To Cage a God

Con las lecturas del año pasado me di cuenta de que una parte nada desdeñable de lo leído pertenece al género romantasy, algo que me sorprendió pero que luego, con más reposo, vi que tenía mucho sentido. En la fantasía actual hay mucha tendencia a incluir tramas amorosas, a usar el enemies to lovers y en general, a dar más importancia a las relaciones interpersonales. To Cage a God es un buen ejemplo de esto.

Elizabeth May le da un barniz imperial ruso a su fantasía asemejando su mundo a los últimos años de los zares de Rusia. Es por lo tanto algo previsible parte del desarrollo de la historia, aunque la parte mágica sí que es más original. El poder que ostentan las clases más altas deviene de su relación con los dioses que habitan sus cuerpos, encarcelados de forma hereditaria. Resulta también interesante el paralelismo con la hemofilia de las familias reales de la época, que se refleja también en este mundo fantástico. Somos testigos de la magia y de la crueldad de la emperatriz en el primer capítulo, cuando asistimos a la destrucción de un pueblo entero en un ataque de ira.

Por otra parte, los rebeldes también han llevado a cabo sus experimentos mágicos y han conseguido que dos personas tengan un dios en su interior y puedan ejercer la magia, sin haberlo heredado genéticamente. To Cage a God nos irá mostrando la lucha de poder entre ambos estamentos.

Lo que parece ser muy interesante al principio, pronto se desinfla. Los personajes aparecen muy acartonados, y las relaciones entre ellos son previsibles en exceso. La trama está muy centrada en el palacio y la infiltración que llevan a cabo los rebeldes es, cuando menos, peregrina. La lectora del audiolibro, Sofia Engstrand, hace lo que puede, pero es que el material de partida es bastante pobre. Me temo que hay una acumulación de clichés importante y aunque reconozco que pueden resultar de interés las tramas amorosas, a mí me han dejado bastante fría. Tampoco es que se pueda destacar mucho la prosa de la autora. Es un libro perfectamente prescindible.

Talonsister

¡Qué bien me lo ha pasado leyendo Talonsister! Y mira que al principio me descorazoné un poco al ver que el audiolibro duraba 21 horas, pero la increíble valía del narrador Jot Davies unida un viaje bastante largo ha hecho que me lo haya ventilado en apenas 4 días.

Ya conocía la obra de Jenn Williams con The Ninth Rain, pero la dejé un poco de lado. Y lo mismo tengo que volver a ponerme con ella porque Talonsister es una obra muy redonda, aunque algo lenta en arrancar.

Lo primero que llama la atención de esta novela son los variados puntos de vista que la componen, que parecen no estar destinados a encontrarse nunca pero que nos permiten ir conociendo cómo es el mundo en el que se desarrolla la novela así como sus personajes. Y son unos personajes muy bien construidos, con los que es fácil identificarse y empatizar, a pesar de no ser pilares de la bondad y la virtud, pero es que nadie lo somos.

El mundo está claramente inspirado por el Reino Unido, solo con ver los topónimos que utiliza la autora este hecho es evidente (por lo visto, también tiene un mapa pero como yo lo que he leído es la versión audiolibro, este hecho se me ha escapado).

Quiero poner en relieve la extraordinaria labor de Jot Davies, que no solo insufla de vida los cuatro puntos de vista de la obra, es que a cada personaje, independientemente de su relevancia, le da una voz particular. Y, como he mencionado anteriormente, son 21 horas de audiolibro así que estamos ante una labor titánica (guiño, guiño, codazo, codazo, continuad leyendo para entender la broma). Si sois capaces de escuchar y entender un audiolibro en inglés, os recomiendo encarecidamente esta versión, parece que estás en un teatro.

El mundo que conoceremos en la lectura de Talonsister está habitado por humanos, pero aún queda una sola raza de los titanes que antaño poblaron todas las tierras, y esta raza son los grifos (la cubierta del libro también da un pista sobre esto). Aunque la mayoría del libro se desarrolla en territorio humano y las intrigas políticas y tejemanejes principales son entre humanos, los grifos están presentes y juegan un papel relevante.

