Últimamente no hago más que tropezarme con novelas o historias que se basan de una forma u otra en el mundo de los sueños. No sé si hay una conspiración secreta entre los autores de género fantástico para crear el dreampunk. Deben creer, no sé, que hay que poner remedio a la escasez de etiquetas que caracteriza a la literatura fantástica y, je, como el ciberpunk ya estaba inventado pues se cambia el ciberespacio por el mundo de los sueños y ¡voilà! La combinación perfecta entre ciencia ficción y fantasía. Ja. En sus sueños.
Reconozco que el párrafo anterior es algo engañoso. Puede sugerir una crítica negativa a este tipo de historias, cuando nada más lejos de mi intención. Ya veréis, cuando dentro de un momento hable de El Fin de los Sueños, el libro de José Antonio Cotrina y Gabriella Campbell que motiva esta reseña, que mi valoración del mismo es francamente positiva a pesar de algunas reservas muy concretas. Pero no puedo evitar que me llame la atención esta agrupación temática en un tiempo tan limitado: además del presente título, en estos últimos meses he leído los dos volúmenes de Guardianes de Sueños de Ricard Ruiz Garzón y Álex Hinojo —podéis leer mi reseña del primero aquí y no tardaré en escribir la del segundo, mucho más interesante a mi entender— y el título más reciente, el muy recomendable La Parte del Ángel de Santiago García Albás (la tercera de sus Cybersiones publicadas en Sportula). Con la excepción de La Parte del Ángel, el más original de todos ellos, el resto hacen un uso similar de la imaginería onírica y casi podría decirse que plantean un recorrido desde la literatura más fantástica e infantil (en Guardianes de Sueños) hasta la ciencia ficción más adulta (en García Albás). El Fin de los Sueños se situa a medio camino de ambos, tanto en términos del público al que va dirigido (juvenil) como en el uso de los recursos de la fantasía y la ciencia ficción. Es interesante leerlos todos y comparar. Continuar leyendo “El fin de los sueños, de José Antonio Cotrina y Gabriella Campbell: Here comes dreampunk!”

De Joe Abercrombie he leído sus primeras tres novelas (la trilogía de La Primera Ley, protagonistas de esta especie de reseña) y la última (la novela juvenil Half a King, reseñada recientemente por mi compañero Elías, que realiza una valoración diametralmente opuesta a la que yo haría). A lo largo de su recorrido como autor entre estos dos puntos y, según oigo, en el resto de su obra, el autor británico demuestra una gran versatilidad y la capacidad de observar su propia obra y aprender de lo que ha hecho. Su leit-motiv parece ser no repetirse, a pesar de lo cual ha conseguido crear una obra con una gran consistencia interna (con la excepción de Half a King, todas sus novelas transcurren en un mismo mundo secundario y comparten algunos personajes). Se le ha considerado uno de los principales adalides del Grimdark, ese movimiento de la fantasía épica interesado en explorar el género a través del realismo y la verosimilitud, en el sentido de huir de maniqueismos y tratar de imaginar la suciedad, la violencia y la amoralidad que la fantasía heroíca a menudo ha rechazado. El propio Abercrombie trató de explicar 

En el momento de escribir estas líneas, a 19 de mayo de 2014, si me preguntan cual es el mejor libro que he leído durante el año no me cabe duda alguna de la respuesta: James Tiptree Jr., the Double Life of Alice B. Sheldon, de Julie Phillips. En este libro, ganador del Premio Nacional de la Crítica de los EE.UU. de 2006 en la categoría de biografía, Phillips explica la vida de una de las figuras más enigmáticas de la historia de la ciencia ficción, además de una de las principales autoras de relatos del género y, para muchos, del conjunto de la literatura. Durante veinte años, hasta su muerte, Alice B. Sheldon escribió usando el seudónimo de James Tiptree Jr. y durante la mitad de este período se hizo pasar por hombre ante prácticamente todas las (numerosas) amistades que mantuvo por correspondencia. En medio construyó una de las carreras más sólidas de la ciencia ficción y vivió una vida, incluyendo la sexualidad, llena de complejidades y contradicciones. Phillips la explica con la habilidad de hacer del libro un diálogo con la vida del propio lector y lo convierte en una de las lecturas más sugerentes y estimulantes que he leído en mucho tiempo.
