Galactic Empires

He tardado muchísimo en terminar de leer Galactic Empires, no por falta de interés, si no por el tamaño desmesurado de la recopilación. Algunos relatos ya los había leído, pero la mayoría no.

“Winning Peace” de Paul J. McAuley

Una historia algo tópica para dar comienzo a la antología, sobre cómo intentar recuperar un antiguo objeto valioso sin arriesgar la propia vida, utilizando esclavo.

“Night’s Slow Poison” de Ann Leckie

Pequeña historia situada en el universo de Ancillary Justice, sobre el exceso de confianza en las situaciones de poder. Como historia de espías no es muy recordable.

“All the Painted Stars” de Gwendolyn Clare

Relato sobre la posibilidad de adaptación a una nueva tarea cuando se está tan identificado con el trabajo anterior que casi casi define tu personalidad. Me ha gustado.

“Firstborn” de Brandon Sanderson

Este cuento es muy inocente, demasiado. Las aspiraciones de un “hermano menor” que nunca es capaz de alcanzar las cuotas de su antecesor y cosecha fracaso tras fracaso. Esconde una lección moral, pero es poco creíble.

“Riding the Crocodile” de Greg Egan

Con el asombroso escenario que nos suele regalar Egan, asistimos a una historia de búsqueda de nuevos objetivos para luchar contra el aburrimiento, toda vez que la vida se ha convertido en una repetición de hechos totalmente previsible.

“The Lost Princess Man” de John Barnes

Engaños envueltos en engaños, lo que en un principio pudiera parecer un relato medieval se transforma en una operación a gran escala. Divertido y sorprendente, merece la pena.

“The Waiting Stars” de Aliette de Bodard

Una de las primeras obras que leí de Aliette de Bodard y una excelente muestra de lo que puede dar de sí el Universo de Xuya.

“Alien Archeology” de Neal Asher

Un relato relacionado con la trilogía Transformation que me sirvió de puerta de entrada a la obra de Neal Asher. Vemos una historia de Penny Royale antes de que se desarrollen los acontencimientos de Dark Intelligence y sus continuaciones. Anecdóticamente es llamativo, pero no sé si su lectura sería completa sin conocer el resto de la historia.

“The Muse of Empires Lost” de Paul Berger

Mezcla entre space opera y cuento de control mental, con aspectos biológicos así como tecnológicos, curioso relato sobre una civilización perdida.

“Ghostweight” de Yoon Ha Lee

Esta es la historia de una venganza llevada hasta extremos insospechados, pero también lo es de las traciones que más duelen, que son las que nos hacemos a nosotros mismos.

Lo primero que llama la atención poderosamente en la prosa de este escritor es la cadencia pausada de las frases, aún las utilizadas para describir actos atroces. Las raíces coreanas del autor se hacen patentes en el uso de animales, tapices y símbolos como abstracciones para las interfaces de uso de las armas. También se aprecian pequeños toques matemáticos y computacionales para aderezar el relato. En conjunto, el resultado es muy bueno.

“A Cold Heart” de Tobias S. Buckell

Con un original uso de la segunda persona para narrar la historia y un curioso trasfondo de satrapías espaciales, el autor caribeño nos embarca en una aventura ágil aunque previsible que deja un buen sabor de boca.

“The Colonel Returns to the Stars” de Robert Silverberg

Cuando has dedicado toda tu vida a un trabajo en concreto, cuando llega el retiro hay veces en que es imposible sustraerse a la fuerza de la costumbre. Un relato entretenido pero que deja poco poso.

“The Impossibles” de Kristine Kathryn Rusch

Situado en el universo de The Disappeared en esta ocasión la autora se centra más en los entresijos legales de los casos en los que se ven inmersos varias especies alienígenas. Divertido y con un toque de profundidad que me ha gustado.

“Utriusque Cosmi” de Robert Charles Wilson

Especies en busca de la trascendencia que dedican su existencia a recoger a otro seres en peligro de extinción y embarcados en una lucha constante contra un enemigo incognoscible. Complejo relato en el que el punto de vista humano nos ayuda a comprender parte de la historia.

