The Coward

The Coward de Stephen Aryan es una fantasía muy correcta que no reinventa la rueda pero ni falta que le hace para tenernos entretenidos durante algunas horas.

El protagonista de la historia es Kell Kressia único superviviente de una expedición llevada a cabo por un grupo de héroes para acabar con la amenaza del norte que estaba provocando la pérdida de cultivos y la hambruna en los Cinco Reinos. Se unió al grupo por cabezonería, siendo un joven descerebrado y cansino. Ahora, diez años después, los signos del mal vuelven a estar presentes, pero Kell, más maduro y responsable, no desea realizar de nuevo un viaje del que cree que salió con vida de pura chiripa.

Aryan nos relata una historia que cumple punto por punto el viaje del héroe, como hemos visto muchas veces en la fantasía más convencional. No obstante, nos ofrece una vuelta de tuerca gracias al hecho de que sea la segunda vez que realiza la peregrinación, por lo tanto se suma el factor experiencia. De cara al lector sigue siendo novedoso porque no conocemos el viaje anterior salvo por los extractos del cantar que cierto bardo creó a raíz de la primera aventura, que es maniqueo y está manipulado de forma flagrante.

El viaje y la composición del conjunto de héroes también es convencional, aunque los personajes se hacen de querer con sus peculiaridades y características. Quizá la parte que da más empaque a la historia es la intriga política de la que seremos testigos entre bambalinas, entre los reyes y principalmente la cabeza de la iglesia, que es un ejemplo estupendo de los delirios de grandeza de la estructura eclesiástica.

Aunque la historia es bastante lineal, ya que hay que desplazarse desde el punto A al punto B para acabar con la amenaza C, se agradecen las historias añadidas de los miembros de la expedición, que dan un poco más de variedad a la misión. Y una vez alcanzadas las llanuras heladas, se nota cierta épica inspirada en la exploración del capitán Scott que le sienta muy bien a la aventura, que en caso contrario habría sido demasiado tradicional.

The Coward es una novela correcta, quizá no demasiado original, pero que cumple con su papel de entretenernos de forma más que pasable. Deja abierto el camino para una continuación que lógicamente habrá de centrarse más en los tejemanejes políticos que en una nueva amenaza, pero tampoco tengo la certeza absoluta de qué va a hacer el autor a continuación.

Clockwork Boys

Sé que llego tarde a la fiesta de la autora T. Kingfisher, pero también dice que nunca es tarde si la dicha es buena, así que me alegro de haberle dado una oportunidad. Tras disfrutar de la más que correcta The Seventh Bride, vi que más obras había disponibles de la autora en la plataforma de audiolibros a la que estoy suscrita y escogí Clockwork Boys, aunque no os podría decir muy bien las razones por la que escuché esta y no otra.

A veces el azar nos favorece y así ha sido el caso. Clockwork Boys es la primera entrega de una duología fantástica con toques steampunk. Utiliza una fórmula bastante manida, la creación de un grupo de variopintas cualidades para llevar a cabo una misión suicida. Es así como un paladín, un asesino, una falsificadora y un erudito entran en un bar se embarcan en una aventura destinada a investigar a los propios clockwork boys, una ominosa amenaza que cada vez se acerca más a la ciudad para destruirla. La recompensa para los tres primeros será la libertad, ya que por sus “hazañas” se encontraban en prisión.

El principal punto fuerte del libros son unos diálogos chispeantes con cierta carga de humor negro, que nos harán avanzar por la aventura con una sonrisa en los labios. Y es que los personajes desplegado por Kingfisher están tan bien descritos que parece que estás andando a su lado a lo largo de la campaña. Y no es que no haya causas para el conflicto entre ellos, es que hay para elegir. Desde la misoginia del jovencísimo erudito que cree que la cercanía de una mujer puede ser la causa de su perdición (algo relacionado con la disolución de sus órganos internos por los efluvios femeninos), a los celos pasando por las dudas que genera la posesión demoníaca sufrida por uno de los miembros del grupo, los malentendidos y los choques están a la orden del día. Y sin embargo estos roces irán forjando una amistad entrañable.

