Demon in White

Creo sinceramente que la saga Sun Eater, de la que este Demon in White es la última entrega por el momento, está pasando injustamente desapercibida entre los amantes de la space opera y la fantasía épica y no sé la razón. Entiendo que son unos libros de un volumen realmente considerable, pero si estás muy entretenido mientras los lees, ¿qué más da?

En esta tercera entrega, Christopher Ruocchio es capaz de establecer cuatro partes bastante bien diferencias en el libro de las que seguramente otro autor habría sacado otras tantas novelas, pero él las condensa en una sola. Y aún así, es capaz también de llevar a cabo una de las elipsis más traicioneras que recuerdo haber leído, robándonos una operación de infiltración increíblemente arriesgada y atractiva con un comentario tipo: “Si todo ha salido bien, ¿para qué quieres que te cuente cómo lo he hecho?” Si lo hubiera tenido a mano en ese momento, no puedo asegurar que hubiera salido bien librado.

Hadrian Marlowe, el protagonista supremo de toda la saga y narrador de sus hazañas, sigue acrecentando su leyenda venciendo en una batalla tras otra a los Cielcin (también nos las escamotea Ruocchio, pero esto se lo perdono porque en este libro hay batallas y enfrentamientos para dar y repartir). Se va creando a su alrededor un culto casi mesiánico, algo que se veía venir desde el principio, pero que puede suponer una amenaza contra el Emperador de la Humanidad. Aplicando la máxima de tener a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca, Hadrian es llamado a la corte, donde tendrá que navegar entre un mar de intrigas y adulaciones que puede poner en peligro su verdadera misión, su búsqueda de los secretos de los Quiet.

No es fácil comentar el libro sin hacer ninguna revelación sobre su contenido y tampoco sobre las dos anteriores entregas, pero sí que puedo decir que una buena parte de la novela transcurre en unos archivos, en un biblioteca tan magna que guarda secretos en sí misma y que habrá revelaciones que nos harán dudar de lo que sabíamos hasta el momento. Me gusta mucho como el autor enhebra referencias a la cultura “antigua” de la humanidad con la situación en la que se encuentra Hadrian, como una historia continuada.

En esta ocasión también tiene gran importancia el aspecto de ciencia ficción más especulativa con la relación con otras razas alienígenas y la comprensión de que el tiempo no transcurre de igual forma para todos. Esta parte resulta especialmente atractiva enlazándola con uno de los momentos cumbre de la segunda novela, explicando de forma muy reveladora el cambio al que se vio sometido su cuerpo a manos de la avanzadísima tecnología extraterrestre.

He comentado anteriormente que las batallas y los enfrentamientos también tienen una gran relevancia en esta tercera entrega, ya que podemos disfrutar de batallas espaciales, de luchas muy desiguales contra enemigos gargantuescos y tecnologías prohibidas. Estas escenas son muy atractivas e incluso cinematográficas, pero siguen siendo mis preferidas las revelaciones sobre la historia que se desconocía hasta ahora, la rebelión de las máquinas y su influencia en el devenir del Imperio. Todas estas referencias puede que os suenen a Dune ya que realmente no se puede negar que la influencia de esta obra se pude percibir en muchos de los pasajes del libro.

Si con estas alabanzas no os he convencido, ya no se me ocurre qué más hacer para que le deis una oportunidad a esta saga. Supongo que ayudaría que alguna editorial española se interesara por la obra, así que lo mismo hay que empezar una campaña de marketing…

Notes from Small Planets

Creo que el humor es una de las cosas más difíciles de escribir, porque es algo que puede parecer universal pero no lo es, ya que cada región o país tiene sus particularidades al respecto. Sin embargo, Nate Crowley ha conseguido con este Notes from Small Planets algo tan difícil como meritorio, escribir una guía de viajes sobre mundos fantásticos que subvierte los tropos del género sin llegar a caer en la repetición.

