River of Teeth

Aunque no es mi ambientación favorita un western bien llevado puede tener todos los ingredientes necesarios para mantener mi atención. Además, había tenido buenas referencias sobre River of Teeth, gracias a Elías y a Dreams of Elvex. Pero para mí no acaba de funcionar.

Como ucronía toma una idea que se descartó en su momento pero que pudiera haber ocurrido, la introducción de hipopotamos en EE.UU. para su cría como ganado. Mala idea, pues los hipopótamos son de los animales que más muertes humanas causan al año.

Este punto de partida tan interesante da mucho juego cuando los hipopótamos se convierten en las monturas de los cowboys (aunque imagino que habría que llamarlos de otra manera). Dependiendo de cada raza, los animales desarrollan unas características distintivas y en cierta forma reflejan la forma de ser de sus dueños.

A mi entender lo que falla es el desarrollo de la historia. Y es que algunos personajes parece que lleven grabado a fuego en su frente redshirt conforme los conocemos, así que ya sabemos cuál es el final al que están predestinados. Y el hecho de que la historia sea bastante predecible tampoco ayuda a que la tensión necesaria para el “emocionante” final vaya in crescendo.

Otro fallo es expresar el mismo concepto de la misma forma a lo largo de la obra.

Cal smiled around his toothpick. The smile did not extend beyond the corners of his lips.

The dealer smiled at Cal, but his smile did not extend to his eyes.

He took a small step toward her, a smile twitching at the corners of this mouth.

Sin embargo, hay puntos importantes a favor de la autora. El tratamiento de la sexualidad de los personajes es igualitario, ya sea para hablar de homosexuales, de madres solteras o de cualquier otra elección en este aspecto. Además, la peculiar forma de expresarse de los protagonistas, con fuertes acentos que dificultan un poco la lectura se ajusta perfectamente a la idea que se pueda tener de un grupo de timadores y buscavidas con un plan para llenarse los bolsillos (no te los vas a imaginar con acento de Oxford si pasan el rato entre timbas de póker).

Existe una continuación de la obra, Taste of Marrow que tengo interés en leer para ver si la autora ha corregido estos errores de los que hablo, porque la materia prima puede dar bastante más de sí.

All Systems Red

Martha Wells es la autora de La Muerte del Nigromante, uno de los libros que me reconcilió con la fantasía, en aquella época en que pensaba que todo era igual (no podía estar más equivocada). De forma que su aproximación a la ciencia ficción me llamó mucho la atención desde el primer momento.

Tor.com anunció hace poco la futura publicación de más historias de Murderbot, la protagonista de All Systems Red. Una buena noticia, porque es un personaje con gran personalidad (aunque esté hackeada) y si tiene visos de continuidad puede dar mucho juego.

Me parece que en este relato precisamente lo más importante es la voz del personaje, que realmente está muy bien conseguida. Porque la verdad, el entorno y la narración son un poco del montón. No es la primera vez que nos encontramos con robots que siguen culebrones, me acuerdo sin ir más lejos de Lo que nunca acaba, de Futurama. Un poco de ombliguismo antropomorfizante, para dotar de humanidad a una entidad que por definición se supone que no lo es. Esta es solo una característica, quizá la más llamativa de Murderbot, pero no necesariamente la más importante. También su forma de afrontar los enfrentamientos es particular, teniendo en cuenta que gran parte de su cuerpo es fácilmente reemplazable por otras piezas. Y en el fondo lo que quiere es que la dejen en paz. ¿Acaso es pedir demasiado?

Por desgracia, la historia no acompaña mucho. Se basa principalmente en la crítica a las empresas que solo buscan el beneficio económico recortando la inversión hasta límites insospechados y es previsible. Como introducción para el personaje se deja leer, pero al poco tiempo comienza a diluirse en la memoria. Espero que en las siguientes entregas, con los cimientos ya asentados, Wells desarrolle un poco más el universo en que los robots asesinos cumplen su función en la sociedad como cualquier otra maquinaria.

Tomorrow’s Kin

Reseña conjunta con Dreams of Elvex.

Basándonse en las ideas expuestas en Yesterday’s Kin, la exitosa obra de Nancy Kress, la autora de Buffalo tiene previsto publicar una trilogía, de la que Tomorrow’s Kin será la primera entrega.