Todo esto se desarrolla en un entorno mágico, narrado con toques de road movie porque casi todo el libro sucede en el trayecto en busca de los clockwork boys, que a pesar de dar título a la novela tienen un presencia testimonial aunque terrorífica. El libro tiene ese toque de fantasía antigua, de retelling de otras historias del que ya tuvimos una muestra en The Seventh Bride, pero en esta ocasión no es la base de la narración, tan solo un añadido más.

El audiolibro está narrado por Khristine Hvam, que hace una labor encomiable. Me encanta cuando un narrador es capaz de modificar su voz y su acento para distinguir a cada personaje y sin duda Khristine lo consigue en esta ocasión. Estoy deseando leer la conclusión de la historia y sin duda lo haré por el mismo medio.

The Big Score

En esta casa siempre es una buena noticia una nueva publicación de K.J. Parker, pero si encima es de Saloninus, uno de sus personajes más conocidos, la alegría es doble.

The Big Score nos ofrece todo aquello que esperamos encontrar en la obra de este autor, humor, conspiraciones, estafas, huidas… En la página de Goodreads se define como la tercer entrega de la saga Saloninus y aunque son de lectura totalmente independiente, es cierto que este libro se disfrutará más si ya conocíamos las andanzas del protagonista con anterioridad, ya que hay algunos guiños velados (y no tan velados) a estos acontecimientos pasados.

El hecho de que recalque esta familiaridad con el núcleo de la obra es quizá también su mayor fallo, porque ya no nos sorprende tanto. De alguna manera, esperamos los planes alocados de Saloninus, sus eruditas referencias y su absoluta facilidad para crear genialidades casi en todos los campos del saber, siempre y cuando el hambre o el miedo le aprieten, haciendo de la necesidad virtud.

En esta ocasión tendrá una compañera de desventuras (o una extorsionadora, como se prefiera definirla) pero en ningún momento llegamos a saber ni siquiera su nombre, porque el protagonista absoluto de la historia es él. Esto queda patente tanto en esa primera persona que es la quintaesencia del narrador no confiable como en las loas y alabanzas a su persona, aunque también recibe palos, Y eso que a pesar de sus prácticamente inabarcables capacidades, el final nunca es el deseado. Por eso el ansia de conseguir ese big score, ese gran golpe que le permitiría retirarse sin necesidad de seguir recorriendo a la fuga todo Parkerland, como se ha dado en llamar el mundo donde el autor sitúa gran parte de su producción.

La obra es muy corta, algo que también se agradece para no agotar la fórmula. Apenas supera las cien páginas que ya os digo que se pueden leer prácticamente de una sentada si se dispone del tiempo suficiente, porque el ritmo es endiablado y el entretenimiento está asegurado.

The Shadow of the Gods

Quizá la mejor manera de describir un libro de fantasía no sea hacer hincapié en la verosimilitud de sus batallas, pero no se puede negar que uno de los principales alicientes de la lectura de The Shadow of the Gods son precisamente estas escenas de enfrentamientos épicos, que parecen directamente sacadas de una recreación de la época. Al igual que en los más que recomendables vídeos de Miles Cameron, John Gwynne describe de forma totalmente inmersiva los movimientos de cada batalla, de forma que parece que estemos presentes en ese muro de escudos que choca con el enemigo o en esa escaramuza contra unos asaltantes. También es destacable la crudeza con que se describen los resultados de estos enfrentamientos, con más que considerable cantidad de casquería resultante. The Shadow of the Gods no es un libro para almas sensibles.

La ambientación nórdica también está muy conseguida, el autor consigue hacernos partícipes de la dureza de la vida en condiciones bastante extremas. No obstante, el principal motor de la parte fantástica de la historia es una mitología muy atractiva. Hace siglos hubo un gran enfrentamiento entre los dioses y acabaron todos muertos o desaparecidos. Sin embargo, sus descendientes humanos, los Tainted, siguen en el mundo, muchas veces perseguidos y esclavizados por sus características especiales, que les hacen valiosos a ojos de los poderosos. En esta parte más mágica de la narración cabe destacar la presencia de los vaesen, trolls y todo tipo de seres mágicos que pondrán a prueba a los humanos y sobre todo, sus capacidades de lucha.

