Libro gratis : Event Horizon 2018

Aquí os traigo la ya tradicional antología con relatos  de los autores nominables al John W. Campbell (que no es un Hugo). Editado por Jake Kerr, aquí os pongo la tabla de contenidos.

“Devil’s Due” de Percival Constantine
“Forestborn” de Sylvia Heike
“A Question Of Faith” de Tonya Liburd
“Shaman’s Quest” de Kevin L. O’Brien
“Memories to Come” de Paul Alex Gray
“Aspiration Value” de Mike Reeves-McMillan
“Of Puddings and Prophecies” de Helen French
“Dearly Departed” de Kelly Stewart
“Cyborg Shark Battle (Season 4, O’ahu Frenzy)” de Benjamin C. Kinney
“The Legendary Legend of the Darkly’s Slayer” de J.R. Dawson
“The Invisible Box” de J.J. Litke
“Termination Pending” de Rachelle Harp
“Eyes That See Everything” de Karen Bovenmyer
“Twisted Knots” de D.A Xiaolin Spires
“The Heart is a Lonesome Hunter” de Eugenia Triantafyllou
“The Fox, the Wolf, and the Dove” de Ville Meriläinen
“Dragon’s Trail” de Joseph Malik
“Spooky Action” de David A. Kilman
“Granite Requires” de TJ Berry
“Forgive Us Our Trespasses” de Bennett North
“The Best Busker in the World” de R. K. Duncan
“Like You, I am a System” de Nathan Hillstrom
“Darner” de Jonathan Laidlow
“First date with the Hive” de Gretchen Tessmer
“The Librarian” de Andrew Kozma
“The Stars and the Rain” de Emily McCosh
“London Calling” de Philip A. Suggars
“Analog Signals” de Shawn Proctor
“Fandom for Robots” de Vina Jie-Min Prasad
“The Spark That Starts The Flame” de Daniel Rosen
“These Constellations Will Be Yours” de Elaine Cuyegkeng
“The Nine” de Tracy Townsend
“I Remember Your Face” de E. K. Wagner
“Old Teacups and Kitchen Witches” Kate Baker
“The In Between Place” de Kat Day
“”A Matter of Interpretation” de M. Elizabeth Ticknor
“Bade Teeth” de Lina Rather
“The Awakening of Insects” de Bobde Sun
“”The Man in the Crimson Coat” de Andrea Tang
“Outburst” de B. Morris Allen
“Rushford Recapitulation” de Christopher Mark Rose
“A Heart in the Hand” de Jeremy M. Gottwig
“Moths To The Flame” de Daniel Rosen
“A Glowing Heart” de Anton Rose
“Demeter’s Regard” de Deborah L. Davitt
“The Ghosts of Europa Will Keep You Trapped in a Prison You Make for Yourself” de Matt Dovey
“The Lives Beneath” de Katherine Inskip
“Adessal” de Lorraine Schein
“Starr Striker Should Remain Capitol City’s Resident Superhero, by Keisha
Cole, 10th Grade Student”” de Amanda Helms
“Baro Porrajmos, or Love in the Vardo” de Eileen Gunnell Lee
“Ora et Labora” de Theodore McCombs
“An Equal Share of the Bone” de Karen Osborne
“Phalium arium ssp anams” de Victoria Sandbrook
“The Broken Karwaneer” de Jeremy A TeGrotenhuis
“Seb Dreams of Reincarnation” de Aimee Ogden
“Snail Mail” de Steven Fischer
“The Arrow of Time” de Kate Dollarhyde
“Think of Winter” de Eleanna Castroianni

Dayfall

Empecé a leer Dayfall un poco intrigada por la sinopsis, en la que se hablaba de una investigación criminal en un entorno urbano afectado por una noche perpetua. Como es obvio desde el título, este es un homenaje invertido a Nightfall de Asimov, pero pasado por un filtro noir. El propio autor se reconoce admirador de Raymond Chandler e intenta imitar su estilo en la obra, aunque me temo que no lo consigue.

