Lo peor que se puede decir de un libro es que te ha dejado indiferente y me temo que la novela de Chelsea Abdullah, continuación de The Stardust Thief ha seguido ese camino. Y no por que el libro no tuviera visos de ser una lectura interesante, trasladando a los personajes a un nuevo reino enterrado en las arenas nada más comenzar, si no más bien porque se pierde un poco la magia y el sentido de la maravilla que rezumaba en la primera entrega.
Chelsea Abdullah ayuda a los desmemoriados como yo con un resumen de lo acontecido en el primer libro, cosa que se agradece mucho aunque quizá no sea lo suficientemente extenso. La decisión de hacerlo aparte y no incluirlo en el propio tejido de la novela facilita que el comienzo de The Ashfire King no se haga pesado. Se incluyen también esos relatos externos que tanto dinamizaban el origen de la saga, aunque en esta ocasión son más cortos. ¿Qué ha fallado entonces? Pues que lo que era original y llamativo, ahora es un poco repetitivo y añadir romance a la mezcla no la mejora, más bien la vuelve algo más insulsa.
Abdullah ha pretendido caminar en la fina línea que divide la novela juvenil de la adulta y creo que la jugada no le acaba de salir. La perspectiva de los personajes, algunos con cientos de años a sus espaldas es un poco inmadura y aunque hacia el final del libro la cosa va mejorando, son muchas las páginas que no aportan nada a la narración. Quizá sufra un poco del síndrome del segundo libro, pero mientras lo leía mi mente divagaba a menudo y son casi 600 páginas de divagación. Algo ha fallado para no conseguir atraparme del todo.
La construcción del mundo sigue siendo el aspecto más atractivo de la novela, una ambientación desértica realmente atractiva, con una amenaza de desaparición que debería aumentar el ritmo del libro, aunque al final sigue siendo bastante pausado. La evolución de los personajes y sus relaciones, aunque existe, es un punto débil del libro, que quizá no dedica la suficiente atención a los diálogos que sustentan las maquinaciones políticas que sirven como motor de la acción.
Probablemente lea el último libro de la saga más por completitud que por otra cosa, pero espero que el colofón de una historia que empezó bastante bien me deje más huella que esta meta volante.