The Second Rebel

Cuando leí el verano pasado The First Sister ya me pareció que partía de buenos mimbres y ahora ha llegado la segunda entrega de la saga para confirmarlo.

Aunque se mantienen los puntos de vista de la primera parte y se añade uno más, también es bastante claro que le autore ha decidido reequilibrar el peso de la narración, dando más empaque a unos protagonistas que a otros, lo cual no deja de resultar una decisión arriesgada, aunque creo que ha sido acertada.

Me gusta especialmente la evolución de Luce, que parte desde una reivindicación urbana que parece postureo más que otra cosa a una implicación más que seria en la búsqueda de la igualdad entre las distintas facciones enfrentadas en el Sistema Solar. Que la “recompensa” que recibe por su sacrificio sea tan cruel como esperada sirve para hacernos reflexionar sobre nuestros actos y lo que conllevan.

Los otros puntos de vista siguen siendo interesantes, aunque como digo Astrid pierde gran parte del protagonismo que tuvo en The First Sister, para relatarnos su ascenso y caída de una forma un tanto más impersonal. No obstante, resulta muy interesante ser testigos de las luchas intestinas por el poder y de las corruptelas que están al orden del día en toda institución de cierto tamaño.

Linden A. Lewis aprovecha esta segunda entrega de la trilogía para ampliar un poco el escenario, con la aparición en serio de los Sintéticos, algo que antes solo se atisbaba y su extraordinarias capacidades tecnológicas, capaces de desequilibrar la balanza de poderes en cualquier momento.

Además, de una manera muy inteligente, va dejando caer pistas de lo que luego se desvelará como un maquiavélico plan de actuación que a mí, al menos, me ha pillado totalmente desprevenida. Me gusta cuando los autores dejan plantadas pistas y detalles que luego van adquiriendo vida propia y pueden acabar siendo fundamentales en el devenir del relato. Lewis también se entretiene en hacernos una pequeña recopilación de lo que sucedió en la entrega anterior en los primeros capítulos de libro, mezclado con el propio flujo de la historia, algo que se agradece si no teníamos demasiado fresca en la memoria la lectura del tomo anterior.

La novela tiene algunos problemas de ritmo, sobre todo porque como he mencionado anteriormente el interés y la relevancia de alguna de los puntos de vista es menor comparado con otros, pero me da la impresión de que le autore, previendo este problema, ha sabido dosificar también las escenas de acción que tanto me gustan (los enfrentamientos de los equipos sincronizados mentalmente son dignos de estudio) para compensar en cierta medida los vaivenes del ritmo.

Estamos ante un libro que huye de los problemas típicos de la segunda parte de una trilogía y que consigue dejarnos con mucho interés para la finalización de la historia. Definitivamente recomendable.

The Fallen

The Fallen es la continuación de The Outside, la sorprendente novela de Ada Hoffman que mezclaba horrores lovecraftianos del espacio exterior con personajes neuroatípicos. En esta ocasión, Hoffman deja un poco de lado la space opera para centrar la narración en un solo planeta, que se vio transformado en gran parte por los sucesos acontecidos en la entrega anterior.

The Fallen es una novela de personajes y de sus relaciones. Lo que más me maravilla es el amplio espectro de condiciones neuroatípicas que aparecen durante la lectura, algunas consecuencia de lo que pasa en The Outside pero otras preexistentes. Me parece especialmente encomiable cómo la autora hace hincapié en la adaptación al entorno de estos personajes con características tan particulares y cómo la red de interconexiones creada entre ellos ayuda a cada uno a encontrar su lugar.

La forma escogida para narrar la historia, con relación a los acontecimientos en un pasado reciente y en un pasado remoto me parece también muy acertada, porque así podemos conocer más a fondo a los antagonistas, sus motivaciones y su desarrollo. Lo que quizá era uno de los puntos débiles de The Outside se vuelve uno de los pilares de The Fallen y eso no debe haber sido para nada fácil.

Dentro de mi desconocimiento, me ha dado que pensar el hecho de relacionar los trastornos de personalidad múltiple como precursor de las mentes colmena, algo que tendrá un impacto importante en el desarrollo de la historia.