Los diferentes puntos de vista de la obra están muy compensados y retienen el interés del lector de una forma bastante homogénea. Aunque cada hilo está condenado a encontrarse con los otros, es cierto que durante la mayor parte de la duración de la novela son independientes, pudiendo considerarse como relatos perfectamente válidos por sí mismos. No obstante, al verlos como un tapiz que se va desplegando ante nosotros, se puede apreciar el trabajo impecable realizado por el autor en la planificación de la obra.

También me parece importante destacar el papel de la mujer en esta sociedad de inspiración nórdica. Dos de los tres puntos de vista del libro son de mujeres, y además de mujeres de armas tomar que representan dos papeles muy distintos, la “ama de casa” que se ve obligada a retornar a un pasado que dejó atrás por amor a su familia y la “rica heredera” que renunció a todo por la fama y la gloria eterna. Pero no son solo estos dos personajes, es que hay muchas más que resultan fundamentales para el desarrollo de la historia. No parece que estén en el libro para cumplir una cuota, si no que se encuentran donde están por méritos propios.

Los personajes están muy bien trazados por Gwynne, que ha sido capaz de conjugar el desarrollo de los acontecimientos con la exposición de sus historias sin que en ningún momento tengamos sensación de infodump. Es verdad que al principio podemos andar algo perdidos mientras nos hacemos la composición de lugar y que los desplazamientos de cada grupo por el mundo a veces pueden resultar confusos, pero estos pequeños problemas se soslayan conformen vas avanzando en la lectura.

Recomiendo mucho la lectura de The Shadow of the Gods, a pesar de la magnífica y engañosa portada que nos había hecho suspirar con la presencia de dragones.

Beneath the Twisted Trees

Es una lástima que la saga The Song of the Shattered Sands no sea un poco más conocida, porque lo cierto es que Brad Beaulieu se va superando con cada entrega. No negaré que es necesario cierto esfuerzo por parte del lector para sumergirse en una trama tan compleja y enrevesada, pero el resultado es más que satisfactorio.

Quizá una de las primeras dificultades que nos encontramos al leer esta historia es recordar qué pasó en los volúmenes anteriores, ya bastante largos de por sí. Para solventar este escollo, el autor utiliza dos métodos. El primero, el más común, es dejar a disposición del lector un resumen en el propio libro y en su página web de lo que ha pasado hasta entonces en la historia, no solo en las novelas principales si no también en alguna de las novelas cortas que resultan fundamentales para conocer las motivaciones de algunos de los personajes. Sin embargo, me gustaría hacer hincapié en el segundo, perfectamente integrado en la propia narración y que sirve como ayuda para el lector. A través de los tatuajes que se van haciendo los personajes, principalmente Çeda pero también otros, asistimos también al resumen de la historia, a través los ojos de algunos de los protagonistas. Este método hace que descubramos no sólo qué ha pasado antes, si no que lo vemos a través de la óptica de otras personas, no del narrador habitual, añadiendo una nueva capa de complejidad a la historia. A mi entender, todo un acierto por parte del autor.

Ya había hecho hincapié anteriormente en la exquisita prosa de Beaulieu así que para no repetirme mucho hablaré sobre las relaciones entre los personajes. Me parece muy arriesgada la apuesta del autor por los múltiples puntos de vista que ofrece, ya que hace que no sea fácil seguir la historia. Al principio de la saga con tener más o menos controlada a Çeda podíamos ir enterándonos de la narración, pero ahora, aunque ella sigue teniendo un marcado papel protagonista no es menos cierto que han aparecido otros personajes que captan nuestra atención, tanto entre sus aliados como sobre todo entre sus enemigos. Se van incorporando nuevas facciones a las luchas de poder, no solo entre los doce reyes de Sharakai (o lo que queda de ellos) si no con fuerzas ajenas a la ciudad que ansían poseerla. Hay batallas navales en el desierto, hay magia de sangre y necromancia e intriga, muchísima intriga. Pero no contento con esto, el autor también nos ofrece una visión flexible del amor y de las relaciones interpersonales, todo un muestrario de amor. Fraternal, materno, filial…

