We Who Hunt Alexanders

Tuve la oportunidad y el honor de presentar a Jason Sanford y su Aves de la Peste en el festival Celsius y el autor fue tan amable de regalarme un ejemplar de su nuevo lanzamiento, la novela corta We Who Hunt Alexanders. Aunque por la cubierta parecía un poco (un poco bastante) fuera de mi zona de confort, no dejé pasar la oportunidad de leerlo en cuanto me fue posible.

El libro tiene cierto parecido con Aves de la Peste en cuanto a temas tratados, pero ni siquiera pertenece al mismo género, así que tenemos la oportunidad de conocer a Sanford en otra faceta distinta.

La historia la protagoniza Amelia, que es una ripper, un monstruo que se alimenta de los malvados a los que llaman Alexanders (algo que a lo largo del libro se explicará). Amelia es una ripper algo especial, por que tiene sentimientos, algo que ni su madre ni las demás monstruos de la historia ha tenido nunca. Aquí ya vemos un poco por dónde irán los tiros del relato, con la singularidad de Amelia enfrentándose tanto a la tradición como al mundo en el que se desarrolla.

Sanford no emplaza temporalmente su novela corta en un momento determinado del tiempo, podría ser más o menos contemporáneo, pero lo deja difuso a conciencia para incidir en la atemporalidad del mal, encarnado en este caso en los Alexanders pero extrapolable a la sociedad en general. También resulta muy interesante la presencia de humanos que echan leña al fuego y provocan la creación de otros Alexanders, pero mantienen su conciencia tranquila, como agitadores fanáticos que solo echan más combustible al fuego, culpables morales si no de facto. Es muy interesante la dualidad que presentan este tipo de personajes, a salvo de la venganza de los rippers pero tanto o más culpables que los perpretadores.

En cuanto al horror previsto al ver la cubierta, se centra más en el gore que en terror psicológico, por lo que al menos para mí es bastante soportable. Los puntos débiles del libro son otros, como que la escasa longitud no permite al autor profundizar mucho en la propia historia de la familia encontrada, quedándose demasiado en la superficie para mi gusto. Como historia de paso a la madurez, los personajes son adorables en sus interacciones, pero resulta un poco demasiado inocente para resultar creíble, los buenos son demasiado buenos y los malos son la quintaesencia del mal.

We Who Hunt Alexanders es una historia que merece una oportunidad.

The Middling Affliction

The Middling Affliction de Alex Shvartsman es el comienzo perfecto para una serie de fantasía urbana. Tiene personajes carismáticos, humor, magia y una construcción de mundo lo suficientemente cercana como para que no haya que explicar muchas cosas pero lo suficientemente imaginativa como para que te apetezca zambullirte en ella.

El protagonista es Conrad Brent y, no nos vamos a engañar, es Harry Dresden pero sin magia. De hecho, el principal problema de Conrad es que reconoce la magia en los demás pero no la puede practicar si no es con los diversos artefactos con los que se ha ido haciendo a lo largo de los años. Y desde siempre ha mantenido una fachada de poderoso mago, ya que los seres como él, llamados middlings, son perseguidos por diversas razones.

Conrad es parte de La Guardia, una organización que se dedica a proteger a los mundanos de los seres mágicos. Él trabaja en Nueva York, que es donde se desarrolla la novela. Sin entrar mucho más en la trama, que tiene los giros esperados y algunos que no lo son tanto, el autor de origen ruso entretiene, critica y te hace reír con una obra que muestra tanto las excelencias de la fantasía urbana como sus defectos.

En esta primera entrega de la saga, que de momento tiene publicadas dos novelas, Shvartsman sienta las bases de un universo que parece un patio de recreo para él, ya que ha parecido divertirse como un niño chico mientras escribía el libro. ¿Te gustan los vampiros? Pues los pongo. ¿Semidioses? Los tengo de oferta. ¿Figuras míticas del folklore? Mira lo que me acabo de encontrar. Creo que se nota tanto cuánto ha disfrutado escribiéndolo que transmite su alegría al lector.