El formato elegido para el libro, con capítulos dedicados a cada mundo diferente favorece la lectura y el interés por cada exposición, siguiendo la estructura formal de muchas guías de viaje pero introduciendo algunos elementos que se podrían considerar trama, aunque sea de una manera sutil y casi inapreciable.

Floyd es el autor de este libro, donde va comentando sus diversos viajes haciendo hincapié en las especialidades de cada lugar, haciendo un completo comentario en campos como el culinario, el económico, las visitas recomendadas… Pero hay que reconocer que Floyd tiene ese punto de vista del hombre heterosexual blanco de mediana edad que hace turismo sin que las otras culturas hagan mella en él y creo que el autor juega con esto y con el contrapunto de Eliza, la editora de la guía. Eliza es una voz de cordura que interviene de vez en cuando en las parrafadas de Floyd y que es un contrapunto tan inteligente como divertido, de forma que acabarás deseando escuchar su voz.

Los distintos mundos que visita Floyd inevitablemente nos traerán a la mente universos muy conocidos dentro de los géneros de la fantasía y la ciencia ficción, así como de los personajes que esperamos encontrar allí. No es sorprendente que en SPACE! aparezca un trasunto de Zapp Brannigan que a su vez está inspirado en todos los famosos capitanes de naves espaciales que vienen a pacificar la galaxia. Tampoco debería pillarnos a contrapié la existencia de un mundo postapocalíptico con su Mad Max de turno, aunque en este mismo lugar encontraremos una cultura de primates evolucionados, una zona controlada por robots o los siempre socorridos zombies que no puedes faltar en el fin del mundo. Cada capítulo está dedicado a retorcer estos tropos fantásticos tan conocidos y quizá demasiado utilizados. Personalmente, me parece menos atractivo el capítulo dedicado a los piratas, por ser un tema que me alcanza menos pero no me cabe duda que el capítulo dedicado a las distopías juveniles donde cada cierto tiempo se derroca al gobierno corrupto para acabar cometiendo sus mismos errores hará las delicias de muchos lectores de género.

El audiolibro está narrado por varios actores, Aysha Kala, Richard Trinder y Jot Davies y he de decir que consiguen hacer un libro ya de por sí entretenido toda una experiencia auditiva. Si bien es cierto que la versión impresa tiene mapas que creo que deben ser un muy buen complemento al libro y que yo no he podido disfrutar.

The Ministry for the Future

Leer a Kim Stanley Robinson se está convirtiendo últimamente en un deporte de riesgo, por la necesidad de musculatura en perfecto estado para sostener sus voluminosos libros. The Ministry for the Future no es la excepción en esta tendencia, si no un paso más en la progresión.

No tenía muy claro que esperar de este libro, porque no parece que esa muy fácil escribir algo atractivo sobre funcionarios ministeriales, aunque ahí tenemos a Paco Roca y Guillermo Corral con su El Tesoro del Cisne Negro para dejarme por mentirosa. Creo que lo más importante sería aclarar que no se trata de una novela al uso, es más bien un ensayo novelado, como parece que le está gustan cada vez más escribir al autor. Resulta difícil pues valorar el libro ya que conjuga ambos géneros y no lo consigue hacer de forma homogénea. Como novela hace aguas por todas partes pero como ensayo es lúcido y clarificador aunque también inocente. Prefiero sinceramente quedarme con esa parte e ignorar un poco los idílicos paisajes suizos y los muchos comentarios sobre su forma de vida, al parecer inmejorable.

Estamos ante un libro sobre el cambio climático y sus consecuencias, el autor indaga en las causas que lo han provocado y posibles acciones para paliarlo e incluso hacerlo retroceder. En este sentido, es una lectura fascinante, ya que el principal culpable según Robinson es el capitalismo y sugiere usar las armas de las que los estados disponen para regular el mercado. Así mismo, resulta poco creíble cómo algunas de las soluciones se implantan sin apenas resistencia y dan resultados maravillosos. No me imagino a las grandes fortunas del mundo renunciando a sus ganancias y el hecho de que los terroristas ejerzan una labor de eliminación de malvados con precisión quirúrgica sin apenas consecuencias tampoco me entra en la cabeza, por poner algunos ejemplos.

