A Man of Shadows

Sigo intentando ponerme al día con las recomendaciones del último programa de los VerdHugos de lecturas del 2018 y en esta ocasión le tocaba a Jeff Noon y su A Man of Shadows. Os preguntaréis cuándo me voy a poner a leer lo del año 2019, pero la respuesta está clara… en 2020.

El concepto en el que se basa la novela es fascinante. Una ciudad en la que coexisten diversas líneas temporales a las que cada persona va saltando por el simple procedimiento de cambiar la hora en su reloj. Dicho así parece fácil, pero si con dos cambios de hora al año a muchos de nosotros ya nos vuelven locos, imaginaos lo que un tránsito constante puede llegar a causar. Y sin embargo, no hay apenas conflictos, al menos aparentemente. La ciudad que nos ocupa, además, está dividida en dos partes, como el día y la noche. En una parte siempre hay luz, con una cantidad de luminarias e instalaciones eléctricas que serían el sueño dorado de cualquier directivo de Endesa mientras que en la parte oscura ocurre todo lo contrario. Y existe una zona intermedia no muy bien definida que es el sustrato para todas las pesadillas de sus habitantes.

Partiendo de esta base indudablemente fascinante, Noon nos cuenta una historia noir de detectives muy en consonancia con el entorno, pero que de alguna forma falla en su intento narrativo. El hilo le permite hacernos visitar las distintas zonas de la ciudad desde las más luminosas a las que representan la oscuridad total y es innegable el interés que pueda suscitar cada una de ellas, pero la falta de carisma del personaje principal y de la historia da al traste con el resto de la novela.

El autor juega bastante bien con la ambigüedad y la dualidad inherente a la propia definición de la ciudad y por lo tanto el desenlace no debería sorprendernos tampoco. La presencia de un asesino al que nadie es capaz de ver actuar a pesar de que lleva a cabo sus acciones en público le añade algo de salsa a la mezcla, pero por desgracia el libro no acaba de cuajar a pesar de los buenos ingredientes de los que partía.

The Ingenious

Llegué a leer The Ingenious de pura casualidad, ya que no conocía al autor ni tenía referencias sobre su obra, pero a veces lees libros por intuición, por salir de tu zona de confort a ver qué te encuentras.

Lo que me encontré en este caso fue una historia fantástica con una ambientación muy atractiva aunque no exenta de fallos. Hay una gran descompensación entre el interés de la ciudad en la que se desarrolla todo, Athanor, y la propia narración. Mientras que las descripciones de una ciudad en perpetuo movimiento con tintes barrocos de crecimiento casi orgánico son realmente espectaculares, la historia en sí no deja de ser un conato de rebelión ante el poder establecido.

La imaginación de Darius Hinks se desborda al describir los barrios que conforman Athanor, que son literalmente arrancados de su emplazamiento original para unirse al sistema en perpetuo movimiento que constituye la ciudad. Con estas adquisiciones llegan también los habitantes correspondientes, dando lugar a una amalgama de culturas y seres variopintos que podrían haber dado muchísimo juego, pero que no se aprovecha.

Hay cierto punto sádico en cómo el autor se recrea en los síntomas más evidentes de la adicción a las drogas promulgada y facilitada por el poder, que para mantener a las masas idiotizadas (además de otras motivaciones más oscuras) inundan las barriadas humildes de estupefacientes baratos.

En cuanto a los personajes, resulta extremadamente difícil empatizar con ellos, pues sus acciones son erráticas y eminentemente egoístas. Se acaba dando importancia a un personaje bastante secundario que casi casi pasa desapercibido durante el 90% de la novela, lo que parece un fallo de planificación o que el autor jugaba con las cartas demasiado ocultas.

La magia es potente pero está reservada solo a unos pocos estudiosos que sufren de ombliguismo extremo y que no son capaces de ver las amenazas que se ciernen sobre ellos, obcecados en una vida de estudio constante del Arte que apenas da frutos.

The Ingenious no es una lectura fácil pero si disfrutas de un libro donde la ambientación es la pieza clave, quizá sea para ti.

Lord of All Things

Andreas Eschbach es un autor al que conocí con la fabulosa Los tejedores de cabellos, un libro que nunca se recomendará lo suficiente, pero del que después leí El vídeo Jesús, que fue un batacazo considerable. ¿Qué escritor me encontraría con Lord of All Things? ¿El de la ciencia ficción asombrosa o el de los guiones de película de Antena 3 en la sobremesa?

