El jugador impasible

Las nuevas publicaciones de Víctor Guisado son una cita ineludible en mi calendario, así que cuando salió a la venta este libro sabía que pronto iba a leerlo.

El jugador impasible y otros gritos camuflados de relato contiene cinco historias de diferente longitud. Uno de ellos fue mi puerta de entrada al autor y ya lo comenté en su momento, así que me  lancé a por los otros cuatro.

El tono de los relatos es distinto a lo que ya conocía de Víctor. A diferencia de la historia de Me tragó el igualma, estos gritos camuflados de relato son menos intimistas y quizá más reinvindicativos. El primero es extremadamente corto y puede servir de introducción para los demás, que no poseen un hilo conductor común, a no ser que sea el espíritu de superación humano.

La prosa de Víctor continúa enamorándome. A pesar de la aparición de algunos párrafos realmente largos, el uso magistral de las comas nos permite continuar con la lectura que podría volverse farragosa en otro caso.

Su forma de escribir tiene una musicalidad quizá más propia de la poesía, algo que consigue con palabras comunes y otras que no lo son tanto, pero sobre todo con una descripciones que sin llegar a ser exhaustivas si forman imágenes claras, quizá por las comparaciones originales y arriesgadas que hace.

No estoy segura de haber entendido en su totalidad el mensaje de los relatos, especialmente “El supermercado errante”. Me parece un alegato contra la pérdida de tiempo, pero entra un poco en conflicto con el mensaje de apreciar la belleza que se alega en “Los sueños de Alena” (que he de reconocer me ha recordado mucho en su parte final a un relato de Domingo Santos premiado con el Ignotus).

Quizá el relato que más impresión me ha causado ha sido el último, por tratar temas que me interesan mucho como la realidad virtual, por el uso de un narrador no confiable (que le viene a la historia como anillo al dedo) y por el mensaje que manda. En una aproximación distinta a la de Santiago García Albás y con una estructura de matrioshka, el autor nos relata una historia compleja con varios niveles de lectura, desde la visión postapocalíptica a la relación romántica con piezas que se engarzan en un collage que solo al final se desvela por completo. Complejo y absorbente solo por este cuento ya merecería la pena el libro, pero es que los demás también son interesantes.

Recomiendo este libro y en general, la obra de Víctor Guisado. ¿Para cuándo la siguiente publicación?

Infinity 8 : Amor y cadáveres

Infinity 8 es un proyecto que a priori me resultaba interesante. Dirigido por Lewis Trondheim, la idea es publicar 8 álbumes con equipos artísticos distintos pero con una base común, el viaje de una nave espacial con capacidad (limitada) de ver los futuros posibles y actuar en consecuencia para mejorar las perspectivas de supervivencia de los viajeros.

Al ser parte de un proyecto que se va a extender durante años, es importante que la primera entrega sea capaz de atraer nuestra atención y perdurar en la memoria hasta que esté disponible el siguiente capítulo.

La narración es un homenaje a las historias pulp de mediados del siglo pasado, cuando el rigor científico se dejaba a un lado para ofrecer más aventuras espaciales y diversión sin complicaciones. En este caso, ese marcado tono aventurero nos puede parecer un poco desfasado. La ciencia ficción ha avanzado mucho y quizá volver la vista atrás tanto quizá sea un punto en su contra, al menos para mí. Aunque la protagonista es una mujer, las constantes referencias sexistas a su físico, que resulta atractivo para cualquier macho alienígena que le cruce tampoco ayuda mucho. Me gustaría pensar que se enfoca este tratamiento como ironía, pero no soy capaz de verle la gracia.

La imaginación de los autores es innegable. Tomando como referencia ineludible a Valerian, desfilan antes nosotros todo tipo de extraterrestres, que en un arranque de optimismo son capaces de compartir el viaje sin apenas conflictos. Pero llega un momento de crisis en el que afloran los instintos más bajos y la tripulación ha de hacer frente a los problemas con soluciones cuando menos “imaginativas”.

