¡Cómo fatiga luchar contra las normas impuestas por la sociedad! ¡Cómo cansa levantarte cada mañana recordándote que lo que haces importa, que no estás creando en vano, porque te llamas Carmen y has decidido escribir obras en un género en el que las mujeres apenas tienen repercusión! Cuando escribías poesía, oías a otros quejarse de lo difícil que es que reparen en ti, que te hagan caso, que te den una oportunidad. Entonces se te ocurre forjar con palabras las historias que se pelean por salir de tu imaginación, que es como una enfermedad infecciosa y crónica porque, cuando te contagia, caes enfermo y nunca te recuperas. Historias de ciencia ficción y fantasía, de posibles e imposibles, de lo cercano insólito y lo lejano más habitual. Y te ponen etiquetas que tu te despegas, y te dicen que escribas otros géneros, que venden más, pero a ti solo te importa ser fiel a tus historias.

Carmen Moreno
Eres gaditana, nacida en la primera mitad de esa década convulsa que fueron los ´70, filóloga de formación y escritora por vocación. Te interesa tanto el mundo de la literatura que te especializaste en conocerle las tripas al monstruo y sabes de edición, de finanzas y de contabilidad para domarlo. Las letras te persiguen desde pequeña o quizás, seas tú quien las persigas por senderos de locuras poéticas, de revistas “Prometeo-doras”, de antologías relatoras, de innumerables iniciativas culturales en las que dejaste tu entusiasmo, tus valores y tu aliento. Llevas el escribir en el flujo sanguíneo: sangras palabras. No sabes qué otra cosa te podría hacer vibrar como el cabo de un velero, porque vives esas historias, vives en Como el agua a tu cuerpo (Vitrubio), Cuando Dios se equivoca (EH editores) o la primera edición de Principito debe morir (Sportula). A lo mejor es que te bautizaron con el salitre de las aguas de la bahía, o que las olas te enseñaron a reír con su espuma infinita. Quizás es porque tu nombre significa “poema” en Latín y solo podías estar destinada a contar mentiras sinceras. Ahora publicas la nueva versión de Principito debe morir en Lapsus Calami, ampliando la historia porque decidiste cebar al monstruo, y dotarlo de cuernos y escamas.
Continuar leyendo “Cristina Jurado entrevista a Carmen Moreno”




Últimamente no hago más que tropezarme con novelas o historias que se basan de una forma u otra en el mundo de los sueños. No sé si hay una conspiración secreta entre los autores de género fantástico para crear el dreampunk. Deben creer, no sé, que hay que poner remedio a la escasez de etiquetas que caracteriza a la literatura fantástica y, je, como el ciberpunk ya estaba inventado pues se cambia el ciberespacio por el mundo de los sueños y ¡voilà! La combinación perfecta entre ciencia ficción y fantasía. Ja. En sus sueños.


De Joe Abercrombie he leído sus primeras tres novelas (la trilogía de La Primera Ley, protagonistas de esta especie de reseña) y la última (la novela juvenil Half a King, reseñada recientemente por mi compañero Elías, que realiza una valoración diametralmente opuesta a la que yo haría). A lo largo de su recorrido como autor entre estos dos puntos y, según oigo, en el resto de su obra, el autor británico demuestra una gran versatilidad y la capacidad de observar su propia obra y aprender de lo que ha hecho. Su leit-motiv parece ser no repetirse, a pesar de lo cual ha conseguido crear una obra con una gran consistencia interna (con la excepción de Half a King, todas sus novelas transcurren en un mismo mundo secundario y comparten algunos personajes). Se le ha considerado uno de los principales adalides del Grimdark, ese movimiento de la fantasía épica interesado en explorar el género a través del realismo y la verosimilitud, en el sentido de huir de maniqueismos y tratar de imaginar la suciedad, la violencia y la amoralidad que la fantasía heroíca a menudo ha rechazado. El propio Abercrombie trató de explicar 