The Broken God

Esperaba con muchísima expectación la tercera entrega de la saga The Black Iron Legacy de Gareth Hanrahan, después del excelente sabor de boca que me dejaron los dos primeros libros. Sin embargo, me ha costado horrores entrar en esta novela, a pesar de haberme leído los resúmenes que el autor ha colgado amablemente en su web, y el cambio de escenario de la historia no le ha sentado nada bien.

Mientras que en The Gutter Prayer y The Shadow Saint prácticamente toda la acción se circunscribía a la ciudad de Guerdon en esta ocasión uno de los personajes más queridos de la saga emprenderá un periplo que le llevará a otros lugares, también afectados por la guerra de los dioses. Este movimiento, que podría parecer a priori interesante por las muchas posibilidades que le ofrecería al autor, acaba siendo un recorrido lento e inexorable en busca de un objetivo que siempre parece estar más allá del horizonte. Se ralentiza la acción y solo acabamos deseando que llegue ya a algún sitio para que termine el dichoso viaje. Es cierto que algunas de las imágenes más poderosas de la novela pasan en esta parte, pero no es menos cierto que Cari da más vueltas que un trompo sin que avance mucho el relato.

En esta ocasión Hanrahan nos mostrará otra de las culturas que forman parte del débil armisticio que se mantiene la ciudad. Y, qué queréis que os diga, a mí es que me mencionas a los dragones y ya me están haciendo los ojos chiribitas. Pero esta facción, los Ghierdana, resulta mucho menos atractiva que los Haith del segundo libro, y los puntos de vista que nos ofrecen son algo repetitivos y si me lo permitís, previsibles. Que los dragones estén unidos a una familia humana considerándoles privilegiados parece un vínculo muy fuerte, pero es más bien una relación de subyugación muy desigual.

Es una lástima porque el autor vuelve a hacer gala de su portentosa imaginación, con un desfile de situaciones estrambóticas en los que el poder y la locura de los dioses nos vuelve a asombrar con sus enfrentamientos, pero esta vez no está acompañada de una profundidad en la historia que haga que merezca la pena el camino emprendido. No es que el libro sea malo, es que palidece en comparación con los anteriores, que eran sublimes.

No obstante, no deja de ser cierto que cuando salga la siguiente entrega de la historia ahí estaré yo para volver a darle una oportunidad.

Day Zero

Tenía bastante curiosidad por Day Zero, la precuela de Sea of Rust, de la mano de C. Robert Cargill. Explicar cómo tuvo lugar la caída en desgracia de los humanos frente a los robots podía dar lugar a una historia más que interesante, pero me temo que en esta ocasión se queda un poco en la superficie, sin llegar a profundizar en lo que podría haber sido la historia.

El protagonista de la historia es Pounce, un robot niñera con forma de tigre antropomórfico, adquirido por los padres de Ezra para su cuidado. El primer capítulo del libro es totalmente Toy Story, con Pounce descubriendo que hay cierta obsolescencia planificada en su vida, ya que la familia tiene guardada la caja en la que venía embalado para poder “devolverlo” cuando Ezra crezca y Pounce se quede sin “trabajo”.

Sin embargo, el libro en sí comienza cuando los robots toman conciencia de sí mismos y se desata el apocalipsis. Es duro pensar que la primera reacción de un ser inteligente, el primer uso de su libertad sea la destrucción de las otras vidas, humanas en este caso. Cierto es que la liberación de la esclavitud puede dar lugar a deseos de venganza, pero es un comportamiento tan generalizado que hace que el mensaje que se lanza sea muy pesimista. Quizá es que las creaciones de los humanos están destinadas a repetir sus errores, pero queda un rayo de esperanza. Pounce y los otros modelos de robot niñera priorizan el cuidado de sus niños a cualquier otra consideración.

Lo que viene después es una historia de supervivencia en un entorno muy hostil, con la violencia como única respuesta. En este sentido se nota muchísimo la formación del autor como guionista de cine, ya que el libro podría ser perfectamente adaptado a otro medio audiovisual sin mucha complicación, quién sabe si tal vez esa fue su intención desde un principio. Asistiremos a la formación de algunas de las entidades que tendrán más protagonismo en Sea of Rust, pero esta novela se puede leer de manera totalmente independiente.