En el aspecto gráfico, tanto el dibujo como el color acompañan perfectamente a la historia. Los estudios de personajes exploran nuevas anatomías alienígenas ajenas al típico BEM o al más típico todavía alien antropomórfo. La arquitectura de la nave está poco definida, ya que los amplísimos espacios interiores invitan  a pensar más en un hábitat planetario que una nave de transporte, pero cuando se sale al exterior se compensan estos defectos con un despliegue pirotécnico de recursos visuales bastante impactantes.

Entiendo que el guión flojea en varios aspectos y me gustaría pensar que en las siguientes entregas se va a corregir el rumbo, ya que mi curiosidad todavía persiste.

Redemption’s Blade

Hoy vamos a hablar de un libro que ha creado mucha expectación y para comentarlo hemos decidido utilizar un formato novedoso en el blog. Como hemos podido disfrutar de la lectura de Redemption’s Blade tanto Antonio Díaz como yo, hemos pensado transcribir esta conversación que hemos tenido respecto al libro. Espero que os guste.

Antonio: ¿No te parece inusual comenzar un libro por el final? En Redemption’s Blade, Tchaikovsky empieza la historia cuando el “malo final” (Kinslayer) ha sido derrotado.

Leticia: Aunque es original en cierto punto, el comienzo de El Imperio Final de Brandon Sanderson parte exactamente en el mismo punto. Luego el desarrollo no sigue los mismos derroteros, afortunadamente. Yo lo que más destacaría del libro es el worldbuilding, ¿no crees?

A: Estoy de acuerdo. No sólo el worldbuilding es interesante y se aleja del canon tolkeniano (nada de elfos ni enanos, aunque hay una especie de orcos) si no que introduce muchas culturas, leyendas, fragmentos de mitología a los que da consecuencias o aplicaciones prácticas en la novela.

L: Creo que es un trabajo muy admirable, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un universo compartido. La siguiente entrega de la saga After the War correrá a cargo de otra autora, en este caso Justina Robson. El hecho de que Tchaikovsky cree un mundo tan rico y que no sea solo para su provecho nos da una idea de su generosidad. Que sepamos, no existía una guía sobre la que trabajar, si no que ha dado rienda suelta a su imaginación.

A: Creo que la mejor prueba de que la editorial le ha dejado mucha rienda suelta a podemos ver en los Kelicerati, esa mente colmena de arañas que el Kinslayer deja sueltas por el mundo. Son consideradas enemigos por todos los bandos pero no son malvadas en realidad. Es una muestra de los grises de la novela.

L: Lo cierto es que en la novelas de fantasía más actuales estos grados de bondad y maldad, esos grises a los que te refieres son una parte fundamental. No es que sea especialmente sorprendente que el autor pervierta los estereotipos habituales de héroes y villanos, pero lo hace de una forma muy acertada y consecuente. El origen del viaje de la heroína está parcialmente fundamentado en su búsqueda de relevancia tras la guerra, aunque intente autojustificarse con otras razones.

A: Y esa es Celestaine, la protagonista, y la que se supone heroína que derrotó al Kinslayer y la que todo el mundo toma como referencia. En Redemption’s Blade, Tchaikovsky introduce muchos personajes supuestamente heroicos que no lo son realmente. Gran parte del libro se invierte en estudiar esas figuras… y digamos que no sale ninguno bien parado. La guerra contra el Kinslayer sacude los cimientos del mundo y saca lo mejor y lo peor de cada uno.

L: Hablando de los personajes, hay dos secundarios que me encantan. Se trata de Catt y Fisher, dos ancianos coleccionistas de objetos mágicos. Aparte de su conocimiento enciclopédico sobre cualquier antigualla o adminículo con poder mágico, me resulta muy interesante también su rebuscado uso del idioma, que da lugar a situaciones cómicas muy divertidas. A veces parece que necesitan traducción simultánea para hacerse entender. El humor es algo que Tchaikovsky utiliza en muchas de sus obras, y aunque en este caso no era fácil hacerle hueco lo logra. Parece que ha utilizado el generador de misiones aleatorias del Skyrim para crear los nombres de los cacharros mágicos. ¿Te hicieron reir a ti?

