mayoría no es autoconsciente y la feroz evolución en las especies pre- y post-autoconscientes ha colmado muchas existencias de dolor y sufrimiento. Los universos, además, también mueren (aunque luego vuelvan).

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Cualquier individuo medio de la Cultura, sea humano o máquina, es consciente de la inmensa suerte de encontrarse en sus coordenadas espacio-temporales y no en otras. Parte de su educación se orienta a comprender que seres menos afortunados han sufrido y continúan haciéndolo. Para evitar cualquier traza de decadencia terminal, la Cultura debe dejar claro de manera regular que el hedonismo fácil no es un estado natural de la materia. Se trata de algo deseable por lo que se ha luchado duramente en el pasado, y cuya consecución no ha sido sencilla, por lo que requiere ser apreciado y mantenido.

Entender el lugar que ocupa la Cultura en la historia y en el desarrollo de la vida en la galaxia es lo que permite dirigir los pasos de su política. Banks defiende en todo momento la naturaleza benigna, cooperativa y tecno-cultural de la federación. Filosóficamente, se acepta que cuestiones tales como el significado de la vida carecen de sentido, pues requieren un marco moral que se pueda abarcar sin recurrir a la superstición.

En resumidas cuentas, nosotros construimos nuestros propios significados, tanto si nos gusta como si no. El mismo sistema de creencias auto-generativas se aplica a las IAs de la Cultura, diseñadas dentro de parámetros muy amplios, que desean vivir, experimentar y comprender, para las que su existencia y procesos mentales propios deben ser satisfactorios, y hasta entretenidos.

Después de haber resuelto todos los problemas relacionados con su bienestar básico, los humanos de la Cultura necesitan, para evitar caer en la desidia y la indolencia, la labor de la sección “Contacto”, que les hace sentirse útiles. En el caso de las IAs, ese deseo de utilidad está sustituido por un fuerte anhelo por adquirir experiencias. El universo se encuentra esperando, en toda su vastedad, a ser explorado, y sus principios y leyes físicas aún están lejos de haber sido evaluadas y cartografiadas en su totalidad.

La galaxia es un lugar inmenso, intrínseca e infinitamente interesante, una especie de patio de recreo para las máquinas que saben de todo, excepto de miedo y de lo que ocultan los sistemas estelares inexplorados. ¿Cuál es la razón por la que una civilización de IAs, o cualquier cultura sofisticada, desea expandirse por la galaxia y, en último término, por el universo? Se podría construir una máquina Von Neumann que produjera copias de sí misma y, si nada la detuviese, podría colonizar el universo. Pero ¿por qué? Dicho de manera un poco más frívola ¿dónde estaría la gracia?

El interés –el deseo de experimentar, de comprender- procede de lo desconocido. Comprender es un proceso a la par que un estado que denota el cambio de lo desconocido a lo conocido, del azar al orden … un universo donde todo se entiende y en el que la uniformidad ha reemplazado a la diversidad sería el anatema de cualquier IA que se respetase a sí misma.

Puede que solo los humanos encuentren terrorífica la idea de la máquina Von Neumann, porque solo comprendemos a medias la obsesión del ethos que dicho concepto representa. Una IA pensaría meramente que esa idea es mala, ridícula y lo que es peor, aburrida. Eso no quiere decir que no surgieran iniciativas de este tipo en la galaxia de vez en cuando, seguramente por accidente más que por diseño, pero algo tan monomaníaco no podría sostenerse frente a seres con las ideas claras.

Cristina Jurado Marcos escribe Más ficción que ciencia, un blog sobre ciencia ficción y fantasía. Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Sevilla, y con un Máster en Retórica de Northwestern University, actualmente cursa estudios de Filosofía por la UNED. Se considera una viajera incansable después de haber vivido en Edimburgo, Chicago, París y Dubai, donde tiene su residencia actual. Sus relatos han aparecido en revistas digitales de sci-fi y en diversas antologías del género y su primera novela Del Naranja al Azul fue publicada en 2012.

Libro gratis : Comic Letter 44

En io9 tienen disponible para su lectura online la primera entrega de la serie Letter 44. La premisa parece interesante, en la carta que recibe el nuevo presidente de los EE.UU. su antecesor le informa de que todas las decisiones políticas de su mandato estaban destinadas a preparar a la población para una invasión extraterrestre. ¿Quieres saber más? Por que yo sí.