Beneath the Sugar Sky

Después de las dos primeras entregas de la serie Wayward Children esperaba con interés este Beneath the Sugar Sky para seguir conociendo los distintos mundos a los que se puede viajar gracias a las puertas mágicas de McGuire. Creo que las premisas de este universo mágico pueden servir para contar muchísimas historias, tantas como se le puedan ocurrir a la fértil imaginación de la autora, porque las reglas no están rígidamente definidas, pero si hay unas pautas claras y coherentes para especular a partir de ellas.

De hecho, el comienzo de Beneath the Sugar Sky me había parecido bastante bueno, porque consigue situarnos en la acción y recordar lo anterior fácilmente.

Sin embargo, a partir de aquí el libro sigue punto por punto un camino marcada que no deja lugar a la imaginación. Ante la tesitura de tener que solventar un problema, el variopinto grupo de exiliados se va topando con la solución tropiezo tras tropiezo, sin tener un plan en mente y a la buena de Dios. Pero oye, no hay problema, cada uno tiene asignado un papel que no podría realizar otro. La propia autora se burla de esta predestinación cuando hace entrega de unos regalos que no servirán para nada (al menos en esta aventura) pero cae en esa misma trampa en el resto de la narración.

Además, el nuevo personaje que se une al grupo de acogidos en la mansión de Eleanor West no está tan bien definido como aquellos que conocíamos. Desde el punto de vista de Cora todo está deformado por la impresión que cree que los demás tienen de ella por su figura, pero es que lo que puede ser definido en un principio de forma clara y luego recordado puntualmente, se convierte en un martillo pilón que siempre incide en lo mismo. Entiendo perfectamente a Cora, que lleva toda su vida constreñida por esa mácula para la sociedad moderna que es la obesidad, pero no hace falta que me lo recuerden cada pocos párrafos.

McGuire aprovecha para introducir unos pocos datos más sobre esa brújula para categorizar los mundos, en la parte sin duda más interesante de la historia, por las nuevas posibilidades que abre.

En resumen, Beneath the Sugar Sky no es una mala historia, pero palidece en comparación con las anteriores. Si la autora sigue explorando este mundo estaré interesada en leerlo, aunque esta en concreto me haya decepcionado.

Anunciada una nueva novela de Rachel Swirsky

En Tor.com ha aparecido la noticia de la publicación de una nueva novella de Rachel Swirsky, que tendrá por título The Woman at the Tower Window.

Al parecer se tratará de una nueva aproximación al cuento de Rapunzel, en el que la princesa se aislará en la torre por iniciativa propia.

El editor será Jonathan Strahan, que ha comentado:

I have adored Rachel Swirsky’s smart, savvy, and powerful stories since I stumbled across her novelette, “Eros, Philia, Agape”. It was a beautiful piece of fiction, and she only seemed to grow as storyteller over the following years. Probably my very favourite story of hers is the magnificent novella The Lady Who Plucked Red Flowers beneath the Queen’s Window, which won the Nebula Award and was nominated for the Hugo and World Fantasy Awards. When I first started acquiring new novellas for Tor.com Publishing, Rachel’s name was at the very top of the list of people I wanted to work with, so I’m beyond delighted that we’ll be publishing The Woman at the Tower Window. I think it’s going to be incredible and from what I’ve already seen, I think Tor.com’s readers will too.

Gollancz anuncia la nueva novela de Brandon Sanderson

Gollancz ha anunciado que en otoño de 2018 publicará Skyward, una nueva novela de Brandon Sanderson.

Según el propio autor, la novela versará sobre:

‘Defeated, crushed, and driven almost to extinction, the remnants of the human race are trapped on a planet that is constantly attacked by mysterious alien starfighters. Spensa, a teenage girl living amongst these last humans, longs to be a pilot and join the fight. When she discovers the wreckage of an ancient ship, she realizes this dream might be possible …assuming she can repair the ship, navigate flight school, and (perhaps most importantly) persuade the strange machine to help her. Because this ship, it appears, has a soul.’

The Ruin of Angels

Creo que no será ninguna novedad para un lector habitual del blog que Max Gladstone es un autor que me encanta. En algún programa de VerdHugos he recomendado sus libros y realmente me haría muy feliz que alguna vez sus obras llegarán a ver la luz en español, por que creo que lo merece.

Por todo lo anterior no será sorprendente que esta reseña de The Ruin of Angels sea muy elogiosa, pero es que puede que nos encontremos ante la mejor entrega de su Craft Sequence.