A: Catty y Fishy, como se llaman el uno al otro, son desternillantes. Sí que me arrancaron alguna risa. No es un libro que permita mucho humor, porque el mundo está demasiado ocupado lidiando con las consecuencias del final de la guerra, con enemigos que se volvieron aliados contra el mal común y que ahora vuelven a mirarse con desconfianza y sociedades que se han virado hacia el fascismo. Y aún así, te ríes. También juega muy bien con los giros argumentales y las sorpresas.

L: Si, los giros argumentales están bien, pero el hilo conductor de la historia es prácticamente inexistente.  La razón de la “aventura” parece mucho menos apremiante que otros problema acuciantes que hay en el mundo y la sucesión de lugares por las que discurre su viajes son cuando menos aleatorios y sin mucho sentido. Quizá buscaba mostrarnos una variedad de localizaciones, para dar más lucimiento al mundo creado, pero al final el nexo de unión entre los capítulos es prácticamente inexistente.

A: Al igual que pasa con Spiderlight, Redemption’s Blade parece más una campaña de juego de rol de papel y lápiz transformada en novela que otra cosa. Sin duda es una excusa para poder mostrar el mundo a los lectores. Y hablando de Spiderlight, yo diría que ambas novelas tienen mucho en común (además de las arañas). Un grupo de héroes no tan puros, un enemigo imbatible (el Dark Lord en Spiderlight y el Kinslayer en Redemption’s Blade), multitud de localizaciones, un humor muy fino y un worldbuilding muy trabajado con un sistema mágico un tanto difuso.

L: Sí que parecen cortadas por el mismo patrón, aunque sería injusto decir que todas las novelas del autor son iguales (mira Children of Time sin ir más lejos o Guns of the Dawn). Además, si un modelo funciona, ¿por qué no volver a usarlo? No me parece un autor encasillado si no un escritor con un marchamo propio reconocible por el lector. ¿Esto es una señal de calidad en tu opinión?

A: De calidad y de una gran producción. Tchaikovsky se estrenó en el mercado con su decalogía de Shadows of the Apt, pero ya había escrito varias novelas que nunca se vendieron. No tiene que haber muchos escritores a tiempo completo que puedan mantener una versatilidad de géneros, temas y formatos tan amplia (quitando Sanderson, siempre quitando Sanderson). ¿Te leerás la continuación con Justina Robson, Salvation’s Fire?

L: He de reconocer que me llevé un chasco cuando supe que no lo seguía el mismo autor porque me estoy volviendo muy fan de Tchaikovsky. No conozco la obra de Robson, aunque Aliette de Bodard la recomienda mucho. Creo que sí la leeré porque el mundo es muy interesante, pero tengo algo de reserva sobre su contenido. ¿Y tú?

A:  También ha sido una sorpresa para mí, desde el principio tenía la idea de que Tchaikovsky continuaría esta serie, pero admito que como hace muchos años que no he leído una serie de múltiples autores la curiosidad me puede. (Si te estás preguntando a que serie me refiero… tengo un pasado oscuro con la Dragonlance).  La excusa perfecta para conocer a Robson.

¿Os ha gustado el formato? Espero vuestros comentarios y como para mí ha sido un placer compartir la lectura con un entendido como Antonio, no descarto volver a esta idea en un futuro.

Artificial Condition

Continúan las aventuras de Murderbot, que han tenido muy buena acogida entre el público y que tiene prevista hasta cuatro entregas de las que os hemos ido informando puntualmente.

