Armada

armadaUn ejercicio vacío de sentimentalismo nostálgico. Así se podría resumir Armada, el nuevo libro de  Ernest Cline.

Ernest Cline tuvo un éxito abrumador con su primera novela, Ready Player One. Supo cómo manejar todos los hilos de una generación que creció con videojuegos y películas y que ahora añora ese entretenimiento fácil que tantas horas de diversión nos proporcionó. Tanto fue su éxito que la película basada en esa novela está prevista para el 2017, dirigida por Steven Spielberg.

Buscando quizá el mismo efecto, Armada se basa en el sueño de todo jugador. Una agencia secreta ha estado entrenando a través de simuladores de vuelo y de guerra la que será única defensa contra una invasión extraterrestre. El protagonista de la historia, Zack, es un adolescente, el sexto mejor jugador del ranking mundial que será llamado a filas con urgencia para repeler la invasión alienígena.

Si esto os suena a peli ochentera cutre no os quepa duda, tenéis razón. Aderezamos con un padre desaparecido al que no conoció pero al que idolatra y algún que otro cliché más, y tenemos un batiburrillo con pocos visos de solución. Pero es que además Cline nos toma por tontos, ya que desde el principio de la novela el único que se plantea la situación como algo extraña (unos alienígenas que en vez de volatilizarnos con su tecnología avanzada permiten que vayamos adquiriendo conocimientos para poder enfrentarnos a ellos) es un muchacho que no tiene 20 años. ¡Bien por todas las agencias secretas, científicos y conspiranoicos del mundo!

De este modo, lo único que puedo recomendar del libro es su banda sonora. Por lo demás, manteneos alejados de él. Eso que os ahorraréis.