The Eagle has Landed

Las antologías temáticas requieren mucho trabajo por parte del seleccionador y es encomiable la labor de Neil Clarke en este volumen dedicado a relatos relacionados con la Luna. La calidad de las historias es variable, con un gran variedad de autores y aproximaciones a cada tema. Pero en este caso me temo que Clarke no tenía mucho donde elegir y aunque hay algunos relatos muy buenos, la calidad media no es la misma que en otras de sus recopilaciones.

Bagatelle de John Varley

Un relato deudor de su tiempo, con una marcado tono pulp y ligero, un entretenimiento pasable.


The Eve of the Last Apollo de Carter Scholz

Esta historia gira en torno a cómo lidiar con las consecuencias humanas que para los primeros astronautas que pisaron la superficie lunar.


The Lunatics de Kim Stanley Robinson

Esperaba algo más de Kim Stanley Robinson, que solo nos muestra el devenir de unos mineros que se rebelan contra su labor en el satélite.


Griffin’s Egg de Michael Swanwick

Se me ha hecho larga esta historia de Swanwick, que parece más centrado en contar las aventuras sexuales del protagonista que en las consecuencias de un conato de guerra nuclear en la Tierra (si es posible semejante término). El final sí que me ha parecido interesante y la idea del experimento psicológico entre guardianes y presos está tratado de forma atractiva, pero le hace falta bastante poda.


A Walk in the Sun de Geoffrey A. Landis

Un relato de superación personal y lucha por la supervivencia huyendo de la cara oculta de la Luna.


Waging Good de Robert Reed

Un comienzo muy fuerte que genera muchísimas expectativas pero que luego se va diluyendo poco a poco. La sentencia por una travesura de juventud es el exilio a una Tierra devastada por las plagas en la que la tasa de supervivencia es ínfima.


How We Lost the Moon de Paul McAuley

Me fascina la ciencia que hay detrás de este relato, con un mini-agujero negro en el centro de un cuerpo celeste.


People Came From Earth de Stephen Baxter

Un relato sobre la recuperación de la civilización después del colapso en una Luna “terraformada”. Correcto pero no apasionante.


Ashes and Tombstones de Brian Stableford

Lo importante de este relato me parece que es el giro final pero como resulta algo que se ve venir, pierde mucha fuerza.


Sunday Night Yams at Minnie and Earl’s de Adam Troy Castro

Precioso cuento de Adam Troy Castro sobre la necesidad de mantener el sentido de la maravilla cuanto todo lo demás se banaliza.


Stories for Men de John Kessel

Entiendo que el orden correcto de lectura de las historias de John Kessel sobre la colonia lunar matriarcal debería haber sido primero este relato y después The Moon and the Other, pero como no ha sido así mi caso, lo cierto es que este relato me ha dejado mucha menos huella que The Moon and the Other, sea por que ya conocía la sociedad de los Cousins, sea porque parte de las sorpresas de la historia también las conocía. No obstante, reconozco que la discusión sobre el patriarcado sigue siendo candente.


The Clear Blue Seas of Luna de Gregory Benford

El punto de partida de este relato me ha resultado muy original ya que hablan de terraformar la Luna. Muchísimas historias tiene lugar en las colonias de la Luna, pero las características propias del asteroide parecen impedir su terraformación. La primera parte del relato me resulta más interesante por esto, pero el resto no me convence.


You Will Go to the Moon de William Preston

La Luna como destino para los ancianos mezclada con la necesidad de cumplir los sueños infantiles en la vida da lugar a un relato bastante olvidable.


SeniorSource de Kristine Kathryn Rusch

Una supuesta investigación policíaca que en realidad le sirve a la autora para explorar la injusticia de un sistema social en el que los baby boomers han asegurado su longevidad en la Luna a costa del trabajo de las generaciones posteriores, que nunca podrán disfrutar de las mismas oportunidades. Muy oportuno.


