The Unrelenting Earth

Me he reconciliado un poco con la obra de Kritika H. Rao tras leer la continuación de The Surviving Sky. Probablemente sea una combinación de factores, como que ya conocemos el mundo y que también he aceptado totalmente que estamos ante una fantasía cuyo sistema mágico se amolda a las necesidades de la narración de la autora. Partiendo de estas premisas se puede disfrutar algo más de The Unrelenting Earth que de la primera entrega.

Lo primero que me gustaría comentar es que el audiolibro tiene dos narradores que cada un presenta un problema diferente, al menos para mí. Mientras Sharmila Devar hace un buen trabajo que estropea algo la producción porque hay algunas interpretaciones que directamente no se oyen a pesar de tener el volumen al máximo y con auriculares con cancelación de ruido, la labor de Pranshu Mishra es menos redonda por el tono cansado que imprime a toda la narración. Estás interpretando a un poderoso mago (vale que es un arquitecto, pero para el caso es lo mismo) que va alcanzando cada vez mayores cuotas de poder y sin embargo le pones una voz que parece que lo que necesita es echarse una siesta con urgencia o un cañonazo de calamares para reponerse.

La autora hace menos hincapié en la relación entre Ahilya e Iravan (que ya iba cansando) y más en las tensiones políticas en que los nuevos descubrimientos que hicieron en la primera entrega han hecho surgir. Al libro le viene bien ese constante sentimiento de amenaza que pende sobre ellos y sobre toda la humanidad, cuál espada de Damocles que puede atisbar pero no saben cómo esquivar.

Aunque el comienzo del libro es demasiado sosegado, es cierto también que cuando Rao le toma el pulso a la historia y empieza a disfrutar con lo que escribe la novela va mejorando. A veces me da la sensación de que en realidad estamos hablando de un solo volumen partido en dos, pero es una impresión mía que no he constatado en ningún sitio. Reconozco que mi desconocimiento de la filosofía hindú también puede haber sido un impedimento para la lectura.

Este libro ha conseguido que me interesa algo más conocer el final de la trilogía, de próxima publicación. Supongo que tendremos que esperar a este último libro para decidir si el viaje ha merecido la pena o no.

Rakesfall

Vajra Chandrasekera es un autor natural de Sri Lanka que tiene ideas muy interesantes y una prosa muy cuidada, pero que me abruma con la complejidad de las estructuras que utilizar para sus narraciones y al final me parece que no llega a ninguna parte. Algo así me pasó con la novela ganadora del Nebula, The Saint of Bright Doors. Pero es que con Rakesfall la sensación se ha acentuado. Me parece una mejor novela que su debut, pero aún así me frustra ver que lo que podría ser un libro cautivador se queda a medio camino.

Rakesfall es una novela épica, en el sentido de narrar una epopeya que se extiende a través de la historia de la humanidad, siguiendo los pasos de Annelid y Leveret, dos almas destinadas a reencarnarse y encontrarse a lo largo del tiempo. Esta es la premisa principal del libro, que cambia de estilo, de escenario y de personajes en cada una de estas reencarnaciones, a modo de collage que debería servirnos para comprender una imagen completa, aunque me temo que en mi caso no lo he conseguido del todo.

Además de esta estructura de vidas enhebradas pero que se separan y se vuelven a unir, quizá la apuesta más arriesgada de Chandrasekera es variar tanto el estilo en cada una de las iteraciones, aunque hay que admitir que dominio de la prosa no le falta. Me refiero a frases como “Any non-obvious computer problem is magic, quantum bogo-dynamics in effect” o “a burning microscopic quantum of will at the heart of a fossilized leaf in the centre of a great igneous smear buried deep in the crust”, por poner solo dos ejemplos. Nos encontramos ante un libro que requiere una lectura muy pausada, alejada del acelerado ritmo de vida actual. El autor incluso se atreve a rizar el rizo introduciendo relatos cortos dentro de algunas de las partes que componen la novela, en una búsqueda fractal de la belleza literaria.

La narración del audiolibro por parte de Shiromi Arserio es quizá demasiado aséptica para el mensaje transcendental que Chandrasekera aspira a hacernos llegar. Entiendo que es un libro muy complejo tanto en la forma como en el uso de algunas palabras pero también creo que se le podría haber insuflado algo más de vida al texto. Por supuesto, los intérpretes de los audiolibros varían entre obras, pero hay algunos que realmente parece que “viven” lo que están contando, como Joe Jameson en Play of Shadows, lo que dota a las novelas de otro nivel de disfrute.