No tenía muy claro cómo pensaba expandir la historia de los Deneb y los humanos, pero al comenzar a leer el libro todo me sonaba muy familiar. Tanto, tanto que resulta que los primeros capítulos es el mismo Yesterday’s Kin.

Esto supuso una pequeña decepción para mí, porque aunque la novella me gustó en su momento, no me apetecía releerla para ponerme en situación. Salvando este escollo, irritante más que molesto, se puede apreciar la historia de Tomorrow’s Kin.

Los hechos se retoman unos años después de que los aliens hayan dejado la Tierra, con la “herencia” correspondiente. La propia estructura de la novela hace que tenga un clímax y una finalización a mitad de la lectura, por lo que resulta complicado volver a comenzar la narración. Esto ralentiza el ritmo de lectura y a la novela le cuesta volver a despegar. Sin embargo, el esfuerzo que requiere del lector merece la pena.

Desde el punto de vista especulativo, estamos ante una más que interesante charla sobre ecología y biología, escrita de una forma amena y comprensible. La falta de una especie inclina totalmente el delicado equilibrio biológico de la Tierra, haciendo peligrar la vida humana. Y sin embargo, los humanos se preocupan más por su propio beneficio que por aunar esfuerzos para encontrar soluciones. Algo tan descorazonador como realista.

La historia se sigue centrando en Marianne, la investigadora seleccionada por los aliens para llevar a cabo un estudio de la población humana. El resto de personajes, aunque con sus peculiaridades, parecen girar a su alrededor y creo que esto empobrece el resultado. Además seguimos con las casualidades en la familia, que hacen que sigan siendo protagonistas de la historia. Esta parte es la que menos me ha convencido.

Lo cierto es que el libro se encaminaba hacia una puntuación menor hasta que llegó el final, que acelera de forma espectacular y muy interesante. Vale que hay que hacer un poco de suspensión de la incredulidad, pero cuando los acontencimientos empiezan a sucederse y ya no hay vuelta atrás, es difícil dejar de leer. Espero con interés la siguiente entrega.

La Hora de los Desterrados

Uno de tantos proyectos con los que empecé el año era leer más producto nacional y aunque mi lista de lectura me indica que estoy fracasando estrepitosamente en este aspecto, no por ello voy a dejar de intentarlo.

La Hora de los Desterrados es el segundo libro de Pablo Bueno, nominado a los Ignotus por su primera obra La Piedad del Primero que ya reseñamos aquí. La novela es continuación de la anterior y me temo que adolece mucho del síndrome del segundo libro.

El planteamiento de la novela es claramente una road-movie, con constantes viajes a lo largo y ancho del mundo. En este sentido se agradece la presencia de un mapa para seguir las andanzas de Marc y sus acompañantes. Por tanto, te tiene que gustar este tipo de lectura, que realmente no es de mis favoritas. Me gustaría pensar que cada desplazamiento tiene un significado claro, pero algunas veces me parece que la compañía va dando tumbos en busca del siguiente momento de interés.

Por contra, la prosa de Pablo ha evolucionado bastante. No sé si se podría describir como un castellano antiguo adaptado a los tiempos modernos o como un castellano moderno arcaizado, pero recorre esta fina línea de una manera firme y segura. Se adapta a la narración y en ningún momento chirría. Un gran logro.

La presencia de la magia es más patente en esta segunda entrega, y aunque algunas soluciones se las saca de la anchísima manga del deus ex machina (o lupus ex machina o pater ex machina o insértese aquí lo que toque ex machina), dentro de lo que cabe están entroncadas con la historia que ya conocemos. Me hubiera gustado que la narración fuera más consecuente con la presencia de la Voluntad, ya que sigue siendo un recurso infrautilizado.

También me hubiera gustado que le hubiera metido algo más de tijera al libro. Creo sinceramente que un poco de labor editorial hubiera adelgazado La Hora de los Desterrados
y así, se hubiera librado de algunos de estos pasajes de la Guía Michelín que aportan poco a la novela.