The Economy of Vacuum de Sarah Thomas

Un comienzo interesante para la historia de una colonizadora que quedará en la más absoluta soledad en la Luna, pero con un final que parece tomado de otro relato, que no resulta para nada satisfactorio y que parece una soflama contra ciertos regímenes políticos.


The Cassandra Project de Jack McDevitt

Me ha gustado más el proceso de investigación alrededor del clasificado proyecto Cassandra que la resolución final del relato, que se va desinflando conforme avanza.


Fly Me to the Moon de Marianne J. Dyson

Entrañable relato en el que un joven que visita a un anciano al que cree piloto en una residencia geriátrica, acaba descubriendo el relevante papel que desempeñó en la conquista de la Luna y como hay cosas que nunca se olvidan.


Tyche and the Ants de Hannu Rajaniemi


The Moon Belongs to Everyone de Michael Alexander y K.C. Ball

Un relato policial en un entorno lunar en una historia alternativa que tiene como trasfondo el lanzamiento de la primera misión tripulada a Marte, en 1980. La premisa era buena pero el desarrollo no lo es tanto.


The Fifth Dragon de Ian McDonald


Let Baser Things Devise de Berrien C. Henderson

Un llamativo relato sobre un chimpancé evolucionado que logra alcanzar el reconocimiento como persona. No pasa de ser anecdótico.


The Moon is Not a Battlefield de Indrapramit Das


Every Hour of Light and Dark de Nancy Kress

Muy curiosa este relato de Nancy Kress, que solo toca el tema lunar de forma tangencial, pero que habla sobre la pasión por el arte y su conservación con un oficio indiscutible.


In Event of Moon Disaster de Rich Larson

Un relato con tono humorístico sobre los problemas éticos derivados de la duplicación de seres.

No puedo recomendar esta recopilación porque varios de los relatos incluidos son flojos, escogidos por su característica lunar, pero sin la suficiente calidad como para hacerse valer por sí mismos.

Becoming Superman

Becoming Superman: My Journey From Poverty to Hollywood es la autobiografía de Joe Straczynski. Es un libro que está entre los nominados a los Hugo en la categoría de Trabajos relacionados (muy disputada este año) y esta nominación es más que merecida. Se trata de una obra apasionante, capaz de desvelar las terribles condiciones en las que se crió Straczynski y aún así servir de inspiración para los jóvenes y no tan jóvenes que tengan la suerte de leerlo. Está escrita con mucho oficio, algo que no debería sorprendernos viniendo de un veterano como es el creador de Babylon 5, pero es que además está escrita desde el corazón, sin ocultar los momentos más escabrosos ni las debilidades de Joe.

La narración comienza con la historia de los abuelos paternos de Joe y desde ese momento sirve para asentar las bases de lo que será la terrible familia del escritor. Espero que la escritura de Becoming Superman le haya servido como catarsis, porque debe haber sido horrible recordar durante páginas y más páginas los abusos físicos y psicológicos a los que se vio sometido durante décadas. Es digno de elogio cómo fue capaz de superar estos obstáculos y llegar a convertirse en un autor de renombre, además en medios tan diferentes como el periodismo, la radio, los cómics o las producciones audiovisuales.

No me tengo por una experta en su obra, pero es cierto que he catado un poco de muchos de sus trabajos, desde Rising Stars a Babylon 5. Con esto quiero decir que el apellido Straczynski no me era desconocido (aunque me cueste horrores escribirlo) pero la persona detrás de la obra era alguien totalmente ajeno a mí. Ahora no es así. Ahora es una persona a la que me gustaría abrazar (aunque no creo que se dejara) y con quien me encantaría tener una conversación.

El autor no esquiva temas polémicos, aunque es cierto que en algunas ocasiones no facilita nombres para no caer en acciones legales. Si bien no son comparables con los hechos que acontecen en su familia (dignos de cualquier película) es cierto que en el mundillo de Hollywood también hay rencillas y rencores que pueden arruinar carreras. Y es por esto que Straczynski ha tenido que reinventarse tantas veces, en ocasiones al borde de la ruina, para poder seguir creando, seguir escribiendo con esa pulsión casi enfermiza que le hacía lanzarse hacia la hoja en blanco.