Una cosa que me resulta difícil de creer es que los dioses permitan una suerte de resistencia pasiva que puede ser el germen que derive en una auténtica revolución, como si les interesara mucho la opinión pública del resto de sectores, mientras que por otro lado sabemos sin lugar a duda que son seres crueles, veleidosos y que conceden una importancia casi nula a los intereses humanos.

The Fallen no es una lectura especialmente fácil, aunque es bastante más asequible que The Outside precisamente porque el mayor esfuerzo de presentación del mundo ya se hizo en la primera novela. No sería justo clasificar este libro como una novela de transición, pero es verdad que deja muchos cabos sueltos destinados (espero) a ser atados en la siguiente entrega.

Axiom’s End

Al parecer la autora de este libro es una famosa youtuber, pero no engaño a nadie si digo que no la conocía para nada de antes. Esto implica que he juzgado el libro solo por sí mismo, no por la fama que pudiera tener Ellis con anterioridad.

Axiom’s End es una historia de primer contacto muy de andar por casa, centrada más en la parte de thriller, de conflicto institucional o teorías conspiranoicas que en el propio contacto. La prosa tampoco es que destaque mucho, da la impresión de que es un producto poco pulido.

La protagonista de la novela es Cora, la hija de uno de los mayores defensores online de los insistentes rumores sobre la presencia de alienígenas en la Tierra. Su padre huyó a un país sin acuerdo de extradición o algo así para protegerse de la CIA, la NSA, el FBI o cualquier otra ristra de siglas que esté de moda en este momento en el gobierno USA. Esta ruptura de relaciones con su padre sin embargo no la librará del seguimiento de la agencia correspondiente y la casualidad hará que acaba convertida en la intérprete oficial de uno de estos primeros contactos.

A partir de aquí la novela sigue unos derroteros bastante obvios pero no por ello más creíbles. Me gustaría pensar que se hace hincapié en el aspecto lingüístico sobre esta primera interacción con una especie ajena a la Tierra, pero no nos engañemos, los comentarios que pretenden dar una pátina de credibilidad al estudio del lenguaje alienígena son como mucho una pequeña capa de barniz que no logra cubrir la renqueante estructura sobre la que debería apoyarse todo el resto de la historia. La utilización de los tópicos más manidos sobre abducciones tampoco es que ayuden a que el libro sea más novedoso o llamativo.

La labor de la narradora del audiolibro, Abigail Thorn , es correcta, aunque gran parte de la comunicación con el alienígena parece más un sampler de Loquendo que otra cosa, un efecto buscado para recalcar la artificialidad de estas conversaciones.

Mi recomendación es no perder el tiempo con esta novela.

Notes from the Burning Age

Claire North es una escritora muy irregular, capaz de lo mejor y lo peor, así que nunca sabes qué te puedes encontrar cuando abres un libro suyo. Es cierto que mi última experiencia fue muy buena, lo que quizá debería haberme preparado para llevarme una decepción con Notes from the Burning Age, pero lo que no me esperaba era aburrirme con una historia de espías, uno de los temas que más me entretiene.

Notes from the Burning Age está situada en un futuro donde la humanidad ha sobrevivido a duras penas a los desastres del cambio climático, volviendo a basar su existencia en un trato más respetuoso con el medio ambiente, buscando el equilibrio entre lo que se consume y lo que se devuelve a la naturaleza. En parte este forma de vida se sustenta en el miedo a los kakuy, unas “criaturas míticas” que fueron las que destruyeron la civilización, como representaciones físicas de los espíritus de la naturaleza y su ira contra quienes la sobreutilizaron.

Es innegable la influencia de Cántico por Leibowitz tanto en la visión postapocalíptica como el tratamiento del saber antiguo, que se busca y se guarda para evitar que la herejía se vuelva a propagar. No obstante, se nota la diferencia que años de acumulación de material sin sentido en internet provoca en estos almacenes de conocimiento, siendo necesaria una labor de purga ingente para separar la paja del grano en los discos duros que todavía sobreviven.