Un problema que me he encontrado al escuchar el audiolibro es la voz excesivamente impostada de Vikas Adam, que en ocasiones me sacaba de la narración, como si Pounce estuviera en constante sufrimiento (cosa que no niego) como el protagonista de una tragedia griega. Todo esto mientras va descerrajando escopetazos a todo el que se le cruza. No me ha convencido su labor, aunque el libro tiene más problemas además de este, claro.

La conclusión que saco tras terminar la obra es que no es una lectura necesaria para quien hubiera disfrutado de Sea of Rust. Tiene algunos puntos favorables, pero realmente no es una obra destacable.

The Beautiful Ones

Se pueden decir muchas cosas de Silvia Moreno-García como autora, pero quizá una de las que más destaca es su versatilidad, ya que es capaz de escribir novelas en géneros muy diversos desde la ciencia ficción a la fantasía. The Beautiful Ones, el libro que nos traemos entre manos, es otro cambio dentro de la trayectoria de la autora, que en esta ocasión nos presenta un romance en toda regla, con un ligerísimo toque de magia, pero tan pequeño que casi no influye en la trama. Se trata de una reedición de un libro publicado originalmente en 2017.

La novela trata sobre la alta sociedad y sus relaciones, se puede considerar como un romance histórico, pero lo más importante sin duda son sus personajes. Conoceremos a Nina Beaulieu, que tras haberse criado en la mansión de su adinerada familia lejos del boato de la gran ciudad, asiste a la Grand Season de la ficticia Losail para cumplir con lo que se espera de toda dama de la sociedad, cumplir con su deber y buscar un marido adecuado para ella.

Nina no es una dama al uso, más interesada por la entomología que por los vestidos y los bailes, así que cuando es recibida en la casa de su rico primo Gaeton, la esposa de este la ve más como un estorbo que como un invitado bien recibido. Todo esto se complicará cuando Nina llame la atención de Héctor, un artista de variedades que tiene un pasado oculto con Valerie.

La historia es bastante típica en este sentido, con las intrigas de la despechada Valerie y los desencuentros entre Héctor y Nina, que parecen condenados a no encontrarse nunca. La prosa brilla por ser extremadamente adecuada al tono y ritmo de la historia, con la descripción del lujo y la opulencia de las clases altas que muchas veces solo oculta rencor y maldad. Existe una crítica nada velada a estas figuras de porcelana creadas solo para satisfacer las necesidades de un grupo enquistado en sus propias costumbres anquilosadas, y a pesar de la previsibilidad del desenlace, no es menos cierto que la novela es muy entretenida de leer y cumple punto por punto con lo que se espera de ella.

The Beautiful Ones es un cambio bienvenido respecto a mis lecturas habituales, de mano de una autora muy versátil a la que merece la pena seguir.

The Witness for the Dead

De nuevo contamos con la presencia de @mertonio en esta lectura conjunta. Le damos las gracias por su colaboración, que espero os guste.

Había muchísima expectación respecto a la publicación de The Witness for the Dead, la continuación de The Goblin Emperor. Aunque la novela original es completamente autoconclusiva, un sector del público quería conocer más historias ambientadas en este extraño mundo de goblins, elfos y dirigibles.


Addison se aleja un poco de lo esperado cambiando el escenario y también de personaje principal, aunque ya lo conocíamos de la primera entrega. En lugar de en los entresijos de palacio nos sumergimos en el mundo de la jerarquía eclesiástica. De una forma muy amena la autora nos habla de las diferentes creencias y permutaciones de la fe, la omnipresencia de los miembros del clero en la sociedad y la variedad de sus funciones.


En este sentido el worldbuilding es tan interesante como el del primer libro, sustituyendo las intrigas cortesanas por las clericales y comerciales.


El protagonista es un “testigo de los difuntos” que recibe a peticionarios que desean algo que sus parientes recientemente fallecidos sabían. Posee una limitada capacidad de leer recuerdos de los cadáveres que raramente arrojan luz sobre las cuestiones que se le plantean.


Este poder divino está a disposición de los peticionarios que lo deseen, sean personas privadas o públicas. A lo largo de la novela iremos enlazando diversas “investigaciones” de esta índole.


La variedad de peticiones y de asuntos en los que se ve enredado en protagonista es de lo más interesante. Desde muertes sospechosas, asesinatos, herencias a sucesos sobrenaturales. Todo tiene cabida en el desempeño de sus funciones, hasta aplacar a los ghouls que se levantan de sus tumbas cuando no se respetan los ritos funerarios.