También es cierto que el libro, como toda la saga, adolece de ciertos problemas de ritmo. Supongo que es algo inextricable a su propia complejidad, pero hay ocasiones en que parece que la historia no avanza. Es maravilloso recrearse en la contemplación de las dunas y la belleza del desierto o en el intricado diseño de los tatuajes de las tribus, pero cuando una novela ya es de por sí bastante larga, quizá se agradecería no andarse tanto por las ramas en según qué momentos.

Pronto estará disponible la siguiente entrega y no dudo de que volveré a adentrarme en el desierto con interés renovado por la historia.

Seven Deaths of an Empire

De nuevo contamos con la ayuda de Antonio Díaz en esta reseña conjunta. Desde aquí, agradecerle una vez más su colaboración.

Lo primero que me llamó la atención de Seven Deaths of an Empire fue su portada, que es bastante impactante, ya que el nombre del autor era totalmente desconocido para mí. Pero todo el mundo tiene que empezar por algún sitio así que una sinopsis interesante y una portada tan espectacular son un buen motivo para darle una oportunidad.

Nos encontramos ante una fantasía correcta pero previsible que se inspira en el Imperio Romano, aderezándolo con algo de magia. Donde digo toma como base, se puede decir perfectamente que copia descaradamente la ambientación.

Parece una salida facilona para un panorama literario donde pueden verse todo tipo de escenarios mucho más logradas. No sólo puramente fantásticas si no también basadas en otras culturas con menos visibilidad y que resultan más interesantes y exóticas para el lector occidental.

Si ya hemos establecido que el escenario no es precisamente el punto fuerte de la novela, ¿qué podemos destacar? ¿Los personajes? ¿La trama? Desgraciadamente, ninguno de estos aspectos es especialmente novedoso tampoco.

La novela está estructurada en dos hilos convergentes. Uno está protagonizado por un viejo general llamado Bordan al mando del ejército de este Imperio pseudorromano que se queda en la capital a pesar de la campaña que está en pleno curso en el norte (contra los bárbaros ni más ni menos). El otro hilo presenta a Kyron, un aprendiz de mago que sale de la capital por primera vez como parte de la campaña militar. Es joven, inexperto y viene con muchas ideas preconcebidas sobre los “bárbaros” que vienen a “civilizar”.

Las dos tramas tienen un interés parecido, y se ve durante la narración que están condenadas a encontrarse. No obstante, el ritmo es bastante parsimonioso, y aunque supuestamente se dosifique la información para saber cuál es la relación entre ambas, desde muy al principio de la novela se ve venir la conexión.

Ése es, posiblemente, el principal problema de la novela: la previsibilidad. Al principio el libro comienza con la muerte del emperador en el frente. Como consecuencia se desata una serie de intrigas para asegurar la sucesión al trono. Sin embargo desde el principio se ve venir lo que va a pasar y el lector moderadamente avezado podrá descubrir al verdadero culpable antes de llegar a la mitad del texto. Aunque el final en sí mismo no sea tan fácil de adivinar, saber estos detalles de la conspiración arruina bastante el disfrute de la novela.

Un punto a favor de la novela es la presentación de las culturas “bárbaras” como algo diferente, pero no peor. Kyron tiene un interesante arco de paso de madurez sobre todo por las conversaciones sobre esta otra cultura.

El otro hilo, protagonizado por Bordan, no tiene un arco de ese tipo pero resulta entretenido ver los tejemanejes que los diferentes miembros del consejo de llevan entre manos y los esfuerzos que lleva a cabo por mantener en vereda a los miembros de la familia real.