En esta ocasión, la protagonista necesita hacer auto-stop para llegar a una estación determinada para proseguir con sus investigaciones sobre su pasado. La forma de conseguir que la lleven es muy 3.0, ya que compra su pasaje dejando acceso a sus recursos audiovisulaes a la inteligencia que pilota la nave. Vamos, como si te dejo mi clave del Netflix mientras compartimos viaje. Pero lo que en un principio puede parecer una simple transacción comercial deviene en una relación más profunda, con un invitado que en muchas ocasiones roba el protagonismo a la propia Murderbot. Y es que ART, este nueva inteligencia artificial que conocemos, es muy distinta. Para empezar es mucho más inteligente, pero es menos “humana” en el sentido de que no posee la capacidad de empatizar, o al menos no la ha desarrollado. Necesita estudiar las reacciones de Murderbot para entender el entretenimiento multimedia que ha conseguido. Este aprendizaje se convierte en un tema recurrente en el libro. Pero sus otras capacidades compensan de sobra estas carencias. Hay veces que es capaz de robar los planos más importantes que deberían haber sido terreno de Murderbot, así de potente es el personaje.

La historia en sí es más normal. Con el humor irónico del que hace gala Wells en la saga, Murderbot es capaz de hacernos reír sin pretenderlo, con sus interpretaciones un tanto peregrinas del pensamiento humano. Ayuda a un grupo de trabajadores a intentar recuperar parte de su trabajo aunque sabe que se encaminan a una trampa, pero la casi simbiosis que consigue con ART hace el libro muy entretenido de leer.

No pasará mucho tiempo antes de que lea el siguiente, Rogue Protocol.

A Gathering of Shadows

Hace unos días me acordé del leitmotiv de uno de los personajes de A Darker Shade of Magic : “Nunca se tienen demasiados cuchillos” y como me apetecía leer algo de fantasía para desconectar del mundo, empecé a leer A Gathering of Shadows.

A Gathering of Shadows adolece del síndrome de segundo libro claramente, aunque la autora es lo suficientemente hábil como para volver a presentarnos el mundo sin necesidad de repetir machaconamente los preceptos de la magia como sí hizo en la primera entrega. También utiliza algunos tropos de fantasía más que conocidos (¿torneo de magos?, ¿de qué me sonara eso?) y el final del libro es un cliff-hanging de juzgado de guardia.

El torneo sobre el que bascula la historia es una excusa muy habitual para unir a distintos miembros de reinos que aunque no sean enemigos tampoco tienen que tener unas relaciones demasiado cordiales. Parece un poco extraño que se comience con treinta y seis contendientes que se enfrentan en duelo para luego cambiar a peleas de tres en tres, mezclando un sistema round-robin con eliminación por puntos, pero está claro que a la autora le interesaba en un primer lugar enfrentar a dos oponentes y luego a tres. El torneo es mío y lo monto como quiero.

Pero todos estos puntos negativos dan igual cuando las páginas del libro pasan volando. La acción está bien dosificada, los diálogos son interesantes y se nota oficio, mucho oficio como escritora.

Otro punto fuerte es la presentación de personajes bisexuales que se tratan con total normalidad, no es nada que se deba ocultar del mundo. La relación amor-odio fraternal también está muy bien reflejada, tanto más cuando el nexo de unión entre Kell y su hermano es uno de los pilares del libro. Y es maravilloso encontrarse con un personaje femenino muy potente que hace de contrapunto frente al resto de caracteres.

A Gathering of Shadows es una fantasía más adulta y gris que This Savage Song, por ejemplo, lo cual nos permite disfrutar de un entretenimiento divertido y ameno.

Yo, Robot de Raúl Cuadrado

El otro día me trajeron el tebeo Yo, Robot a casa como un pequeño regalo sabiendo que Asimov fue mi puerta de entrada a la ciencia ficción. Me es muy difícil valorarlo como obra individual porque realmente su lectura para mí ha significado un ejercicio de nostalgia, despertando recuerdos de una época cada vez más lejana.

Yo, Robot adapta al cómic tres relatos de la serie de historias de robots de Isaac Asimov, tomando como hilo conductor una supuesta entrevista a Susan Calvin. Pero esta entrevista en realidad es una excusa, una introducción que solo da pie a los relatos en sí, sin que se aporte prácticamente nada nuevo a la historia.