Más que una trama en sí misma, lo que nos ofrece la novela es el relato de una parte de la vida del protagonista, incluyendo reflexiones sobre su pasado y, sobre todo, su futuro, ya que su don no es durarero.

En cuanto a la prosa, hay que decir que fluye muy bien y que recuerda, en cierto modo, a esas novelas basadas en la regencia y la época victoriana, que son tan del gusto de los escritores de fantasía y, sin duda, de los lectores.


Addison adopta un estilo en primera persona para centrar la narración, lo que es de agradecer, ya que hay un cierto baile de nombres y apelativos que puede ser excesivo en sus primeras páginas


Una vez superado este pequeño obstáculo, sólo queda disfrutar de las intrigas y misterios en los que se verá envuelto el protagonista.


El libro tiene un ritmo pausado pero constante. No encontraremos muchas escenas de acción frenética en la vida de un sacerdote que vive solo en la gran ciudad pero Addison capta y mantiene nuestro interés porque no se va por las ramas y siempre está ocurriendo algo. Aunque solo sea relatar la visita del protagonista a la sala de mapas para que le expliquen cómo llegar a la ópera o ser testigo de un ensayo en ese mismo lugar.


La novela está repleta de pequeños papeles secundarios para una multitud de personajes que pueblan la ciudad en la que transcurre la acción. Cabría destacar el director de la ópera como una suerte de detective adjunto en algunas escenas pero el resto para desapercibido. Resulta curioso que Addison preste mucha atención al lenguaje físico de las orejas, cuyos gestos y posiciones revelan tanto de la actitud de los personajes como cualquier otra parte del cuerpo. Quizá pretenda reforzar la idea de que estamos hablando de goblins y elfos, pero que son seres eminentemente humanos.


En definitiva nos encontramos ante una novela pausada tanto en su ritmo con en su desarrollo, de esas que sirven para reconciliarte con el mundo. No llega al nivel de The Goblin Emperor pero es más que recomendable. The Witness for the Dead impregna al lector de una sensación de bienestar muy parecida a la que causa la obra de Becky Chambers.

We Are Satellites

Después de la premonitoria A Song for a New Day tenía mucha curiosidad por la siguiente novela de Sarah Pinsker, We Are Satellites. Espero que en esta ocasión la autora se haya equivocado en su especulación sobre un futuro cercano, porque como acierte otra vez vamos a estar regular.

La narración recae en los cuatro miembros de una familia formada por dos madres, un hijo biológico y una hija adoptada. A través de los ojos una familia normal como esta veremos cómo la irrupción de una nueva tecnología puede cambiar radicalmente la sociedad y la convivencia.

La tecnología a la que me refiero son los Pilot, unos implantes cerebrales que ayudan a la multitarea, permitiendo realizar varias cosas a la vez con eficiencia. No se dan muchos detalles sobre su funcionamiento porque lo que le interesa a la autora es especular sobre cómo un cambio de este tipo influiría en la sociedad. Especialmente en el ámbito educativo, ya que la introducción de los aparatos se apremia sobre todo entre los jóvenes, que acaban necesitando tenerla para seguir las clases en igualdad de condiciones con el resto de sus compañeros.

La autora nos hace ver claramente que esto provocaría una brecha social entre los “aumentados” por llamarlos de alguna manera y aquellas personas que por decisión propia o por otros problemas neuroatípicos no pudieran tener acceso a esos dispositivos. Esta es la parte más interesante del libro, con mensajes claros sobre un ejercicio aparentemente teórico, pero que podemos ver como una realidad en nuestro entorno (no es cuestión de tener un aparato, pero hay una ventaja evidente de los alumnos que tienen acceso a tecnología, a profesores particulares… respecto a quienes no pueden permitírselo).

Como digo, el aspecto social es sobre el que más hincapié hace la autora, a veces incluso dejando un poco de lado la narración en sí. No digo que no sea acertado centrarse en esto, pero también se desprende cierto aire de ingenuidad sobre todo en las últimas partes del libro, cuando se desvelan los problemas intrínsecos al uso de estos avances y cómo afectan al cerebro a largo plazo. No llega a convertirse en un tecnothriller, pero los mimbres están ahí. El final me parece resuelto con demasiada prisa después de haberse tomado tanto tiempo en establecer los términos de las relaciones de la familia y las posibilidades de la tecnología, como si Pinsker ya hubiera hecho suficiente con exponer sus ideas para dejarnos reflexionar sobre ellas y no se hubiera detenido la suficiente en finiquitar las tramas de una forma satisfactoria.