Otros aspectos positivos son el desarrollo de los personajes, a los que Pablo va dotando de más profundidad y trasfondo. Veremos cómo se desarrollan las relaciones interpersonales y cómo elementos del pasado vienen a influir en lo que pasará en el futuro. Esta continuidad incrementa mi interés por la siguiente entrega.

Ciertamente, la novela tiene fallos, pero no por ello puedo dejar de recomendarla. Pablo, ¿para cuándo el siguiente?

The Last Good Man

Lo he vuelto a intentar, pero creo que los títulos más recientes de Linda Nagata no son para mí. En esta ocasión The Last Good Man más que una novela de ciencia ficción militarista se podría considerar un thriller político-militar situado en un futuro muy cercano. La diferencia es muy sutil, e incluso entendería que alguien no pensara como yo. Por poner un ejemplo por contraste, mientras que Nexus giraba en torno a la parte de ciencia ficción y no tenía sentido sin ella, en The Last Good Man la ciencia ficción es atrezzo.

Mientras que en The Red : First Light Nagata comenzaba la historia con una alegato sobre la maldad intrínseca de una empresa contratista de defensa, en esta ocasión nos muestra la otra cara de la moneda, la existencia de vacíos legales y zonas sin ley en las que la intervención de estos agentes libres es la única posiblilidad que se puede utilizar para rescatar prisioneros secuestrados.

Por desgracia, la historia es muy tópica. True Brighton, la protagonista, es descendiente de una familia de militares pero ahora trabaja para uno de estos contratistas al mejor postor. La compañia para la que trabaja tiene que realizar una “extracción” de prisioneros en una zona peligrosa y se prepara para ello.

Hasta aquí todo normal. La parte más avanzada es la utilización de diversas tecnologías en el campo de batalla, desde drones pilotados por IA a simulacros de animales para introducirse en las defensas. Esta parte si es entretenida, a poco que te interese algo la robótica, pero para esto preferiría leer un ensayo como Wired for War y no una novela.

El hecho de que uno de los personajes sea prácticamente un cyborg, con una mano y un ojo prostético podría haber dado más juego, pero no se estudia en profundidad su relación con los demás a causa de estos cambios en su cuerpo. Se etiqueta como “no apto” para el combate y Santas Pascuas. Demasiado frío y distante como para que nos podamos sentir identificados con él o con otros personajes.

La amenaza que para los profesionales militares representan las inteligencias artificiales y la automatización del proceso de guerra también tienen su reflejo en The Last Good Man pero insisto, le falta profundidad en el tratamiento de los temas, las implicaciones no solo retributivas sino filosóficas serían muchas y de gran calado. Se me ocurre por ejemplo si habría que tener siempre a un humano supervisando las acciones para dar el visto bueno a pesar de ralentizarlas o dejarlo todo el poder de decisión al algoritmo. Pero algo tan trascendental como esto no se investiga, solo se pasa de puntillas.

En definitiva, me he vuelto a llevar una pequeña decepción. Creo que me tendré que poner con The Bohr Maker u otras obras más antiguas de Linda Nagata, que parece que serán más de mi gusto.

The Dispatcher

Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Para defender esta teoría, que tendrá también sus detractores, llega John Scalzi con una historia que se lee de un tirón, adictiva y muy bien planteada.

La premisa de partida es muy original. De repente las víctimas de asesinatos comienzan a “resucitar” en su casa tras su deceso. Al principio esto causa mucha confusión en el mundo, pero luego se  ve como una oportunidad para enmendar errores. Si alguien se ve envuelto en un accidente y se teme por su vida, se le mata directamente y aparecerá en su casa incólume. Alrededor se crea una figura nueva llamada dispatcher, que se encarga de este tipo de casos, generalmente contratados por aseguradoras. O de otro tipo de asuntos, en una zona más gris moralmente hablando.

La propia brevedad de la que hace gala The Dispatcher hace que no se entretenga mucho ni explicaciones ni en examinar a fondo las consecuencias.Se trata de una trama detectivesca de investigación de una desaparación, pero mientras otras obras solo añaden una ambientación de ciencia ficción, Scalzi consigue que el novum sea una parte consustancial de la trama.