Me ha gustado especialmente la relación de amistad que tiene con Harlan Ellison, uno de sus autores más admirados y que finalmente se convertirá en uno de sus pocos amigos. Ellison también tenía una personalidad muy dura pero consiguieron hallar un punto de encuentro que se ve reflejada puntualmente en esta obra.

La versión en la que he disfrutado de esta obra ha sido en audiolibro. El narrador es Peter Jurasik, capaz incluso de introducir una broma al principio del libro para justificar su presencia, pero que desde luego hace una labor encomiable personificando las ideas y expresiones de Straczynski, en un libro repleto de imágenes muy duras.

Una auténtica maravilla.

The Lesser Devil

Me topé con The Lesser Devil de casualidad, mientras buscaba por enésima vez la siguiente entrega de la saga de Christopher Ruocchio en Scribd. Pero hete aquí que había una obra intermedia de la que desconocía su existencia y que podría calmar el gusanillo durante un rato, así que me puse de inmediato con ella.

The Lesser Devil está pensado para ser una lectura independiente, para acercar la obra de Ruocchio a un lector que no se atreva de primeras con los mastodónticos libros de The Sun Eater. En este sentido, lo cierto es que se queda bastante corto, porque quizá uno de los mayores alicientes de Empire of Silence es precisamente el enorme despliegue de escenografía que el autor hace desfilar ante nuestros ojos. Así que, a pesar de estar concebido como una lectura independiente, algo que cumple sobradamente, su otra idea de enganchar con el resto de la serie no consigue su objetivo por ser una muestra demasiado exigua.

Tampoco ayuda que el principal protagonista sea Crispin, el hermano de Hadrian, que es un personaje mucho menos carismático y atractivo. En muchas ocasiones Crispin cree que no le llega a la suela del zapato a su desaparecido hermano y casi llega a autoconvencerse de su ausencia de valía. Quizá The Lesser Devil estuviera dirigido a convertirse en una alabanza a la autosuperación, pero se queda corta en este aspecto.

Lo que sí que tiene es mucha acción. El ritmo es trepidante desde un principio, ya que asistiremos a una persecución, una caza al hombre por uno de los lugares más recónditos del planeta. Los enfrentamientos no escatiman los miembros cercenados (gracias a las espadas de antimateria) y esa curiosa mezcla entre feudalismo y alta tecnología que sirve de base para el universo está muy bien representado.

Pero el detalle que más me gusta es el protagonismo de una secta religiosa, que vive en un pueblo-museo como una recreación de los cultos de la antigua Tierra. Ver cómo la fe cristiana ha perdurado casi impasible al paso del tiempo y cómo sus valores afectan a la vida de los lugareños es el eje central de la historia. Hay muchos libros de ciencia ficción con un fuerte componente religioso, como Pavana o la saga de Hyperion, pero en este relato tiene un efecto curioso sobre Crispin.

No puedo recomendar la lectura de The Lesser Devil como introducción a la obra de Ruocchio, pero si como un entremés curioso para completar una historia ya de por sí amplia. Y ahora perdonadme, que voy a refrescar Scribd a ver si les ha dado por subir la segunda entrega de la saga.

Vagabonds

No sé si os pasará a vosotros, pero los ejemplos de ciencia ficción de origen chino que he leído, me traen un regusto a ciencia ficción clásica pero con algún cambio. He de reconocer que la muestra no es significativa, porque casi todo por no decir todo ha pasado por el filtro de Ken Liu, bien sea seleccionando los relatos de diversas recopilaciones o traduciendo obras como las de Cixin Liu.