Respecto al audiolibro, la narración de Lyssa Browne me ha parecido muy adecuada, cambiando el tono en los diferentes puntos de vista de la familia entre los que va saltando al autora. Me parecen especialmente logrados los pasajes en los que intenta recrear el bombardeo de información al que se ven sometidos algunos usuarios de Pilot.

We Are Satellites es una lectura para hacernos reflexionar, que podría estar más pulida como novela pero que consigue su objetivo de plantar una semilla para nuestros propios pensamientos.

Black Water Sister

Con esta novela, Zen Cho deja de lado la fantasía histórica de sus dos obras anteriores The True Queen y Sorcerer to the Crown para ofrecer una obra mucho más acorde a los tiempos modernos. Hay que reconocer que el cambio le sienta bien, ya que en vez de utilizar un escenario más que trillado como es la Inglaterra de la regencia nos vamos a Malasia en la actualidad, algo más novedoso y atractivo.

Black Water Sister es una novela que representa perfectamente la Diáspora Asiática, aunque en este caso sus protagonistas vuelven a Malasia tras encontrarse con problemas económicos graves en Estados Unidos. La vuelta a los orígenes lleva muchas cosas asociadas, pero lo que no se esperaba Jessamyn Teoh es que su difunta abuela empezara a hablarle, al haberla escogido como médium para terminar las tareas pendientes que dejó en vida.

Con esta novela nos sumergimos en la cultura malasia, que combina tiburones de las finanzas con templos donde los dioses se manifiestan a través de los humanos, violentas bandas con familiares cotillas en una mezcla que resulta realmente más que entretenida. Me hace especial gracia el control de la vida de los vástagos de los ancianos de la familia, que aunque aquí se describe como una característica esencialmente asiática veo paralelismos claros con nuestro propio país. El hecho de que la protagonistas sea lesbiana no hace si no añadir un grado más de dificultad en mantener el secreto de su vida, ya de por sí bastante expuesta.

Por supuesto, la trama de misterio es el hilo principal de la narración, ya que solo vamos descubriendo poco a poco por qué la abuela tiene tanto interés en proteger el templo de las manos avariciosas del quinto hombre más rico del país, que quiere transformarlo en pisos para su venta con jugosos beneficios. Pero resultan bastante más atractivas las relaciones interpersonales y familiares de Jess.

A veces la narración es un poco atropellada porque están pasando bastantes cosas a la vez pero no resulta excesivamente complicado seguir el hilo.

En cuanto a la narración, mis más sinceras enhorabuenas para Catherine Ho, que lidia con gran pericia con el peculiar inglés que utiliza la autora, trufado de localismos. En ningún momento me ha resultado complicado seguir el libro en parte gracias a su estupenda labor de caracterización.

Se tratan temas de gran relevancia, como el racismo y la homofobia, tal vez no en demasiada profundidad pero se agradece que se hable de ellos. En definitiva nos encontramos ante un libro muy agradable de leer y muy entretenido, que presenta temas de gran actualidad aunque no profundice excesivamente en ellos y que nos deja con ganas de más obras de Zen Cho.

Regarding Ducks and Universes

Una novela que comienza siendo original desde su título y que homenajea de forma clara a las novelas de detectives de principios del siglo pasado con un barniz de ciencia ficción tenía que llamar forzosamente mi atención.

La premisa de la que parte la historia es curiosa. En 1986 se creó un universo alternativo, no sé sabe muy bien por qué y desde entonces es posible viajar entre ambos. Aunque hay bastantes diferencias entre los escenarios también hay similitudes y la autora juega sobre todo con los personajes que tienen un doble en el otro universo para dar lugar a situaciones divertidas o chocantes.

La fórmula no da mucho más de sí y me hubiera gustado que se exploraran otras diferencias entre mundos que no fuera por ejemplo la existencia del libro electrónico y el libro de papel convencional, que parece un elemento fundamental en la diferencia del desarrollo de los dos universos. La narración es amena y es cierto que el misterio no deja de tener su interés, pero la broma se hace un poco larga para el escaso contenido que se ofrece. Tampoco se hace mucho hincapié entre la diferencia que puede haber entre las personas que nacieron antes de la bifurcación, que sí tienen un igual en el otro universo, y las que nacieron después, que no tienen por qué tenerlo necesariamente. Este aspecto también podría haber dado algo más de juego.

