El trono de jazmín

Menudo acierto el de Gamon al traer al español El trono de jazmín de Tasha Suri con traducción de María Inés Linares. Es un libro bastante largo al que le cuesta un poco entrar en faena, pero una vez que coge carrerilla, no para.

Me encanta la ambientación oriental del mundo creado por la autora, con sus reinos sometidos a vasallaje del emperador y sobre todo, con las distintas religiones y magia que vamos descubriendo a lo largo de las páginas. Pero creo que lo que más se recordará de la obra son sus protagonistas, porque están muy bien escritas, con una moralidad ambigua que sirve como eje a toda la novela. La relación entre ambas también irá evolucionando, desde una atracción puramente física a algo más.

La autora utiliza paralelismos en la vida de las protagonistas, Malini y Priya. Que ambas hayan sido instrumentos en manos de sus hermanos no es baladí, en una sociedad patriarcal que sin embargo nos dicen que fue fundada por el sacrificio de las Madres. Las religiones y sus sacrificios tienen una importancia fundamental en la trama, pero es la ambición y el hecho de intentar deconstruir el orden establecido lo que dota de un potente mensaje a la novela.

Es cierto que la obra tiene un problema de ritmo en su primer tercio, probablemente debido al interés de la escritora por ir centrando las bases sobre las que construirá el armazón de la estructura narrativa. Este comienzo lento y cachazudo puede echar para atrás a algún lector, pero, si es capaz de sobreponerse, descubrirá que la lectura ha merecido la pena.

Resulta también muy interesante la irrupción de la podredumbre, una enfermedad que mata lentamente a las personas, transformando su cuerpo en madera. A pesar de no ser infecciosa entre humanos, el temor al contagio está exquisitamente narrado, pero también el valor de Priya cuando ayuda a los afectados. Este es casi el primer rasgo que conoceremos de una de las dos protagonistas y nos servirá para construir ese primer lazo empático que nos unirá a ella el resto de la obra. No se nos escapa que la podredumbre es un trasunto de los males del mundo, pero diría que Tasha Suri se tiene guardado algún que otro as bajo la manga al respecto.

El racismo es un tema también muy presente, ya sea entre las distintas clases de la sociedad o entre los distintos reinos. Que el principal reclamo del reino de Priya sean sus prostíbulos no es si no una señal indicativa más del distinto rasero con el que se mide el valor de la persona según su lugar de origen, como el tono de piel.

En resumen, se trata de una lectura muy recomendable, pero que nos deja con muchas ganas de saber qué les depara el futuro a ambas protagonistas.

Empire of Sand

Hace un tiempo hubo una oferta de Orbit que ponía a un precio muy atractivo algunos novelas de debut. Entre otras, me hice con Empire of Sand, atraída por la promesa de una historia fantástica en una ambientación distinta de la habitual.

Ciertamente, la ambientación cumple lo que promete. Basado en una parte de la historia de la India desconocida para mí (el imperio mogol) nos encontramos ante una época de excepcional expansión del imperio con un sistema mágico basado en el control a través de la danza de los sueños de los dioses durmientes. Por esa parte, poco hay que objetar.

Por desgracia, la novela no funciona en la lectura. El ritmo es exasperantemente lento, parsimonioso hasta decir basta. Los capítulos pasan por delante de nuestros ojos a cámara lenta, mientras la protagonista practica y practica los movimientos necesarios para perpetuar en el poder al líder religioso del imperio. Si al menos hubiera alguna intriga palaciega podría aumentar mi interés, pero no es así, porque todo el personal adora al líder.

El problema no es solo la forma en qué está contada la novela, si no también lo que se cuenta, que despierta muy poco interés. Se podría haber explorado el conflicto de castas entre los nobles y los Amrithi pero solo sabemos que los segundos están oprimidos y están dejando de aparecer por las ciudades. La descripción del mundo no tiene profundidad, solo hay unas cuantas ciudades que merecen mención y lo demás parece un vacío impenetrable.

Además, hacia el final del libro la trama avanza a base de casualidades y el final es tan previsible como aburrido. Y los personajes no se salvan de la quema. Al principio pudiera parecer que la protagonista va a ser una mujer fuerte a pesar de haber sido criada en el privilegio, pero esto es solo un espejismo. El resto del libro se deja llevar de un lado a otro y se convierte en un cascarón hueco, como el resto de los personajes.

Un libro decepcionante.