Cuando al fin ambas tramas se encuentran, la historia gana algo de ritmo, pero es muy tarde en el desarrollo del libro como para compensar la lentitud anterior. Y no es que sea un libro corto pero puede dar la impresión de que el autor se ha quedado con alguna cosa en el tintero y quizá le habrían venido bien algunas páginas más para para rematar la faena. O puede que simplemente se esté guardando material para la siguiente entrega, ya confirmada.

Un aspecto interesante aunque poco desarrollado en la novela es el sistema de la magia. No es el colmo de la originalidad pero los magos utilizan un sistema de ‘bordado’ con el que crean constructos o ‘tejidos’ uniendo con la mente los diferentes puntos mágicos que hay flotando invisibles por el mundo. Este sistema permite crear hechizos al vuelo pero también imbuir objetos con efectos mágicos que, generalmente, se agotan pronto. Hacia al final de la novela se presenta una aplicación de la magia distinta que permite almacenar poder en objetos para liberarlo posteriormente con sorprendentes efectos.

Ojalá se hubiese utilizado más este recurso, porque al final la novela queda un poco en terreno de nadie, algo de fantasía algo de retelling de historia pero nada definido. Y con ese sistema de magia quizá se podría haber dado algo más de originalidad a la novela, don del que anda escasa.

En la continuación, en la que esperemos el desarrollo de los personajes protagonistas continúe a un ritmo más dinámico, posiblemente se exploren otras áreas del Imperio y otras formas de utilizar la magia. Los que queden vivos, porque el título ciertamente está bien puesto.

Es difícil recomendar un libro que no termina de cuajar en muchos aspectos, así que creo que habrá que esperar para ver si la segunda entrega complementa la historia mejor que esta primera entrega.

Mordew

Mordew era un libro que me intrigaba desde que tuve conocimiento de su existencia. Ese aire a fantasía clásica, acompañado de cierto espíritu macabro y retorcido se sale de lo que suelo leer habitualmente, así que cuando tuve la oportunidad escucharlo en audiolibro no la dejé pasar.

Lo primero que me gustaría destacar es la espectacular labor del narrador. Increíble la gama de voces que es capaz de desplegar Kobna Holdbrook-Smith, una para cada actor perfectamente distinguible y asociada a la personalidad definida por el escritor. Es capaz de utilizar hasta las pausas para respirar y la propia respiración para definir cada párrafo. Me he quedado maravillada por su labor y esta valoración de la obra está muy influida por ella.

Mordew comienza de una forma muy dickensiana, con la vida diaria en los suburbios de la propia Mordew. Nos centraremos en el protagonista, Nathan Treeves, que a duras penas logra sobrevivir entre la miseria de los arrabales con un padre enfermo y una madre resignada a vender su cuerpo para mantener a la familia. Las estampas de hambre y desesperación son el impactante comienzo de la novela, pero pronto se empezarán a desvelar detalles sobre el trasfondo mágico de la novela. El barro que cubre el barrio está insuflado de vida y es capaz de crear criaturas mágicas de corta existencia. Además Nathan es capaz de utilizar magia y esta es una de las características por la que su vida se ve entrelazada con la del señor de la ciudad.

El libro está plagado de detalles muy curiosos, como las historias de origen de algunos de los compañeros de la banda a la que acabará uniéndose Nathan en busca de fondos para conseguir la medicina que podría curar a su padre. También es cierto que el tono macabro no dejará en ningún momento la narración, así como cierta crueldad respecto a los estratos más bajos de la sociedad. Hay magia de sangre, sacrificios, y una atmósfera en general lúgubre y desalentadora. La novela se puede considerar como el rito de madurez del propio Nathan, que vemos evolucionar conforme van pasando los capítulos, pero con muchas historias secundarias que dan más empaque a la propia novela.

El ritmo en ocasiones es bastante parsimonioso, parece un efecto buscado por el autor, por ejemplo en alguna de las peroratas que suelta Anaximandres (un personaje de lo más peculiar que no describiré en detalle pero que es uno de los mayores aciertos del libro) se puede ver como Alex Pheby se recrea en el uso del lenguaje para ralentizar la acción.