El resultado se queda a medio camino. Aunque en realidad es una novela de ciencia ficción, durante casi tres cuartas partes del libro se puede leer como un thriller un tanto descafeinado, con esos elementos que caracterizan a las novelas pasapáginas. Constantes cambios de localización a lo largo del globo, intrigas y rencillas personales que se prolongan a lo largo de los años, historias de amor quebradas por las circunstancias… Leer esa parte me ha resultado un poco cansado, no me picaba tanto la curiosidad, quizá también porque los personajes son algo arquetípicos.

El último tramo, cuando ya entramos de lleno en la parte especulativa, incrementa algo el interés. Aunque la solución definitiva resulta ser bastante obvia, entiendo que para una persona no muy ducha en la lectura de ciencia ficción puede resultar sorprendente.

Supongo que es injusto juzgar una obra comparándola con algo tan extraordinario como Los tejedores de cabellos, y he intentado sinceramente que no me influyera tanto en la reseña y en la lectura. Sin tener en cuenta este hecho, el libro se sostiene a duras penas por sí mismo, además de tener algunos aspectos un tanto machistas, como ese momento en una exploración en la que el fotógrafo les pide a las investigadoras que hagan como que están trabajando, para que salgan bien en la foto. En serio…

Por todo esto, no puedo recomendar el libro salvo para fans muy fans del autor o para pasar el rato, ambas opciones perfectamente válidas.

El libro está traducido al inglés por Samuel Willcocks.

The Ninth Rain

En una de esas ofertas irresistibles en las que se está especializando Borja Bilbao, me hizo con el libro galardonado con el premio British Fantasy a la mejor novela de fantasía del año pasado. Además, he tenido la suerte de ir comentándolo con Antonio Díaz, lo que no hace si no incrementar el provecho que se le puede sacar a una lectura.

Con estos antecedentes, parecería que The Ninth Rain debería haber sido una grata experiencia, pero no ha sido capaz de convencerme por completo. Os cuento por qué.

Es cierto que uno de los personajes, Vintage, me ha encantado. Una erudita millonaria que se dedica a investigar los restos de una fuerza invasora que ha intentado en repetidas ocasiones acabar con todo, a la que no le importa ponerse el mundo por montera. Los otros personajes no es que estén mal, pero palidecen en comparación. Está Tormalin, uno de los últimos elfos… digo… eborianos que quedan y Noon, una fell-witch, que comienza la historia encerrada en un institución especial para este tipo de brujería.

El mundo es oscuro y truculento, los restos de las guerras anteriores amenazan la vida habitual de los humanos supervivientes y todo es desesperanza y tragedia.

Quizá Jen Williams se regodea en exceso en esta decadencia, pero cada descripción es un poco más gore que la anterior. Vale que estamos hablando de grimdark y que es posible que yo ya no tenga el cuerpo para estos trotes, pero llega un momento en el que cansa ver tantos intestinos y vísceras humanas puestas a ventilar. La mezcla de géneros que utiliza (porque se puede interpretar también que hay un poquito de ciencia ficción en la novela, si se ve desde un prisma determinado) es fascinante y las posibilidades que abre son muy variadas, pero requiere un esfuerzo consciente por parte del lector, tanto para entrar en la historia que arranca demasiado lenta como para sortear los coágulos de sangre y ectoplasma. De momento, no me he quedado con ganas de saber qué pasa en la siguiente entrega a pesar de que el relato se queda en un estupendo cliffhanging (o Behemoth-hanging)que deja abiertas muchas posibilidades.

They Promised Me the Gun Wasn’t Loaded

Los superhéroes están de moda. Hace ya tiempo que los ingresos por películas superan a los de la venta de los propios tebeos y los temas “superheroicos” están muy presentes en la sociedad, por lo que es normal que la literatura también tenga ejemplos de este tipo. Desde Viciouso la más reciente Vengeful,pasando por Pronto seré invencible o la patria Mundo de Dioses, cada vez hay más novelas que se pueden enmarcar en este género.

Cuando leí They Promised Me the Gun Wasn’t Loaded ni siquiera sabía que se trataba de la segunda entrega de una serie (a veces pasa, se pone una a leer a lo loco y se entera después de las cosas), pero esto no ha sido óbice para disfrutar de la lectura, aunque es posible que me haya perdido referencias. No ha sido importante, pues he disfrutado como pocas veces riendo a mandíbula batiente.

