The Two of Swords, volumen 3

Me he llevado una pequeña decepción con la última entrega de esta trilogía. Lo primero, porque Parker ha cambiado las normas del juego a mitad de la partida, variando el carácter episódico de los dos primeros volúmenes con sus cambios de punto de vista entrelazados por una narración mucho más convencional. Probablemente fuera necesaria para finalizar satisfactoriamente la historia, porque cada vez quedan menos personajes y los restantes ganan más peso en la historia, pero no deja de ser una trampa al lector, aunque sea legítima.

Además, aunque este quizá sea una de las características más llamativas durante la lectura del tercer libro, también es cierto que el propio modelo se ha agotado. Me parece que explora poco los dúos que hay a lo largo del libro, como los hermanos Belot y Aixo y Oida, mientras que se explaya quizá innecesariamente en los desastres de la guerra y la futilidad de la lucha. Que no digo que esté mal hacer hincapié en este extremo porque es uno de los mensajes que el autor nos quiere hacer llegar, pero acaba siendo cansado leer la enésima repetición del viaje por páramos desolados donde apenas queda vida porque todos los campesinos han muerto en las levas. También hay una proliferación importante de golpes en la cabeza para cerrar situaciones que me recuerda demasiado a la cortinilla de estrella de Homer Simpson.

Es cierto que la reflexión sobre la necesidad de una tabula rasa para construir un nuevo modelo puede llegar a ser defendible, pero el increíble coste que hay que pagar invalida cualquier otra consideración. Sin duda, seguiré leyendo a KJ Parker, aunque este libro me haya decepcionado. O es posible que empiece alguno de su alter ego, Tom Holt.

Made Things

No creo que sorprenda a nadie si empiezo mi reseña comentando lo prolífico que es Adrian Tchaikovsky. Es un autor con una gran capacidad de trabajo y en ocasiones resulta difícil seguirle la pista a todas sus publicaciones, pero con Made Things lo tuve claro desde un principio, su escasa longitud y esa maravillosa portada me convencieron para darle una temprana oportunidad.

Made Things es una novela corta en la que prevalece el mundo sobre la historia, aunque esto pueda parecer contradictorio precisamente cuando hay tan pocas páginas para describir el escenario y se espera que todo se centre en la acción. Sin embargo, Adrian consigue con algunas descripciones y muchos atisbos que deja a la imaginación del lector adentrarnos en un mundo que quizá podría dar más de sí en otras narraciones. Sirve como muy buen ejemplo de la versatilidad de un autor que es capaz de tocar todos los palos y lo hace generalmente de forma exitosa.

Se trata de una historia bastante tópica, con una ladrona que sobrevive en los bajos fondos de la ciudad como puede, pero que en un golpe de suerte consigue aliarse con unos extraños seres que parecen marionetas animadas, insufladas de vida. Lo que más llama la atención son los distintos tipos de marioneta, definidos por su materia prima, ya sea madera, metal, cera… Cada uno de ellos tiene unas características peculiares debidas a este origen, pero también su propia personalidad. Las fuerzas del orden tienen fichada a la protagonista y no le quitan ojo para que no cometa más fechorías, pero el conflicto no se desencadena precisamente por ahí. No quiero comentar más del relato, que como ya digo no es excesivamente novedoso, pero creo que merece la pena leerlo para ver otro despliegue de imaginación del autor que con algo tan banal como una muñeca de trapo puede construir todo un mundo que se sostiene por sí mismo.

Prosper’s Demon

Creo que ya ha quedado claro que en esta casa nos gusta mucho KJ Parker así que cada publicación suya es un pequeño acontecimiento y más si viene seleccionada por Jonathan Strahan.

Prosper’s Demon es una novela corta que trata sobre los temas habituales en la obra del autor, tales como la redención y la culpa con su carga moral con algunas gotas de ingeniería que es lo que se ve que le apasiona. Existen referencias a sus sospechosos habituales como Saloninus y el Sol Invencible, pero se puede leer perfectamente de forma independiente, como gran parte de su obra.