En algunas de las reseñas que he leído sobre el libro se hace hincapié en la especial importancia del glosario que acompaña el libro, pero en la versión que yo he escuchado esta parte no está incluida, por lo que no puedo juzgar si realmente complementaría de forma adecuada la lectura. El audiolibro se sostiene por sí mismo aunque me queda la curiosidad sobre qué nueva información podría aportar esta inclusión.

Al tratarse de la primera entrega de una trilogía resulta muy difícil evitar la sobreexposición al mundo que el escritor ha construido y parece que Pheby no intenta mitigar los efectos de este infodumping. Espero que en las continuaciones, con un mundo y unas reglas ya establecidas, el autor pueda centrarse más en la historia en sí y menos en el escenario.

Triggernometry y Advanced Triggernometry

Tras el anuncio por parte de la editorial El Transbordador de la publicación de Triggernometry en nuestro país y viendo que estaba muy próxima la publicación de la continuación, llamada Advanced Triggernometry decidí no esperar más para leer estas obras que con sus buenas referencias tanto llamaban mi atención.

Se trata de dos historias muy cortas y alocadas con una premisa de esas que rompe la baraja desde el principio. Las matemáticas están prohibidas y los que ejercieron su enseñanza o demuestran tener conocimientos en el campo son forajidos. En un escenario típico de western, Holborn aprovecha para introducir a todos los matemáticos de la historia que se le ocurren para recrear las escenas más típicas del Far West que harían las delicias de cualquier aficionado al género. Desde el asalto al tren del dinero o la defensa de un pequeño pueblo del ataque de despiadados representantes de la ley, la autora pasa por su tamiz matemático las escenas de acción más disparatadas, ayudada por un transportador de ángulos y un pie de rey, herramientas imprescindibles para acompañar a un buen rifle en estos tiroteos.

El ritmo es frenético y a esto le viene de perillas la escasa duración de ambas entregas, que se pueden leer prácticamente de una sentada. Es cierto que yo tardé algo más en mi afán por conocer los detalles de la vida real de los matemáticos que aparecen en los libros, ya que salvando los más conocidos, he de reconocer que muchos nombre ni siquiera me sonaban. En cuanto a los personajes históricos representados, me encanta la plétora de matemáticos y matemáticas que nos muestra la autora. Y, si atendemos a lo que dice la Wikipedia sobre ellos, están escogidos de forma que los papeles que representan se ajustan un poco a lo que se conoce sobre ellos.

También es de destacar la crítica al fundamentalismo que transpira el conjunto, dando a entender que cuando menos formado esté el pueblo más fácil resulta manipularlo. De hecho, los que ostentan el poder son en ambas narraciones los detonadores de los problemas, ya que al llevar la avaricia por bandera acaban por asfixiar a la gallina de los huevos de oro.

También es cierto que ambos relatos son tan cortos que pueden considerarse anecdóticos dentro de un mundo que quizá convendría explorar más. Ignoro los planes de Stark Holborn respecto a la continuidad de la serie, pero también os digo que tengo gran interés en saber qué nos deparará su novela, Ten Low.

Fireheart Tiger

No suelo empezar mis reseñas diciendo algo malo sobre la obra en cuestión, pero en esta ocasión he de reconocer que Fireheart Tiger me ha sabido a poco, me la he acabado casi del tirón.

Resulta asombrosa la capacidad de Aliette para crear en muy pocas páginas un mundo totalmente creíble, una suerte de world-building minimalista que sin embargo sirve perfectamente como escenario para la historia. Unas negociaciones territoriales entre dos poderes muy desiguales enmarcan una historia de amor, en la que de Bodard aprovecha para abrirnos los ojos ante las relaciones tóxicas y sus consecuencias.

