Play of Shadows

Sebastien de Castell es un autor que había entrado y salido de mi radar en varias ocasiones pero al que no había leído todavía, por lo que Play of Shadows, una novela nueva situada en un universo donde ya había desarrollado toda una saga parecía una oportunidad estupenda para darle un tiento a su escritura. Si me gustaba, había más material del que tirar y si no, pues no pasaba nada. Es por esto también que puedo asegurar que Play of Shadows se puede leer perfectamente sin conocer las otras entregas, aunque aparezcan algunos personajes que son famosos por razones desconocidas para el neófito.

La idea de la que parte es muy atractiva, ya que un joven que huye de un duelo en el que no tiene ninguna posibilidad de victoria solicita una especie de derecho de acogida, pero en vez de en una iglesia en un teatro, por que la ley impide que los actores puedan luchar. Tras una serie de casualidades, consigue su objetivo y le veremos un año después ya totalmente integrado en la compañía de actores. Otra característica muy curiosa de este mundo es que algunos actores son poseídos por los espíritus de los protagonistas de los hechos históricos que representan en el escenario, dotando a la obra de mucha más credibilidad e intriga. O al menos, eso es lo que se dice, porque ya hace mucho tiempo que no parece ser muy cierta esta afirmación. El mundo tras las tramoyas es muy divertido y el comienzo de la novela es entretenidísimo, sobre todo por la impresionante capacidad interpretativa del lector de audiolibro, Joe Jameson , que realmente se pone en el papel de cada farsante y timador que pasa por las páginas de la novela.

Por desgracia, el resto de la novela no llega a ser tan atractiva. La idea de descubrir una conspiración en el presente gracias a los sucesos acontecidos en el pasado y mezclar las dos líneas temporales como imágenes superpuestas me parece bastante atractiva, pero ciertamente limitante, ya que solo podemos ver del pasado el punto de vista del espíritu que posee al actor, dando lugar a una percepción solipsista y engañosa. El libro se alarga, creo que innecesariamente, en estos juegos de sombras (guiño, guiño, codazo, codazo) del pasado para intentar encontrar las raíces de la conspiración, pero la resolución me parece un tanto burda.

Los personajes principales están muy bien definidos, pero en la segunda fila de los secundarios creo que el autor se ha esforzado menos o al menos no ha conseguido que sean tan perfectamente distinguibles. La mayoría de los actores de la compañía, salvo honrosas excepciones, son un conjunto en el que cuesta discernir la individualidad. Se podría decir que estos figurantes tienen líneas de diálogo olvidables. Es posible que en las siguientes entregas de la serie este error se subsane, si de Castell va dando más importancia a otros personajes para dotar de más profundidad al mundo.

Play of Shadows me parece un libro entretenido, con un comienzo más fulgurante que lo que acaba ofreciendo al final, así que no ha conseguido dirimir mi duda sobre si seguir con el autor o no. Ya se verá en un futuro.

Jo Fletcher Books publicará Paved with Good Intentions de Peter McLean

Se ha anunciado la adquisición de los derechos de Paved with Good Intentions de Peter McLean, una novela única situada en el mundo de la tetralogía War of the Rose Throne. La fecha estimada de publicación es 2025. Hay muy pocos datos sobre la novela, pero al parecer estará situada justo después de la finalización del último libro y la protagonista será Eline, que ha sido forzada a trabajar para los Hombres del Rey.

Priest of Crowns

Con Priest of Crowns llega el final de la tetralogía War for the Rose Throne, planteada inicialmente como trilogía. Como ya dijo Peter McLean en su momento, la historia que inicialmente tenía planeada como tres novelas se desbordó hacia el final y tuvo que escribir otro libro para terminarlo todo bien. Creo que fue una decisión acertada, porque este cierre de la saga lo deja todo cerrado y bien cerrado y alcanza unos niveles de dramatismo a los que quizá no habría llegado en una resolución más apresurada.