El estilo de escritura es tremendamente directo, basado sobre todo en diálogos que rozan peligrosamente el infodump pero sin llegar a caer en él. Por esta misma abundancia de conversaciones, la trama avanza a muy buen ritmo. También se nota un cierto toque noir que le viene a la historia como anillo al dedo, cuando se explica hipotéticamente que otras aplicaciones podría tener la figura del dispatcher.

En resumen, The Dispatcher es una muestra perfecta de las virtudes de Scalzi como escritor. Imaginación, brevedad y entretenimiento. No te la puedes perder.

Existe una versión en audio que se pudo descargar de forma gratuita durante un tiempo. Esta versión está narrada por Zachary Quinto y puede ser una muy buena opción para adentrarte en el mundo de los audiolibros. La dicción es clara y el relato no es excesivamente enrevesado como para no entenderlo. Si te defiendes con el inglés oído, no dejes de intentarlo.

Skullsworn

Tenía ganas de conocer la obra de Brian Staveley, así que cogí Skullsworn, una novela autoconclusiva, aunque situada dentro de un mundo más elaborado en el que el autor ha desarrollado otras historias, llamado The Chronicles of the Unhewn Throne.

Por desgracia, lo que me he encontrado es una novela de fantasía épica al uso, muy encasillada en los clichés más sobreexplotados del género (la secta del Dios de los asesinos, la profecía / prueba / excusa / requisitos para entrar en la susodicha secta, la ciudad llena de peligros a la que vuelve el protagonista para alcanzar su meta…) que acaban resultando cansinos.

Podría ser una novela de crecimiento, de despertar al mundo adulto, con ese viaje iniciático para ser admitida finalmente en el culto al Dios de la muerte. Sí, aquí también están presentes los famosos puntos del monomito campbelliano, el molde de tantos y tantos libros de fantasía calcados.

Y no es que esté mal escrita. Las descripciones y sobre todo el ambiente opresivo de una ciudad rodeada de peligrosos pantanos son extremadamente vívidas. Pero es un desperdicio utilizar un lenguaje tan cuidado para volver a contar la misma historia. Como dice un amigo mío y cito textualmente :

una vez has probado el maná perdido de la fantasía épica moderna, la clásica ya es como ir por tu casa sin luz (que ya te sabes todos los giros)

A lo que yo añado que te aburres como una ostra.

Aunque la protagonista Pyrre podría tener fuerza a pesar de estar estereotipada hasta límites insospechados, la pierde toda cuando se enfrenta a dudas sobre qué es el amor y por qué ella no lo siente. ¿En serio que una asesina despiadada tiene estas dudas? ¿Y esto te lo preguntas antes o después de cortarle el pescuezo al lugarteniente de turno? Pues lo pregunta antes, DURANTE y después. La pobre está en un mar de dudas y no hay cuchillo que le sirva para cortar este nudo gordiano. Y lleva unos cuantos encima, “inspirada” tal vez por Logen Nuevededos.

Algunos de los personajes secundarios sí que me han caído algo más en gracia, como por ejemplo Ela, que será testigo de la prueba de Pyrre. Sus constantes insinuaciones sexuales sirven de contrapunto a las dudas ya mencionadas anteriormente, pero no consiguen equilibrar la novela.

En la parte final la narración cambia un poco (ligerísimamente) y hay alguna que otra escena de lucha muy bien narrada, pero por lo general el libro es plomizo y perfectamente prescindible.

Down Among the Sticks and Bones

Hace poco se anunció la publicación por parte de Runas de la serie Wayward Children en España, una estupenda noticia porque si ya me gustó Every Heart a Doorway, creo que Down Among the Sticks and Bones no le va para nada a la zaga.

Este libro se puede considerar una precuela de la historia ganadora del Nébula este año, ya que exploraremos a fondo la verdadera historia de Jack y Jill, las gemelas que tan importante jugaron en EHaD.

La narración consigue transitar desde una historia eminentemente humorística a un cuento muy oscuro. Y parece que no nos hemos dado cuenta del viaje. Esto es un gran mérito por parte de la autora, que ha conseguido que yo disfrute de una historia en la que el vampirismo y la licantropía están presentes.