Los relatos escogidos son de los más característicos de la obra del buen doctor y algo dirá a su favor el hecho de que solo con leer los títulos ya sabía qué iba a pasar, a pesar del mucho tiempo transcurrido desde su lectura. Los guiones son correctos, resumidas pero sin quitarles apenas detalles.

En el aspecto gráfico, la paleta limitada de colores escogida así como el formato apaisado, es un homenaje a la nostalgia, a esas tiras cómicas que se publicaban en los periódicos y que tantas buenas obras nos han servido. Se adapta como anillo al dedo a unos relatos que también son de los años 40, si la memoria no me falla. Se puede notar la influencia de Ives Chalande y de Mique Beltrán en la definición de los personajes y el nivel de atención en el detalle tecnológico consigue captar la atención.

No sé si la obra tendrá interés para un lector que se mueva fuera de estos parámetros nostálgicos con los que estoy midiendo la obra, no sé si será atractiva para las nuevas generaciones precisamente por esa estética aparentemente desfasada. Lo que sí sé es que para mi ha supuesto una lectura emotiva y amena.

Acadie

Normalmente aplaudo la publicación de obras en formato más corto que la novela, por ventajas como la rapidez en la lectura y la “contundencia” en la aplicación de las ideas, pero en el caso de Acadie no lo puedo negar :  me he quedado con ganas de más.

El libro está muy bien planteado y la historia se cierra, pero me parece que el universo creado por el autor hubiera podido dar muchísimo más de sí.

Quizá el elemento más destacable de la narración es el humor que se nota en cada párrafo, con una ironía fina pero muy acertada en su crítica a la sociedad. Algunos de los nombres de las naves espaciales me recuerdan a la nomenclatura de la Cultura de Banks, pero sin llegar a su nivel. Además se plantean algunos interesantes disquisiciones sobre la manipulación genética, pero sin entrar en profundidad quizá debido precisamente a la longitud de la publicación. Por si faltara algo, también tenemos algunas máquinas de Von Neuman sumadas al cóctel que es algo que siempre anima el cotarro.

Quizá sea algo criticable el maniqueísmo con el que Hutchinson trata la sociedad en la que se desarrolla la acción, donde todo es de color de rosa y quizá por esa misma razón el giro final no llega a ser tan sorprendente… pero la verdad, se disculpa por haber escrito un relato divertido y con más profundidad de la esperada que se acaba en un suspiro.

Prime Meridian

Silvia Moreno-García aprovecha un escenario de futuro cercano para contar una historia de frustración y lucha contra la adversidad que podría estar aconteciendo ahora mismo en el edificio de al lado.

Prime Meridian es el nuevo comienzo de Amelia, una joven mejicana que mira hacia la colonización de Marte como su única salida de una vida condenada a la mediocridad y la pobreza. Pero incluso ese viaje está fuera de sus posibilidades.

La autora relata con toda crudeza la situación de status quo irresoluble en la que se ven atrapados muchos jóvenes, sin posibilidades de avanzar pero con el miedo a retroceder aún más en la endeble escalera de la economía. Es difícil calificar esta obra como ciencia ficción, porque no tiene apenas elemento especulativo, y el viaje a Marte se podría haber sustituido fácilmente por cualquier otro mítico El Dorado inalcanzable. Lo que sí se puede decir sobre Prime Meridian es que su verosimilitud es su principal baza y también su principal amenaza. Su personaje protagonista no despierta empatía, ni siquiera en su trabajo como “amiga profesional” consigue conectar con las personas a las que presta servicio, pero aún así nos sirve para hacer una reflexión poderosa sobre las metas que tenemos en la vida y que esperamos cumplir.

Me gusta la representación de la ciudad de Méjico como un hervidero de actividad en el que los humanos se pierden como gotas entre los intersticios de la mano, consigue darle más credibilidad a la historia.

No es una obra que recomendaría al lector que vaya buscando ciencia ficción al uso porque no es lo que va a encontrar. Pero si que es una obra que merece la pena leer.