Me gusta especialmente que utilice la “dolencia” de Conrad como hilo conductor de toda la novela, le más empaque que mostrar una simple enumeración de rencillas y peleas. Y deja el terreno abonado para las continuaciones. Os recomiendo este libro encarecidamente, os lo hará pasar muy bien.

Loka

Aunque Meru me pareció un libro tanto con luces como con sombras, no por ello dejé de tener interés en la obra de S.B. Divya. La segunda entrega de la saga The Alloy Era sigue explorando el transhumanismo y lo que significa ser humano, esta vez a través de la aventura de Akshaya, la hija híbrida de los protagonistas de la primera entrega de la saga.

Loka tiene un cierto toque juvenil, de novela de rito de paso. Entiendo lo que la autora ha querido hacer con la protagonista, mostrándonos las dudas inherentes a cualquier persona que está empezando a tomar decisiones transcendentales en su vida, teniendo que hacer malabarismos entre las expectativas de los demás y las propias. Sin embargo, creo que en esta ocasión Divya vuelve a ofrecer una construcción de mundo espectacular unida a una trama bastante endeble. El mundo transhumanista de Loka es fascinante, pero el reto que sume Akshaya es un camino de Santiago con esteroides. Este desequilibrio es lo que hace que Loka no sea una obra redonda, pero tiene aspectos bastante interesantes que creo que hacen que merezca la pena la lectura.

El hecho de lo que los Alloys (transhumanos) sean la especie dominante en el sistema solar relega a los humanos a un papel de figurante, muchas veces “pastoreados” por los Alloys para que sus vidas sean lo más cómodas posibles. Pero esta época postescasez, que recuerda bastante a la Cultura de Banks, también genera seres humanos inconformistas con el status quo. Si en las novelas del autor escocés estos se apuntaban a Circunstancias Especiales, en el mundo de la autora india buscan otros retos y otros lugares en los que desarrollar sus inquietudes. Me gusta mucho este abanico de posibilidades que ofrece, para poder tener donde elegir.

De nuevo tendrá un lugar preminente la anemia falciforme que hace que Akshaya esté mucho mejor preparada para vivir en Meru que en la Tierra y que supone un desafío constante para su bienestar en el reto que afrontar. No obstante, lo que podría suponer un obstáculo insoslayable para otro personaje, se convierte en un acicate para que Akshaya siga avanzando. En este sentido, es admirable cómo se refleja el instinto de superación de la juventud.

Sin embargo, los capítulos dedicados al viaje en sí, no dejan de ser una concatenación de problemas y sus soluciones, con un uso excesivo del deus ex machina que no me convence. Este es el principal problema del libro, por lo que no se puede considerar una obra redonda. No obstante, aunque no sé si habrá más entregas de la serie, desde luego que estaré interesada en ellas, sobre todo por el mundo tan interesante que nos ha presentado la autora.

The Memory Hunters

La premisa en la que se basa The Memory Hunters es apasionante, estudios arqueológicos a través de la inmersión en las memorias de los antepasados mediante métodos fúngicos sonaba extremadamente atractivo. Sin embargo, me temo que el desarrollo de la historia en sí no está a la altura del principio.

Mi primera “decepción” es que el libro tiene mucho más hacia la fantasía que hacia la ciencia ficción, no sorprenderá a nadie de qué pie cojeo. Una vez superado este pequeño impedimento y con un comienzo bastante potente, el libro se va perdiendo en su propia mezcolanza de ideas. Las protagonistas, en especial Key, no se hacen querer para nada. Y la dualidad entre sus intereses particulares y lo que los demás esperan de ella, aunque parece la fuente de un gran conflicto no es más que el día a día de cualquier persona normal que no viene de una familia rica que le permite vivir en el privilegio.

El libro podría haber remontado algo cuando se vuelve imprescindible la intervención en las memorias de Key porque empieza a confundir la realidad actual con lo vivido, expresado de una forma algo confusa por parte del Mia Tsai, probablemente de forma consciente e incluso buscada (de ahí la referencia a Inception en la sinopsis). Pero tampoco alza el vuelo, lastrado por una relación romántica que no acaba de parecer creíble.

Me hubiera gustado que se hubiera profundizado algo más en el mundo, situado en un futuro en el que la Tierra ha sufrido algunas catástrofes naturales, o en la situación política cuando se puede acceder a las memorias de los antepasado y pueden llegar a influir en el desarrollo de los acontecimientos, pero la autora pasa muy de puntillas por estos temas.

