El audiolibro de Extremity parecía hecho ex profeso para mí. ¿Una novela corta de apenas tres horas, un thriller policíaco de ciencia ficción? En vena, por favor. Me he encontrado una aventura muy entretenida con un ritmo vertiginoso, que deja un poco de lado la verosimilitud para tenernos enganchados durante unas horas.
Julia Torgrimsen fue una detective muy famosa por su trabajo como infiltrada durante años en una operación de tráfico humano, que como consecuencia de lo que tuvo que hacer en su tiempo como miembro de la organización criminal se repudia a sí misma. No esperaba que vinieran a sacarla de su retiro para investigar la muerte de uno de los implicados en la trama, pero menos aún esperaba encontrarse dos cadáveres exactamente iguales en la escena del crimen.
Con este punto de partida, Binge nos lanza a toda mecha a un carrusel de emociones. ¿Qué herramientas utiliza Nicholas Binge para esta montaña rusa transformada en libro? Unos cambios de puntos de vista tan raudos como acertados, una trama muy directa que no se anda con rodeos y un mensaje de fondo de Eat the Rich bastante punk. Perfecto para lo que ofrece. Además, la existencia de una cuenta atrás regresiva que se explica a lo largo del propio libro pero en la que no entraré por no desvelar los misterios de la novela añade ese punto de incertidumbre que pudiera faltar en una trama por lo demás bastante previsible.
El audiolibro lo locuta Marian Hussey, que hace muy buen trabajo en dos de los tres puntos de vista de Extremity, pero que a mi entender imposta demasiado la voz en el otro, sonando demasiado forzada y algo falsa. Sé que quizá elevaría demasiado los costes de producción, pero me gusta mucho más cuando se dispone de un casting variado para los diversos puntos de vista, como en otros audiolibros que he tenido el placer de escuchar.
Extremity no ha venido a cambiar las reglas del juego, ni lo pretende. Ha venido a entretenernos durante unas horas y, a mi entender, cumple perfectamente con su misión.