El mundo está poblado por seres superpoderosos de luz (Sparks) y seres malvados de sombra (Darklings) pero no todo es blanco y negro, por supuesto. En un principio pensé que el objetivo de James Alan Gardner, además de ser bastante irreverente, era ignorar todas las leyes de la física cuando no contravenirlas directamente, pero el libro tiene bastante más. Si hace falta, ya vendrá José Manuel Uría a hablarnos sobre la física del universo Gardner y seguro que encuentra alguna forma de justificarlo.

La protagonista, Jools, es una estudiante de biología que ha adquirido recientemente superpoderes junto a sus compañeras de piso debido a… (¡oh, sorpresa!) un accidente en un laboratorio. Parece que todo el libro se reduce a unos conceptos bastante simplistas (luz contra oscuridad, tecnología contra magia, bien contra mal…) pero el autor es capaz de desarrollar una trama bastante alocada con un ritmo envidiable, burlarse de nuestras ideas preconcebidas y de paso, crear una ropa interior de origen orgánico capaz de contener el traje de superhéroe correspondiente y vestir al usuario en menos de dos segundos (eso sí que es tecnología avanzada y lo demás son paparruchas) .

La característica principal del libro es el humor que aparece en muchos de los párrafos especialmente basándose en comparaciones con el mundo animal (al fin y al cabo la protagonista es bióloga) pero también metiéndose con el mundo universitario y, por si no os habíais dado cuenta, con la física.

El ritmo está bien llevado, las referencias a conceptos biológicos se mezclan con las menciones a actores de películas hongkonesas como Iron Monkey, hay incluso algunas pequeñas dosis de reflexión sobre lo que realmente significaría tener este tipo de poder, en una novela equilibrada y principalmente entretenida.

Me he quedado con una muy buena sensación al leerlo y con ganas de coger el primer libro de la serie… y los siguientes también.

La danza del gohut

Se han juntado dos razones para que acabara leyendo La danza del gohut. La primera, como creo que la de bastantes otros, es la recomendación que hizo Alex en el último programa de los VerdHugos de 2018. Pero es que además, tengo el propósito de leer más libros escritos originalmente en español, ya que últimamente el inglés está monopolizando mis lecturas y me temo que influyendo mucho también en cómo escribo.

Ferrán Varela escribe una historia de opuestos que acaban complementándose. Como bien expresa Mariano Villarreal en el prólogo el taoísmo es una de las interpretaciones filosóficas que emanan de la historia. Pero es cierto que no es el único tema que se explora en poco más de cien páginas. También se explaya sobre la posibilidad de redención de las faltas cometidas, las consabidas desigualdades sociales (sea en un mundo pseudomedieval, sea en nuestro propio momento temporal) y las responsabilidades impuestas por la sociedad.

La estructura del relato, que decide comenzar casi por el final, se adapta como un guante a esta compleja mezcla de intenciones. Indudablemente quita algo de fuerza a la narración porque ya sabemos algo de lo que pasará, pero es un problema mínimo comparado con la libertad que ofrece saber hacia dónde encamina sus pasos el autor, permitiéndole centrarse en otros aspectos.

Me ha encantado la prosa que utiliza Varela, buscando en todo momento la palabra adecuada, mencionando por ejemplo un bargueño cuando perfectamente podría haber dicho mueble, consiguiendo así una riqueza léxica que hace resaltar aún más la obra.

También me parece destacable la creación del mundo, cómo deja entrever algo mucho más complejo de lo que somos capaces de leer en un espacio tan corto, con detalles como el juego La toma del castillo, del que indudablemente me gustaría conocer las reglas o la estructura universitaria en la que la tutora aspira a ascender.

En definitiva, recomiendo mucho la lectura de La danza del gohut. Y ahora tendré que seguir buscando las recomendaciones de Alex, porque desde luego con esta ha dado en la diana.

Vigilance

Esta lectura es tan corta e intensa como un puñetazo sin avisar en el estómago. Es claramente deudora de The Running Man, aunque le da otra vuelta de tuerca a la historia.

