The Philosopher’s War

La primera entrega de esta serie me sorprendió muy gratamente así que estaba bastante claro que no pasaría mucho tiempo hasta que me pusiera a leer este The Philosopher’s War de Tom Miller.

En esta novela el autor cambia totalmente de registro. Lo que nos ofrece son los diarios de guerra del joven Robert Weeks, alistado como Robert Canderelli en el cuerpo de Rescate y Evacuación, el único que deja actuar a los filósofos tras una convención humanitaria que los retiró de la guerra. En este sentido, el libro tiene poco que ver con el anterior, y en ocasiones llega a resultar un poco cansino, con la repetición de misiones y esa representación realista del tiempo de guerra, con largas jornadas de aburrimiento seguidas de intensos momentos de peligro y acción.

Miller también pierde la baza de worldbuilding, porque ya conocemos las premisas básicas del “mundo filosófico” y The Philosopher’s War parece más una obra de transición que un libro que se valga por sí mismo. No digo que no sea completo y lo cierto es que una vez que comienza la trama de conspiración dentro del cuerpo de Rescate y Evacuación para evitar catástrofes la trama gana interés, llegando a un cuarto final del libro realmente trepidante, pero quizá le hubiera faltado algo más de este ritmo al inicio.

Me gusta mucho que el escenario elegido para esta novela bélica sea la primera guerra mundial y no la segunda, ya que es un posicionamiento menos conocido y que se adapta perfectamente a las ideas que el autor aplica a la guerra. En aquel conflicto en el mundo real hubo muchas novedades que cambiaron el curso de los enfrentamientos bélicos desde entonces y Miller utiliza también sus “novedades filosóficas” para conseguir un final de la guerra mucho menos violento que el que hubiera tenido lugar por los métodos “tradicionales”.

También es interesante la forma de representar la hermandad que se crea entre los compañeros de armas. Y en este caso, como la inmensa mayoría de los miembros del grupo son mujeres, es un perfecto ejemplo de sororidad. Gran parte de los problemas que afronta el cuerpo es por esa “necesidad imperiosa” militar masculina de dominar todos los aspectos de la guerra, incluso aquellos para los que no tienen preparación alguna.

Que cada capítulo comience con un pequeño extracto de libros publicados con posterioridad a los hechos relatados nos sirve como un no muy velado adelanto de lo que va a suceder en próximas entregas de la serie. Recordemos que Robert solo tiene 19 años, así que aún le queda cuerda para rato. Yo al menos seguiré con interés sus aventuras, aunque espero que las siguientes entregas se centren un poco más en el desarrollo del mundo y las nuevas aplicaciones de la filosofía natural, algo que parece un campo sembrado para contar grandes historias.

The Philosopher’s Flight

Empecé a escuchar The Philosopher’s Flight de casualidad, sin tener referencias ni del autor ni de la obra en sí. Me sorprende mucho que esta historia alternativa situada en la Primera Guerra Mundial no haya tenido más predicamento entre mis contactos, aunque seguramente haya pasado desapercibido por razones de marketing.

La novela cuenta los años de juventud de Robert Weekes, un practicante de filosofía empírica, que aunque en el libro se afirma que no es magia si no ciencia, ante nuestros ojos es prácticamente indistinguible de la magia. Las mujeres tienen más afinidad con esta filosofía, por lo que los practicantes masculinos son escasos y menos dotados.

Existen ramas de esta filosofía, especializadas en distintas posibilidades. El vuelo, la teletransportación o la escultura de humo son de las más mencionadas a lo largo de la novela, pero hay muchas más. Y la aplicación de esta ciencia ha cambiado algo la historia del mundo, pero la Primera Guerra Mundial sigue ocurriendo y por los tratados firmados con anterioridad la filosofía empírica solo se puede utilizar para el rescate de los heridos, no en las propias batallas.

Es en este mundo tan interesante donde asistiremos a las andanzas de Robert, hijo de una heroina de cuatro guerras que ahora trabaja como filósofa de condado, volando de forma urgente hasta donde es necesaria su intervención. Estamos ante un novela de paso a la madurez, donde Robert deberá conocerse a sí mismo y a decidir a qué se dedicará en su futuro, con todas las trabas que su condición masculina le impone.

La novela tiene la dosis justa de culebrón para que sigamos interesados en las andanzas de Robert en su primer año universitario, donde conoce a los que serán sus mejores amigos en la vida, su primer amor y también el odio y las rencillas que la envidia puede provocar. Como telón de fondo, un interesantísimo escenario en el que los fanáticos religiosos atacan de forma indiscriminada a las filósofas empíricas, haciendo alarde de discursos que no nos sonarán muy extraños, como que “el orden natural de las cosas es que la mujer se quede en casa cuidando de los hijos” y la utilización de la violencia justificada para deshacer la tiranía feminista. Recuerda en cierto modo a algunas lecturas recientes, como The Heart of the Circle, aunque en esta ocasión el autor aboga por un punto de encuentro y una búsqueda de la igualdad que no parece un objetivo muy realista en un enfrentamiento con violentos fanáticos religiosos. Aunque en ciertos momentos se responde a la violencia con más violencia, queda claro que ese no es el camino a seguir si lo que se quiere es extirpar el problema de raíz.

La prosa de Tom Miller es bastante funcional, aunque algunas explicaciones de la filosofía natural quedan en un terreno bastante abstracto, no resulta impedimento para creer a pies juntillas lo que cuenta. Al final del libro hay unos anexos explicando algunos de los glifos utilizados para cada “encantamiento”. Me temo que la explicación narrada no resulta tan clara como quizá fuera ver dibujado el glifo, pero es solo un pequeño inconveniente a la hora de disfrutar del audiolibro.

La narración de Gibson Frazier es perfecta en cuanto a tono e intensidad. Consigue meterse en la piel del joven Robert, que al fin y al cabo solo tiene 18 años cuando se desarrollan estos acontecimientos. Sobre todo, es capaz de inculcar en la narración la pasión desmedida que siente el protagonista por su ilusión de infancia y cómo lucha contra viento y marea para conseguir su aparentemente imposible sueño.