De nuevo, como hace poco leí en Winter’s Orbit, se hace hincapié en el sentimiento de culpabilidad que la víctima siente por no ser adecuada para la pareja, por no cumplir sus estándares y provocar conflicto, en una ceguera causada por el abuso de poder del “compañero”. Esto, añadido a la presión familiar a la que también se ve sometida la protagonista, que desmerece todos sus logros y solo alaba a sus hermanas mayores, da lugar a una personalidad castigada y propensa a la minusvaloración.

El hecho de que el romance de la historia sea lésbico no influye para nada en todas estas reflexiones que propone Aliette, da igual el tipo de pareja si los juegos de poder están presentes de esta manera.

También me gusta la presencia del elemento mágico, algo exótico para contrastar las mundanas negociaciones por unos derechos territoriales o la posibilidad de construir empalizadas o no. El contraste le sienta muy bien a la historia y la presencia de esta magia sin duda influye definitivamente en la decisión de la protagonista.

Entiendo que también se pueden observar paralelismos entre esta historia y el colonialismo sufrido por muchas tierras, que lucharon por conservar su identidad y apenas lo consiguieron. No obstante, me parece que ofrece mucha más fuerza la relación amorosa que esta otra interpretación, perfectamente válida por otra parte.

Esperemos que la autora se prodigue un poco más en este mundo que ha resultado muy atractivo, aunque me temo que sus obras van a ir por otros derroteros.

The Unbroken

Había mucha expectación con la publicación de esta novela, con una portada de rompe y rasga, que trata temas como el colonialismo y el abuso de poder. He de decir que el mensaje que la novela pretende hacer llegar está ahí, pero que pierde un poco la fuerza que sería necesaria para dejar marca debido a la forma en que está escrita.

La protagonista de la novela es Touraine, una militar que fue secuestrada en su infancia de una de las colonias del imperio de cuyo ejército forma parte. En un ejemplo clarísimo de intento de asimilación, el imperio ha creado unos destacamentos formados exclusivamente por extranjeros criados desde la más tierna infancia en la cultura imperante. Sin embargo, no se los considera ciudadanos y sufren ese sentimiento de no pertenecer realmente a ningún lugar. Esto está muy bien representado en la novela y creo que es uno de sus puntos fuertes, el tremendo choque cultural provocado por el regreso al lugar de nacimiento pero como fuerza invasora y “apaciguadora”. Es bastante clara también la inspiración francesa en la creación del mundo, pero no me atrevería a asemejar estos regimientos con la Legión Extranjera, ya que tengo entendido que después de unos años de servicio se consigue la nacionalidad francesa y esto es algo que aquí ni se plantea.

Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos es bastante fortuito y demasiado basado en la casualidad. Justo cuando llegan al puerto Touraine salva la vida de la princesa heredera del trono destinada a calmar la rebelión sea por los medios que sea. Y uno de los atacantes la reconoce por su increíble parecido con su madre, miembro de la resistencia.

A partir de aquí comienzan una serie de peripecias y traiciones, de vaivenes de la narración que no le hacen ningún favor al mensaje que se pretende transmitir. La existencia de una magia curativa cuya consecución es uno de los objetivos principales de la expedición y que era un secreto bien guardado, queda expuesto de la manera más tonta. Y sinceramente la relación de atracción entre Luca y Touraine me parece poco sana, basada en principio en el agradecimiento pero también en la propia subyugación.

Las intrigas políticas son bastante de manual, aunque he de reconocer que en el terreno militar, las escaramuzas que dirimirán el resultado del conflicto se basan más en la inteligencia que la fuerza bruta.

Me gustaría también destacar la representación de personajes variados en el espectro LGBTIQ+. Esto es algo totalmente normalizado en la sociedad, tanto en la cultura imperante como en la subyugada. Indudablemente hay otros problemas, pero este tema en particular está completamente superado.

The Unbroken es un libro del que esperaba más, quizá cegada por la campaña de marketing a su alrededor. No digo que no merezca la pena leerlo y quizá le de una oportunidad a la siguiente parte, pero tampoco puedo recomendarlo fervorosamente.