Vagabonds no es una excepción. Está traducida por Ken y recuerda a la ciencia ficción clásica, especialmente a Los Desposeídos, con la que comparte más de una similitud. Es una novela situada en un futuro tras la guerra entre la Tierra y Marte, pero aparte del conflicto armado todavía sigue presente el conflicto ideológico, entre el capitalismo y una versión del comunismo sobre la que cabría hacer muchos comentarios. Como hilo conductor y como testigo de los hechos está la figura de Luo Ying, una joven marciana que formó parte de un programa de intercambio por el que pasó cinco años en la Tierra y que ahora vuelve a su lugar de origen. En su nave de regreso también viaja una delegación de la Tierra para negociar acuerdos, junto con un cineasta que tiene protagonismo en la primera parte del libro pero que luego apenas mantiene la importancia.

La especulación social que lleva a cabo la autora es apasionante. No es un libro para leer de forma atropellada, si no para ir reflexionando sobre lo que se propone y si cada sistema sería viable o no a largo plazo. Aunque Hao Jingfang se centra mucho más en la parte marciana, sí que veremos retazos de la vida en la Tierra. Los sistemas sociales que clasifican entre fluidos e inmóviles, la comparación entre ambos, la necesidad de revolución para acabar con las injusticias, el inmovilismo de los que en su momento fueron agentes de cambio pero ahora son escollos en el camino… Muchos temas tratados con sensibilidad.

En el aspecto formal de la escritura, sin embargo, hay algunos elementos que no me han gustado. La figura de Luo Ying parece novata en todo y se utiliza como recurso ese supuesto desconocimiento para tener conversaciones con su tutor que son un infodump en toda regla. También resulta un tanto extraño que mientras toda la novela ha estado basada en las intervenciones de Luo Ying y su entorno, al final se ceda el protagonismo a otros personajes que tienen intervenciones mínimas pero drásticamente influyentes en la toma de decisiones.

La narración de Emily Woo Zeller es correcta, pausada como el propio tono de la novela, pero tiene un defecto que me hace algo incómoda la audición cuando imposta las voces masculinas, ya que tiene un toque que suena a falso, a niño imitando a adulto.

Vagabundos está publicada en español con traducción de Agustín Alepuz Morales.

Fall, or Dodge in Hell

Neal Stephenson es un autor capaz de presentar una ideas apabullantes, con un conocimiento exhaustivo de la materia sobre la que desarrolla sus novelas y una capacidad de narrativa que puede trasnformar el infodump más árido en una entretenidísima charla TED en la que aprendes sin darte cuenta. Pero me temo que con sus últimos libros, está perdiendo esta capacidad, porque cada vez son más largos y pesados de leer.

Me ha costado mucho trabajo finalizar Fall, or Dodge in Hell. La premisa de la vida después de la muerte mediante la virtualización y la singularidad tecnológica es apasionante y algunos de los párrafos dedicados a esto en el libro son una maravilla especulativa, sobre todo la relación entre la capacidad de cálculo y las necesidades físicas de los servidores, en aspectos como la refrigeración y la propia energía eléctrica. Pero es que está rodeado de tanto relleno que la novela parece una muñeca pepona.

La parte dedicada a la propia “vida” en el mundo virtual es insufrible. Las descripciones de cómo se va decidiendo cómo funciona cada hoja, cada piedra, cada rayo del luz… no es que le haga falta tijera, es que ni con una motosierra se puede una adentrar en ese proceloso laberinto de palabras. Me gustan las referencias a la mitología clásica, pero en este caso la transposición de figuras tampoco me convence. Y qué decir de la parte final, en la que diversos personajes se van de “aventura” (a hacer una “quest”) con un regusto a RPG trasnochado que tira para atrás.

El narrador del audiolibro, Malcolm Hillgartner, que se ha ganado su salario bien ganado con las 32 horas que ha tenido que locutar, tiene una voz que me recuerda a los documentales doblados de la dos. Te envuelve y te acompaña, haciendo la escucha en sí una experiencia agradable.

Me resulta imposible recomendar esta obra. Neal Stephenson sin supervisión y con un procesador de texto es una de las mayores amenazas actuales para la selva amazónica.

