The Malevolent Seven

Creo que a The Malevolent Seven le vino bastante mal que su título sea muy similar a The Maleficient Seven, se puede confundir fácilmente. Y no es menos cierto que la obra de Sebastien de Castell tiene referentes similares a la de Cameron Johnston y recurre al mismo prototipo de villano que te tiene que convencer de lo malo que es regando todas sus intervenciones con humor y mala leche, no necesariamente en ese orden.

Me gusta muchísimo la idea de partida del libro, la necesidad de reunir a siete magos para una misión que no tenemos muy claro cómo afrontarán, pero que sabemos sin duda que será peligrosa. de Castell decide presentarnos una plétora de personajes, para luego deshacerse de ellos como quien tira de la cadena y sacarse de la manga otros aún más atractivos. Dice mucho a favor del saber hacer del escritor la consistencia del mundo mágico que crea, donde cada categoría de mago puede ser más objeto de mofa que la anterior. Al final, todos tienen algo valioso que aportar, pero lo que nos hemos reído de ellos por el camino, eso no nos lo quita nadie.

El libro también está plagado de referencias sexuales, sobre todo sobre el nada despreciable retorno de inversión de un burdel acuático, aunque a veces algunos de los comentarios se pasen de zafios. Ahí creo que el autor podría haber medido más sus palabras y menos los órganos sexuales de los implicados.

En algún sitio se ha hablado de la tendencia actual a basar los libros en un grupo de tipos malvados, a priori, que acaban salvando el mundo, como Los Diablos de Abercrombie. Pues aquí tenemos la demostración de que ya existía esa corriente hace dos años, que es la fecha de publicación de The Malevolent Seven pero seguro que nos podemos remontar más, por ejemplo The Maleficient Seven es de 2021. Y seguro que si rascamos algo más, encontraremos referentes más antiguos.

Que la fuente del conflicto que vemos en el libro sea la eterna lucha entre el bien y el mal… pues no sorprenderá a nadie, pero no es menos cierto que el autor hace tabula rasa con lo que todos podríamos esperar y dejar el camino expedito a unas continuaciones que espero no tarden en llegar. Y mi consideración de Sebastien de Castell ha mejorado respecto a Play of Shadows, así que no descarto leer más cosas suyas.

The River Has Roots

La verdad es que había mucha expectación con la novela de Amal El-Mohtar en solitario, tras el espectacular éxito de ventas de This is How You Lose the Time War, gracias a Bigolas Dickolas y su celebérrimo tweet. Afortunadamente, The River Has Roots ha cumplido con lo esperado.

Esta novela corta vuelve a las raíces del folklore con un relato sobre las hadas y las personas que viven en las fronteras, centrándose en la relación entre dos hermanas que siguen con la tradición secular de cantarles a los sauces del río encantado que pasa por sus tierras.

Amal El-Mohtar juega muchísimo con el lenguaje, con acertijos y dobles sentidos. El traductor que se encargue de volcarlo al español, si es que tenemos la suerte de verlo en nuestro idioma, va a sudar sangre. La prosa de la autora siempre ha sido preciosista, aunque sin llegar a ser recargada, lo que convierte la lectura es un placer algo exigente.

El tono de ensueño de esta literatura fronteriza está muy conseguido también con ese aire místico y nebuloso que envuelve todas las interacciones con el mundo feérico, que parece estar cerca pero que continúa muy lejano de nuestra capacidad de comprensión. Es cierto que la escasa longitud de la publicación contribuye también a que no quede todo meridianamente claro, buscando un toque difuso como de acuarela muy aguada. El sistema mágico queda convenientemente ofuscado para que no se pueda definir con unas reglas estrictas, lo que le da manga ancha a la autora para su aplicación ad hoc.

Lo que más te marca durante la lectura es la representación del férreo amor fraternal entre Ysabel y Esther, capaz de superar todos los obstáculos. También el no conformismo con lo que te ofrezca el mundo, la búsqueda de algo mejor. Si bien es cierto que el final parece un poco precipitado, en general la lectura de The River Has Roots me ha gustado mucho.

Locklands

Aunque la trilogía de los Founders empezó con un brillantísimo primer libro, para luego perder algo de fuelle en la segunda entrega, tenía bastantes esperanzas depositadas en la finalización de la trilogía. He de reconocer que en este libro vuelve a subir el nivel, pero no es el final épico que esperaba.

Han pasado ocho años desde Shorefall y Berenice, Sancia, Clef y los demás han organizado la vida de los que consiguieron huir de Tevanne utilizando todos sus conocimientos de la magia mediante la escritura para idear protecciones contra un ser que posee los cuerpos de muchísima gente.

Me ha parecido muy pero que muy original el uso de la mente colmena a lo largo del río, creo que en el mundo de la fantasía es la primera vez que me lo encuentro, no así en la ciencia ficción donde es un recurso más utilizado. También conoceremos más del pasado del algunos de los protagonistas, que hasta ahora había quedado oculto.

Sin embargo, el desarrollo de la acción que busca asombrarnos con las apuestas cada vez más altas se queda en un discurso grandilocuente pero vacío de contenido, porque las fuerzas que se enfrentan son tan poderosas, tienen tanta facilidad para modificar la misma realidad que al final pueden hacer lo que desean. El lector asiste al espectáculo de fuegos artificiales, pero no se encuentra inmerso en él en ningún momento. Quizá sea debido a la ingente cantidad de explicaciones sobre el sistema mágico y sus aplicaciones, o a que los enemigos que se enfrentan están tan por encima de la realidad que resulta difícil aprehenderlo.

Por otra parte, me parece maravillosa la relación entre Berenice y Sancia, cómo ha ido evolucionando con los años, y cómo son capaces de sacrificarlo todo por el bien común. Son un contraste tan grande respecto a los otros seres ultrapoderosos que pueblan el mundo que consiguen brillar con luz propia.

Creo que la trilogía merece la pena, aunque me parece una oportunidad perdida por parte del autor porque tras un comienzo fulgurante, ha ido perdiendo algo de chispa en las siguientes novelas.