Pero creo que la característica principal es luchar contra el encasillamiento. Muchas veces las personas jóvenes y no tan jovenes se ven obligadas a cambiar la que sería su conducta normal para adaptarse a lo que se espera de ellas. Pero, ¿quién tiene la potestad de decidir qué es lo más conveniente? En muy pocas páginas Maguire es capaz de mostrar toda la panoplia de posibilidades entre las que se puede escoger cuál será tu camino en la vida, especialmente en el terreno de definición de género. Y nos regala también una visión del primer amor que es creíble y tierna.

¿Es una novela de rito de paso? Pues también, porque las protagonistas viajan a su mundo particular con 12 años y el tiempo que pasan allí las cambiará inexorablemente. Aunque creo que este no es el principal objetivo de Down Among the Sticks and Bones, pero es una novela tan completa que consigue pasar por muchos estadios sin definirse definitivamente en ninguno. De nuevo, la lucha contra la rigidez y las normas impuestas desde el exterior.

La edición que yo he leído también traía unas ilustraciones bastante adecuadas para la historia, envueltas en un halo de claridad para resaltar aún más las figuras. Me parecen una inclusión interesante.

El único problema que le veo a ambas entregas es que según cuál leas en primer lugar te habrá destrozado parte de la trama de la otra. ¿Por qué no tendremos un botón para borrar estos recuerdos y poder disfrutar de la historia como algo totalmente nuevo? Éste sí que sería un invento interesante para la ciencia ficción.

Click and read : Kathy Rain

Hoy tenemos el inmenso placer de presentar una nueva sección en Fantástica Ficción :  Click and read, dedicada a las aventuras gráficas. Hemos conseguido tomar prestado secuestrar la colaboración de @mertonio, en un ejercicio de coacción compartición de recursos con nuestro blog de cabecera, Sense of Wonder. Esperamos que os guste y que esta sea el primero de muchos artículos interesantes.

 

Cuando yo tenía 8 o 9 años mi padre, que trabajaba en un banco, trajo a casa un 386 porque en la oficina los habían sustituido por unos 486 de última generación. Hoy en día, al ritmo que va la tecnología, podemos decir que cualquiera de los parámetros de ese ordenador 386 es absolutamente despreciable. Su velocidad era de 25 megaherzios (33 si pulsabas el botón de turbo, ¡ojo!) y utilizaba disquetes de 5¼” o los novedosos disquetes de 3½”. Estos últimos tenían una capacidad de tan sólo 1.45 megas cada uno. La repera vamos.

Sin embargo, era más que suficiente para la época y así fue como empecé a jugar a mis primeros juegos, muchos de los cuales eran aventuras gráficas. Como yo era muy pequeño, mi madre jugaba conmigo a titulazos como Monkey Island, Loom, Maniac Mansion, Indiana Jones and the Fate of Atlantis, King’s Quest V, Laura Bow e incluso Leisure Suit Larry in the Land of the Lounge Lizard (el remake del 1991) que aunque fuera considerado no apto para menores, mi madre siempre ha sido un tanto alternativa para estas cuestiones. En la escena en la que Larry se cepilla a una prostituta para perder finalmente la virginidad, si te olvidabas de ponerte un condón, al pobre Larry le explotaba el cacharro. Mi madre me dijo que esa escena representaba la realidad a la perfección y que me asegurara de tener siempre protección a mano. Así es mi madre, que no da puntada sin hilo.

En esa época nació mi duradero amor por este género de juegos con mucho texto y de acción más bien pausada. Y aunque ni Lucasarts ni Sierra son lo que eran, han llegado otras compañías para suplir su lugar y un sorprendente número de pequeños estudios indie que nutren al público con aventuras gráficas de corte clásico.

Kathy Rain está claramente inspirada en los clásicos de Lucasarts. Creada por el estudio Clifftop Games tras el que se encuentra Joel Staaf Hästö, un sueco que dibuja, programa y compone. Viendo el resultado final, cualquiera diría que ha sido obra de una sola persona.

Clifftop Games nos ofrece la que, esperemos, sea la primera parte de una serie de juegos. Kathy Rain es también el nombre de la protagonista, una joven con un problema grave de actitud y que estudia periodismo en una universidad del medio oeste americano. Una mañana recibe una llamada para ir al entierro de su abuelo, un hombre al que ella adoraba pero que ya hacía años que se encontraba en un estado catatónico. Poco después del entierro descubre que las circunstancias que llevaron a su abuelo a ese estado vegetativo no están tan claras como deberían y decide investigar.