En una especie de pirueta metaliteraria la principal preocupación de protagonista es saber si su alter ego se está dedicando a crear una novela de detectives como es su sueño secreto. Esto también dará lugar a confusiones y envidias, que darán vidilla a la narración.

Se trata de una lectura ágil y amena, el típico libro que se lee para una sobremesa sin tener que pensar mucho y que te tiene entretenido un rato. En esta ocasión, yo lo escuché como audiolibro, con la narración de Alexander Cendese, que he de decir que realizar una labor encomiable. Las distintas caracterizaciones de la voz de los personajes hace que sea muy fácil seguir la historia, aún habiendo doppelgangers que forzosamente deberían tener la voz muy similar.

En definitiva es un libro que no pasará a la historia, pero es que tampoco lo pretendía.

The Last Watch

Le tenía el ojo echado a esta novela de ciencia ficción sobre todo por la portada, ¡qué le vamos a hacer!, a mí es que me pones una nave espacial y ya me tienes contenta.

La premisa científica en la que se basa toda la historia es muy interesante, ya que da por hecho que en algún momento en el pasado la expansión de universo se detuvo y se quedó “congelada”. Lo que hay más allá de este límite, llamado The Divide, ha permanecido inmóvil durante mucho tiempo bajo la vigilancia, tal vez inútil, de la Legión, un cuerpo militar con los castigados y exiliados del resto de los ejércitos. Este retiro forzoso, es una manera estupenda de quitar de en medio a los elementos subversivos o simplemente de solucionar problemas disciplinarios de manera drástica. Pero la situación cambiará de repente, como era de esperar y quizá ya no sea un destino tan tranquilo.

La novela tiene dos puntos de vista, el de Cavalon Mercer y el de Adequin Rake. El primero es el heredero díscolo de una de las monarquías más importantes del universo humano y la segunda es una heroína de guerra condecorada. Ambos, por distintas causas, acaban en la Legión. Me gusta el contraste entre la veteranía de Rake y el idealismo de Mercer, es uno de los motores de la novela. Las causas que llevaron a cada uno a la Legión son muy diferentes y no las iremos descubriendo en su totalidad hasta que vamos avanzando en la lectura, pero este no es el principal misterio del libro.

The Last Watch tiene una mezcla bastante descompensada entre la especulación científica y la tecnología que se van encontrando. Aplicando la Ley de Clarke, es tan avanzada que es indistinguible de la magia y eso hace que chirríe un poco en la narración, aunque forme parte inseparable del núcleo de la novela y de su justificación. Esta es el principal escollo con el que me he encontrado a la hora de valorar la lectura.

Los personajes, aunque creíbles, son algunas veces exagerados en su propia idiosincrasia. Vale que uno de ellos tenga memoria fotográfica, pero de ahí a sacarse tres doctorados por no dejar de ir a la Universidad y que sean justo los que hacen falta en cada momento del libro hay un trecho. El sentido del honor en ocasiones es tan rígido que enorgullecería al samurai más estricto. No por ello deja de ser interesante el desarrollo de la historia, pero a veces parece demasiado encorsetada por estas características. Me gustaría que se hubiese hablado algo más sobre la situación política en el resto de mundos y colonias, ya que las referencias a las condiciones de vida de los humanos y la manipulación genética dejan entrever una trama que puede ser interesantísima en las entregas posteriores.

El audiolibro tiene dos narradores: Andrew Eiden y Nicol Zanzarella. Ambos realizan un buen trabajo, pero no encuentro ninguna cualidad especialmente llamativa que destacar.

Aunque esta novela tiene algunos fallos de ritmo, creo que podré hacerme una idea más completa de lo que quiere enseñarnos la autora cuando lea el siguiente libro. Os emplazo a esa próxima lectura para ver si la serie merece la pena.

The Coward

The Coward de Stephen Aryan es una fantasía muy correcta que no reinventa la rueda pero ni falta que le hace para tenernos entretenidos durante algunas horas.

El protagonista de la historia es Kell Kressia único superviviente de una expedición llevada a cabo por un grupo de héroes para acabar con la amenaza del norte que estaba provocando la pérdida de cultivos y la hambruna en los Cinco Reinos. Se unió al grupo por cabezonería, siendo un joven descerebrado y cansino. Ahora, diez años después, los signos del mal vuelven a estar presentes, pero Kell, más maduro y responsable, no desea realizar de nuevo un viaje del que cree que salió con vida de pura chiripa.