Blackwing

Está cada vez más extendida la tendencia grimdark en la fantasía moderna, esa forma de escribir sucia y “realista” (en lo que es posible ser realista en mundos donde la magia existe) en la que los matices entre el bien y el mal se degradan hasta ser prácticamente indistinguibles.

Dentro de esta tendencia Blackwing había recibido buenas críticas y con su reciente publicación en español  decidí darle una oportunidad.

El estilo de Ed McDonald parece hecho a medida para la fantasía. Despliega unos elementos quizá no demasiado originales en su concepción, pero lo hace con oficio y logrando mantener el interés del lector en todo momento.  El personaje principal, un ¿mercenario? torturado por un pasado que se va revelando poco a poco, tiene un código moral retorcido pero verosímil que aplica a rajatabla aún entre los vapores alcohólicos en los que suele moverse. Sus compañeros y sus adversarios están también muy bien trazados, con unos diálogos acerados que dejan al aire las miserias humanas. Me gusta mucho la lealtad que demuestran los tres compañeros que forman el núcleo duro de la compañía, con pullas e indirectas fruto del conocimiento profundo del otro.

Es también apreciable el conocimiento del autor de la esgrima y de la lucha armada en general. Se trata de un mundo donde se están empezando a utilizar armas de fuego, pero cuya carga es todavía engorrosa y no permite su uso continuado, por lo que fajarse con armas de filo es la forma de lucha más habitual.

Todos estos elementos se mezclan para dar lugar a una historia que no consigue brillar especialmente por su originalidad, aunque sí por su crudeza. El enfrentamiento entre dos tipos de seres superpoderosos que toma como terreno las ciudades donde los humanos somos meras hormigas que pisotear o peones que sacrificar, la magia oscura por la que siempre hay que pagar un precio, las traiciones e insidias políticas a la orden del día, los quintacolumnistas que trabajan a favor del invasor… Una lectura quizá no muy refrescante pero sí absorbente y entretenida aunque tenga algunos fallos de ritmo. Tanto como para convencerme para leer la siguiente entrega, Ravencry.

Blackwing está editado en español por Minotauro con traducción de María José Diéz Pérez.

Revenant Gun

Revenant Gun es la última entrega de la aclamada trilogía Machineries Of Empire, cuya primera entrega me fascinó continuada por la acertada pero de menor valía Raven Stratagem. Sentía curiosidad por saber cómo iba a finalizar el autor la historia, porque tenía los mimbres para una gran space opera.

Me costó entrar en el libro. La acción se sitúa 10 años después de Raven Stratagem.   aunque tiene algunos episodios de flashbacks dedicados a rellenar los huecos de la narración. Como una novela con varios puntos de vista, el tono de cada personaje está muy bien definido, pero me parece que falla en otro aspecto también crucial, la importancia de cada uno de ellos. El peso de la novela lo tiene Jedao, en sus varias encarnaciones (no voy a incidir más en este punto para evitar caer en el spoiler), pero me temo que Kujen se come cada una de las escenas en las que aparece. Volvemos a encontrarnos con Cheris, Brezan y otros miembros del elenco de la trilogía pero sus interacciones son un tanto torpes o tal vez excesivamente coregrafíadas. No se nota que la narración fluya, avanza a trompicones.

El humor que ya vimos en Extracurricular Activities también está presente y es algo que se agradece, ya que alivia algunos de los pasajes de espera entre escenas. Pero no compensan algunas escenas de dominación y de pura subyugación que resultan bastante duras.

Vuelve a hacerse especial hincapié en las matemáticas que se usan para la guerra, en esos calendarios que funcionan como magia y que según el número de “creyentes” influyen en la realidad cuántica de los alrededores. Me gusta también la aparición de un nuevo personaje, bastante inesperado, que entabla conversaciones importantes con Jedao. Sin embargo, se desaprovecha su potencial.

El autor se guarda en la manga algunas bazas para sorprendernos y las juega en el momento adecuado. El final parece bastante equilibrado y respetuoso con el resto de la trilogía, pero aún así Revenant Gun me parece algo floja en comparación con las anteriores entregas, sobre todo con la brillante Ninefox Gambit.