The Bezzle

En esta segunda entrega de la saga Martin Hench, Cory Doctorow se lanza totalmente al thriller financiero dejando de lado la escasa, casi inexistente ciencia ficción de la entrega anterior. Y creo que es algo que le sienta bien al libro, porque resulta todavía más aterrador el hecho de que los hechos ocurran en el pasado y que la pesadilla en la que se ven envueltos Martin y su amigo sea tan verosímil como aterradora.

La principal víctima del agudo bisturí de Doctorow en esta novela es el sistema penitenciario estadounidense, vendido al mejor postor para aliviar las arcas de los estados, cuando en realidad gracias a la ingeniería financiera y a una absoluta falta de escrúpulos, los presos sufren hasta desnutrición y los costes se disparan, convirtiendo su vida en un infierno en la tierra en el que les exprimen hasta el último centavo para poder ponerse en contacto con sus familias. Es un tema recurrente en la ciencia ficción especulativa de futuro cercano, como Past Crimes.

Lo que no me ha gustado tanto es la apología del uso recreativo de las drogas que también transpira todo el libro, con la cocaína gastándose más rápido que la leche de fórmula en una maternidad y el ácido como la única salida de escape para los presos.

Ahora bien, The Bezzle me parece una lectura IMPRESCINDIBLE para tener algo de cultura sobre los desvaríos financieros a los que nos vemos sometidos bien por las autoridades, bien por los poderes fácticos. Y resulta también aleccionador comprender que muchas de las víctimas de los timos internacionales incluso pueden saber que es un timo, pero se creen más inteligentes que el sistema y pretenden beneficiarse de él. Pero, como ya deberíamos saber, la banca siempre gana, sobre todo cuando las cartas están marcadas y las reglas pueden cambiar en cualquier momento.

Se trata de una lectura muy rápida, no llega a las 250 páginas, pero muy entretenida y sobre todo aleccionadora. Todos sabemos de qué pie cojea Cory Doctorow, pero eso no es óbice para que también sea un estupendo divulgador muy didáctico. Con cada libro suyo se acaban aprendiendo cosas.

The Lost Cause

Creo que este libro se ha hecho más conocido por la campaña de mecenazgo que Cory Doctorow ha llevado a cabo para costear la producción del audiolibro, esquivando el monopolio de Audible. Tras leer The Lost Cause, he de admitir que siento cierta fatiga del buenrollismo del autor, que ojalá tuviera razón en sus extrapolaciones optimistas del futuro.

The Lost Cause está situado treinta años en el futuro, en la ciudad de Burbank, como ejemplo de lugar donde se ha llegado a un acuerdo sobre la lucha contra el cambio climático y otros temas de calado social, pero donde un recalcitrante sector de la población continúa con sus ideas reaccionarias. Lo más terrible de la extrapolación que nos ofrece el autor es que ese sector que reclama su modo de vida actual seremos nosotros en un futuro (salvando las distancias en cuanto a posesión de armas y proyectos terroristas). Se dice que conforme se va acomodando la población tiende a tener una visión más conservadora y Doctorow nos muestra este conflicto intergeneracional en toda su crudeza.

La lucha contra el cambio climático provoca oleadas de refugiados que huyen de zonas catastróficas bien por los incendios, las inundaciones o un conjunto de variados factores. Mientras que los más jóvenes de las ciudades que aún pueden recibir población se organizan para estas acciones humanitarias, la vieja guardia ve peligrar su modo de vida y está dispuesta a todo con tal de seguir embarcados en su bote salvavidas mientras los demás perecen ahogados.

Cory Doctorow no es nada sutil en su planteamiento, incluso se podría decir que está adoctrinando a la audiencia. Creo que se encuentra en las antípodas del pensamiento de Neal Stephenson, por ejemplo, enfrentando el individualismo exacerbado de los protagonistas del creador de Snowcrash con el cooperativismo del canadiense. Y a veces este optimismo tan exagerado cambia, porque es muy difícil admitir que se pueda conseguir el cambio y la revolución de un sistema solo a base de desobediencia civil.