La novela comienza con un tono de humor muy marcado, aprovechando  situaciones incómodas cotidianas revestidas de una pátina de fantasía, que permite acomodar al lector en un mundo que no conoce pero en el que se encuentra con problemas habituales, como cuando el pasajero de delante en un vuelo comercial se dedica a reclinar el asiento sin pensar en tu comodidad. Pero claro, si en vez de un avión normal estamos hablando de un dragón, la cosa cambia. ¿O no?

Este tono ligero es una pequeña trampa del autor, para pronto lanzarnos a una espiral de acción. De nuevo los personajes callejeros cobran una vital importancia en la historia, como ya sucedió en Two Serpents Rise, algo que podría llegar a entenderse como una marca personal del autor. Pero esto es solo un detalle más en el elenco de protagonistas que desfilan ante nuestros ojos. Y he aquí un detalle que quiero resaltar. Prácticamente todos los personajes son mujeres, de una u otra orientación sexual y en ningún momento parece forzado. Aquí me podéis responder a lo George RR Martin y decirme que como las mujeres son personas es normal que las describa bien, pero no por ello voy a dejar de alabarle el gusto y el trabajo que se ha tomado.

Dentro de esa habilidad para mezclar lo corriente con lo fantástico, se encuentra la idea sobre la que gira la novela. Una ciudad dentro de la misma ciudad no es nada nuevo, ya lo sé. Ahí está The City and The City de Mièville sin ir más lejos. Pero que en un mundo de fantasía se deje entrever que se puede navegar entre ambas ciudades gracias al colapso de la función de onda me parece un hito destacable. Y no puedo comentar más en profundidad por no entrar en el azaroso tema de los spoilers, pero el proyecto sobre el que trabajan algunos de los personajes es verdaderamente revolucionario.

La variedad de temas que se tratan en el libro es grande, desde el amor casi reverencial a los libros antiguos a las adicciones y sus consecuencias pasando por su marchamo habitual de crítica contra el capitalismo desenfrenado. Pero me interesa también detenerme en la relación fraternal de Kai y Ley. Una relación totalmente creíble, basada en el amor pero que necesita distancia para florecer, capaz de enfrentarse a las adversidades y en la que se puede confiar contra viento y marea.

Un problema que tiene The Ruin of Angels es que es la sexta entrega de la secuencia y aunque Max ha intentado que cada una sea de lectura más o menos independiente, me temo que el bagaje que portamos los que hemos leído los libros anteriores nos permite disfrutar muchísimo más de este. No quiero decir que sea una novela que no se pueda leer de forma independiente (el departamento de marketing de Tor.com ya se ha encargado de ello al cambiar el título y el estilo de las portadas) pero no lo recomiendo. Hay otras novelas que me parecen una puerta de entrada mejor a esta serie, como por ejemplo Three Parts Dead.

The Sisters of the Crescent Empress

Aunque la primera entrega de la duología Waning Moon tenía sus defectos, también sentía la curiosidad suficiente como para emprender la lectura de este The Sisters of the Crescent Empress.

La prosa utilizada por Likitalo sigue estando adaptada a la narración. El proceso de maduración de las hermanas en su exilio siberiano está llevado a cabo de manera soberbia, pero la historia vuelve a transitar por caminos conocidos, demasiado frecuentes. Reconozco que se me ha hecho pesada por momentos, quizá por la impaciencia por llegar al final, pero principalmente porque para ser una novela corta la noto algo inflada. La estructura de un capítulo dedicado a cada hermana es un acierto, con los cambios narrativos de cada punto de vista, pero creo que se podría haber condensado más para obtener un resultado más redondo.

A pesar de este inconveniente, en el tercio final de la narración, cuando vemos acercarse el desenlace, el ritmo mejora mucho, aunque no llegue a compensar lo anterior.

El uso de la magia, más insinuado que otra cosa, tiene demasiado de Deus ex machina para mi gusto, favoreciendo el resultado final que buscaba la autora. El mundo en el que se desarrolla la historia está poco definido, poniendo todo el foco de nuevo en los personajes. La relación entre las hermanas mayores, la irrupción de Sibilia que pasa a ser una pieza fundamental de la narración, el eje sobre el que gira la supervivencia de la familia… todas estas interacciones están muy bien descritas. Lo que me lleva a pensar que Leena Likitalo es una autora que nos puede dar alguna que otra sorpresa en el futuro, cuando pula los problemas que existen en este libro y en el anterior.