La obra utiliza los recursos típicos de la novela negra, más que de la ciencia ficción. Quizá este sea el punto inicial por el que no me acabó de convencer desde un principio, ya que esperaba otra cosa. Pero lo cierto es que aún tratándola como una novela de investigación sin más, tanto los personajes como el desarrollo están faltos de vida. Que se utilice sangre fresca para llevar a cabo una investigación porque se sospecha de la corrupción de la propia policía no es algo novedoso. Pero es que encima se juega contra el reloj, en una cuenta atrás supuestamente frenética, y digo supuestamente porque difícilmente podría importarme menos que el sol salga o no.

Los personajes que van de duros por la vida también me cansan. La motivación del protagonista es consagrarse en la policía para dar el salto a la investigación privada me parece válida, pero las “intuiciones” que realiza a lo largo de la historia son tan inevitables como la muerte y los impuestos. Desde un principio el guión está establecido y no hace falta ser muy despierto para saber cómo va a terminar. El autor ha intentado mezclar dos géneros que normalmente maridan bien, pero el resultado final deja mucho que desear.

Y me parece una pena, por que pienso que el escenario, la ciudad de Nueva York, la que nunca duerme, sumergida en una noche eterna podría dar muchísimo juego. Los cambios geográficos debidos a la subida del nivel del mar también varían el paisaje urbano que estamos acostumbrados a imaginar. El problema es que la historia y los personajes, no acompañan para nada.

Killing Gravity

Últimamente me encuentro con libros que aún siendo correctos no me deslumbran, me parecen convencionales. No sé si será debido a la “Adacción” de la que ya hablé hace un tiempo o a la experiencia lectora, pero no acabo de sorprenderme con según qué libros.

Killing Gravity es un buen ejemplo. Tiene elementos interesantes, una protagonista con un pasado cuando menos intrigante, un escenario espacial atractivo y un desarrollo correcto, pero que me recuerda demasiado a otras obras.

Otro problema que le veo al libro es que no acaba de decidirse entre ser un primer capítulo de una novela más larga o un relato contenido en sí mismo. Tiene comienzo, nudo y desenlace pero como historia individual queda un poco endeble y como primera entrega de una saga se ventila de un plumazo los orígenes del personaje principal. Me temo que juega a abarcar mucho, pero se queda en tierra de nadie.

No obstante, tiene algunos elementos que me gustan. Principalmente, la figura de Seven, ese acompañante “felino” que seguro que dará juego en el futuro y algunos personajes secundarios que pueden llegar a desarrollarse de una forma atractiva.

La prosa es directa y sin concesiones. Las descripciones de los entornos son como instantáneas que nos permiten hacernos una composición de lugar. Por contraste, los combates están narrados con gran crudeza pero con una cualidad casi cinemática, muy visual. Y tiene algunos toques de humor bastante negro que le vienen bien a la narración.

No quiero decir que sea la enésima repetición de la “fugitiva entrenada para ser una asesina perfecta” porque hay otros elementos en la coctelera de Corey J. White como para salirse del camino habitual, pero la narración se tendría que desarrollar más para que veamos la auténtica valía de la saga. Afortunadamente, dentro de poco se publicará Void Black Shadow, la siguiente entrega que nos sacará de dudas.

Special Purposes : First Strike Weapon

Me cuesta un gran esfuerzo leer literatura de terror, a pesar de haberlo intentando en ocasiones por aquello de ampliar miras. De entre todas las criaturas que campan a sus anchas por el género los zombies no son los que más odio (ese lugar me temo que está reservado para los vampiros), pero tampoco es que la casquería me agrade. Y sin embargo, pensé darle una oportunidad a Special Purposes : First Strike Weapon, por si el componente militar y de acción compensaba la otra parte. Grave error por mi parte.

La acción se sitúa en plena Guerra Fría, lo que permite a Gavin Smith hablar del conflicto entre EE.UU. y la U.R.S.S. Entiendo que esta situación temporal es una apuesta segura, para escenificar con facilidad quiénes son los “malos” y los “buenos”, sobre todo teniendo en cuenta quién realiza el ataque que causa el apocalipsis zombie. Este maniqueísmo tiene cierta modulación con los protagonistas de la historia, pero realmente lo que queda de manifiesto es la maldad intrínseca del ser humano, oculta bajo una ligera capa de civilización.

