No era tarea fácil escribir la continuación de todo un Premio Mundial de Fantasía, menos aún si es una novela enrevesada y con un lore complejo, pero creo que C.S.E. Cooney ha salido bien parada del reto, aunque sin llegar a alcanzar el nivel de Saint Death’s Daughter.
Saint Death’s Herald retoma los personajes de la primera entrega, encargados en esta ocasión de dar caza al inefable Irradiant Stones. Cooney sigue utilizando su singular prosa, con dosis de humor y notas a pie de página un poco más dosificadas, consiguiendo dar una sensación de cercanía y de estar en terreno conocido al lector. Quizá esta novela pierda algo de frescura y de impulso porque la construcción de mundo (y conocimiento de la genealogía Stones) es mucho menor, pero lo compensa en cierto modo con el cambio de escenario hacia el norte, hacia Skakhmat, donde hace años comenzó la no-vida de Irradiant.
El conjunto de personajes es menor así como el alcance global, entiendo que la autora haya decidido restringir un poco la novela porque una de las quejas que había sobre la anterior era su voluptuosidad paginística, por lo que en esta ocasión se constriñe a “solo” 480 páginas. Sigue siendo un canto a la familia encontrada en contraposición a la familia natural pero también a la imaginación desbordada de una autora que está más obsesionada con los huesos que la protagonista de Bones, pero definitivamente es un libro diferente a Saint Deaths’s Daughter, cosa que puede gustar o no a quien venga de haberlo leído. Solo hay una amenaza en contraposición con toda la corte del libro anterior, hay menos personajes, los duelos se alargan quizá de manera innecesaria… Es una apuesta arriesgada pero creo que acertada por parte de la autora, que no quería ofrecernos más de lo mismo.
Me parece importante no pasar por alto la creación de una de las especies de cambiaformas más interesantes de la literatura fantástica, con una cultura y un desarrollo que merecerían su propia novela. ¿Habrá más entregas de la serie? Espero que sí y que los cambiaformas sigan apareciendo.