Salvagia es una palabra inventada por Tim Chawaga, un neologismo que aúna la labor de recuperación conocida como salvage y nostalgia, ya que los objetos recuperados del mar incrementan su valor según el valor sentimental que tengan. He de reconocer que lo primero que me llamó la atención de este libro fue tanto el título como el hecho de que fuera un misterio de ciencia ficción y cumple sobradamente con las expectativas en ambos aspectos.
La acción se sitúa en el futuro, donde el cambio climático y sus estragos ha sumergido bajos las aguas gran parte de la península de Florida, la zona en la que la protagonista, Triss Mackey, realiza su función de recuperación. El mundo parece abocado a resignarse entre dos situaciones, depender del gobierno federal o depender de las mafias, pero Triss busca una tercera vía, un hueco legal para vivir en un nave semisintiente que utiliza para sus inmersiones, que la obedece a duras penas pero a la que considera su hogar.
La novela tiene un trama un poco enrevesada y tramposilla, porque crea sus propias reglas de juego conforme le va interesando. Si bien es cierto que la política crea extraños compañeros de cama, asignar el valor que más te convenga en cada momento de la trama a los objetos recuperados es jugar con cartas marcadas, aunque estas cartas sean objetos coleccionables de alto valor. El hecho de que hayan pasado décadas desde nuestro presente hasta este futuro no quita que veamos temas de gran actualidad, como la especulación inmobiliaria sin límites o ciertos tímidos intentos de preservar la fauna autóctona. En este sentido se podría definir la novela como un eco-thriller, aunque a mí definitivamente me ha ganado la parte más especulativa de la novela no es menos cierto que el misterio consigue atraparte en toda su extensión.
La labor de la narradora Amy McFadden en el audiolibro es más que recomendable. Es capaz de dar vida a los variados personajes que aparecen en las páginas y dado que la novela de Chawaga se basa más en las relaciones de los participantes que en la especulación pura y dura, que Amy McFadden nos haga sentir empatía por ellos es un punto extra de disfrute del libro.
También se agradece que la novela termine en una sola entrega, sin necesidad de dejar cabos suelto para la próxima lectura. Os recomiendo sumergiros en este libro, el chapuzón merecerá la pena.