La novela remonta un poco al final, cuando se van aclarando las distintas “traiciones” de la que son víctimas ambas protagonistas, pero esto llega un poco tarde para que la novela destaque entre el maremágnum de fantasía en el que estamos inmersos. En definitiva, una pequeña decepción tras las buenas vibraciones de Bitter Medicine y lo que prometía la sinopsis de la novela. Ni siquiera la encomiable narración de Channie Waites ha conseguido que entrara de lleno en la historia.

If Wishes Were Retail

Este verano apenas tengo tiempo para leer grandes tochos, así que cuando me lo permiten mis obligaciones voy leyendo libros cortitos de no calentarse mucho la cabeza, como este If Wishes Were Retail, donde un genio que lleva siglos atrapado en su particular lámpara mágica se libera y decide poner una tienda de deseos al por menor en un centro comercial estadounidense. Para esta ¿encomiable? labor, necesitará contar con la ayuda de Alex, una chica del pueblo que desea huir desesperadamente de la vida en la que se encuentra atrapada pero no tiene dinero para pagarse unos estudios universitarios, así que su futuro parece ser continuar viviendo con sus padres per secula seculorum.

Auston Habershaw nos ofrece un libro ligero y entretenido, que basa su humor sobre todo en los contrastes que se encuentra el genio en el mundo moderno en comparación con lo que ha conocido hasta ahora y las cosas absurdas que le pide la gente, muchas veces más por envidia que por verdadera necesidad, sin dejar de lado las estafas piramidales, los requisitos absurdos de la burocracia y la vanidad de muchas personas. La obra es un espejo de nuestras mezquindades, pero también reconforta ver cómo la humanidad puede seguir manifestando su cariño y su bondad en momentos complicados.

Para entrar en el juego es necesario que el lector acepte que en el mundo actual podrían aparecer de repente genios y gnomos y las autoridades no harían nada al respecto, cosa que me extrañaría sobremanera. Pero, partiendo de esta base, el desarrollo es tierno y emotivo a veces.

If Wishes Were Retail es un libro que se lee con una sonrisa en los labios, pero que se acaba con más esperanza de la que teníamos al comienzo. Una lectura ligerita y agradable que merece la pena.

Daughters of Flood and Fury

Daughters of Flood and Fury es la continuación de Saints of Storm and Sorrow, la fantasía de inspiración filipina creada por Gabriella Buba. Lejos de sufrir el síndrome del segundo libro, la autora se afianza en el mundo que ha creado y desarrolla la historia de una forma más firme, con unos personajes más afianzados.

Cat pierde todo protagonismo, mientras que su hermana Inez lo gana por completo. Los sucesos que acontecieron en la primera parte muestran un mapa geopolítico bastante complejo en el archipiélago, con los autóctonos de Ayníla preparándose para la más que previsible invasión de los Codicíans, que buscan recuperar el terreno perdido. La autora nos muestra muchas de las concesiones y problemas que se derivan de un complejo entramado de alianzas, pero a mí me sigue llamando más la atención el aspecto religioso, desde el sincretismo teológico con el que los invasores pretendieron enraízas sus creencias con los ritos paganos a toda la imaginería relacionada con la creación y el uso de figuras mártires. En este sentido, Daughters of Flood and Fury es un golpe en la mesa a las creencias cristianas.

La autora también amplía su mundo mágico, ya que solo el control de los océanos y los poderes curativos de los tocados por el océano no era suficiente para todo lo que quiere desplegar en esta segunda entrega.

Es una novela que también tiene problemas. El ritmo se torna moroso en ocasiones y algunos puntos de vista son de menos interés que otros. En cuanto al hincapié que se hizo en el primer libro en el triángulo amoroso, aquí desaparece por completo y las relaciones románticas son bastante más sanas y, quizá por esto mismo, más convencional y aburrido.

Se agradece mucho el cierre que le da a la historia, quizá le hubiera venido bien algo de poda a las casi quinientas páginas del libro, pero estamos ante una duología bastante interesante, sobre todo si buscas ambientaciones originales para tus mundos de fantasía.