“Section Seven” de John G. Hemry

Aventuras de una sección secreta encargada del trabajo sucio del Imperio, me gusta cómo trata los temas de la estandarización y la normalización, algo muy importante en el mundo de la ingeniería.

“The Invisible Empire of Ascending Light” de Ken Scholes

Una aproximación diferente al tema de la divinidad y su continuidad en el poder. Bastante apreciable.

“The Man with the Golden Balloon” de Robert Reed

En la línea de los relatos de Robert Reed, se tratan escalas de tiempo increíblemente grandes. Y sin embargo, contrasta con la historia narrada, que es casi una fábula local.

“Looking Through Lace” de Ruth Nestvold

Me ha entretenido mucho este acercamiento al estudio de la lingüística de mundos desconocidos, pero en cierta manera comprensibles. Aunque los giros finales son previsibles, como es previsible la mezquindad humana, no deja de ser una aproximación distinta y por lo tanto apreciable.

“A Letter from the Emperor” de Steve Rasnic Tem

Las dificultades de comunicación en un imperio enormemente grande y los huecos que se producen en esta situación dan lugar a una historia íntima y tierna.

“The Wayfarer’s Advice” de Melinda M. Snodgrass

Bastante previsible esta historia de amor que fue supedita al deber y al que la casualidad da una nueva posibilidad, aunque breve.

“Seven Years from Home” de Naomi Novik

Muy chulo este relato contra el colonialismo, con una tecnología biológica respetuosa con el medio ambiente que me ha maravillado.

“Verthandi’s Ring” de Ian McDonald

De gran escala temporal y poder lírico, es un gran final para una antología un tanto irregular.

Esta recopilación de Neil Clarke, parte de una definición un tanto laxa de imperio galáctico para dar cabida a muchos relatos. Aunque se me haya hecho larga, no puedo negar su interés.

Last Year

Uno de los recursos más utilizados de la ciencia ficción son los viajes en el tiempo. Es por esto que resulta difícil innovar en este campo, porque parece que ya está todo dicho. Y sin embargo, la premisa en la que se basa Last Year me pareció interesante desde un principio. El libro es la respuesta a una pregunta básica: ¿cómo rentabilizar económicamente los viajes al pasado?

Está claro que si los viajes fueran a nuestro propio pasado bastaría con llevarse una lista con los resultados de las quinielas o de cualquier otro sorteo de azar y dejarnos una buena herencia. Pero Wilson no cae en esta trampa de paradojas, sus viajes en el tiempo son a realidades alternativas, lo suficientemente parecidas a nuestro pasado como para ser reconocibles pero no tanto como para no verse afectadas por la misma llegada de los cronoviajeros.

La premisa, por tanto, es la explotación de los recursos naturales de este otro mundo, mediante una de las fuerzas impulsoras de la economía, el turismo. Aprovechando los avances tecnológicos del presente, un empresario no especialmente escrupuloso crea un resort para los ricos de la época en los que se dejan ver las maravillas del futuro, tales como naves voladoras o smartphones.

Esta idea, que podría haber dado mucho juego se queda en nada cuando la narración avanza por otros derroteros. Asistimos a la relación entre una empleada de este centro turístico venido del futuro y un contratado del pasado que han de formar equipo para investigar un entramado de contrabando de objetos futuristas. A partir de aquí la historia avanza a base de coincidencias, algo que me molesta mucho al leer. No sé si Wilson podría haber planteado de otra manera la resolución de los enigmas que se van encontrando la pareja de investigadores, pero el camino hasta el final de la novela está asfaltado con más y más casualidades que restan credibilidad a la novela.

Algunas de las divagaciones filosóficas sobre las consecuencias morales de los viajes en el tiempo podrían ser interesantes si se hubieran explorado más,  pero Wilson acaba enredándose en una historia de venganza que no dejará bien parados a ninguno de los afectados.

Last Year ha sido una lectura decepcionante, peor que The Affinities.

The affinities

affinitiesDecían del Cid “¡Qué buen vasallo si tuviese buen señor!” y me parece una analogía muy acertada compararlo con el autor Robert Charles Wilson. Y es que Wilson tiene ideas espectaculares, pero que acaban fallando en la ejecución, en su propia maña como escritor.