Robert Jackson Bennett nos sitúa en unos Estados Unidos deshumanizados, que han quedado atrás en la supremacía global, claramente adelantados por los chinos. Y esto no ha hecho si no agudizar los problemas de una sociedad obsesionada con las armas como “protección” contra los ataques del “enemigo”, un ente que no está muy definido pero que amenaza cada uno de sus pasos. En medio de este clima de paranoia, un show televisivo ofrece la carnaza que les reafirma en sus opiniones. Vigilance es un tiroteo sobre inocentes que no se sabe cuándo tendrá lugar, pero para el que hay que estar preparado. Los índices de audiencia son sencillamente brutales, pero aún así el marketing quiere más… y dispone de herramientas para ello.

El autor utiliza de manera muy acertada el ritmo de la historia y la violencia inherente a este tipo de relato. El clima de miedo que ahoga a la sociedad estadounidense en el año 2030 es terreno próspero para la venta de armas masiva, en una extrapolación no sé si demasiado exagerada de lo que ocurre en la actualidad. Y sin embargo, lo más preocupante no es esto. Es la verosimilitud de las reflexiones que en algunos momentos aparecen, como la insensibilidad que acaba resultando de la exposición continua a la violencia. En particular hay un pasaje sobre la muerte de niños que resulta especialmente sobrecogedor, en una suerte de círculo vicioso que hace que los espectadores no sean capaces de apartar los ojos de la televisión.

El hecho de que se utilicen dos puntos de vista para enfrentar distintas opiniones me parece bastante acertado, aunque la mayor carga de la narración la lleve el alto ejecutivo de marketing responsable del programa televisivo.

Recomiendo Vigilance a quien desee leer un mensaje político muy fuerte en contra de la proliferación masiva de las armas, con algunos toques futuristas pero sobrecogedor por lo verosímil que llega a resultar.

Future Science Fiction Digest, Issue 1

Cuando Alex Shvartsman me hizo llegar un ejemplar de esta revista me llamó mucho la atención, sobre todo por la intención de hacer llegar al público angloparlante obras de autores traducidos, algo muy poco habitual. El resultado es sin duda curioso y tengo por seguro que seguiré leyendo las siguientes entregas.

The Rule of Three de Lawrence M. Schoen

El gobierno y las corporaciones chinas están haciendo grandes esfuerzos para acercar la ciencia ficción de su país a occidente y también para el caso contrario. Este relato está inspirado en la estancia del autor en el SF Camp en Danzhai.

Cuando un extraterrestre aterriza en la Tierra no lo hace en ningún lugar conocido, si no en lo más recóndito de China. En este relato veremos una historia de primer contacto pero con un toque especial, ya que solo las cosas muy sencillas están dentro de la Regla de Tres que rige las relaciones de los extraterrestres. El relato, desgraciadamente, pierde interés conforme va avanzando, pero no deja de ser una narración curiosa para el lector.

SisiMumu de Walter Dinjos

Notable relato sobre la desigualdad de las clases y la explotación de unos humanos a manos de otros. En un entorno apocalíptico, con la Tierra carcomida por la radiación, la clase en el poder ejerce su preeminencia mediante la administración de nanomedicinas capaces de combatir las consecuencias de esa exposición nuclear, el único pago que recibe la tribu explotada que continúa viviendo en el planeta. Mezclado a su vez con exploración espacial en búsqueda de una solución para la Tierra, se trata de un cuento muy recomendable de un autor que desgraciadamente nos dejó en 2018.

The Emperor of Death de Marina y Sergey Dyachenko, traducido por Julia Meitov Hersey

Hace bastante tiempo tuve la oportunidad de leer Vita Nostra, una muy buena novela de los autores rusos Marina y Sergey Dyachenko, pero no había leído nada más de ellos. Este relato de nuevo me pone en el buen camino para volver intentar a conocer su ingente producción, ya que está bien medido y tiene la dosis justa de misterio para que quieras seguir leyendo. ¿Qué ocurre con un joven nacido en el espacio que es el único superviviente de su viaje espacial?

Profile: The Dyachenkos de Julia Meitov Hersey

Interesante artículo sobre los autores rusos que no hace si no incrementar mi interés por su obra.

One Bad Unit de Steve Kopka

Entrenida historia sobre un desarrollador de nanobots, protegido quizá en exceso por sus valiosísimos conocimientos que decide un día escapar de la jaula en la que está encerrado, aunque solo sea temporalmente.

A Vaccine for the Virus of Empire? Phoebe Barton

Un ensayo quizá demasiado corto sobre la inherente necesidad de la existencia de un Imperio en la gran mayoría de las obras de ciencia ficción.