The Philosopher’s Flight

Empecé a escuchar The Philosopher’s Flight de casualidad, sin tener referencias ni del autor ni de la obra en sí. Me sorprende mucho que esta historia alternativa situada en la Primera Guerra Mundial no haya tenido más predicamento entre mis contactos, aunque seguramente haya pasado desapercibido por razones de marketing.

La novela cuenta los años de juventud de Robert Weekes, un practicante de filosofía empírica, que aunque en el libro se afirma que no es magia si no ciencia, ante nuestros ojos es prácticamente indistinguible de la magia. Las mujeres tienen más afinidad con esta filosofía, por lo que los practicantes masculinos son escasos y menos dotados.

Existen ramas de esta filosofía, especializadas en distintas posibilidades. El vuelo, la teletransportación o la escultura de humo son de las más mencionadas a lo largo de la novela, pero hay muchas más. Y la aplicación de esta ciencia ha cambiado algo la historia del mundo, pero la Primera Guerra Mundial sigue ocurriendo y por los tratados firmados con anterioridad la filosofía empírica solo se puede utilizar para el rescate de los heridos, no en las propias batallas.

Es en este mundo tan interesante donde asistiremos a las andanzas de Robert, hijo de una heroina de cuatro guerras que ahora trabaja como filósofa de condado, volando de forma urgente hasta donde es necesaria su intervención. Estamos ante un novela de paso a la madurez, donde Robert deberá conocerse a sí mismo y a decidir a qué se dedicará en su futuro, con todas las trabas que su condición masculina le impone.

La novela tiene la dosis justa de culebrón para que sigamos interesados en las andanzas de Robert en su primer año universitario, donde conoce a los que serán sus mejores amigos en la vida, su primer amor y también el odio y las rencillas que la envidia puede provocar. Como telón de fondo, un interesantísimo escenario en el que los fanáticos religiosos atacan de forma indiscriminada a las filósofas empíricas, haciendo alarde de discursos que no nos sonarán muy extraños, como que “el orden natural de las cosas es que la mujer se quede en casa cuidando de los hijos” y la utilización de la violencia justificada para deshacer la tiranía feminista. Recuerda en cierto modo a algunas lecturas recientes, como The Heart of the Circle, aunque en esta ocasión el autor aboga por un punto de encuentro y una búsqueda de la igualdad que no parece un objetivo muy realista en un enfrentamiento con violentos fanáticos religiosos. Aunque en ciertos momentos se responde a la violencia con más violencia, queda claro que ese no es el camino a seguir si lo que se quiere es extirpar el problema de raíz.

La prosa de Tom Miller es bastante funcional, aunque algunas explicaciones de la filosofía natural quedan en un terreno bastante abstracto, no resulta impedimento para creer a pies juntillas lo que cuenta. Al final del libro hay unos anexos explicando algunos de los glifos utilizados para cada “encantamiento”. Me temo que la explicación narrada no resulta tan clara como quizá fuera ver dibujado el glifo, pero es solo un pequeño inconveniente a la hora de disfrutar del audiolibro.

La narración de Gibson Frazier es perfecta en cuanto a tono e intensidad. Consigue meterse en la piel del joven Robert, que al fin y al cabo solo tiene 18 años cuando se desarrollan estos acontecimientos. Sobre todo, es capaz de inculcar en la narración la pasión desmedida que siente el protagonista por su ilusión de infancia y cómo lucha contra viento y marea para conseguir su aparentemente imposible sueño.

The City We Became

No me ha convencido para nada la nueva obra de N.K. Jemisin. Tengo entendido que si el lector está familiarizado con la ciudad de Nueva York, el libro resulta mucho más absorbente y atractivo, pero como no es mi caso, me he encontrado con una novela que pretende ser reivindicativa pero que se queda en el intento.