Kathy Rain está perfectamente doblado al inglés, y es probablemente el elemento que más diferencia a esta nueva hornada de juegos de los clásicos de los 80 y 90. La calidad de las voces es excelente y mejora la experiencia de juego en varios enteros.

Argumentalmente es un título sencillo pero bien pensado, con una historia de detectives con un toque noir que no termina de cuajar pero con varios elementos sobrenaturales muy Twin Peaks que me recuerdan poderosamente a la saga Blackwell de Wadjet Eye Games. Mi impresión es que es un tanto corto, ya que puedes pasártelo de cabo a rabo en unas 5 o 6 horas, pero también permite que no te canses y que no se estire la historia innecesariamente.

Un punto a destacar son los puzles. Clifftop Games ha ambientado el juego a principios de la década de los 90, con lo que los recursos tecnológicos son los mismos que yo tenía en el salón cuando jugaba a esas aventura gráficas clásicas con mi madre: disquetes de 3½” y monitores CRT. Hästö ha desarrollado un par de puzles bastante ingeniosos aprovechando esta tecnología obsoleta (con una escena de hackeo mediante disquetes incluida y todo). El resto de los puzles son correctos, con un par de momentos un poquito más difíciles, incluyendo el clásico en el que tienes que utilizar el objeto adecuado en el lugar correcto y, además, en el momento preciso. Sin embargo, yo catalogaría el juego como más bien sencillo (que no por ello menos disfrutable).

En el aspecto gráfico destacaría un apropiado uso del arte 2d pixelado en homenaje/imitación de esas aventuras clásicas. Sin embargo, el juego tiene alguna animación un tanto brusca y ortopédica. A modo de contraste, Clifftop Games se ha tomado el trabajo de crear retratos para todos los personajes (que aunque no están animados, muchos cuentan con varias versiones para diferentes emociones).

En resumen, Kathy Rain es un claro ejemplo de una de las vertientes modernas de la aventura clásica. Juegos con un potente feeling remember, creados por estudios indie o cuasi-indie y dotados con algunos adelantos (mejor resolución gráfica, sistemas de puzles más perfilados, doblaje con actores profesionales, etc). Lo mejor, puedes descargarte una demo sin compromiso. Lo peor, no hay segunda parte confirmada.

El Día Más Largo del Futuro

No sé qué me llevó a hacerme con un ejemplar de El Día Más Largo del Futuro, de Lucas Valera. Obviamente su ambientación futurista llamaba a gritos a la aficionada a la ciencia ficción que soy, pero no tenía referencias sobre el autor y el dibujo, deudor de la línea clara, quizá era excesivamente esquemático en una primera aproximación visual.

No obstante, me parecía una apuesta muy valiente narrar una historia distópica sin diálogos, solo con la expresividad del dibujo. Quizá fue este el empujón que me faltaba para comprar el tebeo, que también se puede considerar un homenaje al cine mudo.

El dibujo es esquemático y engañosamente simple, acompañado por una coloración plana de colores mate. Supongo que esta decisión hace incluso más meritoria la historia que el autor es capaz de desarrollar con estas herramientas. Con estos simples trazos, Varela consigue desarrollar una historia distópica, de alienación de masas, de enfrentamiento provocado por la oligarquía e incluso un relato de primer contacto. Y todo esto sin una sola línea de diálogo. Realmente espectacular.

El principal objetivo del autor es una crítica mordaz e hiriente a la sociedad de consumo, algo que consigue con muy pocas viñetas. Pero no contento con esto, también nos ofrece una esperanza, representada por una simple postal de Bienvenidos al paraíso, que se convierte en el bote salvavidas de uno de los personajes de la historia. No sabemos sus nombres, nunca los sabremos, pero conocemos sus intenciones y sus motivaciones.

Es casi imposible comentar nada más sin entrar en el terreno del spoiler. Baste con mencionar la violencia que se genera en esta sociedad perversamente dual, con enfrentamiento entre dos facciones que son dos caras de la misma moneda.

Un tebeo que merece la pena “leer”.