Así que, salvando también este problema (se me van acumulando, KSR), ¿qué queda del libro que hace que merezca la pena? Las ideas y las explicaciones. Si decidimos leer The Ministry for the Future como no ficción, como un ensayo de futuro cercano, nos encontraremos con una obra que facilita la divulgación de conceptos que quizá no tengamos del todo claros y que aboga por reducir la huella de carbono individual y colectivamente. En este sentido, no puedo recomendar el libro como la novela que pretende ser y tampoco conozco los ensayos al respecto como para hacer una comparativa, pero al menos a mí me ha dejado mucho material para reflexionar, que quizá sea lo mejor que me pueda llevar de esta lectura.

There Before the Chaos

Tenía bastantes ganas de conocer la obra de K.B. Wagers y cuando vi que There Before the Chaos parecía ser el comienzo de una nueva trilogía, pensé que sería una buena puerta de entrada. Es por esta razón que ha resultado un tanto frustrante la lectura, porque no nos encontramos ante el primer libro de una saga si no ante el cuarto, camuflado de inicio de trilogía. Lo cierto es que el primer cuarto del libro se usa para situar al lector en un mundo que quizá desconozca, pero no es menos cierto que se desmenuza tan pormenorizadamente lo acontecido en los libros anteriores que espero que mi cerebro haya decidido borrar esa información por que si no, va a ser muy difícil leerlos sabiendo lo que ahora sé.

Salvando estos escollos que al fin y al cabo son culpa mía por no haberme informado adecuadamente, There Before the Chaos es una space opera bastante disfrutable. Señalaría como puntos fuertes los personajes, especialmente la emperatriz Hailimi Bristol, pero está perfectamente acompañada por todo un elenco de guardaespaldas, relaciones familiares y antiguos contactos que le dan mucha profundidad a la historia. El hecho de que el imperio Indrano sea un matriarcado lo hace aún más singular dentro del subgénero y aunque se quiera crear una tendencia para aumentar la presencia masculina en los órganos del gobierno, las excusas y razones que se presentan en contra nos sonarán conocidas aunque con los géneros invertidos.

Como digo, la narración gira alrededor de los personajes y sus relaciones afectivas, aderezadas por intrigas políticas pero haciendo especial hincapié en la lealtad y el honor, en el compañerismo. Es un libro que destila empatía por los cuatro costados, a pesar de que no todo sea color de rosa. El conflicto vendrá pues de un elemento externo, del enfrentamiento entre dos razas alienígenas que tiene lugar por causas poco claras, pero enconadas. De una manera un tanto sorprendente se solicita la intervención de la emperatriz como mediadora de unas negociaciones que parecen condenadas al fracaso desde un principio. También es muy de agradecer la representación de este complicado papel, en busca del equilibrio de oportunidades entre las distintas facciones pero sin menoscabo de la propia posición del imperio Indrano, en precario tras la guerra que se narra en la primera trilogía.

No quiero dejar de comentar la ambientación del imperio, que dentro de mi desconocimiento yo relacionaría con influencias indias, algo que no me atrevo a señalar con certeza debido a mi desconocimiento. Además, creo que es muy acertado el tratamiento que hace la autora del síndrome post-traumático, con unas descripciones que resultan realmente angustiosas al ponernos en la piel de quien las sufre.

Una space opera no lo parecería tanto si no hubiera enfrentamientos entre naves espaciales y también escenas de acción que están narradas de una forma muy correcta, aunque quizá resulten algo confusas en determinados momentos. Aunque se trata de un libro con una trama eminentemente política, lo que no deja de ser interesante. también.

No hagáis como yo y no empecéis a conocer a K.B. Wagers por aquí, ya que si este libro vale como muestra, sin duda merecerá la pena comenzar por el principio e ir descubriendo todo el universo que la autora ha creado.