Acabé la lectura de Rakesfall con sentimientos encontrados, pero estoy segura de que hará las delicias de los lectores que disfruten más de la estupenda forma de escribir del autor que yo, que busco no solo forma si no también fondo.

Running Close to the Wind

La verdad, no sé si rendirme ya con Alexandra Rowland o seguir intentando encontrar a la escritora que tanto me gustó con A Conspiracy of Truths pero que me decepcionó terriblemente en A Taste of Gold and Iron. Con Running Close to the Wind recupera un poco el crédito perdido, pero no deja de ser una broma un tanto chabacana demasiado estirada.

Reconozco que la narración del audiolibro en manos de Casey Jones contribuye muchísimo a que el libro me haya entrado algo mejor que si hubiera sido solo el texto, porque la interpretación que hace de los personajes es sencillamente estupenda. Un libro de humor que basa todo el peso de la obra en las bromas sexuales requiere de un lector muy especial para no pasar la frontera entre lo divertido y lo vulgar. Creo que Casey lo consigue, lo cual tiene mucho mérito.

En cuanto al libro en sí, está tan enormemente volcado en hacernos reír con las constantes referencias sexuales del narrador y sus allegados que la verdad, deja poco poso. Avra Helvaçi es un espía, pero se pasa la vida pensando más con su miembro viril que con cualquier otro órgano de su cuerpo. Cuando la fortuna de la que hace gala durante toda la novela lo sitúa en el mismo barco que su antiguo amante el capitán Teveri az-Haffar y el hermano Julian con su inconveniente voto de abstinencia, todo se convierte en un carrusel de exaltación de la belleza de ambos, con una dura competición en la escala de Henrycavillismo que me acabo de inventar pero que sin duda sabréis interpretar. Que haya un secreto que descifrar, una conspiración que desentrañar y mucho dinero que ganar palidece frente a la posibilidad de envainar el sable pirata.

La única vez en la que deja de tener tantísima relevancia el sexo es en una competición de pasteles entre los piratas, por que, ¿por qué no? Claro que ya no me sorprende nada, ahí tenemos la novela de Lavanya Lakshminarayan Interstellar Megachef o la serie Disco Space Opera de Cat Rambo para saber cuánto daño ha hecho Master Chef en el imaginario colectivo de los autores del fantástico.

La broma se alarga demasiado para mi gusto, porque me temo que el humor que destila no es exactamente el mío. No está mal escrito y puede ser divertido, pero no lo puedo recomendar.

The Silverblood Promise

Ya lo dije en su momento, hay cubiertas que captan tu atención de una manera inmediata y The Silverblood Promise tiene una de esas, obra de Jeff Brown.

La primera novela de James Logan es una fantasía bastante convencional en cuanto a su premisa, con un antihéroe que en contra de lo que le aconsejan sus instintos de supervivencia indaga en la misteriosa herencia que le legó su padre. Lukan Gardova es una personaje muy atractivo, con un pasado oscuro, un presente comprometido y un futuro desolador, con una personalidad arrolladora y muy bien arropado por los personajes secundarios que Logan pone a su servicio. Además la premisa de investigación en torno a la que gira toda la narración consigue mantener el suspense y la intriga durante todas las páginas del libros, que no son pocas. Si además a todo esto añadimos la llamativa narración del audiolibro a cargo de Brenock O’Connor, aunque un tanto cortante, nos encontramos sin duda ante uno de los debuts del año.

La pareja o trío protagonista tiene una química envidiable, con una relación que comienza de la nada pero que a base de pullas y diálogos se va cimentando de una forma muy creíble e incluso entrañable. Por supuesto, el trabajo de construcción de mundo es bastante completo como el cualquier fantasía que se precie, pero cabe destacar que Logan muestra tan solo una parte de lo que ha creado, porque está clarísimo que se ha dejado muchas cosas para la siguientes entregas, que leeré (o me leerán, ¡vivan los audiolibros!) en cuanto me sea posible.

¿He dicho que hay pruebas de fe sobre objetos arqueológicos mágicos? Ese toque a lo Indiana Jones tampoco te creas que le sienta mal a la novela.

The Silverblood Promise tiene recorridos por los bajos fondos y tiene magia, tiene lucha de clases y contrabando, tiene extraños seres con poderes incomprensibles y objetivos incognoscibles, tiene humor y ternura… todo mezclado de una manera que resulta muy agradable disfrutar de su lectura. Yo no dejaría pasar la oportunidad.

