Desde aquí os animo a participar en la encuesta que está teniendo lugar en el blog Cuentos para Algernon para sugerir relatos o autores que queráis ver traducidos en la página.
Me parece una estupenda iniciativa en la que todos podemos contribuir.
Lecturas de ciencia ficción y fantasía
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Aunque el proyecto Mongoliad parecía interesante en un principio, no me decidí a apuntarme a esta especie de serial por entregas que habían ideado varios autores, entre los que sobresalía Neal Stephenson. Sin embargo, una vez que se finalizó el proceso y como resultado final se publicaron una serie de libros, sí que me acerqué a la primera entrega en español de este título, situado en una Europa medieval en la que el avance de las hordas mongolas está en Hungría y aún no se ha visto frenado.
Lo primero que me interesaba saber era qué resultados había tenido la homogeneización de estilos, ya que una novela en la que han intervenido tantas manos necesita una cuidadosa labor de edición, para asegurar que no haya errores de continuidad, de estilo… Un trabajo que se ha llevado a cabo en esta primera entrega de una forma muy acertada, han conseguido incluso reprimir los infodumps de Stephenson, algo muy meritorio.
También me interesaba la narración de las escenas de combate, punto fuerte de Mongoliad, ya que los autores llevaban a rajatabla el realismo en el combate y las descripciones son tan detalladas que a veces dan ganas de repetirlas en vivo para ver si son realizables (algo que sin duda habrá hecho Greg Bear y compañía). En este punto he de decir que a veces el detallismo resulta excesivo.
Los diversos puntos de vista narrativos no llegan a entremezclarse nunca, aunque se supone que como los personajes comparten un destino en algún momento lo harán. Hay muchos, muchos protagonistas y aunque algunas historias nos llamen más la atención que otras, los capítulos acaban todos o casi todos en un oportuno cliffhanger folletinesco que hace que no podamos dejar de pasar páginas.
De estos protagonistas, hay de todo, como en botica. Desde el caballero tocado por Dios que se cree en misión divina, hasta la prisionera china que enseña las sutilezas de la corte a un visitante mongol… el abanico es muy amplio e interesante. Precisamente las dos mujeres que aparecen, Cnán y Lian, me parecen las más llamativas, por su bagaje y su participación en la trama.
En cuanto a la historia, esta primera entrega se queda corta, muy corta. Apenas hemos comenzado a entrever las motivaciones de los numerosos personajes cuando ya se acaban las casi 500 páginas de la edición española. ¿Es esto un problema? Pues por desgracia, sí, porque no sabemos cuál va a ser la continuidad de la edición de Mongoliad en español. Esperemos que se publiquen todas las novelas.
Cuando parecía que la serie estaba remontando tras Secret Service y Eliminar a Vasili Záitsev nos llega otra entrega que vuelve a bajar el listón de esta ucronía de la Segunda Guerra Mundial.
El objetivo de los aliados en este momento es la Italia fascista de Mussolini. Pero dentro de la península italiana existe un poder, no muy en la sombra, que pretende regir los destinos del mundo. Cuando el Vaticano fue bombardeado de forma accidental por los estadounidenses, también acabaron con la vida del Papa Pío XII y ahora hay que elegir un sucesor para la silla de San Pedro.
En este contexto, la Iglesia impide el fusilamiento de un desertor italiano para encargarle una misión secreta relacionada con unos documentos que se encuentran en el fondo del mar. El equipo destinado a este trabajo tendrá que esquivar por una parte la planeada invasión de Italia por las fuerzas aliadas y por otra los planes de venganza personales de un fascista italiano que persigue al desertor.
Aunque así contado puede parecer interesante, el guión que nos presenta Luca Blengino es retorcido y embrollado, y el intento de acabar la historia en una suerte de serpiente Uróboros donde el final y el comienzo se dan la mano, no lo consigue rompiendo la simetría con las últimas paginas.