Seven of Infinities

Aliette de Bodard lo ha vuelto a hacer. Ha creado un delicioso entretenimiento, situado en el Universo de Xuya pero haciendo suyos unos personajes conocidos, como hizo con Sherlock Holmes y el doctor Watson.

El elegido en esta ocasión será Arsene Lupin, el famoso ladrón. En su contrapartida en Xuya, Sunless Woods es una nave ladrona ya retirada, que se aburre como una ostra en la tranquilidad de su jubilación. La otra protagonista será Vân, una maestra de una acaudalada familia. Tanto Vân como Sunless Woods guardan sus peligrosos secretos pero se verán atraídas la una por la otra cuando un misterioso asesinato tiene lugar en la casa donde trabaja Vân, poniendo en peligro su medio de vida.

La ambientación es estupenda. Aunque no conozcamos para nada el universo en que se desarrollan este y otros relatos de la autora con unas leves pinceladas estaremos en situación. Pero es que si además tenemos algo de conocimiento de estos mundos, disfrutaremos de las pequeñas referencias, como la localización de Scattered Pearls Belt.

Sería reiterativo decir que la prosa de de Bodard es precisa y maravillosa, pero es que además en esta ocasión ha ido incluyendo nuevos elementos que quizá antes no se habían percibido en el universo de Xuya, como una creciente tensión sexual. El tratamiento del misterio me parece lo suficientemente contenido como para despertar interés sin necesidad de momentos excesivamente escabrosos y está perfectamente entrelazado con la cultura que conocemos del propio universo: el respeto por las tradiciones, el uso generalizado de implantes mentales con los conocimientos de los ancestros y las altas posiciones sociales que alcanzan los estudiosos más sobresalientes. Utilizando todos estos y elementos y las siempre presentes naves mente, tenemos ante nosotros un pequeño misterio y unas protagonistas que despertarán nuestra empatía desde el comienzo de la lectura. Me gustaría pensar que habrá continuación con estos mismos personajes y aunque Aliette no haya hecho mención en el futuro cercano a una nueva historia de Vân y Sunless Woods, la historia está perfectamente encauzada para ser continuada en algún momento.

Howling Dark

Llevaba tiempo detrás de leer Howling Dark de Christopher Ruocchio la segunda entrega de la saga Sun Eater, pero he de reconocer que la extensión de la obra me echaba para atrás. Saber que es un libro largo influye, pero intuir que se te puede “hacer” largo es aún peor, al entrar en el terreno de lo subjetivo.

En la primera entrega el autor soslayaba este problema con acción e intriga, desplegando un espectacular escenario con cambios de planetas y de situación, desde la infancia privilegiada del protagonista hasta su caída en desgracia como gladiador pasando por su labor como tutor, que no te dejaba distraerte en ningún momento. Sin embargo, en esta segunda entrega no ha optado por este camino. Ruocchio decide que la acción esté mucho más comedida, aunque la haya y se lo juega todo a la baza del sentido de la maravilla, a la exposición de variantes humanas que se encuentran tan alejadas de la línea base que prácticamente son una escisión. El despliegue de imaginación es apabullante y las revelaciones que tienen lugar sobre todo en el último tercio de la novela despiertan el interés del autor, pero hay que decir que algunos tramos no mantienen el nivel de atractivo que los demás. Algo normal en un libro de esta extensión, pero que con la primera entrega al menos a mí no me sucedió.

El protagonista de la historia continúa siendo Hadrian Marlowe, empecinado en su idea de llegar a entablar conversaciones de paz con los aliens Cielcin, esta vez en su papel de capitán mercenario. El comienzo de la historia puede resultar algo confuso porque han pasado varios años desde el final de Empire of Silence y el autor hace referencias a estos hechos pasados de los que no tenemos conocimiento. Pero una vez que pasamos esta confusión inicial, ya nos encontramos totalmente en situación para esta fantasía épica en un entorno espacial.