El libro, por otro lado, tiene cierto toque juvenil que no me convence del todo tampoco. El protagonista es un joven de 19 años que recibe en herencia la casa de su abuelo que le crió pero con el que tuvo sus más y sus menos precisamente por estas ideas políticas enfrentadas. Teniendo todo a favor para mantener una actitud inmovilista, se decanta por el activismo para ayudar a los demás. Ojalá todos fuéramos así, pero es difícil de creer, la verdad.

Creo que The Lost Cause es un ejercicio bienintencionado de proyección futura, pero también creo que se queda bastante corto y resulta poco realista.

Red Team Blues

La última novela de Cory Doctorow es una historia fácil y algo ingenua que nos da un pequeño barniz sobre temas de seguridad informática y la constante lucha entre el equipo que defiende sus redes e información (el azul) y el que las ataca para conseguir algún beneficio (el rojo).

Me gusta destacar el hecho de que el protagonista sea una persona de 67 años que aunque ya está pensando en el retiro en realidad se da cuenta de que con toda la experiencia que tiene acumulada en su campo les da sopas con hondas a muchísimos jóvenes tiburones. Como último favor a un amigo multimillonario deberá investigar el robo de una claves sobre las que se sustenta una nueva criptomoneda, pero jamás imaginaría todo lo que vendrá detrás.

Como ya he dicho, la mayoría de los personajes que aparecen en el libro ya han superado los 60 años, pero tienen mucho que ofrecer en sus respectivos campos. Diría que el principio tiene un cierto toque “Stephensiano” si me permitís la comparación, debido al carácter de lobo solitario de los personajes, pero es solo una fachada, porque Doctorow no deja pasar la oportunidad de criticar el sistema capitalista que favorece el blanqueo de dinero de las grandes fortunas que fíjate tú por dónde les salen las declaraciones de la renta a devolver.

Doctorow explica muy poco sobre la infraestructura que da soporte a las criptomonedas y menos todavía sobre toda la ingeniería fiscal necesaria para mover el dinero entre sociedades off-shore y paraísos fiscales, pero deja claro que esta es una práctica tan habitual como dañina para la sociedad. Aprovecha la necesidad de ocultarse del resto del mundo del protagonista en un determinado momento de la trama para dar voz a los miles de personas sin hogar que pueblan las ciudades, que no saben ni cuándo conseguirán su próxima comida. Este contraste tan exagerado con el selecto grupo que disponen de su jet personal para los desplazamientos más nimios, que tienen tanto dinero que ni en cien vidas se lo podrían gastar, es quizá el mensaje de mayor calado de la obra.

Red Team Blues es de lectura rapidísima, algo más de 200 páginas que quizá dejen algo fríos a sus seguidores más habituados a especulaciones de mayor envergadura como Walkaway o Radicalized.

Anunciada la publicación de Radicalized

Hojeando el catálogo de novedades para este año de Head of Zeus, me he encontrado con la noticia de la publicación de Radicalized, un compendio de cuatro novellas de Cory Doctorow situadas en el mismo mundo de Walkaway. El libro se publicará el 18 de febrero.

Os pongo la sinopsis:

In Cory Doctorow’s new novellas, corporations provide welfare, but only if you use their DRM’d devices: toasters that won’t toast third-party bread, dishwashers that won’t wash third-party dishes.
Fresh out of a refugee detention centre, Salima is housed in the exclusive Dorchester Towers. For the first time in months, she has her own bedroom and a bathtub she can lie down in if she squinches her legs and tucks her chin.
But it’s a tower block divided into ‘us’ and ‘them’: elevators with a poor-door and a rich-person-door. Then one day Salima’s Boulangism toaster won’t accept her overpriced Boulangism-approved bread. So she hacks into the toaster – with its USB ports and Ethernet jacks – to reprogramme and toast unauthorised bread. If she can hack a toaster, then maybe she can hack an elevator. Now it’s a tower block that has decided to fight back…

Y mi traducción:

En las nuevas novellas de Cory Doctorow, las corporaciones te proporcionan medios de vida pero solo si utilizas sus aparatos con DRM: tostadoras que no funcionan si utilizas pan de otras marcas, lavavajillas que no lavan platos de otras marcas…

Recién salida de un centro de detención de refugiados, Salima va a vivir a las exclusivas Dorchester Towers. Por primera vez en meses tiene su propio dormitorio y una bañera en la que puede tumbarse si aprieta las piernas y encoge la barbilla.