En el apartado gráfico del Vecchio cumple con su función pero no destaca en ningún aspecto y algunas veces la caracterización de los personajes es tosca y apresurada.
Esta serie sufre unos altibajos muy exagerados, es buena idea que cada tomo lo haga una pareja de guionista y dibujante, pero sería de agradecer que la calidad fuera más elevada en todas las entregas.
Sigo con la lectura de esta interesante saga ucrónica en la que la Segunda Guerra Mundial no transcurrió como hemos estudiado en clase de Historia.
Esta cuarta entrega tiene un elemento que a mi entender la diferencia de las demás y es la espectacular portada que, sin una sola palabra, nos hace ver el gran cambio histórico que se relata en sus páginas. Vemos a un soldado soviético caminar entre ruinas, comprendemos que es francotirador por su rifle envuelto en trapos para evitar ruido, pero… ¿cómo es que entre las ruinas se ve la típica cabina de teléfonos británica?
Y es que éste es el cambio que nos cuenta Herik Hanna, las potencias del eje invaden el Reino Unido empezando por Escocia, se lucha por cada palmo de terreno y los francotiradores rusos causan estragos entre el mando británico. Especialmente Vasili Záitsev, que alcanza la cifra de 200 bajas entre el enemigo y recibe una condecoración por ello, pero su pericia lo convierte en el objetivo de varios complots para acabar con él.
El guión es enrevesado y agradece, como casi todas las entregas de esta serie, una relectura. El dibujo, a cargo del español Ramón Rosanas, es pausado y certero, adecuándose perfectamente al carácter de la historia y de los francotiradores protagonistas. El color, también del mismo autor, juega con las sombras y las ruinas en contraposición con el rojo de la sangre de las víctimas. Todo un acierto.
En el próximo tebeo, la acción se desarrollará en Sicilia. Estoy impaciente por leerlo.
Me alegro de haber perseverado en la lectura de esta serie de comics, ya que aunque la primera entrega no era muy prometedora, las siguientes están mereciendo la pena.
En este caso solo con el título, Secret Service ya sabemos que nos vamos a encontrar un juego de desinformación entre las distintas potencias enfrentadas en la guerra. Aunque, como buena historia alternativa, los equilibrios de poder son distintos de los que conocemos. La Alemania nazi sigue aliada con los comunistas rusos, EE.UU. todavía no ha entrado en guerra de forma definitiva…
En el Reino Unido sospechan de la presencia de infiltrados en sus servicios secretos (MI5 y MI6), ya que los bombardeos sobre su territorio son cada vez más certeros. Como medida desesperada, Churchill envía a su mejor analista (X) a terreno ruso con una máquina Enigma, pero lo que no se espera es que X tenga sus propios planes.
La trama es bastante compleja y parece resuelta de forma un poco apresurada para ceñirse al formato de álbum europeo. No obstante, una segunda lectura nos permite apreciar mejor el complejo mecanismo de relojería que Mathieu Gabella nos expone, si bien es cierto que hay que tener algún que otro conocimiento sobre el espionaje en la Segunda Guerra Mundial para disfrutar por completo de la historia, como ese giño en la última viñeta del tebeo.
El guionista también aprovecha para que veamos algunas pinceladas de las purgas estalinistas y de cómo el poder en el NKVD estaba basado en la acumulación de información sensible sobre todo hijo de vecino para su uso en extorsiones en el momento oportuno. Una pena que la Abwehr solo salga mencionada de pasada.
En el apartado gráfico Vicent Cara cumple con su tarea pero sin florituras, salvo algún plano cenital muy conseguido el resto de los dibujos son funcionales pero algo fríos.
Pronto comentaré el siguiente tomo de W.W.2.2 sobre la figura del francotirador ruso Vasili Záitsev.
Después de la decepción que supuso la primera entrega de la serie WW2.2 empecé la lectura de este tebeo con menos expectativas, pero gracias al cambio de equipo creativo este segundo número me ha parecido mucho mejor.