La novela tiene algo también de primer contacto, sobre la imposibilidad de entender a otras criaturas que han evolucionado de forma distinta a la nuestra. De hecho, en un momento de la narración se menciona que el hecho de poder hablar y comunicarse con los Cielcin es más un accidente casual que una característica normal en las relaciones con alienígenas. Esta idea me recordó, salvando muchísimo las distancias, a Solaris o Visión Ciega.

La comparación entre Hadrian, prácticamente un recién llegado al mundo y otro personaje con quince mil años de vida a sus espaldas es tan contrastada que resulta dolorosa, pero sin embargo, aún tienen un nexo en común: la curiosidad, la necesidad de saber. Me gusta mucho que se haga hincapié en este aspecto, en un libro que es más oscuro que el anterior y que no deja mucho lugar a la esperanza.

La relación amorosa que tiene lugar en la novela se me antoja un tanto superflua, pero quizá sea necesaria para la evolución del personaje. Lo que si me parece que está magistralmente reflejado es la historia de traición que se despliega ante nuestros ojos, cómo las maniobras políticas y la búsqueda de una ventaja temporal puede dar al traste con una posibilidad de entendimiento. El universo es cruel y aquí se refleja muy bien.

Creo que tendré que volver a reunir fuerzas y tiempo para acometer la lectura de la tercera entrega de la saga, ya que requiere mucha implicación por mi parte. Pero también pienso que merece mucho la pena.

The Saints of Salvation

Si normalmente ya resulta un poco difícil reseñar un libro sin entrar en el terreno del spoiler, hacer lo mismo con el tercer volumen de un trilogía ciclópea ya es rizar el rizo. Y sin embargo, eso es lo que voy a intentar hacer con The Saints of Salvation, la última entrega de su Salvation Sequence.

La forma más fácil de salir de este atolladero sería proclamar a los cuatro vientos: ¡Hamilton ha vuelto! pero tampoco tendría mucho mérito y resultaría poco orientativo, así que vamos a intentar ser un poco más específicos.

La historia que nos narra el autor, que es de dimensiones épicas en cuanto a alcance y extensión temporal, continúa estando dividida en tres líneas, pero como quiera que una de ellas tiene un desenlace bastante claro ya desde el segundo libro, el escritor le da unas pequeñas pinceladas para dejar unos hilos pendientes que luego retomará y la cierra, decantándose definitivamente por las otras dos líneas de narración, sin duda las más interesantes.

Estas dos tramas que llevan a la confrontación final son sin duda alguna uno de los despliegues pirotécnicos más destacados de la obra de Hamilton, con múltiples puntos de vista, cambios temporales, tecnología avanzadísima y caminos de expiación y redención. Baste poner como ejemplo que se nos presenta una disertación sobre las posibles realidades alternativas que un cambio en el futuro podría provocar si se impide mandar un mensaje al pasado que merecería estar enmarcado para cualquier autor de ciencia ficción que trate este tipo de temas. Y esto que me ha dejado tan impresionada, es tan solo un detalle más dentro del maremágnum de acción que se nos viene encima .

Tampoco deja de estar presente esa religiosidad que puebla los últimos libros de Hamilton, entendida como necesidad de trascendencia encarnada en esta ocasión por la misión última de los Olyix, a la que la humanidad se resiste con una tenacidad y me atrevería a decir que un optimismo desenfrenados. Otra característica que podríamos destacar del autor, que muchas veces hace gala de una confianza en la humanidad que resultaría difícil respaldar en la situación en la que nos encontramos. Además, es curioso y destacable que en esta ocasión se trata más de un esfuerzo conjunto que de una serie de individualidades muy destacables como pasaba en otras obras suyas más antiguas.

No negaré que también ha influido en mi disfrute de esta obra la labor realizada por John Lee, uno de mis lectores favoritos, con el audiolibro. Es capaz de relatarte el periodo de rotación de una estrella de neutrones de formas que estés deseando que te diga más datos y cifras y eso no está al alcance de cualquiera.