La antropomorfización de ciudades o entidades no es nada nuevo. Sin ir más lejos, en la divertidísima The Shambling Guide to NYC, Mur Lafferty ya dio voz a la misma ciudad que ocupa el eje central de este libro. En Ríos de Londres, Ben Aaronovitch nos presenta a los avatares de los ríos de la ciudad y seguro que se os ocurren más ejemplos. Así que, al menos por esa parte, la labor de Jemisin no es totalmente original.

La obra está escrita con un lenguaje moderno y en ocasiones complicado, rozando el slang. Es una elección consciente y adecuada por parte de la autora, ya que si pretende que los avatares de cada barrio de la ciudad sean creíbles, la forma más fácil para conseguirlo es adecuar su forma de hablar y actuar al momento presente. Los riesgos que corre, sin embargo, son dos: la generalización (si eres de tal barrio te tiene que gustar tal cosa) y anclar demasiado la obra en el presente, por lo que envejecería de forma muy acusada en poco tiempo. Este segundo aspecto es menos preocupante, ya que la trama fantástica aleja la obra tanto de la realidad que no llamaría la atención este hecho.

Me gustaría que el tono reivindicativo de la obra, muy volcado en asuntos sociales y en exponer las desigualdades de la gran ciudad, así como la gentrificación y otros temas, tuvieran algo más de sustento. Aunque parecen ser el motor que ha llevado a Jemisin a escribir la obra, la envoltura fantástica con que agrupa estas críticas es demasiado endeble y frágil. Toda la estructura del nacimiento de ciudades cuando se alcanza una determinada masa crítica podría ser interesante, pero acaba quedando en nada, aludiendo en todo momento al “esto es como se ha hecho siempre” y “¿por qué habrá cambiado lo tradicional?”. Además conforme avanza la lectura y especialmente en la parte final, el interés va menguando capítulo a capítulo y párrafo a párrafo. Y he descubierto que es la primera parte de una trilogía… que no tengo intención de seguir leyendo.

La obra está editada en español como La ciudad que nos unió con traducción de David Tejera.

El Laberinto Invisible

Leer la obra de Víctor Guisado no me ha resultado fácil. La he leído al principio del confinamiento y eso ha pesado gravemente en mi capacidad de concentración. A pesar de esta dificultad, he disfrutado enormemente con la bellísima prosa a la que nos tiene acostumbrados el autor. Mirad la primera frase del libro, para que sirva como ejemplo:

Mi hermano lleva enredados en su cabello cinco asteroides silenciosos, varias luciérnagas capitán y quién sabe cuántas metáforas de eco nulo.

No es fácil describir El Laberinto Invisible, ya que la originalidad de la propia obra impide clasificarla. Se puede decir que si te gustó Me tragó el igualma de seguro te encantará esta nueva novela, pero eso sería injusto para un lector que todavía no haya podido acercarse a su obra.

La historia que nos narra Víctor es la historia de dos hermanos mellizos, indisolublemente unidos por las circunstancias de su nacimiento pero también por las de su crianza, en un mundo aparentemente abandonado pero plagado de peligros y maravillas. La imaginación que desborda en cada página es trepidante y el lenguaje que utiliza para expresar sus ideas es aún más increíble.

El universo en el que se desarrolla esta huida hacia delante que tanto nos asombra está unido con los otros relatos del mismo autor, en un cosmos sorprendente que no deja de ampliarse ante nuestros ojos. Ver el mundo a través de los ojos de una niña nos permite asombrarnos con nuevos descubrimientos que quizá para otros fueran sucecos comunes, pero que se despliegan ante nosotros con apasionante detalle.

Se trata de un libro para leer de forma pausada e ir degustándola poco a poco, porque también es cierto que en ocasiones la prosa puede llegar a resultar agobiante, dependiendo del gusto de cada uno. Es una novela episódica, así que es recomendable espaciar cada capítulo para poder seguir disfrutando de la obra del autor extremeño.