The Goblin Emperor

Algunas veces pienso en crear una sección del blog que se llame “Y mira que me lo habían recomendado y no lo leí”, para hablar precisamente de libros que cuando acabas por leerlo tienes que darle gracias al recomendador.

The Goblin Emperor no es original por su ambientación fantástica, aunque este imperio feudal tiene ciertos matices de modernidad tecnológica. El protagonista es Maia, mitad elfo mitad goblin que accede al poder cuando en un desgraciado accidente fallecen tanto el antiguo emperador como toda la línea sucesoria hasta llegar a él, el hijo olvidado y exiliado. Pero el hecho de haber sido criado lejos de los fastos de la corte le puede servir para afrontar el gobierno con otro talante.

Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. No obstante, el libro tiene un toque inocente que hace que le cojas cariño a los personajes. Maia se ve enterrado literalmente entre protocolos, capas de ropa e intrigas políticas, y aunque muchas veces se ve superado, nunca se da por rendido. Esta persistencia unida a su bonhomía consigue que empatices realmente con él y que te preocupes cuando él se preocupa, que es casi siempre, para eso es el emperador.

Resulta algo difícil entrar en el libro por dos razones principalmente: el lenguaje y la genealogía.

El plural mayestático es solo un ejemplo del lenguaje arcaizante que Katherine Addison (alias de Sarah Monette) utiliza constantemente. Sobre todo es perceptible en los soliloquios del propio Maia, en su forma de enfrentarse a sus propios dilemas morales. La invención de algunos términos supone un pequeño obstáculo al principio, pero una vez controlados, la historia sigue fluyendo

Más complicado aún es hacerse con los nombres de los personajes (aunque haya un anexo dedicado a ello) ya que una misma persona puede responder por su apellido, su nombre, cambiar su título… Entiendo que esta retórica es necesaria para dotar de credibilidad al libro, pero a mi me ha costado algo de trabajo entrar en el juego.

Salvados estos obstáculos, la trama fluye con elegancia, hacia un destino no muy sorprendente, pero no por ello el viaje es menos disfrutable. En resumidas cuentas, una lectura muy agradable con una cierta curva de aprendizaje al principio que merece la pena afrontar.

Por cierto, gracias, Josep María y Antonio.

Starlings

He leído algunas novelas de Jo Walton, como Among Others, El Círculo de Farthing o Garras y Colmillos pero nunca había leído su ficción corta. Y la razón, evidente tras la lectura de Starlings, es que la autora no se prodiga en esta longitud. La propia Jo dice que no sabe escribir ficción corta y me temo que en este caso hay que darle la razón.

El libro es un batiburrillo de relatos, poemas, una obra de teatro y primeros capítulos de novelas que nunca existieron. Ante semejante mezcolanza, es difícil juzgar la obra en su conjunto. Te puede gustar un relato y aborrecer el siguiente, ya que no existe un hilo conductor, una uniformidad en la lectura o en la temática, ni tan siquiera en el estilo.

Muchos relatos son una gracia de la propia autora, una broma extendida que puede gustar o no debido al peculiar estilo humorístico de la autora, como “Remember the Allosaur” o “Jane Austen to Cassandra”. Otros son ejercicios estilísticos, de uso de diversos puntos de vista como “The Panda Coin”, que me recuerda al principio de la película Lord of War.

Particularmente me gusta la idea de primeros capítulos de posibles novelas, donde sí se ve la mano de la autora para plantear situaciones que puedan dar lugar a historias más completas, como la población de una nave generacional que no sabe si su destino es el adecuado para sus aspiraciones como “Turnover”.

También se notan las inquietudes lectoras de la autora en “Escape to other Worlds with Science Fiction” donde volvemos a visitar la ucronía de Farthing, en un flashmash no demasiado conseguido.

No tengo capacidad para juzgar la capacidad poética de Walton, pero en este libro personas más cualificadas que yo podrán tener una amplia muestra.

Starlings es una obra para fans de Jo Walton y puede tener algo de interés como curiosidad para el resto de lectores, pero no deja de ser anecdótico.

A Taste of Marrow

Ya di en su momento mi opinión sobre la primera entrega de esta duología, River of Teeth. Por desgracia su continuación ahonda en los problemas de la primera y pierde la que podría ser su gran baza, la frescura de su ambientación.