La premisa en la que se basa The affinities no puede ser más actual. En un mundo en el que la soledad del individuo es habitual, donde cada vez es más difícil encontrar un sitio en el que “encajar”, una nueva teoría sociológica permite establecer afinidades. De este modo, gracias a unos test y unas pruebas de ADN una empresa es capaz de ponerte en contacto con grupos de personas afines a tus gustos. Puede parecer un servicio de citas elevado a la enésima potencia, y esa es una de las principales críticas que se le hacen al servicio al comienzo del libro, pero acaba siendo mucho más.

El protagonista, Adam Fisk, es un estadounidense que estudia Diseño Gráfico en Canadá. Nunca se ha sentido muy unido a su familia, con un padre autoritario, un hermano siempre perfecto, una madrastra y un hermanastro algo especial. Quizá la única persona a la que quería era su abuela, con la que tenía una muy buena relación. Por ese sentimiento de no pertenencia a ningún lugar en particular decide hacerse el test de afinidad, y así descubrirá lo que para él puede ser el paraíso.

Wilson utiliza muy acertadamente esa tan humana necesidad de pertenencia y es algo que explora a lo largo del libro. En ese aspecto, The affinities es pura especulación sociológica y resulta muy atractivo.

Sin embargo, la narración no me acaba de convencer. El tono frío del protagonista se torna casi gélido en ocasiones, incluso cuando está con los demás miembros de su grupo. Resulta muy difícil empatizar con alguien así, que parece tan elitista y que llega a despreciar a todo aquel que no forma parte de su afinidad.

También me hubiera gustado que la historia se hubiera centrado menos en Adam y hubiera ampliado el enfoque para ver un escenario más amplio, donde se vieran las interacciones con las demás afinidades y la situación general en el mundo, de la que solo tenemos atisbos y que se acerca inexorablemente a la catástrofe. O por lo menos que hubiera descrito algo más las afinidades, porque solo vemos como son los Tau y un atisbo de los Het, las demás clasificaciones no pasan de ser un concepto borroso definido por letras del alfabeto fenicio.

Aunque mi mayor pega es la utilización algo chapucera de ciertos recursos para elevar la tensión, como la repetición de frases del estilo “esto fue 3 horas antes del apagón” o “pero en dos horas vendría el apagón y lo cambiaría todo”. No resulta muy sorprendente cuando finalmente llega el tan cacareado apagón, ¿verdad?

Me gusta mucho la exposición de los problemas que tiene la empresa que comercializa los test de afinidades y cobra una cuota anual por la permanencia porque me parece muy real. Los problemas con la  propiedad intelectual están a la orden del día y resulta imposible ponerle puertas al campo, aunque algunos sigan intentándolo.

En definitiva, The affinities es excelente en el apartado de las ideas en las que se basa pero falla en la ejecución, lo que es una lástima porque podríamos estar hablando de uno de los libros del año.

Spin, con opciones de convertirse en una serie de TV

170px-Spin(1stEd)Se ha anunciado que el libro Spin de Robert Charles Wilson ha sido seleccionado para ser la base de una serie de televisión.

La novela, ganadora del premio Hugo en el 2006, parte de una premisa sorprendente. De repente la Tierra es cubierta por una membrana y el tiempo se ralentiza. Por cada segundo que pasa dentro de la membrana, pasan casi cuatro años fuera. Imaginaos cuánto juego puede dar esto.

Los productores serán Rob Morrow y Leslie Urdang pero todavía no se sabe qué cadena respaldará el proyecto.

Humble Bundle

Hoy es el día de los packs y de pagar lo que quieras por los libros. Esta mañana os hablábamos de esta oferta, pero es que ahora viene una mucho mejor.

Si sigues este enlace, podrás ver detalles de los libros ofertados. Son los siguientes:

  • Shards of honor, Lois McMaster Bujold
  • Spin, Robert Charles Wilson
  • Boneshaker, Cherie Priest
  • Little Brother, Cory Doctorow
  • The last unicorn, Peter S. Beagle
  • Just a geek, Will Weaton

He leído casi todos menos Boneshaker y Just a Geek y son muy recomendables. Piensa un precio y ¡hazte con ellos!