Usando la figura del narrador no confiable en primera persona, Parker nos muestra un mundo donde las posesiones demoníacas están a la orden del día, pero como cada acción tiene su reacción, también hay humanos que se especializan en expulsar a estos demonios, que tendrán que buscar un nuevo inquilino. Con un humor bastante negro y sin dejar de lado los detalles más suculentos, el autor nos va contando cómo el narrador conoció su don, cómo lo utiliza y a qué problemas se ve expuesto. El comienzo es demoledor, y aunque pierde algo de fuelle hacia la mitad de la lectura, se recupera con un gran final.

El demonio al que hace referencia el título es el que ha poseído a Prosper de Schanz genio polifacético que ha decidido dedicarse a la crianza del heredero del reino desde su concepción, para conseguir el regente perfecto. ¿Permitirá nuestro protagonista esta labor o impedirá de alguna forma los planes de los demonios? Pero si lo hace, ¿no estará arruinando el futuro del reino?

Se puede leer tan rápido que puede que nos perdamos detalles de la excelencia en la técnica de escritura de Parker, que no hace si no volver a demostrarnos cómo controla las distancias cortas , a mi entender más que las novelas propiamente dichas, en las que se pierde un poco de la fuerza de su prosa y sus ideas.

Blood of Empire

Las dos trilogías de los Powder Mage son de los libros de fantasía que más he disfrutado en los últimos años, por muchas razones, así que reseñar la última entrega me provoca sentimientos encontrados. Me gusta que la historia haya encontrado un final y que no se alargue artificialmente, pero también me apena no volver a saber de unos personajes con los que he acabado creando un vínculo emocional.

McClellan ha movido sus piezas con maestría y previsión, de forma que la tensión está en niveles máximos desde el principio del libro. El malvado Ka-Sedial tiene en su poder casi la totalidad de los artefactos que necesita para llevar a cabo su plan, y aunque Vlora, Ka-Poel, Ben Styke y Michel Bravis (entre otros) están intentando jugar sus cartas, la situación se presenta muy adversa.

El autor maneja el tempo de la lectura con gran maestría, con los habituales cambios de vista con cada nuevo capítulo, pero dejando un punto ciego con el desarrollo de los planes de Ka-Sedial que añade el necesario elemento de incertidumbre para el desarrollo de la trama. Las acciones de los personajes y su maduración alcanza las más altas cotas de sacrificio dentro de la epicidad de la propia historia. No se le podría pedir mucho más a la novela en este aspecto.

También tenemos batallas de grandes dimensiones y duelos personales, masas enfurecidas y levantamientos populares, y en general, acción a raudales.

Por desgracia, hay algunos momentos en que la inocencia de algunas acciones roza el absurdo. Estos actos son necesarios para alcanzar el gran final que desea el escritor, pero lo cierto es exigir demasiado al lector que se trague ese anzuelo. Ojalá se hubiera desenvuelto de alguna otra manera para no tener que dar ese triple salto de credulidad, porque hubiera sigo una obra redonda.

No obstante, estos detalles se acaban perdonando por la empatía que me han despertado los personajes y porque la historia en sí merece la pena. Un colofón muy adecuado para una historia que no entiendo cómo todavía no está en español.

Destroy All Monsters

No soy una experta en literatura juvenil, por eso cuando leo algún libro calificado como tal, me surgen dudas sobre si lo estaré comentando correctamente. Lo que me pueda parecer original quizá no lo sea tanto en este contexto, donde me faltan lecturas para poder juzgar el entorno. Pero a pesar de estos inconvenientes, he de decir que me lo he pasado muy bien con Destroy All Monsters, que viene a confirmar las buenísimas impresiones que me llevé ya de Sam J. Miller con Blackfish City.

Destroy All Monsters va compaginando dos puntos de vista alternando en cada capítulo. Este recurso está muy bien utilizado, porque le da aún más agilidad a una lectura bastante corta, de forma que el libro se acaba en un suspiro. Además, cada capítulo está engarzado con el anterior a través de la frase final, o de una figura retórica o de un sonido al que se hace referencia en el primer párrafo del siguiente capítulo. Un recurso que parece simple pero que no debe ser fácil de aplicar cuando estamos cambiando de mundo y situación con cada salto.