The Bone Raiders

The Bone Raiders tiene una cubierta un tanto llamativa y guarda en su interior un estilo simple pero efectivo. Se trata de una novela protagonizada solo por mujeres, en un mundo secundario inspirado levemente por el imperio mongol. Y cuando digo que las soluciones que propone el autor son directas, puedo poner varios ejemplos: para saber que no estamos en la Tierra, pongo dos soles en el cielo, para recordar a los mongoles llamo a algún personaje Temujin o Timur y si me hace falta un leviatán, pues ahí que te describo un dinosaurio mezclado con mamut. Cero complicaciones, 100% de efectividad.

He de reconocer que me encanta que el grupo de saqueadoras que son estas afamadas Bone Raiders esté compuesto solo por mujeres, muy bien descritas por cierto y con una sororidad que ya quisiéramos ver en otras novelas. La aventura en la que se embarcan, muy a su pesar, tiene la épica del último bastión de defensa ante la normalización de la civilización, ante la homogenización que busca destruir una cultura nómada. No es que sean hermanitas de la caridad, tienen esa moral del superviviente que justifica la muerte de un enemigo por la supervivencia pero también busca proteger al más débil. Aunque la novela también tiene algo de humor y drama, el hilo conductor es la acción constante, te tiene a pique de un repique todo el rato.

Aunque en la última parte de la novela deja algunas pistas para una posible continuación, realmente no creo que sea necesaria. The Bone Raiders es un ente completo, una lectura perfectamente disfrutable sin necesidad de alargarse más.

Jackson Ford nos ofrece con The Bone Raiders un libro directo y entretenido que lo que hace lo hace muy bien. En vez de dar vueltas y más vueltas a un tema, escoge siempre la ruta más corta entre dos puntos, aunque esa ruta sea un ataque directo como tajo en nudo gordiano. Fantasía divertida y sin complicaciones, perfecta para refrescarse en verano.

Saint Death’s Herald

No era tarea fácil escribir la continuación de todo un Premio Mundial de Fantasía, menos aún si es una novela enrevesada y con un lore complejo, pero creo que C.S.E. Cooney ha salido bien parada del reto, aunque sin llegar a alcanzar el nivel de Saint Death’s Daughter.

Saint Death’s Herald retoma los personajes de la primera entrega, encargados en esta ocasión de dar caza al inefable Irradiant Stones. Cooney sigue utilizando su singular prosa, con dosis de humor y notas a pie de página un poco más dosificadas, consiguiendo dar una sensación de cercanía y de estar en terreno conocido al lector. Quizá esta novela pierda algo de frescura y de impulso porque la construcción de mundo (y conocimiento de la genealogía Stones) es mucho menor, pero lo compensa en cierto modo con el cambio de escenario hacia el norte, hacia Skakhmat, donde hace años comenzó la no-vida de Irradiant.

El conjunto de personajes es menor así como el alcance global, entiendo que la autora haya decidido restringir un poco la novela porque una de las quejas que había sobre la anterior era su voluptuosidad paginística, por lo que en esta ocasión se constriñe a “solo” 480 páginas. Sigue siendo un canto a la familia encontrada en contraposición a la familia natural pero también a la imaginación desbordada de una autora que está más obsesionada con los huesos que la protagonista de Bones, pero definitivamente es un libro diferente a Saint Deaths’s Daughter, cosa que puede gustar o no a quien venga de haberlo leído. Solo hay una amenaza en contraposición con toda la corte del libro anterior, hay menos personajes, los duelos se alargan quizá de manera innecesaria… Es una apuesta arriesgada pero creo que acertada por parte de la autora, que no quería ofrecernos más de lo mismo.

Me parece importante no pasar por alto la creación de una de las especies de cambiaformas más interesantes de la literatura fantástica, con una cultura y un desarrollo que merecerían su propia novela. ¿Habrá más entregas de la serie? Espero que sí y que los cambiaformas sigan apareciendo.

