Sentía mucha curiosidad por Breath of the Dragon, la primera colaboración entre Shannon y Fonda Lee. Fonda no necesita presentación en este blog, donde leemos religiosamente cada nueva publicación suya, pero que se haya asociado con la hija de Bruce Lee para escribir una novela juvenil, tras las últimas colaboraciones que han pasado por aquí, nos dejaba una sombra de duda.
El libro cumple con lo esperado, un maremágnum de enfrentamientos marciales al que solo le faltaba el locutor rubio de Bola de Dragón, aliñado con algo de fantasía. En este sentido, nos encontramos ante un libro bastante convencional, si bien escrito con oficio y entretenido, que ya es algo de agradecer.
El comienzo de la novela, con la separación de dos hermanos gemelos a los que solo diferencia la marca del dragón ya hace pensar que nos encontraremos ante una historia de rito de iniciación, ante un nuevo viaje del héroe que cumplirá los pasos ya establecidos. Y, si bien es cierto que esto sucede, al menos el viaje está aderezado con muchas escenas de acción muy pero que muy bien narradas y un trasfondo político que se irá revelando como relevante con el transcurso de la lectura. No deja de ser cierto que muchas de las tramas (el triángulo amoroso, el ciego que parece que ve más que los demás, el malvado superior en combate a todos los demás…) están bastante diluidas en su complejidad, no sé si para no complicar en exceso la trama por el público al que va dirigida o porque se guardan lo mejor para la siguiente y última entrega, aunque apostaría por lo primero.
Tampoco quería dejar de destacar el barniz filosófico que baña todas las páginas, donde creo que se nota mucho la influencia de Shannon y la escuela de pensamiento de su padre.
En resumen, Breath of the Dragon es un pasatiempos entretenido, que gustará bastante a los amantes de las artes marciales y que probablemente sea un éxito de ventas tanto por sus autoras como por su dinamismo a la hora de narrar combates.