Toda la novela está narrada desde el punto de vista de Ven, a quien acompañaremos en su labor como espía infiltrado en la Hermandad, una sociedad que busca volver a las antiguas costumbres para incrementar el bienestar de las personas, aún a costa de la supervivencia de los demás. Y es que se ve que la especie humana no consigue aprender de sus propios errores.

La forma de escribir de North en esta ocasión es muy alegórica, dejando al lector la interpretación de la mayoría de los hechos que acontecen a lo largo de las páginas. Por desgracia, esta labor no da el fruto deseado, sobre todo porque la historia de espionaje resulta repetitiva y aburrida. Es cierto que en la vida real la labor de un “topo” dista mucho de la imagen adulterada que las películas nos han hecho asociar a los espías, con James Bond a la cabeza, pero no es menos cierto que en esta novela la trama no es que avance lentamente, es que repta sobre un limo escurridizo que parece echar hacia atrás los acontecimientos en vez de conseguir que avancen.

Hay momentos de tensión cuando parece que se está a punto de descubrir a alguno de los agentes encubiertos, pero es que ni siquiera en las escenas de persecución se puede decir que haya mucha tensión en la narración, quedando en la mente del lector una sensación de incompletitud, de oportunidad perdida. Una pena, porque es una historia que podría haber funcionado de haber escogido la autora otros derroteros para su devenir.

The Human

Necesitaba cambiar un poco de género después de una pequeña sobredosis de fantasía, así que decidí que era el momento adecuado para ponerme con The Human de Neal Asher y terminar la trilogía de ciencia ficción que había dejado colgada hace algún tiempo.

Hay algunos atributos en las novelas de Neal Asher que son una apuesta segura. Tecnología extremadamente avanzada, IAs que dan mil vueltas a cualquier humano, razas alienígenas aterradoras… Y todo esto está presente en The Human, corregido y aumentado. Si conocéis algo de la obra anterior del autor, el enemigo al que se solía enfrentar la humanidad eran los Prador, una especie cruel y astuta, pero una amenaza que queda en agua de borrajas comparado con lo que se nos viene encima ahora. Parece que en cada nueva entrega el escritor aplica el lema de los juegos olímpicos (Citius, altius, fortius) en clave de ciencia ficción, más peligro, más acción, más conspiraciones. No negaré que es algo arquetípico en la space opera y la ciencia ficción militar, pero también es muy entretenido cuando lo que se busca es desconexión.

The Human es una novela larga e intrincada, con muy diversos puntos de vista pero hay que reconocer que la narración fluye de forma fluida a lo largo de todas las páginas. Me han gustado especialmente los momentos de crisis paranoicas, porque cuando hay que mezclar necesariamente distintas tecnologías y ADN de especies muy dispares el resultado siempre estará bajo sospecha.

La tecnología a la que se hace referencia en la novela es tan avanzada que resulta indistinguible de la magia, pero tiene cierta base científica en los estudios punteros de la física actual. Me gusta que se intente hacer creíble algo que forzosamente escapa a nuestra comprensión.

Me resulta menos atractiva la visión imperialista a la que parece abocados todos los gobiernos o asociaciones que hacen acto de presencia en el libro. Y también es cierto que muchos pasajes del libro son un constante enfrentamiento de tecnologías cada vez más destructivas solo para verse superadas por la siguiente ola de invenciones.

Salvando estos detalles, que entiendo perfectamente que a otros les supongan un obstáculo mayor de lo que han significado para mí, es una novela de acción perfectamente disfrutable.

Day Zero

Tenía bastante curiosidad por Day Zero, la precuela de Sea of Rust, de la mano de C. Robert Cargill. Explicar cómo tuvo lugar la caída en desgracia de los humanos frente a los robots podía dar lugar a una historia más que interesante, pero me temo que en esta ocasión se queda un poco en la superficie, sin llegar a profundizar en lo que podría haber sido la historia.

El protagonista de la historia es Pounce, un robot niñera con forma de tigre antropomórfico, adquirido por los padres de Ezra para su cuidado. El primer capítulo del libro es totalmente Toy Story, con Pounce descubriendo que hay cierta obsolescencia planificada en su vida, ya que la familia tiene guardada la caja en la que venía embalado para poder “devolverlo” cuando Ezra crezca y Pounce se quede sin “trabajo”.