Sixteenth Watch

Myke Cole es un autor inquieto, que va cambiando de género aunque su “especialidad” sea la ciencia ficción militar. Y Sixteenth Watch se puede enmarcar perfectamente en ese casillero, pero he quedado gratamente sorprendida con la protagonista, que rompe el molde que podríamos haber esperado para una novela de estas características. Y es extraño porque estamos hablando de una militar de carrera, de mediana edad, madre de dos hijos y viuda de un marine que precisamente pereció en una misión lunar. El contraste de este trasfondo familiar y el entorno militar es acusado pero totalmente creíble.

El autor formó parte en su momento de la Guardia Costera, un cuerpo del ejército de los EE.UU. que pasa bastante desapercibido entre otros más conocidos. Y esa experiencia vital así como la profunda huella que dejó en él se deja ver en cada una de las páginas del libro. Las escenas de acción, que son muchas y variadas, están descritas con un punto de verosimilitud que añade credibilidad al relato.

La tensión fronteriza en la Luna entre los EE.UU. y China está en niveles muy altos y parece que algunos intereses particulares pretenden forzar la que sería la Primera Guerra Lunar. En este sentido cobra especial importancia la labor de la patrulla fronteriza, pero sobre todo las relaciones públicas, la imagen externa. Es por esta causa que a Jane Oliver le ofrecen un puesto de instructora en la Luna para un equipo de especialistas de la Guardia Costera que participará en un concurso que crea muchísima expectación entre la audiencia. Puede parecer una excusa un tanto débil, pero es un buen comienzo para una novela que tomará otros derroteros.

Estamos ante un libro con mucha acción, pero con algo más de profundidad que una retahíla constante de enfrentamientos con la testoterona por los cielos. Un relato sobre cómo hacer trabajo en equipo, pero también sobre la cadena de mando, las decisiones políticas dictadas por intereses particulares o las relaciones familiares bajo presión así como las formas de afrontar el duelo. Me ha parecido muy completo y recomendable.

Stormsong

Witchmark fue una agradable sorpresa el año pasado y se ganó por mérito propio algunas nominaciones a premios internacionales. No es de extrañar que la autora decidiera seguir con la historia, aunque en esta ocasión el foco se centrar en un personaje distinto, concretamente en la hermana del protagonista de Witchmark.

Algunas de las características que estaban presentes en la primera entrega de The Kinston Cycle, como la amenaza de las terribles condiciones meteorológicas y las relaciones no heteronormativas siguen presentes aquí, pero es cierto que Stormsong toma un giro decididamente político en su desarrollo. Aunque haya que investigar un misterio, gran parte del desarrollo de la novela se basa en las maniobras que Grace debe llevar a cabo para lograr equilibrar un poco la balanza de la justicia social. E intentar cambiar el sistema desde dentro, pretendiendo que los propios privilegiados que dominan la sociedad recorten sus prebendas es misión harto complicada.

He de decir que lo que más me ha interesado ha sido esta especie de simulación de la lucha de clases, aunque esté diluida en cantidades homeopáticas, porque los otros componentes de la novela flojean bastante. La trama amorosa resulta bastante obvia e incluso algo forzada y los “misterios” que hay que “desentrañar” para llegar a la “gran revelación” son demasiado obvios para mi gusto. Polk lo escribe con oficio, pero parece que la mayor parte de las ideas que tenía las volcó en la primera novela y aquí estira un poco la historia aprovechando el tirón. Puede que estemos ante una víctima más del síndrome del segundo libro, pero con los elementos que tenía a su disponsición la autora, creo que podría haber sacado más rendimiento a la visita de los Amaranthines, que vienen a pedir explicaciones por los sucesos que acontecen en el primer libro y se quedan en poco menos que un precioso adorno.

La narradora del audiolibro es Moira Quirk, que hace un buen trabajo imitando la voz y compostura que se presuponen a la clase alta de un mundo distinto al nuestro pero que es un calco de la alta sociedad británica de principios del siglo pasado.

Desconozco si habrá más entregas de la serie, aunque es lógico pensar que sí las habrá al haberla denominado Cycle. Espero que la autora me ofrezca algo distinto porque con Stormsong me ha dejado bastante fría.