Seguimos con el punto de vista Thomas Piety, un narrador que tiene una voz muy personal y atractiva, aunque me temo que en ocasiones abusa de las muletillas y puede llegar a resultar un poco cargante (no he leído en toda mi vida “And no mistake” y “And that was that” tantas veces juntas). En esta entrega asistiremos a su ascenso cada vez más acelerado en el entramado político del reino, pero creo que el autor deja muy a las claras el precio que hay que pagar cuando se alcanza el poder.

Me gusta especialmente el tratamiento de la magia de este universo, el “cunning” como algo poderoso pero devastador, que siempre tiene consecuencias negativas para quien lo usa. Además, el hecho de mezclarlo un poco con la ciencia nos da una idea de lo que puede suponer una revolución industrial en el arte de la guerra. En este sentido se trata de un elemento que proporciona el necesario desequilibrio entre las fuerzas enfrentadas para una resolución “menos sangrienta”.

Creo que el autor ha hecho hincapié muy acertadamente en el aspecto emocional del libro, ya que se trataba del final de una saga de volúmenes no especialmente cortos, de forma que se ha ido desarrollando una relación empática entre el lector y los personajes. En especial los últimos capítulos son para leer con el corazón en un puño.

Priest of Crowns no pasará a los anales de la fantasía como un libro original, ya que se utilizan las intrigas políticas como armazón para sostener la historia y el uso del trastorno de estrés post traumático para veteranos de guerra es algo que hemos visto en innumerables ocasiones. Pero no por ello se puede dejar de recomendar una serie severa y pragmática que merece el reconocimiento del público.

Priest of Gallows

Sigo con cierto interés la serie de Peter McLean War for the Rose Throne, que, ilusa de mí, pensaba que era una trilogía. Pero tras leer la tercera entrega me ha quedado claro que no es así y ya veremos si la historia acaba con el siguiente libro.

El narrador sigue siendo el mismo Tomas Piety al que conocimos cuando volvía de la guerra, pero que ahora ha ido escalando socialmente hasta llegar a un puesto inimaginable con sus humildes orígenes. Sin embargo, estos cambios no han sido necesariamente para mejor, ya que como se verá a lo largo del libro el poder y la corrupción van siempre de la mano y eso es algo que no se puede evitar.

De nuevo cambiamos de escenario, esta vez casi todo el libro ocurre en la capital del reino, donde se acumula todo el poder y también prácticamente la mayoría de las conspiraciones. El detonador de la historia será la muerte de la reina, que aunque se está manteniendo en secreto pronto se tendrá que hacer pública, por lo que todos los miembros de los Hombres de la Reina, una policía secreta a la que Tomas pertenece, deberán recibir instrucciones en la propia ciudad.

La presencia de la magia es casi testimonial en la novela, aunque tiene su importancia sobre todo en el clímax final, siendo esta más una historia de purgas y luchas por el poder que de fantasía clásica. Desde el principio el autor se encarga de quitarnos el velo de glamour que las labores de espionaje pudieran tener para nosotros, deviniendo en una constante de violencia y terror, de imponer el plan de ruta marcado por la Eminencia Gris de la organización para “mantener el status quo” mientras en realidad no hace si no consolidar su propio poder. En ningún momento podemos engañarnos y pensar que Tomas es buena persona, pero sí que tenía cierta brújula moral con la que afrontaba las situaciones que ahora parece totalmente inexistente.

El tono de la novela y el vocabulario usado se ajusta perfectamente a como nos imaginaríamos que hablara una persona sin estudios que ha aprendido en la “Universidad de la vida”, aunque no se puede negar que la astucia del protagonista y su experiencia le permiten salir de ciertas situaciones que podrían haberse convertido en trampas mortales. Se trata de un libro oscuro y pesimista, que se podría incluso considerar de transición ya que no se habla nada de la guerra en ciernes que parecía inminente en la conclusión de Priest of Bones, pero que resulta satisfactorio tanto en su desarrollo como en su ejecución.

Esperemos que Priest of Crowns, previsto para el año que viene, consiga mantener el nivel.