The Middling Affliction de Alex Shvartsman es el comienzo perfecto para una serie de fantasía urbana. Tiene personajes carismáticos, humor, magia y una construcción de mundo lo suficientemente cercana como para que no haya que explicar muchas cosas pero lo suficientemente imaginativa como para que te apetezca zambullirte en ella.
El protagonista es Conrad Brent y, no nos vamos a engañar, es Harry Dresden pero sin magia. De hecho, el principal problema de Conrad es que reconoce la magia en los demás pero no la puede practicar si no es con los diversos artefactos con los que se ha ido haciendo a lo largo de los años. Y desde siempre ha mantenido una fachada de poderoso mago, ya que los seres como él, llamados middlings, son perseguidos por diversas razones.
Conrad es parte de La Guardia, una organización que se dedica a proteger a los mundanos de los seres mágicos. Él trabaja en Nueva York, que es donde se desarrolla la novela. Sin entrar mucho más en la trama, que tiene los giros esperados y algunos que no lo son tanto, el autor de origen ruso entretiene, critica y te hace reír con una obra que muestra tanto las excelencias de la fantasía urbana como sus defectos.
En esta primera entrega de la saga, que de momento tiene publicadas dos novelas, Shvartsman sienta las bases de un universo que parece un patio de recreo para él, ya que ha parecido divertirse como un niño chico mientras escribía el libro. ¿Te gustan los vampiros? Pues los pongo. ¿Semidioses? Los tengo de oferta. ¿Figuras míticas del folklore? Mira lo que me acabo de encontrar. Creo que se nota tanto cuánto ha disfrutado escribiéndolo que transmite su alegría al lector.
Me gusta especialmente que utilice la “dolencia” de Conrad como hilo conductor de toda la novela, le más empaque que mostrar una simple enumeración de rencillas y peleas. Y deja el terreno abonado para las continuaciones. Os recomiendo este libro encarecidamente, os lo hará pasar muy bien.