Pero es un edificio dividido entre ellos y nosotros: ascensores con puerta para ricos y puerta para pobres. Entonces un día la tostadora Boulangism de Salima no acepta su carísimo pan aprobado para Boulangism, de modo que la hackea (con sus puertos USB y Ethernet) para reprogramarla y que acepte todo tipo de pan. Y si puede hackear una tostadora, quizá pueda hacer lo mismo con el ascensor… Ahora es el bloque de edificios el que ha decidido contraatacar…

¿Qué os parece? A mí me decepcionó mucho Walkaway así que creo que esperaré antes de leerme este.

Esta es la portada:

Press Start to Play

Hubo un tiempo en que jugué bastante a distintas consolas, así que la premisa de esta antología me pareció cuando menos llamativa.

God Mode—Daniel H. Wilson

No me parece el mejor relato para comenzar una antología, con algo de solipsismo pero realmente aburrido.

NPC—Charles Yu

Una forma de representar las elecciones que tiene que hacer uno en la vida y que pretende presentarse como algo original, pero que me recuerda demasiado a Santiago García Albás.

Respawn—Hiroshi Sakurazaka (traducido por Nathan Collins)

Esta otra historia también me recuerda demasiado a otra lectura, concretamente Touch de Claire North.

Desert Walk—S.R. Mastrantone

Solo por el hecho de que salga una Master System esta historia ya ganó muchos puntos, pero el inquietante desarrollo de los acontecimientos lo hace aún más interesante. Leyendas urbanas bien hiladas, no como en Armada.

Rat Catcher’s Yellows—Charlie Jane Anders

Preciosa la historia de amor a pesar de las adversidades y curiosa la utilización de los juegos como terapia.

1Up—Holly Black

Homenaje a las aventuras conversacionales y a la amistad online. Previsible pero entretenido.

Survival Horror—Seanan McGuire

Divertido relato juvenil en un mundo alternativo con dos primos enfrentándose a una maldición en un videojuego.

REAL—Django Wexler

Me gusta que varios de los relatos de esta antología jueguen con los puntos de unión entre el MUNDO REAL TM y en este relato Django Wexler lo hace especialmente bien. El secretismo entorno al desarrollo de un nuevo juego de realidad aumentada parece hoy más de actualidad que nunca.

Outliers—Nicole Feldringer

Computación distribuida y cambio climático unidos en un relato que se queda bastante plano.

<end game>—Chris Avellone

Escrito con un estilo realmente claustrofóbico e incluso repetitivo, es un homenaje explícito a un tipo de juego que ya no se lleva.

Save Me Plz—David Barr Kirtley

Kirtley es un autor que se prodiga poco, pero que lo hace con brillantez. En este caso juega con los típicos bugs que aparecen en los juegos y con una historia de amor.

The Relive Box—T.C. Boyle

Terrible relato sobre la poca resistencia del ser humano a la adicción, sea esta del tipo que sea. Revivir los momentos pasados nos impide disfrutar del presente y sin vivirlo ¿cómo se construyen los recuerdos para el futuro?

Roguelike—Marc Laidlaw

Narración burlesca sobre los típicos juegos prácticamente sin fin a los que nos enfrentamos una y otra vez afinando nuestras respuestas hasta avanzar lo máximo posible en ellos. El concepto es original, pero la factura es demasiado simple.

All of the People in Your Party Have Died—Robin Wasserman

Me ha aburrido este relato en que se confunden la realidad con un juego sobre la conquista del Oeste para niños.

RECOIL!—Micky Neilson

Gran homenaje a La Jungla de Cristal, entretenido sin ser pretencioso.

Anda’s Game—Cory Doctorow

Una antología sobre juegos sin Cory Doctorow me parecería incompleta. En este relato clásico, vemos la contraposición entre el mundo real y el virtual, con la típica moraleja. Si has leído Reamde, no te sorprenderá.

Coma Kings—Jessica Barber

Todos sabemos que los videojuegos son altamente adictivos, pero este relato estudia el momento en que la adicción alcanza niveles clínicamente preocupantes.

Stats—Marguerite K. Bennett

Aunque pretende ser una advertencia sobre la discriminación racial y sexual, me temo que cuento no está excesivamente bien llevado. Eso sí, no volverás a aceptar unas cláusulas de un software alegremente, ¿o sí?