En el libro se nos cuenta la historia de una amistad, la de Ash y Solomon. Ash sufrió un accidente en el que perdió la memoria y desde entonces Solomon se ha ido volcando en un mundo imaginario propio donde los dinosaurios son animales de compañía y en el que la magia y los conflictos sociales campan a sus anchas. El mundo de Ash, no obstante, es muy normal, con su equipo de fútbol del instituto sobre el que giran la vida de muchos estudiantes. Es muy interesante la forma en que ambos personajes son fuertes en su propio “mundo” mientras que apenas son funcionales en el mundo de su amigo. Creo que no es exagerado decir que la huida hacia un mundo de fantasía es un recurso bastante utilizado como escapismo ante un trauma del pasado, pero Miller consigue que este escenario siga en conexión con la realidad.

Además, me gustaría destacar que Destroy All Monsters es un declaración de amor al mundo de la fotografía, donde el autor nos explica qué hace especial a una foto, no solo captar la imagen perfecta, si no todo lo que conlleva detrás. Me encantan estas explicaciones y el objetivo de la cámara juega un papel muy importante en cada una de las tramas, así que no es algo que le apetecía contar si no que tiene cierta relevancia.

En resumen, Destroy All Monsters es una lectura rápida y agradable, con un enfoque reparador frente a las adversidades que manda un mensaje de optimismo al lector.

Steel Crow Saga

La fantasía de inspiración asiática parece estar en boga últimamente y Steel Crow Saga es la última lectura de este tipo que ha caído en mis manos, pero probablemente no sea la última.

Para distinguirse de otros libros Paul Krueger ha construido su mundo basándose en aspectos típicos de ciertas culturas asiáticas (Japón, China…) pero lo ha mezclado con unos sistemas de magia distintos para cada cultura. A esta mezcla se le añade un conflicto armado que ha finalizado hace relativamente poco con la liberación de territorios invadidos por la “cultura dominante” y ya tenemos el caldo de cultivo para una novela atractiva en un principio que luego resulta ser demasiado larga.

El sistema de magia más explorado en las páginas de Steel Crow Saga es la unión espiritual de un humano con un animal, en una relación unívoca que ineludiblemente recuerda a los Pokemon, pero en vez de hacerte con todos solo puedes escoger uno. Hay algunos combates bastante interesantes, y la elección de este “familiar” puede dar mucha información sobre la personalidad de cada humano, pero me hubiera gustado que se hubieran respetado algo más las propias reglas que el autor nos va contando al principio del libro, más que nada por consistencia con la historia.

He de reconocer que los personajes están bien trazados y la mayoría son capaces de desperta nuestra empatía, aún perteneciendo a facciones adversarias. Sin embargo, el desarrollo de algunas de las relaciones de los protagonistas resulta chocante y esta sensación de extrañeza es uno de los problemas del libro. Que sí, que queremos que todo el mundo acabe feliz y emparejado, pero retorcer tanto la narrativa no me convence.

No obstante, el mayor problema del libro es su longitud, porque la historia no aguanta semejante cantidad de páginas. Si se hubiera contenido en su extensión, Krueger nos hubiera ofrecido una novela de fantasía atractiva y agradable y con la ventaja de ser autoconclusiva pero en este producto final se notan demasiado las costuras.

The Two of Swords Vol. 2

Sigo con el PP (Proyecto Parker) y he de decir que he devorado en muy poco tiempo The Two of Swords volumen 2, con un autor desbocado y con una trama que va complicándose poco a poco para llegar (espero) a un gran final.