The Last Phi Hunter

Salinee Goldenberg nos ofrece la mezcla perfecta de fantasía con raíces en el folklore tailandés, acción y diversión en The Last Phi Hunter, una obra muy cinematográfica y entretenida que gana bastantes enteros con la interpretación en audiolibro de David Lee Huynh.

El protagonista es Ex, un joven cazador de demonios obsesionado con cazar a  Shar-Ala, un ser de leyenda al que hace tiempo que no se le ve. Ex vende los restos de sus presas para subsistir, ya que son valiosos recursos en el mundo mágico. Sin embargo, Ex no es invencible y cuando Arinya, embarazada de nueve meses, le salva de una buena tunda, no puede negarse a acompañarla y protegerla en su periplo hacia su destino.

Las principales bondades de la novela son una construcción de mundo muy atractiva con la existencia de criaturas mágicas fuera del bestiario más conocido en occidente. Aunque el desarrollo de los personajes y sus relaciones podría mejorar, sobre todo el principio de la novela es muy divertido con las constantes pullas que se lanzan. Tiene su parte de romance, pero no es un eje fundamental de la novela o al menos no me lo parece.

Aunque la trama no es excesivamente intrincada, es innegable que los tejemanejes de los poderes en las sombras sorprenden en más de una ocasión a los lectores. Sí que algunos de los elementos de la historia parecen un poco acelerados, quizá huyendo de la pérdida de ritmo que podría suponer un exceso de exposición entre escenas de combate. No le hubiera venido mal algo más de equilibrio en este aspecto.

Otro de los personajes, no mencionaré cuál, tiene un arco de redención cautivador, negándose durante décadas a saciar su hambre en pos de la salvación. Un concepto budista cuya filosofía empapa cada página del libro, sin menoscabo alguno de escenas violentas y sangrientas.

Es posible que la historia por momentos nos recuerde a Geralt de Rivia, por su tarea de acabar con monstruos por dinero, pero Ex es mucho más joven y bisoño, sin el poso de amargura del Brujo.

Aunque el libro no se presenta como parte de una saga y tiene una conclusión satisfactoria, no me extrañaría que la autora volviera a este universo con una nueva entrega, ya que tiene los elementos necesarios para continuar contándonos historias de Ex.

Can’t Spell Treason Without Tea

Está claro que hay alguna relación indisoluble entre la fantasía cozy y el té, porque no hay libro que no se encuadre en este subgénero que no esté regado con litros y litros de infusión. Esto de por sí no tiene que ser malo, pero me gustaría que aparte de eso sucediera algo más en la novela y es algo que en Can’t Spell Treason Without Tea se echa mucho en falta. Un conflicto, algo que nos haga tener más interés por la historia, porque tanto buenrollismo altera menos la tensión que un vaso de agua destilada a palo seco.

Can’t Spell Treason Without Tea es la historia de una pareja un tanto inverosímil, una guardia real y una poderosa hechicera, que sueñan en secreto con huir y montar una librería con servicio de te. Porque claro, cuando eres capaz de derrotar dragones con el chasquido de dos dedos o vas aniquilando amenazas que penden sobre tu soberana, es muy normal pensar en pastitas de té.

En un mundo poblado de dragones y con intrigas palaciegas variadas, lo mínimo sería que hubiese algo de tensión, pero es que todo les sale rodado a las protagonistas. La guardiana que no debería dejar su puesto bajo pena de muerte se escapa del palacio con una facilidad apabullante, la hechicera ultrapoderosa que debería estar defendiendo el reino tiene tiempo para tratar las impermeabilidades del granero que convierten en librería, y las situaciones más conflictivas y peligrosas a las que se enfrentan son una herida infectada y una caída en altura (el PRL de la fantasía deja bastante que desear).

Las relaciones interpersonales que también deberían ser un pilar en este tipo de libros se dan por supuestas. Llegamos al pueblo y ya son todos amigos para siempre cual canción de Los Manolos. Y los dos supuestos gerifaltes del pueblo al que van a parar, enfrentados por el poder, ya sabemos cómo van a acabar desde el minuto uno. Cero desarrollo de personajes.

Mira que la narración de Jessica Threet intenta arreglarlo, pero el material de partida es bastante pobre. Me temo que Rebecca Thorne no va a estar entre mi lista de autoras que seguir.

