Last Exit

Por fin tenemos un nuevo libro de Max Gladstone, tras superar el bloqueo que ha tenido estos últimos años. Además, es una estupenda novela que hará las delicias de los aficionados a la fantasía oscura con toques de terror, con un aire a road movie y una esencia muy americana.

He visto definida en redes sociales Last Exit como fantasía oscura cuántica y me hubiera encantado tener yo esa idea porque me parece una definición que le viene como anillo al dedo y además es un subgénero que suena apasionante. La novela está dividida en dos líneas temporales, con casi los mismos protagonistas pero una separación de 10 años entre ellos.

El comienzo es bastante duro, con pensamientos suicidas de la protagonista que en el pasado cometió un error por el que perdió al amor de su vida y se sigue culpabilizando por ello.

La parte fantástica se basa en la posibilidad de la existencia de mundos alternativos allí donde las cosas no están demasiado definidas o no son conocidas por mucha gente, por ejemplo, la magia es muy difícil de realizar en Nueva York, con esas calles conocidas por todo el mundo, pero si estás en esas enormes carreteras estadounidenses, más cosas son posibles, por estar indefinidas. Y se puede saltar entre mundos y encontrar de todo, desde dinosaurios a robots asesinos. De hecho, uno de los aciertos de la novela es utilizar la tecnología para bajar el nivel de incertidumbre y por lo tanto, protegerse contra la magia.

Los personajes están exquisitamente definidos en ambas líneas temporales, en el pasado asistiremos a su paso a la madurez, primero con esa inconsciencia natural de los jóvenes que se sienten prácticamente inmortales, pero a los que el paso del tiempo va poniendo en su lugar, con nuevas cicatrices y heridas donde antes solo había piel tersa. La presentación de los miembros del grupo es absolutamente magistral, conociendo a cada uno por su relación con los demás, desde la médica que cuida a sus pacientes con tanto cariño como a sus hijos como el mecánico que desmonta los coches pieza por pieza capaz de buscar el mejor camino en cada situación. Además, cada uno de ellos tiene un don que le ayudará en su aventura.

La prosa de Max Gladstone también sirve estupendamente para crear esa atmósfera opresiva de persecución, así como un ambiente pre apocalíptico situado en unos EE.UU. abocados al desastre. Que la figura que persigue a la pandilla sea un cowboy tampoco es baladí así como el uso de coches totalmente mecánicos sin preocuparse mucho por la gasolina. Es una novela muy americana, muy western crepuscular.

He tenido la suerte de disfrutar de la narración de Natalie Naudus, que adapta su voz de una forma maravillosa a la historia, al ambiente y a cada uno de los personajes a los que da vida. El audiolibro supera las 21 horas y no se ha hecho para nada largo, en parte por la propia obra y en parte por el desempeño de Naudus.

Last Exit está destinada a ser una de las novelas del año.

Out of Body

De vez en cuando pruebo algunos libros que se salen de mi zona de confort, a veces acierto y otras no. Out of Body, por su corta duración y por la fama del autor parecía una buena oportunidad para hacer una de estas excursiones mías a zonas desconocidas, pero ha resultado ser un fracaso.

El comienzo del libro tiene una premisa a la vez familiar y algo rocambolesca. El protagonista es testigo de un atraco a mano armada y sufre un golpe en la cabeza, que hace que sea capaz de tener experiencias extra corporales mientras duerme. Es un comienzo sorprendente y que puede dar mucho juego. Además, el libro está escrito con mucho oficio y con una prosa elegante, pero lo que empieza casi siendo una novela costumbrista, con las visitas nocturnas de nuestro bibliotecario cotilleando la vida de sus vecinos da un giro al terror que me dejó totalmente descolocada, además de relatar unas escenas de lo más gore con un desapego y una flema que me sorprendió más todavía, como si presenciar el desmembramiento de una persona fuera algo que a un bibliotecario le pasa día sí, día también (las bibliotecas de EE.UU. deben ser lugares peligrosísimos).

Las explicaciones sobre la “vida nocturna” de las personas que tienen este tipo de experiencias también es curiosa, cuando menos, con la amenaza de una miasma capaz de arrancarte de la vida y de la memoria de quienes te conocieron, pero resulta aún más sorprendente que ante semejante amenaza estos viajeros nocturnos no cesen en su afición, atesorando cada momento de sus noches para alejarse de su vida cotidiana.

Tampoco ayuda mucho a que me guste la novela el hecho de que Owen, el protagonista, tenga una personalidad con el atractivo de una ameba reumatoide. Entiendo que quizá sea necesario para darle un aire más onírico a la experiencia, pero es que le falta sangre en las venas.

Siento no poder recomendar esta obra, para mí fallida.