La estructura del libro es la misma que la primera entrega, ya que esta publicación recopila una serie de novelas cortas que se van entrelazando unas con otras. Los cambios de punto de vista y de personajes son más acusados en este caso, con algunas gloriosas incorporaciones y la presencia de personajes que habían caído en el olvido desde las primeras páginas del primer libro (y algún cambio de nombre que debería haberse corregido en esta edición). Como cada capítulo tiene un ritmo, un protagonista y un tono distinto, hay algunos que gustan más y otros que gustan menos. Las aventuras de Poverty para conseguir unas llaves pasando a través de las laberínticas estructuras que conforman el palacio de Blemya consigue ser a la vez claustrofóbico y divertido, algo que no creo que le hubiera resultado sencillo a ningún otro autor. Sin embargo, la narración de la enésima batalla a través de los ojos de un superviviente puede resultar pesada porque ya lo hemos visto más veces y no aporta mucho cambio.

La prosa raya en el nivel al que nos tiene acostumbrados Parker, sin caer en la economía de palabras pero tampoco con excesivas florituras que pudieran lastrar el ritmo del libro. De nuevo encontramos algunos aspectos técnicos explicados de una forma cercana y clarificadora, y algunas discusiones sobre moralidad que nos dan que pensar.

Aunque creo que la mejor manera para adentrarse en la obra de KJ Parker es sumergirse en su obra corta, es cierto que estos tres libros reúnen quizá algunas de sus mejores virtudes, ya que son narraciones cortas de por sí que se van uniendo para dar lugar a una historia más grande, quedándose con lo mejor de dos mundos. No creo que pase mucho tiempo hasta que acabae con la tercera entrega, ya que estoy francamente intrigada por ver qué nos van a deparar todos estos hilos que el escritor ha estado tejiendo a nuestro alrededor con la paciencia de un cazador.

Magic for Liars

Me gustan las novelas de detectives desde siempre, aunque no puedo considerarme ninguna experta. Por eso, cuando me encontré con Magic for Liars, un libro donde una detective privada investiga un posible crimen en un instituto de enseñanza mágica, ya estaba predispuesta a que me gustara. Pero es que además Sarah Gailey ha conseguido entrelazar la parte mágica con la investigación en sí de forma que es necesaria pero no determinante.

Ivy Gamble es la protagonista de la historia, una detective privada de poca monta con una relación prácticamente inexistente con su hermana melliza, que es profesora en un instituto mágico. La magia está presente en la vida diaria de algunas personas, pero no influye en la de Ivy, por ejemplo. Esta normalización del elemento fantástico exige un poco de suspensión de la incredulidad por parte del lector, porque si hay magia… ¿para qué hace falta echarle gasolina al coche? y cosas así. La autora evita este problema restrigiendo geográficamente la novela al propio instituto, dando algunas pinceladas de magia a acciones cotidianas y manteniendo el resto de las interacciones en un nivel “mundano”.

El aspecto detectivesco de la novela no incluye pruebas forenses, porque el crimen, de existir, se cometió hace meses. Toda la investigación se realizará a base de entrevistas con los afectados e investigación de campo, con finales de jornada a base de chupitos y cocktails que nos lleva por terrenos conocidos del alcoholimo inherente a los detectives privados.

Me gusta como la autora se dedica a destrozar el mito de “elegido que cumplirá la profecía” y la exaltación del personaje medio que a pesar de sus limitaciones es capaz de seguir adelante y conseguir sus objetivos. Aunque lo cierto es que Ivy toma algunas decisiones extrañas a lo largo del libro, sí que vemos su evolución precisamente gracias a la investigación del caso.

Me parece importante destacar el aspecto psicológico de la novela, que da mucha importanca a las relaciones personales, sean estas familiares o profesionales. El peso emocional de la novela es bastante importante, desde la desgraciada muerte de la madre de las mellizas en un pasado que marcará por completo el resto de sus vidas a la relación entre los hermanos que se disputan el título de “elegido”. Es curioso el contraste de las relaciones entre ambas parejas, cuyos paralelismoa le sirven a Gailey para explorar esas difíciles interacciones familiares.

Y además Magic for Liars es bastante corto, otro punto positivo que tener en cuenta. Es un libro que quizá no convenza a todo el mundo, pero que a mi me ha entretenido mucho.