Please Continue—Chris Kluwe

Lo que empieza como una típica historia de exceso de implicación en un videojuego acaba como un alegato contra otros tipos de juegos.

Creation Screen—Rhianna Pratchett

¿Cómo se vería a un jugador a través de los ojos del personaje que crea?

The Fresh Prince of Gamma World—Austin Grossman

¿Un juego programado en Pascal? Con ese principio ya me habían ganado. El desarrollo, no obstante, no para tanto. El contraste entre la vida “real” y el juego ya se ha utilizado hasta la saciedad.

Gamer’s End—Yoon Ha Lee

Otro relato en el universo de Ninefox Gambit, aunque sin la profundidad de los otros. Curioso para completistas.

The Clockwork Soldier—Ken Liu

Otra muestra más de un espléndido creador de historias cortas como es Ken Liu. Una aventura conversacional sirve como vehículo para explicar la profunda contradicción que conlleva impedir el progreso en aras de la seguridad. De paso, una discusión moral sobre el sentido del “yo”.

Killswitch—Catherynne M. Valente

Un juego al que solo se puede jugar una vez y que es una rareza excepcional entre los coleccionistas. Interesante y mucho más accesible que otras obras de Valente.

Twarrior—Andy Weir

El peor relato de la antología. Una red neuronal artificial venida a más.

Select Character—Hugh Howey

Un buen remate para la antología, un relato sobre las distintas formas que hay de jugar y los resultados inesperados si no aplicamos la forma habitual de hacer las cosas.

Press Start to Play es un compendio de relatos sólido aunque no excepcional.

Portada de Walkaway

Aquí os traigo la portada de la nueva novela adulta de Cory Doctorow, Walkaway.

La sinopsis:

Hubert, Seth, and their ultra-rich heiress friend Natalie are getting a little old to hang out at the “Communist parties,” techno-raveups in abandoned industrial spaces, full of insta-printed drugs and toys. And Natalie was finished, years ago, with her overcontrolling zillionaire dad.

And now that anyone can manufacture food, clothing, shelter with equipment comparable to a computer printer, there seems to be little reason to to stick with the world of rules and jobs. So, like hundreds of thousands of others in the mid-21st century, the three of them…walk away.

Mind you, it’s still dangerous out there. Much of the countryside is wrecked by climate change, and predators are with us always. Yet when the initial pioneer walkaways flourish, more people join them. Then the walkaways discover the one thing the ultra-rich have never been able to buy: how to beat death.

Now it’s war—a war that will turn the world upside down.

Fascinating, moving, and darkly humorous, Walkaway is a multi-generation SF thriller about the wrenching changes of the next hundred years…and the very human people who will live their consequences.

Walkaway-temp

Homeland

homeland-US-cover-largeCory Doctorow tiene un estilo de escritura directo y divulgativo que le va muy bien a la novela adolescente, género en el que se puede enmarcar Homeland. Este libro es la secuela de Little Brother (con película en el horizonte) y sigue con las peripecias de los protagonistas de la entrega anterior, con más edad pero igualmente idealistas.

Tras las experiencias de la primera entrega Marcus Yallow se encuentra en una posición difícil. Sus padres han perdido sus trabajos y él ha tenido que dejar de estudiar so pena de seguir aumentando una deuda por estudios ya casi inasumible. No encuentra trabajo y no ve el futuro claro. Las primeras escenas de la historia transcurren en el festival Burning Man, epítome de todo lo guay que le puede suceder a un joven hacker o con aspiraciones artísticas. Pero también un lugar donde realizar contactos y encontrarse con viejos conocidos, a los que quizá no querría ver más.

Indudablemente el pasado y presente del autor como activista de derechos fundamentales contra la opresión está presente en cada una de las páginas de la novela. Tanto es así, que a veces el ritmo de la historia se ha de plegar a ese componente aleccionador y en ocasiones evangelizador. Como ensayo divulgativo de la cultura hacker y de la protección de datos creo que no tiene precio, como novela sí que la veo lastrada por ese mismo objetivo de aprendizaje.

Leído desde la perspectiva de un adulto, es indudable que nos puede servir para abrir los ojos ante la realidad actual de vigilancia constante y de crisis y emergencia permanente. Aunque solo sea por este toque de atención, creo que merece la pena leer Homeland.