Esta es una serie de ciencia ficción ÉPICA que ningún aficionado la ciencia ficción debería dejar escapar. Y pronto, la podremos disfrutar en español. ¿Qué más se puede pedir?

The Invisible Life of Addie LaRue

Cada nuevo lanzamiento de V.E. Schwab es un fenómeno superventas internacional, así que no es de extrañar que en cuanto tuve la oportunidad de leer The Invisible Life of Addie LaRue no dudara en lanzarme a por él. La temática de un personaje que pasa por el tiempo sin que los demás sean capaces de acordarse de él ya lo conocíamos por Claire North y The Sudden Appearence of Hope, pero Schwab utiliza la mucho más tradicional aproximación del pacto faústico.

Addie es una joven francesa que a comienzos del siglo XVIII no se conforma con vivir la vida que parece predestinada para ella, limitada a las cuatro casas que constituyen su aldea y se niega a casarse y formar una familia. Sin embargo, parece que el destino conspira contra ella cuando la muerte de la esposa de un vecino del pueblo hace que sus ojos se vuelvan hacia ella en busca de una suplente que críe a su descendencia. Desesperada por huir de este destino, suplica a los dioses del bosque que la liberen de estas cadenas, pero no se percata de que lo hace cuando los que pueden responder son las criaturas de las sombras.

Los términos del acuerdo al que llega le permiten ser prácticamente inmortal, pero ¿se puede llamar vida a una existencia en la que no es capaz de dejar huella en nadie? Addie va explorando poco a poco los límites de su pacto y uno de los temas más interesantes del libro es la capacidad de inspirar ideas, que ella explota para ser musa de diversos creadores.

Su existencia va pasando por altibajos hasta que en el año 2014, cuando vive en Nueva York, conoce a una persona que es capaz de recordarla… y todo cambiará para ella.

Aunque la premisa del pacto con el diablo o con las fuerzas oscuras no es para nada novedosa, sentía mucho interés por ver que nos ofrecía la autora. Pero, por desgracia, me he encontrado con una oportunidad perdida, ya que de los trescientos años de vida de Addie solo se hace hincapié en el principio y en el final, dejando casi tres siglos a nuestra imaginación con escasísimas pinceladas en forma de flashbacks que más que informar nos dejan entrever lo que podría haber sido una narración más interesante. Y aún así, es innegable que el libro está inflado, que lo que se cuenta se podría haber resumido muchísimo y que no hacían falta tantas y tantas páginas para contar una historia que al final nos parece bastante manida y poco sorprendente. Tiene un tono que llega a resultar repetitivo y el romance sobre el que debería girar la historia es anodino. Ha resultado una lectura bastante decepcionante.

The Blade Between

No soy una lectora habitual de novelas de terror, no me gusta pasar miedo innecesariamente. Sin embargo, cuando vi que la siguiente obra de Sam J. Miller, un autor que cada vez me gusta más, se encuadraba dentro de este género, tuve que vencer mis reticencias para ponerme a leer.

Quizá sea debido a esta falta de costumbre por mi parte, pero me pareció que la novela iba adentrándose en el terreno de lo desconocido y lo espiritual de una manera tan gradual que al principio parecía totalmente realista. Es cierto que algunos detalles ya daban idea de que algo especial estaba pasando en Hudson, como las canciones de la radio que van cambiando según quién las vaya escuchando, pero como digo al principio solo asistimos a la vuelta al “hogar” de Ronan, un joven fotógrafo que huyó el pueblo hostigado por los homófobos.

Tras leer algunas de sus obras, comienzo a distinguir un patrón en la forma de escribir del autor. Una de las obsesiones de Sam J. Miller es la fotografía, como ya pudimos ver en Destroy All Monsters y aquí somos de nuevo testigos de la transformación de la realidad cuando se ve a través de una lente, aunque de una forma muchísimo más sutil y me atrevería a decir que elegante. También aquí vuelven a aparecer las ballenas que tuvieron cierta relevancia en la estupenda Blackfish City, aunque en este caso sea en un terreno mucho más espiritual.