Sin embargo, el libro en sí comienza cuando los robots toman conciencia de sí mismos y se desata el apocalipsis. Es duro pensar que la primera reacción de un ser inteligente, el primer uso de su libertad sea la destrucción de las otras vidas, humanas en este caso. Cierto es que la liberación de la esclavitud puede dar lugar a deseos de venganza, pero es un comportamiento tan generalizado que hace que el mensaje que se lanza sea muy pesimista. Quizá es que las creaciones de los humanos están destinadas a repetir sus errores, pero queda un rayo de esperanza. Pounce y los otros modelos de robot niñera priorizan el cuidado de sus niños a cualquier otra consideración.

Lo que viene después es una historia de supervivencia en un entorno muy hostil, con la violencia como única respuesta. En este sentido se nota muchísimo la formación del autor como guionista de cine, ya que el libro podría ser perfectamente adaptado a otro medio audiovisual sin mucha complicación, quién sabe si tal vez esa fue su intención desde un principio. Asistiremos a la formación de algunas de las entidades que tendrán más protagonismo en Sea of Rust, pero esta novela se puede leer de manera totalmente independiente.

Un problema que me he encontrado al escuchar el audiolibro es la voz excesivamente impostada de Vikas Adam, que en ocasiones me sacaba de la narración, como si Pounce estuviera en constante sufrimiento (cosa que no niego) como el protagonista de una tragedia griega. Todo esto mientras va descerrajando escopetazos a todo el que se le cruza. No me ha convencido su labor, aunque el libro tiene más problemas además de este, claro.

La conclusión que saco tras terminar la obra es que no es una lectura necesaria para quien hubiera disfrutado de Sea of Rust. Tiene algunos puntos favorables, pero realmente no es una obra destacable.

We Are Satellites

Después de la premonitoria A Song for a New Day tenía mucha curiosidad por la siguiente novela de Sarah Pinsker, We Are Satellites. Espero que en esta ocasión la autora se haya equivocado en su especulación sobre un futuro cercano, porque como acierte otra vez vamos a estar regular.

La narración recae en los cuatro miembros de una familia formada por dos madres, un hijo biológico y una hija adoptada. A través de los ojos una familia normal como esta veremos cómo la irrupción de una nueva tecnología puede cambiar radicalmente la sociedad y la convivencia.

La tecnología a la que me refiero son los Pilot, unos implantes cerebrales que ayudan a la multitarea, permitiendo realizar varias cosas a la vez con eficiencia. No se dan muchos detalles sobre su funcionamiento porque lo que le interesa a la autora es especular sobre cómo un cambio de este tipo influiría en la sociedad. Especialmente en el ámbito educativo, ya que la introducción de los aparatos se apremia sobre todo entre los jóvenes, que acaban necesitando tenerla para seguir las clases en igualdad de condiciones con el resto de sus compañeros.

La autora nos hace ver claramente que esto provocaría una brecha social entre los “aumentados” por llamarlos de alguna manera y aquellas personas que por decisión propia o por otros problemas neuroatípicos no pudieran tener acceso a esos dispositivos. Esta es la parte más interesante del libro, con mensajes claros sobre un ejercicio aparentemente teórico, pero que podemos ver como una realidad en nuestro entorno (no es cuestión de tener un aparato, pero hay una ventaja evidente de los alumnos que tienen acceso a tecnología, a profesores particulares… respecto a quienes no pueden permitírselo).

Como digo, el aspecto social es sobre el que más hincapié hace la autora, a veces incluso dejando un poco de lado la narración en sí. No digo que no sea acertado centrarse en esto, pero también se desprende cierto aire de ingenuidad sobre todo en las últimas partes del libro, cuando se desvelan los problemas intrínsecos al uso de estos avances y cómo afectan al cerebro a largo plazo. No llega a convertirse en un tecnothriller, pero los mimbres están ahí. El final me parece resuelto con demasiada prisa después de haberse tomado tanto tiempo en establecer los términos de las relaciones de la familia y las posibilidades de la tecnología, como si Pinsker ya hubiera hecho suficiente con exponer sus ideas para dejarnos reflexionar sobre ellas y no se hubiera detenido la suficiente en finiquitar las tramas de una forma satisfactoria.