Salvagia

Salvagia es una palabra inventada por Tim Chawaga, un neologismo que aúna la labor de recuperación conocida como salvage y nostalgia, ya que los objetos recuperados del mar incrementan su valor según el valor sentimental que tengan. He de reconocer que lo primero que me llamó la atención de este libro fue tanto el título como el hecho de que fuera un misterio de ciencia ficción y cumple sobradamente con las expectativas en ambos aspectos.

La acción se sitúa en el futuro, donde el cambio climático y sus estragos ha sumergido bajos las aguas gran parte de la península de Florida, la zona en la que la protagonista, Triss Mackey, realiza su función de recuperación. El mundo parece abocado a resignarse entre dos situaciones, depender del gobierno federal o depender de las mafias, pero Triss busca una tercera vía, un hueco legal para vivir en un nave semisintiente que utiliza para sus inmersiones, que la obedece a duras penas pero a la que considera su hogar.

La novela tiene un trama un poco enrevesada y tramposilla, porque crea sus propias reglas de juego conforme le va interesando. Si bien es cierto que la política crea extraños compañeros de cama, asignar el valor que más te convenga en cada momento de la trama a los objetos recuperados es jugar con cartas marcadas, aunque estas cartas sean objetos coleccionables de alto valor. El hecho de que hayan pasado décadas desde nuestro presente hasta este futuro no quita que veamos temas de gran actualidad, como la especulación inmobiliaria sin límites o ciertos tímidos intentos de preservar la fauna autóctona. En este sentido se podría definir la novela como un eco-thriller, aunque a mí definitivamente me ha ganado la parte más especulativa de la novela no es menos cierto que el misterio consigue atraparte en toda su extensión.

La labor de la narradora Amy McFadden en el audiolibro es más que recomendable. Es capaz de dar vida a los variados personajes que aparecen en las páginas y dado que la novela de Chawaga se basa más en las relaciones de los participantes que en la especulación pura y dura, que Amy McFadden nos haga sentir empatía por ellos es un punto extra de disfrute del libro.

También se agradece que la novela termine en una sola entrega, sin necesidad de dejar cabos suelto para la próxima lectura. Os recomiendo sumergiros en este libro, el chapuzón merecerá la pena.

The Hungry Gods

Conforme escuchaba The Hungry Gods en m mente la estaba encuadrando en la serie de novelas cortas Terrible Worlds, aunque el estilo de la cubierta recuerda más a Saturation Point que creo que no se circunscribe a esta recopilación. Ya sabéis que es muy difícil seguirle el ritmo de publicación a AdrianTchaikovsky, así que no creo que merezca la pena perder el tiempo discutiendo sobre en qué serie encaja o no una de sus obras.

La versión en audiolibro está locutada por Emma Newman, que es una de mis lectoras favoritas, con obras encomiables como Guns of Dawn. En esta ocasión nos vuelve a dejar un trabajo buenísimo, encarnando de manera perfecta la personalidad de Amri, la protagonista de la historia.

El libro se sitúa en un futuro muy lejano, en una Tierra donde los restos de la humanidad sobreviven a duras penas asimilados en tribus que asemejan comportamiento de animales. Amri pertenece a la de los conejos, pero todo este equilibrio sumamente inestable se verá destrozado por la aparición de los dioses, los humanos que dejaron la Tierra atrás hace siglos para crear su propia utopia espacial y que ahora vuelven con objetivos poco claros y enfrentados. ¿Escenario postapocalíptico en el que se liberan nuevas tecnologías? ¡Póngame dos!

A partir de ahí, el autor inglés aprovecha para ir proponiendo “soluciones” bastante supremacistas para la Tierra, para a continuación ir desmontándolas una por una con cierto toque gore y bastante mala idea, algo que parece ser una tendencia en sus publicaciones.

Algunos puntos más débiles de la obra son que las ideas de cada dios ya las hemos visto en otras obras del mismo autor, aunque claro, con una producción tan elevada es normal repetir algún que otro tema. Es también mi impresión que los personajes de The Hungry Gods no están tan bien definidos como los de otras obras del autor y no precisamente por falta de longitud en la publicación, una novela corta de casi 200 páginas, si no porque la idiosincrasia de la tribu a la que pertenece Amri le hace ser olvidable.

Ahora bien, como historia de venganza, me parece una obra redonda y no puedo dejar de recomendarla.