The Substance of Ideas de Clelia Farris, traducido por Rachel Cordasco

Curioso relato sobre el amor y las adicciones, en una sociedad dividida en dos estamentos muy diferenciados en un mundo lejano. Me gusta más la parte de exploración al comienzo que el desarrollo propio de la historia, pero creo que es un producto sólido.

In All Possible Futures de Dantzel Cherry

Un robot capaz de prever las diferentes consecuencias y universos paralelos a los que puede dar lugar las decisiones que afectan a sus dueños protagoniza este corto relato.

A Conversation with Javier Grillo-Marxuach y José Molina de Joshua Sky

Entrevista a dos figuras de la TV totalmente desconocidas para mí, en el que logras aprender algo sobre ese mundillo.

Perfection de Mike Resnick

Debo tener algún problema con la obra de este autor porque la mayoría de los relatos que voy leyendo suyos no me convencen. En este caso la narración gira entorno a la búsqueda de la mujer ideal, pero claro ¿no habrá una mujer ideal distinta para cada sujeto?

Wordfall de Liang Ling, traducido por Nathan Faries y Zhao Li

Para mi gusto, el mejor relato de la revista y que puede justificar por si mismo la compra de este número. De nuevo una historia de primer contacto, pero esta vez desde el punto de vista de un padre obsesionado con el trabajo a bordo de la nave que es incapaz de dejar sus responsabilidades de lado para ocuparse de su hijo. Tierno y a la vez especulativo, merece la pena leerlo.

Espero con intriga los contenidos del siguiente número de esta revista, que seguro tendrá un lugar reservado en mis lecturas.

In an Absent Dream

En cuanto cayó en mis manos me puse a leer In an Absent Dream, la cuarta entrega de la saga Wayward Children de Seanan McGuire.

Escrito con el estilo totalmente inmersivo de la autora, se trata de una precuela que nos retrotrae en el tiempo hasta 1964, para contarnos la historia de Katherine, a quien ya conocíamos de Every Heart a Doorway.

Utilizando como telón de fondo el Goblin Market de Christina Rosetti (presente en varias obras de fantasía de la cultura anglosajona) y su idea de trato justo, McGuire nos hace reflexionar sobre el verdadero sentido de la amistad y el necesario sacrificio para buscar la justicia. Lo que comienza como una aventurilla infantil se va volviendo más oscura conforme va pasando el tiempo, del mismo modo que la vida nos va enseñando poco a poco que no hay nada gratis y que todo tiene un precio.

Otra reflexión muy acertada de la autora es la necesidad de seleccionar nuestro camino entre las múltiples posibilidades que se nos presentan, ya que resulta totalmente imposible llegar a un equilibro para afrontar todas las decisiones que la existencia nos va poniendo por delante. Se trata de un relato de rito de paso, de alcanzar la madurez psicológica cuando la madurez física todavía no está al alcance.

Quizá esta entrega no es tan brillante como las dos primeras, que eran realmente excepcionales, pero aún así la lectura es absorbente y rápida, y nos deja con ganas de más entregas de esta serie que ha venido al mundo de la fantasía para sentar cátedra.

Static Ruin

En esta última publicación de su Voidwitch Saga, Corey J. White aprovecha para atar los cabos sueltos que había ido dejando en las dos entregas anteriores, cerrando de manera bastante correcta una trilogía que estaba algo desequilibrada desde un principio por los increíbles poderes de la protagonista.

White escarba un poco en el pasado que todavía desconocíamos de Mars Xi, cuando va a buscar sus auténticos orígenes para lo que debe ponerse en contacto con su padre.

Static Ruin está menos centrada en la acción que las anteriores y tiene algunos pasajes reflexivos muy interesantes sobre la manipulación genética y los límites de la exploración científica, pero tampoco ahonda lo suficiente en este dilema moral como para distraernos de la principal función de esta publicación, que es cerrar la historia con un final aceptable, dejando abierta la posibilidad de una continuación.

El autor busca una carga emocional que en las entregas anteriores ya se vislumbraba pero que aquí alcanza su cénit. Me gustan algunas pequeñas pinceladas que añaden algo de humor a una historia que de por sí es terriblemente oscura y creo que Corey J. White es un autor interesante al que seguir. Como pronto volveremos a tener noticias suyas, es probable que vuelva a visitar el blog.