Sin ser una experta en la materia como ya digo, pero hablándolo con alguien que sí lo es, las situaciones del libro van de tópico en tópico. La huida por las calles de la ciudad, la reclusión en un recinto cerrado sin posibilidad de escapatoria, el campamento donde los ataques zombis sirven de espectáculo… todo ya conocido.

Quizá pueda resultar más interesante la panoplia de armamento de la que hacen uso los soldados. Si se hace una búsqueda de las distintos rifles de asalto, lanzagranadas o ametralladoras veremos que Smith ha hecho un buen trabajo de documentación en la materia.

En cuanto al gore, pues es abundante, como corresponde a un libro de este subgénero. Afortudanamente para mí, está concentrado en ciertas escenas de “acción” mientras que en otros momentos de reflexión o de tranquilidad hay incluso diálogos. Bastante secos y cortantes, pero adecuados a los personajes.

Con Special Purposes : First Strike Weapon se me han quitado las ganas de leer más libros de este tipo. Puede que a algún seguidor de los zombies le interese, pero está claro que conmigo no ha conseguido superar mi barrera de entrada.

Don’t Live for your Obituary

John Scalzi es un escritor prolífico que tiene las cosas muy claras y así las expone en su blog. Este libro consta de artículos seleccionados de esta publicación, por lo tanto si lees Whatever con cierta constancia te encontrarás cosas que recuerdas.

Don’t Live for your Obituary tiene todo lo bueno de los post de un blog exitoso. Los artículos que lo componen son directos, cortos y van muy al grano, lo cual es de agradecer. La brevedad y la concisión son aspectos importantes a la hora de escribir online, donde nuestra capacidad de atención se diluye a los pocos párrafos. Scalzi lo consigue de un modo directamente heredado de su pasado como periodista.

Existe cierta repetición en los temas tratados, como las polémicas con los Puppies, pero de forma general es una lectura muy ágil. Para evitar esta reiteración, también se puede optar por intercalar cada artículo con otro tipo de lecturas. El formato en el que se presenta se da mucho a ello, incitanto a la lectura de algunos artículos y pudiendo dejar los demás para después.

El libro está enfocado principalmente a una persona que quiera desarrollar una carrera como escritor, así que muchos de los consejos tienen en mente un autor, pero lo cierto es que la mayoría de los temas financieros de los que habla Scalzi son de sentido común (no gastes más de lo que tienes, ojo con las tarjetas de crédito, el dinero que no has recibido todavía no es tuyo…). Algunos son de un obvio que sorprende, pero también es verdad que por lo general no tenemos la cultura financiera que necesitaríamos (me incluyo en el conjunto).

Para mí, los artículos más interesantes son los referidos al mundo de la publicación en sí. La relación con los editores, la gestión de los contratos, las posibilidades de vender los derechos para producciones audiovisuales… es un tema del que no se habla apenas pero que a mí me resulta fascinante. Me temo que no es extrapolable al mundo editorial español, por pura economía de escala, pero no deja de ser culturizante.

También hay alguna que otra referencia al ego y la riqueza de Scalzi, que sin ser un potentado económico si que tiene una situación desahogada, ganada a base de teclear. Leyendo sus escritos la idea general es que Scalzi es un tipo majo, pero precisamente hay un artículo sobre la persona que proyecta y la persona que es en realidad, así que…

En general la lectura es amena aunque de interés variable. Entiendo que su público objetivo principal pueden ser escritores o aspirantes a serlo, pero creo que cualquiera con interés en el mundo editorial en general y en el género fantástico en particular puede disfrutar de Don’t Live for your Obituary.

Summerland

En general me gustan los deportes. No es que sea ninguna experta, pero siempre me ha parecido divertido verlos en alguna retransmisión. Pero reconozco que no consigo cogerle el truco al beisbol. Puede ser que no me lo hayan explicado bien o que no haya tenido continuidad en su visionado, pero  nunca ha conseguido engancharme.

