6 preguntas sobre The Long Way to a Small Angry Planet

Bienvenidos a una nueva entrega de 6 preguntas sobre… En esta ocasión nuestro invitado es Jordi Balcells, conocedor del género y traductor técnico, para hablar sobre The Long Way to a Small Angry Planet. Esperamos que con sus respuestas aportemos un nuevo punto de vista a este estupendo libro.

 

Tú mismo has definido la novela así pero, ¿hace falta ciencia ficción buen rollista?
Disfruto cual gochín en cochiquera con la mala leche que destila, por ejemplo, Abercrombie con las desventuras y el destino de sus personajes. Sin embargo, reconozco que es un disfrute sádico y poco sano que tiene más que ver con quitarme el sombrero ante su originalísima maldad y menos con que desee que sus personajes sufran.
Llamadme loco, pero prefiero que la gente que aprecio no sufra. Y es que prácticamente todos los personajes de esta novela son muy riquiños y disfrutas con ellos como si fueran tus amigos. De hecho, cuando lo acabé me quedé con ganas de irme de farra con ellos: eso es buena construcción de personajes.
En este libro, ni las personas ni las especies en general buscan hacer el mal, con unas pocas excepciones. Si bien pueden pasarle cosas malas a gente buena, no es lo esperable ni se juega con la muerte o la tortura para impresionar al lector. La sensación de buen rollo general me recuerda a la saga Vorkosigan de Bujold: ahí también pasan desgracias, a menudo fuera de plano, pero hay empatía y comprensión y, si bien existe la amenaza de armas letales, suele optarse por no matar gente a lo loco.

¿Te sorprende que The Long Way to a Small Angry Planet sea una primera novela?
Da la impresión de ser una novela muy trabajada a lo largo del tiempo, pero no solo en personajes, sino también en trasfondo y en estructura. Si bien la trama no es importante, al ser un road trip sí que hay que planificar bien las paradas a lo largo del camino, qué aprovechas para contar en ellas y cómo sigues desarrollando los personajes. Por una parte tiene el escenario muy claro en la cabeza y por otra, parece que pasó por un buen número de borradores hasta llegar a condensar todo lo que quería contar: no da la sensación de que le sobre nada.

¿Consideras la novela una buena muestra de la diversidad en el género? ¿Crees que esto es una moda pasajera o algo que se va a quedar en la ciencia ficción?
Casi todos los personajes y especies de la historia destilan apertura de miras, empatía y solidaridad. La humanidad está más remezclada y las libertades galácticas están más presentes, aunque aún quedan tabúes a la vista. Aquí nos podemos identificar con todo tipo de personajes: no tienen por qué ser blanquites, ni machotes, ni siquiera humanes. Sexualmente, no nos limita la monogamia ni la orientación ni el binarismo. Ni siquiera hace falta ser orgánicx y hay más respeto por los animales no sapientes. Obviamente, lo socialmente aceptable varía entre una especie y otra, entre una comunidad y otra, pero se respira el respeto a le otre, a le diferente. Y sí, en inglés se usan pronombres neutros y quizá en la traducción se usen ocasionalmente sufijos neutros, como he hecho yo ahora.
La orientación de los premios Hugo en los últimos tiempos ciertamente parece traer buenos presagios. Esperemos que sea algo que viene para quedarse, que la vergüenza mundial de Charlottesville no sea un prólogo de tiempos interesantes.