Respecto al audiolibro, la narración de Lyssa Browne me ha parecido muy adecuada, cambiando el tono en los diferentes puntos de vista de la familia entre los que va saltando al autora. Me parecen especialmente logrados los pasajes en los que intenta recrear el bombardeo de información al que se ven sometidos algunos usuarios de Pilot.

We Are Satellites es una lectura para hacernos reflexionar, que podría estar más pulida como novela pero que consigue su objetivo de plantar una semilla para nuestros propios pensamientos.

Regarding Ducks and Universes

Una novela que comienza siendo original desde su título y que homenajea de forma clara a las novelas de detectives de principios del siglo pasado con un barniz de ciencia ficción tenía que llamar forzosamente mi atención.

La premisa de la que parte la historia es curiosa. En 1986 se creó un universo alternativo, no sé sabe muy bien por qué y desde entonces es posible viajar entre ambos. Aunque hay bastantes diferencias entre los escenarios también hay similitudes y la autora juega sobre todo con los personajes que tienen un doble en el otro universo para dar lugar a situaciones divertidas o chocantes.

La fórmula no da mucho más de sí y me hubiera gustado que se exploraran otras diferencias entre mundos que no fuera por ejemplo la existencia del libro electrónico y el libro de papel convencional, que parece un elemento fundamental en la diferencia del desarrollo de los dos universos. La narración es amena y es cierto que el misterio no deja de tener su interés, pero la broma se hace un poco larga para el escaso contenido que se ofrece. Tampoco se hace mucho hincapié entre la diferencia que puede haber entre las personas que nacieron antes de la bifurcación, que sí tienen un igual en el otro universo, y las que nacieron después, que no tienen por qué tenerlo necesariamente. Este aspecto también podría haber dado algo más de juego.

En una especie de pirueta metaliteraria la principal preocupación de protagonista es saber si su alter ego se está dedicando a crear una novela de detectives como es su sueño secreto. Esto también dará lugar a confusiones y envidias, que darán vidilla a la narración.

Se trata de una lectura ágil y amena, el típico libro que se lee para una sobremesa sin tener que pensar mucho y que te tiene entretenido un rato. En esta ocasión, yo lo escuché como audiolibro, con la narración de Alexander Cendese, que he de decir que realizar una labor encomiable. Las distintas caracterizaciones de la voz de los personajes hace que sea muy fácil seguir la historia, aún habiendo doppelgangers que forzosamente deberían tener la voz muy similar.

En definitiva es un libro que no pasará a la historia, pero es que tampoco lo pretendía.

The Last Watch

Le tenía el ojo echado a esta novela de ciencia ficción sobre todo por la portada, ¡qué le vamos a hacer!, a mí es que me pones una nave espacial y ya me tienes contenta.

La premisa científica en la que se basa toda la historia es muy interesante, ya que da por hecho que en algún momento en el pasado la expansión de universo se detuvo y se quedó “congelada”. Lo que hay más allá de este límite, llamado The Divide, ha permanecido inmóvil durante mucho tiempo bajo la vigilancia, tal vez inútil, de la Legión, un cuerpo militar con los castigados y exiliados del resto de los ejércitos. Este retiro forzoso, es una manera estupenda de quitar de en medio a los elementos subversivos o simplemente de solucionar problemas disciplinarios de manera drástica. Pero la situación cambiará de repente, como era de esperar y quizá ya no sea un destino tan tranquilo.

La novela tiene dos puntos de vista, el de Cavalon Mercer y el de Adequin Rake. El primero es el heredero díscolo de una de las monarquías más importantes del universo humano y la segunda es una heroína de guerra condecorada. Ambos, por distintas causas, acaban en la Legión. Me gusta el contraste entre la veteranía de Rake y el idealismo de Mercer, es uno de los motores de la novela. Las causas que llevaron a cada uno a la Legión son muy diferentes y no las iremos descubriendo en su totalidad hasta que vamos avanzando en la lectura, pero este no es el principal misterio del libro.