Song of the Huntress

Leí hace poco que es el tema de los retelling de fábulas clásicas no es una moda pasajera, si no que es la forma natural de que estos relatos se vayan adaptando al paso del tiempo. La primera novela de Lucy Holland, Sistersong, ya seguía estos derroteros, por lo que no nos sorprende que en Song of the Huntress también utilice el mismo método.

La novela comienza en Bretaña en el año 60 DC, pero solo para que conozcamos el origen de Herla, condenada a vagar eternamente a la cabeza de la Cacería Salvaje. Acto seguido avanzaremos en el tiempo para conocer a la reina guerrera Æthelburg, que comanda las tropas de su reino mientras el rey legisla en la corte. Este papel guerrero y no sumiso, unido a su falta de descendencia sitúa a Æthelburg en una posición muy insegura en un mundo en el que el valor de las mujeres está constantemente en entredicho . Cuando Æthel y Herla se conocen, cambiará el destino del reino.

Una de las primeras cosas que llaman la atención en la novela de Holland es el amplio espectro de representación sexual en el que se sustenta, con personajes bisexuales, lesbianas, aces… todo tratado desde el respeto y dando luz a la problemática que estas opciones provocaban en el pasado y siguen provocando en el presente. Este es quizá el mayor logro del libro, que por otra parte adolece de cierta falta de ritmo y quizá una prosa demasiado florida.

La narración de Kristin Atherton hace que el audiolibro sea bastante entretenido, incluso aligerando alguno pasajes más morosos de lo necesario.

Esta obra recuerda en algunos momentos The Children of Gods and Fighting Men de Shauna Lawless, sobre todo por el enfrentamiento entre paganos y cristianos y cómo la magia se ha ido desvaneciendo del mundo con la hegemonía de los discípulos de Cristo, con más presencia del mundo mágico, aunque tampoco excesiva.

Como obra autoconclusiva, Song of the Huntress es de la fantasía más tradicional por el entorno medieval que podemos encontrar, pero tiene esos toques feministas e inclusivos que la hacen distinta a lo tradicional. Y también es autoconclusiva, algo que se agradece en estos tiempos de sagas inabarcables.

Play of Shadows

Sebastien de Castell es un autor que había entrado y salido de mi radar en varias ocasiones pero al que no había leído todavía, por lo que Play of Shadows, una novela nueva situada en un universo donde ya había desarrollado toda una saga parecía una oportunidad estupenda para darle un tiento a su escritura. Si me gustaba, había más material del que tirar y si no, pues no pasaba nada. Es por esto también que puedo asegurar que Play of Shadows se puede leer perfectamente sin conocer las otras entregas, aunque aparezcan algunos personajes que son famosos por razones desconocidas para el neófito.

La idea de la que parte es muy atractiva, ya que un joven que huye de un duelo en el que no tiene ninguna posibilidad de victoria solicita una especie de derecho de acogida, pero en vez de en una iglesia en un teatro, por que la ley impide que los actores puedan luchar. Tras una serie de casualidades, consigue su objetivo y le veremos un año después ya totalmente integrado en la compañía de actores. Otra característica muy curiosa de este mundo es que algunos actores son poseídos por los espíritus de los protagonistas de los hechos históricos que representan en el escenario, dotando a la obra de mucha más credibilidad e intriga. O al menos, eso es lo que se dice, porque ya hace mucho tiempo que no parece ser muy cierta esta afirmación. El mundo tras las tramoyas es muy divertido y el comienzo de la novela es entretenidísimo, sobre todo por la impresionante capacidad interpretativa del lector de audiolibro, Joe Jameson , que realmente se pone en el papel de cada farsante y timador que pasa por las páginas de la novela.

Por desgracia, el resto de la novela no llega a ser tan atractiva. La idea de descubrir una conspiración en el presente gracias a los sucesos acontecidos en el pasado y mezclar las dos líneas temporales como imágenes superpuestas me parece bastante atractiva, pero ciertamente limitante, ya que solo podemos ver del pasado el punto de vista del espíritu que posee al actor, dando lugar a una percepción solipsista y engañosa. El libro se alarga, creo que innecesariamente, en estos juegos de sombras (guiño, guiño, codazo, codazo) del pasado para intentar encontrar las raíces de la conspiración, pero la resolución me parece un tanto burda.