The Quantum Garden

The Quantum Magician fue una más que grata sorpresa en su momento y después de conocer en persona a Derek Kunsken, no podía pasar mucho tiempo hasta que The Quantum Garden cayera en mi poder.

Esta novela sigue la historia de la primera entrega, así que no hace falta ni presentar a los personajes ni establecer una situación de partida, porque ya los conocemos. En este caso la crisis puede desequilibrar los grandes poderes del universo conocido, porque entra en juego un elemento que hasta entonces no se podía concebir. La posibilidad de viajar en el tiempo puede ser real y hay que actuar en consecuencia.

La aproximación que realiza Kunsken a los viajes en el tiempo es quizá la más conocida, tipo Regreso al Futuro, pero sin la fotografía de familia que va desapareciendo que le servía a McFly para saber si iba por buen camino. En este libro, los protagonistas van a ciegas, ya que apenas tienen información del momento en el pasado al que viajan y pronto verán cosas que pueden quebrantar la causalidad, algo que tendría consecuencias desconocidas.

El autor utiliza estos problemas de causa y efecto de forma bastante clásica, pero aún así consigue ir elevando la tensión con gran acierto conforme van avanzando las páginas. Aunque la resolución final no resulte excesivamente sorprendente, es más que correcta. Es cierto que algunas de las líneas de diáologo y descripción que utiliza tienen algo más de tecnojerga que de especulación cuántica, pero son un vehículo necesario para el desarrollo de los acontecimientos.

Sin embargo, lo que más me ha gustado del libro con diferencia es la aparición del Horto Quantus y la belleza con que se describe su existencia. Creados quiza a través de un accidente espacio temporal y con su existencia pendiente de un hilo por su situación en un planeta que puede sufrir radiaciones asesinas, sirven como contrapunto al resto del libro, a la trama en sí con sus intrigas y sus conspiranoicas acusaciones y en general a la complejidad del ser humano en las múltiples variantes que el autor canadiense ha creado para nosotros. Quizá solo por eso, la lectura merecería la pena, pero estamos hablando de un libro más completo que solo esta característica.

Aunque pierde algo de la chispa que tenía en la primera entrega, The Quantum Garden es una gran secuela que gustará a los aficionados a los viajes en el tiempo, que parecen que vuelven a estar de moda si es que alguna vez dejaron de estarlo.

The Rage of Dragons

Hay que dar oportunidades a nuevos autores y cuando vi que The Rage of Dragons estaba en oferta y leí la sinopsis, decidí que Evan Winter iba a pasar conmigo algunos días.

La novela es una fantasía épica con un mundo secundario muy llamativo de inspiración africana, aunque restringido geográficamente a una penísula no muy grande, por lo que no se trata de una novela de grandes viajes y espacios abiertos.

El reclamo principal, esos dragones de los que habla el propio título, tienen escasa importancia en el desarrollo de la historia, que resulta bastante típica. Una guerra que se perpetúa en el tiempo, una cultura volcada en la guerra que parece destinada a permanecer en un status quo permanente, un protagonista cuya única fijación es la venganza… todo muy trillado. En este sentido The Rage of Dragons no resulta para nada sorprendente.

Y es una pena porque tanto la mitología como las características de la magia son atractivas y podrían haber servido como escenario para una historia mucho más interesante. El autor tenía todos los elementos a su disposición para asombrarnos con un mundo distinto, pero el ámbito de la historia resulta ser tan restrigndio que a pesar del giro final para engrandecer la trama, no consigue compensar el resto del libro que se hace excesivamente largo.

Las escenas de formación en la academia llegan a resultar cargantes, de tanto repetir los entrenamientos y cómo la implicación constante y el entrenamiento puede llevarte a mejorar, cuando estamos hablando de un mundo mágico donde la sangre establece las diferencias entre clases. Cultura del esfuerzo, lo llaman. Aunque hay algo de crítica social contra el clasismo y a favor de la igualdad de oportunidades, las diferencias sociales son tan marcadas que resultan maniqueas en su concepción.

No puedo recomendar este libro, al que le he encontrado más fallos que virtudes.