Los paralelismos de la Wayfarer con Firefly son innegables pero, ¿cuáles crees que son los más destacados? ¿En qué se diferencian?
En Firefly también teníamos una tripulación que hace piña y es casi una familia bien avenida (aunque siempre hay alguien menos simpático) y a la que le coges cariño con mucha facilidad como lector. Por otra parte, el desarrollo de la novela es bastante episódico y las paradas por el camino sirven para conocer más a fondo a los personajes, como también pasaba en esa serie, si bien esto es algo habitual en la TV.
Sin embargo, en la forma, Firefly se parece bastante más a Cowboy Bebop que a The Long Way…: vaqueros en el espacio y cazarrecompensas dentro de un sistema solar cerrado. Hay formas de ir del punto A al punto B a velocidades supralumínicas, con lo cual no nos limitamos a uno o varios sistemas terraformados cercanos entre sí, solo con humanos (y sus creaciones), como sí pasaba en Firefly.
Pero esto va más allá de Firefly. Tenemos una tripulación no exclusivamente humanoide y más exótica incluso que la de Farscape; una inteligencia artificial que gobierna la nave y que es un personaje más, como vimos en Andromeda; un gobierno galáctico multiespecie con sus áreas de influencia por especie, como en los videojuegos Mass Effect. De hecho, The Long Way… viene a ser una mezcla actualizada entre Mass Effect y Firefly.

¿Crees que tendrá buena acogida entre el público español?
Mentes más preparadas que la mía intentan adivinar qué novelas funcionarán o no y raramente aciertan. Es un pasapáginas que te hace destilar endorfinas con una lectura fácil, un trasfondo riquísimo, reflexiones sociales cautivadoras y personajes de lo más achuchables. Creo que triunfará en el boca-oreja y en redes sociales porque nos gusta recomendar cosas que nos hacen sentir bien, cual virus memético que busca reproducirse de mente en mente. Además, lo publica Insólita, una editorial joven con buen gusto y que está pegando fuerte. Espero que funcione, sí.

Como traductor, ¿ves creíble la forma de comunicarse entre las distintas razas alienígenas?
Hay bastante diversidad comunicativa entre especies. Hay quien complementa el habla mediante gestos con tentáculos, hay quien prefiere comunicarse por colores y tiene que ingeniarse un aparato fonador para hablar con otras especies, los gestos como la risa o el asentir con la cabeza no son universales…
Aquí no se dan situaciones de incomprensión por un nuevo contacto y choque cultural, como los que vemos en La mirada extraña de Felicidad Martínez, aunque sí tenemos una nueva especie que, por necesidades del guion, resulta que es muy, pero que muy lista, y aprende el estándar galáctico en dos patás. Curiosamente, me fijé en que la traducción automática (entre idiomas bien conocidos) de los mensajes funciona a la perfección: ya podría haber incluido la autora al menos algún error por ambigüedad que diese lugar a un gracioso malentendido, pero no, se ve que los traductores (orgánicos) en el futuro nos hemos extinguido.

Muchas gracias a Jordi por su ayuda. Y ahora, a buscar a la siguiente víctima colaborador para la sección. Se admiten sugerencias.

5 libros en busca de traducción

Con el tiempo me voy dando cuenta de que algunos de los libros que más disfruto leyendo en inglés y que quiero recomendar por una razón o por otra no ven la luz en castellano. Así que he decidido escribir un poco sobre cinco obras que no solo es que me gusten, si no que también considero interesante su publicación desde un punto de vista editorial.

Promise of Blood de Brian McClellan

Es el primer volumen de la trilogía Powder Mage. Este libro de fantasía está situado en un mundo alternativo que no es pseudomedieval. Con personajes fuertes, con un sistema de magia bien pensado y con intrigas políticas. Muy “sandersoniano”, si me permitís la expresión. Es representante de la tendencia llamada flintlock fantasy, donde se podría enmarcar en cierto modo las aventuras de Wax y Wayne.

Te gustará si: te gusta Brandon Sanderson. Aquí juego sobre seguro.

The Long Way to a Small Angry Planet de Becky Chambers

Es el primer volumen de una serie, pero es perfectamente autoconclusivo. Engañosamente simple, entrelaza las vidas de los variopintos  miembros de una tripulación en un trabajo rutinario como pueda llegar a ser crear túneles de gusano. Con un sentido del humor sutil y efectivo y con un tratamiento normalizante de las relaciones interespecies no necesariamente heterosexuales, su continuación ha sido publicada hace poco.