Siguiendo la historia desde el punto de inflexión marcado por la muerte de Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial, en este caso Alemania decide llevar a cabo la llamada Operación Félix, para conquistar el Peñón de Gibraltar y de este modo impedir que la flota británica controle el estrecho. En nuestra realidad, nunca se alcanzó un acuerdo entre España y Alemania, con lo que nuestro país fue neutral durante todo el conflicto, pero en este ucronía los alemanes reciben incluso el apoyo de la Legión para esta empresa.
Es curioso ver un tema de candente actualidad como es la situación del Peñón tratado desde una perspectiva históricoficticia.
El dibujo, aunque atrayente, quizá no sea el más adecuado para lo que se quiere narrar, porque los trazos rectos de Marcial Toledano dan un aire poco serio a la historia. Es de aplaudir la labor de documentación y la minuciosidad en cada detalle de la indumentaria de las tropas, que destaca el gran trabajo de búsqueda de información que sin duda ha llevado a cabo el dibujante. Me gustan también las escenas en los túneles de Gibraltar, donde se consigue transmitir una sensacion claustrofóbica muy acorde con la narración.
En el guión, José Manuel Robledo utiliza constantes trampas dentro de trampas haciendo que en algunos momentos se pierda el hilo de la historia. Es de todos conocida la existencia de luchas internas entre los cuerpos de élite de los nazis y quizá no hacía falta ahondar tanto en estos enfrentamientos. La idea es interesante y el hecho de que el legionario español hable alemán y sea un antiguo sacerdote da mucho juego en su relación con el enlace nazi.
En definitiva, este Operación Félix me ha reconciliado con la serie, y espero en fechas próximas seguir comentando los siguientes tebeos. El número tres, titulado Secret Service, me llama mucho la atención.
No es gratis, pero sí que es muy barato. Durante el día de hoy se puede adquirir “Pequeño, grande” de John Crowley por 1,89 euros, una obra que ganó el World Fantasy Award.
A estas alturas no creo que nadie pueda poner en duda lo prolífico que es Brandon Sanderson, parece que si tu ritmo de parpadeo es un poco más lento de lo habitual cuando abras tus ojos habrá sacado una nueva obra.
Supongo que por esta razón y por su popularidad, el equipo de Epic Games se le acercó con la idea de poner en marcha una franquicia basada en el juego Infinity Blade, que en su momento fue un superventas en iOS y dispositivos móviles. Brandon, ni corto ni perezoso, aceptó escribir en este universo un tanto limitado quizá porque según sus propias palabras “I’ve always envied Orson Scott Card, for example, who worked on the original Monkey Island, one of the great games of all time” (esperemos que no siga los pasos del creador de Ender en otros derroteros).
La historia es simple a más no poder, durante generaciones distintos pueblos han ido enviando un campeón de un determinado linaje a enfrentarse al Inmortal Dios Rey, que siempre sale victorioso del duelo… hasta ahora. Ahora bien, ¿qué pasa después de la victoria del héroe?
Siris, que ha matado a un Inmortal, se encuentra con la incomprensión de sus vecinos al volver a su pueblo de origen y emprende una nueva búsqueda para encontrar el verdadero significado de la Infinity Blade. En su camino, contará con la ayuda de Isa, que sabe más de lo que cuenta y que demuestra gran pericia con su ballesta.
Aún dentro de las restricciones de un universo ya creado, Sanderson consigue dar a la historia esos toques tan particulares suyos, como sus originales sistemas de magia y diálogos divertidos, además de introducir un personaje, el ETCB, del que no desvelaré nada pero que puede dar mucho juego. Y nos lo tiene que dar porque esto más que un libro es una introducción a una saga en la que se nos presenta a los personajes y el entorno, pero poco más.
El relato no da mucho más de sí y aunque Sanderson lo intente, no deja de ser un pasapáginas que se olvida igual de rápido que se lee pero eso no quita que me lea el siguiente, para ver si profundiza más en las ideas y en los personajes.