Los hechos de esta segunda entrega continúan el final de la anterior y los personajes son los mismos. Pero aparte de recorrer sus respectivos caminos sin un destino claro en mente y encontrarse a base de casualidades, la evolución de los protagonistas es cuando menos poco verosímil. Casi parece que Gailey se ha lanzado abiertamente al culebrón con ambientación western, pero centrándose solo en los sentimientos de los personajes, sin trabajar para nada el decorado del libro.

El hecho de que los hipopótamos salvajes campen a sus anchas por el río solo se tiene en cuenta en las ocasiones que interesa a la autora, en una suerte de deus ex machina de lo más previsible y monótono.

Sigue siendo interesante el tratamiento del género por el que opta la autora y aparece un nuevo personaje que a pesar de su juventud parece ser capaz de dar sopas con hondas al resto del elenco. Pero esto es poco, demasiado poco para una segunda parte que termina de enterrar las pocas esperanzas que tenía puesta en la continuación. Para mí, perfectamente prescindible.

 

Four Roads Cross

Comentaba hace poco con un amigo que hay escritores a los que se le va notando la evolución novela a novela, pues se vuelven más duchos tanto con la prosa como con el propio oficio de escribir. Max Gladstone, que parecía que ya venía enseñado con su primera publicación, Three Parts Dead, se encarga de sustentar esta teoría (gracias Max) con mi última lectura, Four  Roads Cross.

Como ya he comentado en alguna ocasión, el orden de publicación de las novelas de la Craft Sequence no sigue el orden “temporal” de los sucesos que se desarrollan en ellas, consiguiendo un objetivo claro (que cada novela sea una nueva puerta de acceso a la serie sin necesidad de leer las anteriores) pero dejándose por el camino el beneficio de la complicidad con un lector que ya conoce el terreno que pisa.

Por tanto, los lectores de Four Roads Cross pueden encontrarse con viejos conocidos o con personajes completamente nuevos. Y es signo de la pericia del autor que esto de absolutamente igual. Para mi experiencia lectora, el hecho de recuperar personajes a los que ya he acabado cogiendo cariño con el tiempo es un plus, pero entiendo que se pueda leer como novela independiente y completa.

Los distintos puntos de vista están tratado con mimo, con una cadencia en principio lenta pero que va subiendo de intensidad conforme se acerca el juicio, el final del conflicto. Las maniobras de las facciones rivales desvelan planes que se pusieron en marcha desde tiempo atrás, funcionando como un mecanismo de relojería bien engrasado. Quizá demasiado oportuna la aparición de algunos de los elementos que intervienen en la acción, en un toque “sandersoniano” que me ha sorprendido en esta novela, pero es una apreciación personal. Sobre las semejanzas entre Gladstone y Sanderson, os recomiendo este artículo, que es muy esclarecedor y que me ha hecho replantearme algunos de los puntos sobre los que quería hablar en la reseña.

La fantasía urbana moderna a veces resulta ser un reflejo oscuro de la situación actual y Max no es ajeno a esta tendencia. En Four Roads Cross aparecen temas de patente actualidad, como el tratamiento de los refugiados, el maltrato psicológico o las guerras de religión (esto último es una constante en todas las novelas, el poder de los dioses se basa en la fe de sus seguidores, en una suerte de transacción comercial que beneficia a ambos). Que el mundo en el que se desarrollan las historias sea mágico no impide que haya gente que se tenga que despertar de madrugada para montar su puesto de venta de huevos al por menor. Y es que el sistema funciona de forma muy similar aquí y en otros lugares. El autor utiliza su obra para hacer crítica social, lo hace de un modo muy velado pero no por ello menos contundente. El atronador silencio de los testigos de una violencia doméstica que no llega a ser física pero que es manifiesta duele aun más cuando la única protección que encuentran las víctimas se la brinda una gárgola que, por definición, no tiene corazón.

A mi entender, se trata de una estupenda conclusión para las novelas de la Craft Sequence antes de su cambio de editorial. En Tor.com ya está disponible Ruin of Angels, que aunque situada en el mismo universo pretende cambiar el concepto de las novelas, dejándolas como escenarios puntuales no necesariamente interrelacionados. Como dice el gran Elías Combarro, unos minutos de silencio por la serie de títulos más imaginativa de la fantasía actual (títulos en el sentido propio del término) y un fuerte abrazo de bienvenida al nuevo concepto. Seguro que lo disfrutaremos.