Había muchísima expectación sobre la nueva obra de Joe Abercrombie, que comenzaba un universo nuevo dejando atrás el mundo de la primera ley. Lo cierto es que, a pesar de la incertidumbre, todas mis expectativas se han visto colmadas. Abercrombie se ha sacado del bíceps un inicio de saga estupendo, con unos personajes que rezuman carisma y tan adictivo como el glutamato puro.
Los diablos es el macarrismo transformado en literatura. El entorno que ha creado el autor recuerda muchísimo a Peter Berling, a esa Edad Media en la que el oscurantismo y las plagas acechaban a la vuelta de la esquina. Pero, en un movimiento perfectamente calculado para desestabilizar al lector, la iglesia de Occidente está comandada por una papisa, siendo esta una de las causas del cisma con la iglesia de Oriente.
En esta sociedad feudal, el peligro no lo trae el Islam si no los elfos, que desde el este preparan un nuevo ataque para alimentarse de humanos. De una forma muy perspicaz, esta amenaza incipiente que nunca llega a materializarse pero que se espera casi con expectación marca el futuro de todos los personajes, cual espada de Damocles que pende amenazante sobre cualquier esperanza de mejora.
Lo mejor del libro, con diferencia, son los personajes. El mundo que describe el autor inglés está muy bien, pero apenas es un poco de atrezzo para que podamos disfrutar de la insólita pandilla que desfilará ante nosotros. La Iglesia a veces tiene que recurrir a métodos poco ortodoxos para conseguir sus fines y en este caso hará uso de un grupo de monstruos. Monstruos violentos y divertidos, a veces más humanos que los propios humanos. Bastante en la línea de la Liga de los Caballeros Extraordinarios de Moore, pero con la diferencia de que su presencia no es voluntaria, si no obligada por la voluntad de la papisa, una niña de extraordinario poder de la que se sospecha es la reencarnación de la propia Salvadora.
Podría pasarme párrafos y párrafos en cada personaje y aunque eso es lo que me pide el cuerpo creo que sería mejor para el futuro lector descubrir por sí mismo las peculiaridades de este grupo en apariencia inmiscible, con unas personalidades tan variopintas como poco encajables. La trama de esta primera entrega es todo un viaje por una Europa un tanto alterada, pero sobre todo es un viaje por las relaciones interpersonales del grupo. Cada uno tendrá sus favoritos, aunque me temo que muchos coincidiremos en el personaje más destacado, porque Abercrombie aunque ha querido escribir una novela coral ha creado una “semiprotagonista” que se apodera de cada escena en la que toma parte.
El libro también tiene acción a raudales, pero Abercrombie no sería él mismo si no nos diera una puñalada trapera con una hoja oxidada al final de la lectura. No puedo dejar de recomendar el libro, que me parece una auténtica maravilla.