Anyone

Charles Soule vuelve a utilizar elementos de ciencia ficción para escribir unas novelas especulativas sobre la sociología y cómo cambiarían las relaciones interpersonales y la sociedad en general si cambiaran las reglas. Mientras que en The Oracle Year la premisa era el conocimiento de ciertos sucesos que iban a suceder en el futuro, en Anyone es la tecnología para cambiar mentes entre cuerpos la que dará lugar a toda la trama. Esta premisa, bastante utilizada en la ciencia ficción como en Carbono Alterado sin irnos muy lejos, viene aquí constreñida por ciertas limitaciones que Soule se impone para explorar las consecuencias de la aplicación de una tecnología desconocida hasta ahora.

La narración está dividida en dos momentos temporales, el momento en el futuro muy cercano cuando tiene lugar el descubrimiento casual de la tecnología y el otro unos 20 años después con una sociedad totalmente transformada por los cambios.

Anyone tiene muchos elementos de thriller, pero me interesa más el aspecto especulativo que deriva de la tecnología. La capacidad de cambiar de cuerpos podría acabar con el racismo y el sexismo, ya que nunca se sabría cómo es en realidad la persona con la que se está hablando. Se hace referencia de pasada al ahorro energético que supondría la posibilidad de evitar los viajes “en persona” a otros lugares del mundo cuando se podría hacer ocupando el cuerpo de otro ser. Pero al final, se queda un poco corto en este sentido y no se mete en la profundidad que a mí me hubiera gustado en este aspecto.

Afortunadamente, ambas tramas están bastante equilibradas y el autor mantiene cierto nivel de intriga sobre quién es quién en cada momento utilizando perfectamente el propio recurso que es el eje central de la novela, el intercambio de mentes. Aunque a partir de cierto momento la personalidad de la protagonista de la segunda parte de la trama resulta bastante obvia, el autor todavía se reserva un as en la manga para dar ese último giro, es vuelta de tuerca que acaba por cerrar la novela de un modo más que correcto.

The Oracle Year

Charles Soule es conocido por su labor como guionista de cómics pero también ha hecho sus pinitos como escritor en otros formatos. The Oracle Year fue su primera novela, con un ingrediente fantástico sobre el que gira toda la trama.

Un joven residente en Nueva York recibe en sueños una serie de predicciones que resultarán ser reales punto por punto. Con parte de esta información decide instaurar un sitio en Internet donde hará públicar parte de estas predicciones y poco a poco veremos cómo van influyendo no solo en su vida y en la de sus allegados, si no a escala global.

The Oracle Year es una novela simple y centrada, que no se va por vericueto alguno a la hora de contar una historia directa. Está escrita con oficio, libre de polvo y paja, pero dando siempre la sensación de responder a un plan prefijado de antemano. Quizá esta sensación es a la vez la principal ventaja y el principal inconveniente de la lectura. No estamos ante una disquisición sobre el libre albedrío como podría parecernos y la utilización casi constante de deus ex machina a lo largo de la historia pero principalmente en la segunda mitad puede resultar exasperante. Sin embargo, una vez aceptadas las reglas del juego que nos propone el oráculo, la novela se convierte en un entretenido thriller de consumo rápido y satisfactorio. Tiene sus momentos de acción con persecuciones automovilísticas y viajes contrarreloj en helicóptero, y también sus momentos de reflexión sobre el devenir del mundo en manos de los poderosos. Que el malo más malo de todo el libro sea un reverendo también resulta irónico, aunque su fe sea solo una fachada para el entramado económico que hay detrás.

Los personajes son bastante planos, pero cumplen su función perfectamente. Como ya digo, la novela consigue mantener tu interés sin ser un dechado de originalidad. Y es que tampoco lo necesita, basta con entretener.

Carta 44, volumen I

carta44Tengo sentimientos encontrados con este tebeo. El guión de Carta 44 es interesante y la intriga se mantiene a lo largo de la lectura, pero el dibujo no está a la altura.

Siempre que un presidente norteamericano comienza su legislatura, recibe una carta de su antecesor. Cuando Stephen Blades la lee, tiene que cambiar todo el sentido de su política porque el contenido de esta misiva es totalmente inesperado: se ha detectado un objeto alienígena en el sistema solar e incluso hay un misión que se dirige al objeto para investigarlo.

Mezclar intrigas políticas con una historia de un primer contacto podría ser una clave para el éxito, aunque en ocasiones desvaríe un poco en el curso trazado. Por ejemplo, la Clarke, la nave que va al encuentro de los extraterrestres parece más bien una comuna hippie que un equipo científico-militar con la misión más importante de la humanidad sobre sus hombres. La variedad de puntos de vista utilizada, sin embargo, compensa algo estas excentricidades. La presencia de un extraño personaje encargado de “arreglar” los problemas con  distintas figuras políticamente relevantes, parece ser que al mejor postor, añade otra capa de misterio a una trama ya de por sí enrevesada.

Mi principal problema es el dibujo, que no acompaña la historia. Hay que reconocer que los objetos tecnológicos sí están bien representados, a mí personalmente me fascina ver el despliegue armamentístico y las distintas maquinarias que aparecen en la narración. Sin embargo, el tratamiento de la figura humana es muy plano, desproporcionado en ocasiones. También tiene algo de maniqueo la representación de los “buenos” frente a los “malos”. Espero equivocarme, pero mucho me temo que el dibujante nos haya dado demasiadas pistas sobre el desarrollo de los acontecimientos.