Decepción es una palabra bastante fuerte, pero es lo que he sentido al terminar esta primera entrega de WW2.2, una serie de tebeos ucrónicos en los que se explora aspectos de la Segunda Guerra Mundial desde un prisma cambiado, ya que en cada número la historia no es tal y como nos la contaron.
En esta primera entrega Hitler es asesinado en el 39, y aunque la guerra es inevitable, los derroteros por los que transcurre son distintos debido a esta muerte. Alemania ataca directamente a Bélgica y Francia, obligando a los aliados a combatir en París.
La historia se narra de forma epistolar, en las cartas del sargento Meunier, un maestro (¿no os suena de algo?) al cargo de un grupo de hombres que patrullan la evacuada París en espera del ataque alemán.
El apartado gráfico no es destacable, se usa y se abusa del primer plano para que veamos las caras de cada uno de los soldados, pero no se define lo suficiente a los personajes como para que dejen de sernos indiferentes. Los únicos que han conseguido arrancarme una sonrisa son los trasuntos de Hernández y Fernández.
Lo narrado entra dentro de la más típica historia de supervivencia y la única acción que vemos es una escaramuza. Poca cosa para lo que esperaba, ya que lo único destacable es el prólogo, que ya se han encargado de destriparnos en la edición española con una pegatina en la portada.
Después de leer Curiosity Shop, tenía también en mi lista de tebeos pendientes este “Talismán”, dibujado también por Montse Martín, que en su edición integral recoge los tres tebeos que lo componen en un solo tomo muy interesante.
A pesar de ser una historia destinada a niños, los distintos niveles de lectura permiten que un público más amplio pueda disfrutar de las aventuras de Tara y su amigo Tom. Tara es hija del famoso escritor Edwin McGillard, que atraviesa un bloqueo narrativo grave. Gracias un artefacto del pasado consigue superar este problema en la presentación del libro Edwin cae en coma por razones desconocidas. Tara se niega a aceptar este destino e intenta ayudar a su padre por todos los medios posibles, investigando la caja que su padre encontró.
A partir de aquí se desencadenan una serie de acontecimientos que permiten a Tara viajar al mundo de las hadas y a lo largo del segundo tomo, conocer la adolescencia de sus padres, saltando la brecha generacional que separa a todos los hijos de sus padres y que produce tanta incomprensión y dolor.
De nuevo hay que quitarse el sombrero ante el despliegue gráfico de Montse Martín, con un estilo más aniñado que en Curiosity Shop (adecuado para el relato) y con algunos guiños a quien supongo que será una gran influencia en ella, Albert Uderzo. También utiliza unos encuadres de viñeta muy atractivos y alguna que otra perspectiva cenital que recuerda a Juanjo Guarnido. El color es un elemento propio de la historia, con unos tonos muy vivos y optimistas que se tornan oscuros cuando aparecen dificultades en la labor de Tara. La única pega es que los fondos de la tercera parte del integral parecen apresurados, no digo descuidados pero quizá si algo menos trabajados que los anteriores.
El guión es de François Debois y es también bueno, aunque me temo que no llega al nivel de la narración gráfica. Se nota cierto maniqueísmo en los comportamientos de los mayores y los pequeños, pero son pequeños detalles que no entorpecen la lectura.
Lo que también me ha chocado son varios puntos coincidentes con el cómic Locke and Key, como la cueva bajo las aguas que guarda un secreto, los hijos sufriendo las consecuencias de los errores de los padres, la pérdida de la inocencia de la infancia… Aunque están tratados de forma muy distinta, oscura en el caso de Joe Hill y esperanzadora en Talismán.
Me gustaría también destacar el bellísimo final de una personaje desaprovechado como es Nola. Solo por la viñeta final ya merece la pena la lectura.
Creo que este es un tebeo recomendable para cualquier niño que se quiera iniciar en la fantasía y cualquier adulto que quiera recordar su infancia.