Hay una fina línea que separa, al menos en mi mente, el romantasy más fantástico del romance paranormal más tipo Corín Tellado. Natania Barron navega esta frontera imaginaria con estilo y aunque el comienzo de The Viscount St. Albans parecía más centrado en el amor, luego va cobrando fuerza la intriga y la lucha de poderes entre distintas facciones, lo cual es más de mi agrado.
Ha pasado algo de tiempo desde los hechos acontecidos en Netherford Hall y la historia se centrará en la maldición vampírica que ha caído sobre Viola y su aparentemente imposible relación con Silas el vizconde del título. El foco de esta segunda novela deja a Edith y Poppy en un segundo plano, aunque sus apariciones siguen siendo relevantes. Es un paso de testigo muy bien llevado por la autora, que además nos va presentando nuevos personajes que, sin duda, protagonizarán la siguiente entrega de la saga. ¡Vampiros! ¡Hombres lobo! ¡Hadas!
La ambientación en la época de la Regencia está muy bien conseguida, con ese estilo que se podría llamar fantasía costumbrista pero que otras personas me han definido, de manera muy acertada, como fantasía de tacitas. El proceso de conversión a vampiresa resulta ser todo un quebradero de cabeza ya que el conocimiento que pudiera haber al respecto se ha perdido por el camino. Esto deja el camino expedito para que Barron conjure nuevas ideas y dirija la trama hacia donde más le interesa, con algunas revelaciones inesperadas pero no por ello menos oportunas en el desarrollo de la historia. Es un libro que trata sobre los cambios, los buscados y los impuestos, y sobre cómo sobrellevarlos de la manera más adecuada posible. También es una novela sobre la amistad y el aprecio a la familia encontrada sin contraponerlo con las relaciones con la familia sanguínea.
No me cabe duda que la presencia de Roland de Grateloup, el vividor hijo de la High Witch tendrá un papel mucho más relevante en las siguientes entregas, porque lo cierto es que roba cada escena en la que aparece.
De nuevo nos encontramos ante una novela de lectura agradable, que no viene a revolucionar el género pero que te hace pasar un buen rato.