Los cuatro personajes de los que hace uso Jen Williams para narrar su historia tienen el protagonismo repartido de forma muy equitativa y aunque puede que haya favoritismos por parte del lector, en ningún momento hay un cambio de personaje que resienta la narración. Ynis es una huérfana humana criada por grifos y nos dará un estupendo ejemplo de sororidad interracial y rito de madurez. Leven es una poderosa heraldo (superguerreros con poderes) que no recuerda su pasado y que no sabe lo que le deparará el futuro una vez relegada del servicio militar. Cillian es una especie de druida que tendrá que abandonar su amado bosque para acompañar a Leven y Kaeto es un espía especial del imperio humano al que asigna una misión especial de oscuro objetivo.

No me gustaría expandirme mucho más en el argumento porque, como digo, las maquinaciones y revelaciones del libro, sobre todo en su parte final, son de comerse las uñas hasta la altura del codo. Baste decir que una vez pasado el tercio inicial de la novela, que puede ser un poquito lento y pausado, todo se desliza por una pendiente de emociones digna del mayor parque de atracciones del mundo. Vamos, que estáis tardando en leerlo.

The Soul Thief

The Soul Thief es la segunda entrega de la trilogía que comenzó titubeante con The Assassin Thief pero que va mejorando paulatinamente.

El libro comienza justo donde quedó la historia en el anterior, con Telium culpable de un acto que puede romper la frágil paz entre reinos y prisionera de los elfos. Pero, en vez de condenarla por sus actos, la reina decida aprovechar sus habilidades mágicas para detener la rebelión.

Madeline Te Whiu equilibra en esta ocasión bastante mejor el peso del romance y de las intrigas en la historia, ya que aunque todos sabemos cómo acabará la relación de la protagonista con Paxium, deja que los avances se vayan cociendo a fuego lento. Además, nos muestra un lado más humano que curiosamente se ve favorecido por la existencia de Paxium. El hecho de que haya de volver a sus orígenes para solicitar ayuda y enfrentarse a los demonios de su pasado le añade más contexto al mundo en general y a su historia personal en particular.

El ritmo puede hacerse pesado en ocasiones porque como digo, la autora no acelera en ningún momento, todo se narra de forma pausada, quizá incluso parsimoniosa.

También la presencia de avatares elevan el contenido mágico de la historia y las explicaciones sobre los poderes de Telium, aunque concisas y que dejan espacio para investigar más, abren nuevas áreas para la especulación.

Quizá lo que menos me ha gustado sea la reiteración de la amenaza del enemigo, pero sin que llegue a hacerse efectiva prácticamente en toda la novela, lo cual deja un poco coja toda la búsqueda de ayuda que llevan a cabo los dos protagonistas.

La narración del audiolibro por Tanya Schneider cumple perfectamente su labor, inculcando emoción en los pasajes que más lo necesitaban y realizando una labor más que correcta a lo largo de las horas de lectura.

El final en cliffhanger que parece casi obligatorio en todos los libros de una serie nos dejará con ganas de saber cómo acaba la historia. No es un libro que vaya a cambiarte la vida, pero sí uno que te dejará buen sabor de boca.

The Assassin Thief

Gracias a los audiolibros descubro autores y obras a los que quizá no daría una oportunidad si no fuera en este formato. En The Assassin Thief me he encontrado una fantasía bastante típica con algunos toques de romance y con un atractivo sistema mágico, todo ello envuelto en la narración de Tanya Schneider que insufla el libro de atractivo.

En esta obra seguiremos los pasos de Telium, una poderosa asesina desterrada del servicio de su reina durante mucho tiempo, que de repente se encontrará con las hadas, los peligros enemigos de su antiguo hogar. Pero parece que lo que le habían contado hasta entonces no corresponde exactamente con la realidad.