The Last Watch tiene una mezcla bastante descompensada entre la especulación científica y la tecnología que se van encontrando. Aplicando la Ley de Clarke, es tan avanzada que es indistinguible de la magia y eso hace que chirríe un poco en la narración, aunque forme parte inseparable del núcleo de la novela y de su justificación. Esta es el principal escollo con el que me he encontrado a la hora de valorar la lectura.

Los personajes, aunque creíbles, son algunas veces exagerados en su propia idiosincrasia. Vale que uno de ellos tenga memoria fotográfica, pero de ahí a sacarse tres doctorados por no dejar de ir a la Universidad y que sean justo los que hacen falta en cada momento del libro hay un trecho. El sentido del honor en ocasiones es tan rígido que enorgullecería al samurai más estricto. No por ello deja de ser interesante el desarrollo de la historia, pero a veces parece demasiado encorsetada por estas características. Me gustaría que se hubiese hablado algo más sobre la situación política en el resto de mundos y colonias, ya que las referencias a las condiciones de vida de los humanos y la manipulación genética dejan entrever una trama que puede ser interesantísima en las entregas posteriores.

El audiolibro tiene dos narradores: Andrew Eiden y Nicol Zanzarella. Ambos realizan un buen trabajo, pero no encuentro ninguna cualidad especialmente llamativa que destacar.

Aunque esta novela tiene algunos fallos de ritmo, creo que podré hacerme una idea más completa de lo que quiere enseñarnos la autora cuando lea el siguiente libro. Os emplazo a esa próxima lectura para ver si la serie merece la pena.

Shards of Earth

Con esta novela Adrian Tchaikovsky da comienzo a una saga de ciencia ficción que se aleja del camino marcada por Children of Time y su secuela Children of Ruin. En esta ocasión nos encontramos con una space opera algo más convencional, con su adecuada ración de razas alienígenas, su consabida intriga política y algún toque de horror cósmico que recuerda a The Outside.

La humanidad tiene algunas colonias repartidas por el espacio que sobreviven con dificultad tras la pérdida de la Tierra y otros planetas a manos de los Arquitectos, unas entidades alienígenas casi incomprensibles que transforman en esculturas planetas habitados, acabando de paso con su población. La guerra se acabó en su momento con la intervención de los Int, humanos desarrollados exprofeso en un duro procedimiento con muy pocas posibilidades de éxito que son capaces de entablar una conversación con los Arquitectos.

En la novela se comparten dos puntos de vista: el de uno de estos Int, llamado Idris, que asqueado tras la guerra pertenece a una variopinta tripulación que va haciendo encargos por la galaxia y Solace, miembro de una sociedad matriarcal exclusivamente femenina, el Parthenon, creada por una investigadora en el pasado para mejorar la humanidad y que se convirtió en el principal ejército humano en la lucha contra los Arquitectos.

Como es natural, existe un elemento desencadenante que romperá con la situación de status quo que se había conseguido hasta el momento. Resulta muy interesante cómo el autor utiliza a los compañeros de tripulación de Idris (humanos y alienígenas) para darnos ejemplos de las distintas posibilidades que pueden dar lugar a un ser “sentiente” ya sea de origen natural o artificial. La tripulación es maravillosa, con una sentimiento de camaradería que infunde esperanza sobre la capacidad de colaboración entre especies. Están caracterizados de una forma estupenda y consiguen despertar nuestra empatía desde el primer momento, así que sufriremos mucho con lo que el destino les depara.

La entrada en la novela no es fácil, con muchos términos y cierta historia previa que no se desvela desde un principio, pero una vez superado este obstáculo, la lectura fluye mucho mejor. También es innegable que es el comienzo de una historia más larga, por lo que hay mucha exposición y en ocasiones acontecen pocas cosas, pero para compensar Tchaikovsky se saca de la manga un híbrido alienígena que reparte cera como Michael “ídem” en Scott Pilgrim y que tiene una resistencia al dolor, la desmembración y en general a cualquier ataque físico con sus poderes de regeneración que deja a Lobezno camino del asilo.

Me gustaría saber cómo se va a seguir desarrollando la historia para poder tener una opinión más completa, pero como primera novela de una narración más larga Shards of Earth me parece recomendable, aunque no exenta de fallos.