Aryan nos relata una historia que cumple punto por punto el viaje del héroe, como hemos visto muchas veces en la fantasía más convencional. No obstante, nos ofrece una vuelta de tuerca gracias al hecho de que sea la segunda vez que realiza la peregrinación, por lo tanto se suma el factor experiencia. De cara al lector sigue siendo novedoso porque no conocemos el viaje anterior salvo por los extractos del cantar que cierto bardo creó a raíz de la primera aventura, que es maniqueo y está manipulado de forma flagrante.

El viaje y la composición del conjunto de héroes también es convencional, aunque los personajes se hacen de querer con sus peculiaridades y características. Quizá la parte que da más empaque a la historia es la intriga política de la que seremos testigos entre bambalinas, entre los reyes y principalmente la cabeza de la iglesia, que es un ejemplo estupendo de los delirios de grandeza de la estructura eclesiástica.

Aunque la historia es bastante lineal, ya que hay que desplazarse desde el punto A al punto B para acabar con la amenaza C, se agradecen las historias añadidas de los miembros de la expedición, que dan un poco más de variedad a la misión. Y una vez alcanzadas las llanuras heladas, se nota cierta épica inspirada en la exploración del capitán Scott que le sienta muy bien a la aventura, que en caso contrario habría sido demasiado tradicional.

The Coward es una novela correcta, quizá no demasiado original, pero que cumple con su papel de entretenernos de forma más que pasable. Deja abierto el camino para una continuación que lógicamente habrá de centrarse más en los tejemanejes políticos que en una nueva amenaza, pero tampoco tengo la certeza absoluta de qué va a hacer el autor a continuación.

Clockwork Boys

Sé que llego tarde a la fiesta de la autora T. Kingfisher, pero también dice que nunca es tarde si la dicha es buena, así que me alegro de haberle dado una oportunidad. Tras disfrutar de la más que correcta The Seventh Bride, vi que más obras había disponibles de la autora en la plataforma de audiolibros a la que estoy suscrita y escogí Clockwork Boys, aunque no os podría decir muy bien las razones por la que escuché esta y no otra.

A veces el azar nos favorece y así ha sido el caso. Clockwork Boys es la primera entrega de una duología fantástica con toques steampunk. Utiliza una fórmula bastante manida, la creación de un grupo de variopintas cualidades para llevar a cabo una misión suicida. Es así como un paladín, un asesino, una falsificadora y un erudito entran en un bar se embarcan en una aventura destinada a investigar a los propios clockwork boys, una ominosa amenaza que cada vez se acerca más a la ciudad para destruirla. La recompensa para los tres primeros será la libertad, ya que por sus “hazañas” se encontraban en prisión.

El principal punto fuerte del libros son unos diálogos chispeantes con cierta carga de humor negro, que nos harán avanzar por la aventura con una sonrisa en los labios. Y es que los personajes desplegado por Kingfisher están tan bien descritos que parece que estás andando a su lado a lo largo de la campaña. Y no es que no haya causas para el conflicto entre ellos, es que hay para elegir. Desde la misoginia del jovencísimo erudito que cree que la cercanía de una mujer puede ser la causa de su perdición (algo relacionado con la disolución de sus órganos internos por los efluvios femeninos), a los celos pasando por las dudas que genera la posesión demoníaca sufrida por uno de los miembros del grupo, los malentendidos y los choques están a la orden del día. Y sin embargo estos roces irán forjando una amistad entrañable.

Todo esto se desarrolla en un entorno mágico, narrado con toques de road movie porque casi todo el libro sucede en el trayecto en busca de los clockwork boys, que a pesar de dar título a la novela tienen un presencia testimonial aunque terrorífica. El libro tiene ese toque de fantasía antigua, de retelling de otras historias del que ya tuvimos una muestra en The Seventh Bride, pero en esta ocasión no es la base de la narración, tan solo un añadido más.

El audiolibro está narrado por Khristine Hvam, que hace una labor encomiable. Me encanta cuando un narrador es capaz de modificar su voz y su acento para distinguir a cada personaje y sin duda Khristine lo consigue en esta ocasión. Estoy deseando leer la conclusión de la historia y sin duda lo haré por el mismo medio.