Quizá por esto me sorprenda todavía más la grandísima creación que es Summerland, de Michael Chabon. Se trata de un libro infantil, inextricablemente relacionado con un deporte que no me dice nada y sin embargo me ha conseguido emocionar como si fuera una fanática de los Red Sox. Creo que esta reacción tan inesperada ha tenido lugar por varios motivos y no tengo claro cuál es el más importante, así que los expondré todos aquí.

La prosa de Chabon, ganador del Pulitzer, no es algo que vayamos a descubrir ahora. En Summerland es capaz de adaptarla a una historia infantil, sin perder por ello un ápice de interés. Es muy meritorio conseguir esto, recurriendo al manido viaje del héroe donde va conociendo a los miembros de su variopinta compañía.

En cuanto a estas figuras, tienen mucha más profundidad de la que cabría esperar. Tanto los personajes humanos como los féericos son entrañables y a la vez creíbles, toda vez que aceptamos la existencia de la magia. Una magia que rezuma en cada una de las páginas, con un desfile de criaturas sorprendentes que comparten una pasión común, el deporte del diamante.

Esta magia se basa en varias mitologías, sobre todo la nórdica (los referentes Ragnarok [aunque lo llamen Ragged Rock], a Yggdrasil, a Thor… son constantes) pero también a esos mitos americanos que no son tan conocidos o tan explotados. Están presentes en libros como la trilogía de Marte de Robinson y sobre todo en los libros de Alvin Maker de Card, pero quizá no han tenido tanto tiempo para cuajar en nuestra cultura global.

El viaje que emprenden los niños es uno de descubrimiento, no necesariamente un rito de paso a la vida adulta, pero si un recuerdo que guardarán para siempre. Me encanta esa idea de irse de aventuras, me apasiona el hecho de que en los libros esté la sabiduría necesaria para afrontar los reveses del viaje y el conocimiento que les aportará para su vida futura.

Lo que no he sido capaz de entender son las constantes referencias a jugadores de beisbol famosos o a complicadas normas que influyen en el juego. Me da pena no conocer este deporte porque sin duda hubiera disfrutado aún más de un libro maravilloso que me ha transportado a la infancia.

The Only Harmless Great Thing

No he conseguido conectar con esta historia de Broke Bolander. Los hechos históricos que le sirvieron de inspiración me resultan interesantes, al menos el tema de las chicas del radio, por su connotación en la mejora de los derechos de los trabajadores, así que en un principio no me faltaban ganas de leerlo.

Sin embargo, el estilo de Bolander es demasiado agresivo para mí. Cada párrafo es un puñetazo directo al lector, pero con tanta saña que acaba cansando. El lenguaje utilizado, también mutilado y retorcido no ayuda a la comprensión, aunque reconozco que este es un problema personal y hay otros lectores a quienes les puede encantar.

Es una pena, porque el resto de la historia sigue resultando atractiva. Formalmente me gusta la forma desestructurada y desordenada de presentar cada parte, como si fuera un rompecabezas que hubiera que resolver. Aunque la idea de irradiar a los elefantes como señal de aviso permanente de las zonas radiactivas merece un WTF! bastante sonoro, cosas más raras se han visto (los hipopótamos de Sarah Gailey sin ir más lejos, también inspirados en un hecho real). Otras ideas, como la intercomunicación entre elefantes, aunque también parecen rebuscadas le dan más colorido a la narración.

Temáticamente trata tantas reivindicaciones que resulta sorprendente que haya sido posible condensarlas en tan pocas páginas. Desde el maltrato animal a las condiciones laborales que mencionaba antes, pasando por el tratamiento de los residuos radiactivos y mucho más temas. Es una pena que el estilo no me agrade, que me saque  de la lectura. Si hubiera estado escrito de otra manera creo que lo hubiera apreciado más. Si hubiera estado escrito de otra manera, no sería Bolander.

The Tea Master and the Detective

Tuve la suerte de poder leer The Tea Master and the Detective anticipadamente gracias a la propia autora y es de sobra conocida mi admiración por su obra así que me resulta especialmente difícil hacer una reseña totalmente imparcial. Aún así, espero no escribir cegada por la admiración y valoraré pros y contras.