Te gustará si: disfrutaste con la parte más culebronera de Luna o necesitas una buena infusión de optimismo. También si eres un poco trekkie.

Three parts dead de Max Gladstone

El primer volumen publicado de la Craft Sequence aunque no el primero en la línea temporal. Un autor que consigue hacer apasionante la lectura de un contrato mercantil forzosamente tiene que tener algo especial. La magia que llena este mundo alternativo se basa en ganancias, balances y contraprestaciones, pero a la hora de la verdad los nigromantes son capaces de enfrentarse y vencer a los mismos dioses con un despliegue pirotécnico digno de La fura dels Baus.

Te gustará si: buscas una fantasía que se salga de lo habitual. Además, tiene ya varias entregas publicadas, videojuegos… es un mundo por descubrir.

The Mechanical de Ian Tregillis

Ian Tregillis no es un desconocido en el mercado español, porque ya se tradujo su tríptico de Milkweed. No obstante, en The Mechanical cambia de tono y de contexto histórico para narrar una historia de profunda reflexión sobre el libre albedrío, con resonancias históricas sobre la esclavitud en el nuevo y en el viejo mundo. Sin dejar de lado su tendencia a mostrar la crueldad intrínseca del ser humano. De un tono decididamente más oscuro que las recomendaciones anteriores.

Te gustará si: quieres ciencia ficción que sea algo más que disparos y naves espaciales.

Wolfhound Century de Peter Higgins

Se podría describir como fantasía urbana situada en un mundo alternativo con raíces folclóricas soviéticas, pero es más que eso. Aunque el uso de la magia y su presencia es inquietante, aún lo es más el estado opresor y su vigilancia constante de los ciudadanos. La labor de ambientación del autor es encomiable y los personajes son duros como el diamante.

Te gustará si: te gustó The secret history of Moscow de Ekaterina Sedia o las historias de espionaje.

¿Has leído alguna de estas sugerencias? ¿Tienes algún otro libro que te gustaría ver traducido?

The Long Way to a Small, Angry Planet

smallangryCreo que hace falta algo de optimismo en mis lecturas. Con esa idea en mente, me dispuse a adentrarme en The Long Way to a Small, Angry Planet una obra recomendada por mi buen amigo @mertonio.

Esta es una novela coral. La narración se desarrolla durante el viaje de una nave “tuneladora” a un destino inquietante. Este viaje es así de largo para dar oportunidad a la autora de explayarse en la descripción de los variopintos personajes que conforman la ecléctica tripulación de la Wayfarer.

El libro es sin duda deudor de una serie fundamental en la ciencia ficción como es Star Trek. Los paralelismos de la Federación de Planetas Unidos y la unión planetaria de Becky Chambers son tan evidentes como comprensibles. No obstante, estas similitudes no suponen un impedimento para el disfrute total de la lectura.

Y es que lo que enamora de este libro son los personajes. Mira que los alienígenas son extraños, pero es que los humanos  no les van a la zaga en cuanto a “particularidades”. Chambers aprovecha cada parada del viaje y cada situación para ir añadiendo datos del pasado de los miembros enrolados en la nave. ¡Y qué pasado! Nadie está libre de culpa o de problemas y las desgracias ocurren, pero siempre se encuentra el camino hacia delante. A esto me refería con el optimismo en la ciencia ficción, tal vez un poco pulp, pero no por ello menos adorable.

Las razas extraterrestres también son curiosas. Bien es cierto que existe cierto antropomorfismo en su definición, algo que la propia autora justifica en uno de los capítulos (una lectura muy interesante sobre la posible existencia de naves seminales) pero luego las diferencias son palpables (en el sentido literal de la palabra). Me encanta la forma en que Chambers expone las relaciones interespecies, la exposición de los géneros como no binarios y, en definitiva, el amor que emana de la lectura.

Si nos ponemos a buscar algún defecto, es bastante previsible el derrotero que tomarán las aventuras de la Wayfarer, pero no me parece importante, porque hemos disfrutado del viaje como se merece.