A veces hace falta desengrasar un poco el motor lector y dedicar algo de tiempo a un libro agradable que no te haga pensar mucho. Ese era mi objetivo con The Teller of Small Fortunes y de decir que en ese aspecto ha conseguido su objetivo, porque es tan cozy y almibarado que a veces se pasa, pero ciertamente no exige ningún esfuerzo al lector que simplemente puede disfrutar con las pocas vicisitudes que se encuentra en su vida la protagonista, Tao.
Tao vive errante en su carromato, ofreciendo pequeñas visiones del futuro de los aldeanos que se va encontrando, a cambio de un paga también pequeña. Su condición de inmigrante la señala en varios de los pueblos que conforman su ruta, mientras que en otros es acogida entre sonrisas por sus visitas pasadas. En esta vida aparentemente simple y relajada, el conflicto viene de su pasado algo tumultuoso (un poco de marejadilla) y de los compañeros que se va encontrando por el camino, con los que formará un equipo variopinto y entretenido.
The Teller of Small Fortunes tiene un carácter marcadamente episódico, si bien hay dos historias que son las que dan cohesión a todo el relato, el pasado de Tao y la búsqueda de una persona determinada, el resto de los capítulos son perfectamente autoconclusivos. El libro está escrito de forma pausada, como si quisiera pasar por el mundo sin dejar mucha huella. Es difícil sumergirse en la historia porque siempre hay otras cosas en la vida que requieren más nuestra atención. Creo que Julie Leong trata con tanto respeto a sus personajes y al mundo que ha creado que ha conseguido hacerlo prácticamente invisible hacia el lector, algo que no es un acierto. Leong habla del Estudio Ghibli como gran inspiración de su obra, pero, qué queréis que os diga, ese referente es demasiado ambicioso para lo que nos acabamos encontrando. Es verdad que se nota ese aire optimista y colorido, pero solo es atrezo, sin visos de profundidad. Hay temas como el racismo y la xenofobia, pero está todo tan licuado que la verdad, el mensaje queda totalmente difuminado.
Con esto no quiero decir que sea un libro malo, como he dicho anteriormente cumple su función de elevar el ánimo del lector, solo que deja poco poso.