Con The Tea Master and the Detective Aliette vuelve al universo de Xuya, pero esta vez con un giro distinto. Desarrolla una nueva historia “detectivesca” como en On a Red Station, Drifting pero sigue los pasos de Doyle creando un misterio “holmesiano”, si me permitís la expresión. Los personajes son trasuntos de Watson y Holmes, pero adaptados a su universo de space opera. Son reconocibles pero a la vez son diferentes de los originales. Este movimiento no es fácil, no se trata solo de cambiar el género o que Watson siga siendo veterano de guerra, se trata de que el trauma que arrastra forme parte de la historia, por ejemplo. En este sentido, Aliette ha conseguido imbricar este homenaje con una ambientación futurista en un universo que ya tiene bastante relatos a sus espaldas, sin que se note forzado. Un gran reto, pero uno resuelto de forma elegante y efectiva por la autora.

El misterio en sí no es especialmente complejo, sin llegar a resultar decepcionante. Quizá constreñido por su longitud, la resolución es bastante lineal. Sirve como carta de presentación para los personajes y como oportunidad de lucimiento de sus cualidades deductivas, pero no llega a dejar poso. De Bodard ya hizo gala de sus cualidades como escritora noir en su estupenda trilogía Obsidian and Blood, así que quizá en una extensión mayor hubiéramos podido disfrutar algo más de la investigación.

Lo que más me alegra es el interés de la propia autora en volver a explorar el universo de estos personajes, con una química comprobada y con un escenario consolidado como Xuya para que le sirva de telón de fondo. Espero no equivocarme con esta esperanza.

Gnomon

He invertido mucho tiempo en la lectura de Gnomon, la titánica obra de Nick Harkaway. También he pasado tiempo pensando en la reseña, no porque (como se dijo de Mike Oldfield en su día) en una obra tan larga forzosamente te tiene que gustar una parte, si no porque creo que tiene muchas ideas interesantes.

Lo primero que chocará al lector es la estructura tan extraña escogida por el autor para contar su historia. Recuerda a la utilizada en El Atlas de las Nubes, pero como si a este libro le hubiéramos añadido un triple tirabuzón carpado. La subjetividad de la narración da juego para esto y más, pero aún así no deja de ser una apuesta muy arriesgada de la que no sale necesariamente exitoso siempre.

El argumento subyacente es de rabiosa actualidad. En un futuro Reino Unido post-Brexit la vigilancia y la supervisión por parte del Estado es constante y aceptada, casi unánimamente, con regocijo. La seguridad es mayor si todo está supervisado, ¿pero dónde queda la libertad? La pesadilla de Doctorow y Orwell hecha realidad.

¿Cuál es la minúscula contrapartida de este perfecto y maravilloso sistema? Algunas veces hay que hacer “lecturas mentales” de algunas personas para estabilizar el entramado. Es un procedimiento probado, nunca pasa nada, … hasta que pasa.

Gnomon, no obstante, es mucho más que esto. La inteligencia y el conocimiento de la cultura clásica de Harkaway sale a relucir en más de una ocasión, así como su capacidad para hilar historias interesantes. Pero tiene un problema de fondo, que se aprecia más conforme vas pasando páginas y es que el autor se “recrea” en su propia complejidad. Las cualidades oníricas de algunos de los pasajes y la subjetividad en general le permiten hacer lo que quiere con el libro, saltándose sus propias reglas y creando una sucesión de Deus ex machina que acaba resultando irritante, cuando no directamente agotadora. Creo que se podría haber reducido mucho, MUCHO, el volumen del libro y eso que habríamos salido ganando.

Las múltiples capas que forman Gnomon se relacionan de muy diversas maneras, desde la repetición de palabras claves a las que hay que estar atento a otras un poco más burdas, en las que el autor prácticamente te lleva de la mano hasta el descubrimiento. Hubiera preferido ir uniendo yo los hilos, pero no sé si la ausencia de algunos infodumps hubiera soslayado el problema de la longitud.

La novela hace honor a su nombre como algo que se sale de lo habitual, es una lectura fascinante pero exige un esfuerzo continuado al lector que no muchos estarán dispuestos a entregar.