The Assassin Thief

Gracias a los audiolibros descubro autores y obras a los que quizá no daría una oportunidad si no fuera en este formato. En The Assassin Thief me he encontrado una fantasía bastante típica con algunos toques de romance y con un atractivo sistema mágico, todo ello envuelto en la narración de Tanya Schneider que insufla el libro de atractivo.

En esta obra seguiremos los pasos de Telium, una poderosa asesina desterrada del servicio de su reina durante mucho tiempo, que de repente se encontrará con las hadas, los peligros enemigos de su antiguo hogar. Pero parece que lo que le habían contado hasta entonces no corresponde exactamente con la realidad.

Madeline Te Whiu ha escogido para su narración seguir los pasos de Telium en todo momento, aderezando la historia con algunos flashbacks que nos ayudarán a situar el contexto de las acciones de la protagonista. Quizá lo más atractivo del libro sea el sistema mágico que utilizan los ladrones, capaces de apoderarse de la magia y de la fuerza vital de otros seres. Moralmente es algo reprochable, pero en ocasiones es la única manera de sobrevivir. Telium lucha por aplacar sus oscuros deseos, ya que durante un tiempo indeterminado cayó víctima de su influjo y desconoce qué hizo entonces.

Las hadas utilizarán sus poderes para conspirar contra el rey loco que las gobierna, y gran parte del libro se dedica a narrar el viaje hacia territorio feérico con este objetivo en mente. Aunque el trayecto en sí está salpicado de escenas de acción, el ritmo de la historia se resiente durante el desplazamiento, que ocupa la mayor parte de la novela. Los poderes a veces son un poco deus ex machina, pero al ser la primera entrega de una serie tiene algo de sentido que no conozcamos a fondo la intrahistoria. También la tensión sexual va in crescendo, con diversas interrupciones inoportunas como todo buen romance que se precie.

Me ha resultado un tanto chocante que para referirse a las hadas se utilicen los términos male y female, desterrando man y woman por ser referidos a humanos. No sé si es la solución más elegante, la verdad.

En la última parte de la novela sí que se irá despejando la niebla que obnubilaba a Telium sobre las verdaderas intenciones de todos los implicados, dejando el camino expedito para las continuaciones que tendrá la saga.

The Seven Moons of Maali Almeida

Pienso que es bueno salirse de las lecturas más habituales de nombres conocidos para encontrar obras que nunca esperábamos que nos fueran a impactar. Es por esta razón que decidí darle una oportunidad a The Seven Moons of Maali Almeida, esperando una historia con algo de fantasía, pero Shehan Karunatilaka utiliza este recurso solo para mostrarnos la convulsa historia política de Sri Lanka el siglo pasado, sin ahondar mucho en la parte no realista de su historia.

Maali Almeida es un reconocido fotógrafo de guerra que muere en circunstancias que no se aclararán hasta muy avanzado el libro. Según le informan en la ajetreada sala de espera de la muerte, dispone de siete lunas para arreglar sus asuntos pendientes y pasar al más allá. No es muy original el planteamiento, parece un poco la secuela de Ghost aunque sí que me parece divertido las trabas burocráticas que conforman gran parte de las escenas de Maali en la antesala de su futuro definitivo.

Maali no sabe quién le mató si es que lo hicieron, pero sospecha que está relacionado con las fotografías de guerra que ha hecho a lo largo de los años donde expone las corruptelas y la crueldad de aquellos que están en el poder o de los que luchan por arrebatárselo. Afortunadamente, hay unos cuantos párrafos dedicados a explicar la sopa de letras que conforman todas las siglas de las distintas facciones enfrentadas.

Para una total desconocedora de la historia de Sri Lanka como soy, The Seven Moons of Maali Almeida sirve para conocer un poco los tejemanejes de las grandes potencias en la isla, que tras sufrir su pasado colonial tampoco salió muy bien parada tras los acuerdos de 1948. El hecho de tener tan cerca un vecino tan poderoso como India tampoco sirve para su “tranquilidad espiritual”.

Hay otro aspecto que define al protagonista de la obra, su homosexualidad encubierta. Es algo que le define intrínsecamente, pues tener que ocultar su naturaleza le obligará a mantener tan solo relaciones esporádicas con la inestabilidad que conlleva.

La novela está bastante bien escrita y resulta interesante, pero como digo su encuadre en el género fantástico es poco más que casual, por la necesidad de tener un instrumento que le permita relatar los sucesos de su vida pasada. Si en vez de hablar de fantasmas nos refiriéramos a viajes en el tiempo o alguna otra añagaza del estilo, el libro tampoco sufriría demasiados cambios.

En cuanto a la narración en audiolibro, obra de Shivantha Wijesinha, me parece correcta, pero tampoco me ha entusiasmado. Es cierto que el libro se me ha hecho un poco largo aún sabiendo que solo iba a extenderse durante siete lunas, porque mi capacidad de absorber horrores de la guerra tiene cierto límite.