Madeline Te Whiu ha escogido para su narración seguir los pasos de Telium en todo momento, aderezando la historia con algunos flashbacks que nos ayudarán a situar el contexto de las acciones de la protagonista. Quizá lo más atractivo del libro sea el sistema mágico que utilizan los ladrones, capaces de apoderarse de la magia y de la fuerza vital de otros seres. Moralmente es algo reprochable, pero en ocasiones es la única manera de sobrevivir. Telium lucha por aplacar sus oscuros deseos, ya que durante un tiempo indeterminado cayó víctima de su influjo y desconoce qué hizo entonces.

Las hadas utilizarán sus poderes para conspirar contra el rey loco que las gobierna, y gran parte del libro se dedica a narrar el viaje hacia territorio feérico con este objetivo en mente. Aunque el trayecto en sí está salpicado de escenas de acción, el ritmo de la historia se resiente durante el desplazamiento, que ocupa la mayor parte de la novela. Los poderes a veces son un poco deus ex machina, pero al ser la primera entrega de una serie tiene algo de sentido que no conozcamos a fondo la intrahistoria. También la tensión sexual va in crescendo, con diversas interrupciones inoportunas como todo buen romance que se precie.

Me ha resultado un tanto chocante que para referirse a las hadas se utilicen los términos male y female, desterrando man y woman por ser referidos a humanos. No sé si es la solución más elegante, la verdad.

En la última parte de la novela sí que se irá despejando la niebla que obnubilaba a Telium sobre las verdaderas intenciones de todos los implicados, dejando el camino expedito para las continuaciones que tendrá la saga.

The Seven Moons of Maali Almeida

Pienso que es bueno salirse de las lecturas más habituales de nombres conocidos para encontrar obras que nunca esperábamos que nos fueran a impactar. Es por esta razón que decidí darle una oportunidad a The Seven Moons of Maali Almeida, esperando una historia con algo de fantasía, pero Shehan Karunatilaka utiliza este recurso solo para mostrarnos la convulsa historia política de Sri Lanka el siglo pasado, sin ahondar mucho en la parte no realista de su historia.

Maali Almeida es un reconocido fotógrafo de guerra que muere en circunstancias que no se aclararán hasta muy avanzado el libro. Según le informan en la ajetreada sala de espera de la muerte, dispone de siete lunas para arreglar sus asuntos pendientes y pasar al más allá. No es muy original el planteamiento, parece un poco la secuela de Ghost aunque sí que me parece divertido las trabas burocráticas que conforman gran parte de las escenas de Maali en la antesala de su futuro definitivo.

Maali no sabe quién le mató si es que lo hicieron, pero sospecha que está relacionado con las fotografías de guerra que ha hecho a lo largo de los años donde expone las corruptelas y la crueldad de aquellos que están en el poder o de los que luchan por arrebatárselo. Afortunadamente, hay unos cuantos párrafos dedicados a explicar la sopa de letras que conforman todas las siglas de las distintas facciones enfrentadas.

Para una total desconocedora de la historia de Sri Lanka como soy, The Seven Moons of Maali Almeida sirve para conocer un poco los tejemanejes de las grandes potencias en la isla, que tras sufrir su pasado colonial tampoco salió muy bien parada tras los acuerdos de 1948. El hecho de tener tan cerca un vecino tan poderoso como India tampoco sirve para su “tranquilidad espiritual”.

Hay otro aspecto que define al protagonista de la obra, su homosexualidad encubierta. Es algo que le define intrínsecamente, pues tener que ocultar su naturaleza le obligará a mantener tan solo relaciones esporádicas con la inestabilidad que conlleva.

La novela está bastante bien escrita y resulta interesante, pero como digo su encuadre en el género fantástico es poco más que casual, por la necesidad de tener un instrumento que le permita relatar los sucesos de su vida pasada. Si en vez de hablar de fantasmas nos refiriéramos a viajes en el tiempo o alguna otra añagaza del estilo, el libro tampoco sufriría demasiados cambios.

En cuanto a la narración en audiolibro, obra de Shivantha Wijesinha, me parece correcta, pero tampoco me ha entusiasmado. Es cierto que el libro se me ha hecho un poco largo aún sabiendo que solo iba a extenderse durante siete lunas, porque mi capacidad de absorber horrores de la guerra tiene cierto límite.