La prosa fluye de una forma estupenda y la caracterización de personajes es simplemente maravillosa, con un elenco que en ningún momento quita protagonismo a Ronan, pero que lo complementa de una forma muy acertada.

Sin embargo, el libro no acaba de cohesionar. Entiendo la crítica que Miller hace contra la gentrificación, la homofobia y el racismo y como la violencia y el miedo va in crescendo provocado por los propios habitantes de la ciudad, pero me parece que el libro cojea quizá donde debería residir su principal fortaleza, en la propia historia “mágica” del lugar. El uso de las nuevas tecnologías para extraer los trapos sucios de los lugareños en una campaña contra el próximo alcalde, a través de Grinder y Tinder es impecablemente actual, pero que las fuerzas sobrenaturales implicadas en la trama no sepan como controlar su poder… es un poco traído por los pelos. La resolución final parecía bastante evidente una vez expuestas todas las piezas pero al menos deja la historia cerrada.

The Blade Between es una novela que no me arrepiento de haber leído, pero de la que esperaba más.

Nophek Gloss

Nophek Gloss es la novela de debut de Essa Hansen, con unas ideas buenísimas al comienzo de la lectura pero con una ejecución que deja bastante que desear, lo que nos ofrece un libro bastante mejorable a pesar de un punto de partida de lo más atractivo.

El protagonistas de la novela es Caiden, un jovencísimo mecánico que dedica su vida a la reparación de las máquinas que se utilizan para crear el alimento de los animales que generan este gloss del título, la sustancia más valiosa de la galaxia. Sin embargo, su planeta ha tenido problemas en el mantenimiento de esta tarea y sus despiadados amos, pensando que a falta de pan buenas son tortas, deciden empaquetar como un suculento snack a toda la población humana del planeta para seguir manteniendo a las bestias.

Este sacrificio terrible marcará el destino de Caiden, como bien sabremos porque la autora está empeñada en que rememore cada poco tiempo la tragedia. Y este es uno de los problemas de la historia, la reiteración de ciertas imágenes y comportamientos hasta la extenuación. Y el hecho de que la única respuesta a este círculo vicioso sean los ataques de rabia tampoco dice mucho de la evolución del personaje.

Es cierto que algunas de las ideas que utiliza Hansen a lo largo de la narración son estupendas, dignas de un desarrollo más cuidado. El hecho de que algunas de las razas alienígenas o los propios humanos sean capaces de modificar su propio cuerpo a voluntad es una implementación de los géneros fluidos realmente brillante. Que el universo en que se desarrolla la historia esté compuesto a su vez de pequeños multiversos donde van ocurriendo pequeños cambios en la física o en la biología o en algunos otros aspectos de la naturaleza de forma que conforme te vas alejando de tu lugar de origen sea más probable encontrarte en un lugar que sea incompatible con tu vida es genial. Incluso estoy dispuesta a aceptar que algunas razas estén genéticamente predispuestas a influir en el comportamiento de otras, aunque esto ya es más exige más de mi suspensión de la incredulidad.

Por desgracia, todo este caudal de buenas ideas se desperdicia en una historia de rito de madurez bastante manida. El protagonista tiene la suerte de encontrarse con una tripulación capaz de acogerle, pero sus propias dudas acerca de su herencia hacen que sea incapaz de aceptar este regalo caído del cielo. Las conspiraciones para derrocar los poderes fácticos en los que se ve envuelto son de una simpleza extrema y el hecho de que la única forma que encuentra para dar rienda suelta a su venganza sea aliarse con el causante de sus males también resulta poco convincente.

Este libro es la primera parte de una trilogía. Tengo curiosidad por saber si la autora conseguirá evolucionar, ya que las ideas están ahí, solo que la ejecución no es lo suficientemente buena.