Los personajes principales están muy bien definidos, pero en la segunda fila de los secundarios creo que el autor se ha esforzado menos o al menos no ha conseguido que sean tan perfectamente distinguibles. La mayoría de los actores de la compañía, salvo honrosas excepciones, son un conjunto en el que cuesta discernir la individualidad. Se podría decir que estos figurantes tienen líneas de diálogo olvidables. Es posible que en las siguientes entregas de la serie este error se subsane, si de Castell va dando más importancia a otros personajes para dotar de más profundidad al mundo.

Play of Shadows me parece un libro entretenido, con un comienzo más fulgurante que lo que acaba ofreciendo al final, así que no ha conseguido dirimir mi duda sobre si seguir con el autor o no. Ya se verá en un futuro.

Past Crimes

Past Crimes es un thriller con toque de ciencia ficción de futuro cercano sobre los peligros de la inmersión total en la realidad virtual, que cumple una labor admonitoria para con la sociedad actual sin dejar de ser trepidante, aunque algo previsible.

La protagonista de la novela es Cassie West y su trabajo consiste en asegurar los derechos sobre los crímenes más terribles que se convertirán en simulaciones para el consumo de masas. La acción transcurre en el año 2037, una fecha muy cercana en el tiempo a la actualidad para alertarnos sobre la verosimilitud de su relato.

El negocio del entretenimiento no conoce barreras y la reconstrucción de crímenes reales mueve billones. Cuanto más truculento y maligno, mejor. Lo que no imagina Cassie es que pronto se convertirá en protagonista de uno de estos crímenes.

Jason Pinter basa su relato en la lucha contra el sistema, contra la automatización y el aislamiento al que nos someten los sistemas cada vez más perfeccionados de realidad virtual. Es quizá un tanto exagerado al mostrarnos las consecuencias de la pérdida de libertad, como cuando explica el sistema de acogimiento de huérfanos que más nos recuerda a un sistema carcelario futurista que a otra cosa, pero aunque la forma utilizada sea poco sutil, el mensaje subyacente sí va calando.

Tampoco es sutil con sus personajes, que son bastante maniqueos sobre todo el MAL representado por la todopoderosa corporación que no tiene escrúpulos para manipular los escenarios en busca del mayor retorno de inversión posible. No cabe duda de que contiene algunos deus ex machina para salvar las peores situaciones y creo que tiene material para un conversión cinematográfica que sería muy entretenida. El mensaje cala, aunque solo sea por la insistencia con la que nos golpea con un objeto contundente en forma de capitalismo desaforado.

También contribuye al ritmo la narración de Ellen Quay, muy adecuada para este thriller entretenido y trepidante.

To Cage a God

Con las lecturas del año pasado me di cuenta de que una parte nada desdeñable de lo leído pertenece al género romantasy, algo que me sorprendió pero que luego, con más reposo, vi que tenía mucho sentido. En la fantasía actual hay mucha tendencia a incluir tramas amorosas, a usar el enemies to lovers y en general, a dar más importancia a las relaciones interpersonales. To Cage a God es un buen ejemplo de esto.

Elizabeth May le da un barniz imperial ruso a su fantasía asemejando su mundo a los últimos años de los zares de Rusia. Es por lo tanto algo previsible parte del desarrollo de la historia, aunque la parte mágica sí que es más original. El poder que ostentan las clases más altas deviene de su relación con los dioses que habitan sus cuerpos, encarcelados de forma hereditaria. Resulta también interesante el paralelismo con la hemofilia de las familias reales de la época, que se refleja también en este mundo fantástico. Somos testigos de la magia y de la crueldad de la emperatriz en el primer capítulo, cuando asistimos a la destrucción de un pueblo entero en un ataque de ira.

Por otra parte, los rebeldes también han llevado a cabo sus experimentos mágicos y han conseguido que dos personas tengan un dios en su interior y puedan ejercer la magia, sin haberlo heredado genéticamente. To Cage a God nos irá mostrando la lucha de poder entre ambos estamentos.

Lo que parece ser muy interesante al principio, pronto se desinfla. Los personajes aparecen muy acartonados, y las relaciones entre ellos son previsibles en exceso. La trama está muy centrada en el palacio y la infiltración que llevan a cabo los rebeldes es, cuando menos, peregrina. La lectora del audiolibro, Sofia Engstrand, hace lo que puede, pero es que el material de partida es bastante pobre. Me temo que hay una acumulación de clichés importante y aunque reconozco que pueden resultar de interés las tramas amorosas, a mí me han dejado bastante fría. Tampoco es que se pueda destacar mucho la prosa de la autora. Es un libro perfectamente prescindible.